NUESTRA ESCUELA RECITA POEMAS
14-16 AÑOS
MARCO SICOLÓGICO DE LOS 14-16 AÑOS
· En el
centro escolar y en la familia la vida del adolescente de 14-16 años se
interioriza y se muestra subjetiva.
· El comportamiento del muchacho va
resultando cada vez más personal con el nacimiento de su intimidad.
· Es esta una buena etapa para estudiar con
un primer fruto las muestras más significativas de la cultura española,
particularmente aquellas que puedan ayudar a estos adolescentes a entender
mejor las reacciones y conductas de las personas.
· Ahora ya está el joven aprendiz en
condiciones de entender y de profesar algunas síntesis de la Historia que
conoce y primeras síntesis de las experiencias que va teniendo. Por ejemplo, la
verdad del verso del Cantar: “Dios que
buen vassalo si ouiesse buen Señore!”.
· El adolescente sueña despierto. Los versos
que le damos le pueden facilitar el sueño y el despertar a una vida elevada.
· Algunos versos le expresarán lo que adivina
y no sabe decirse. Le servirán para llevarlos al diario íntimo que puede que
haya empezado a escribir.
PRESUPUESTOS PEDAGÓGICOS
Si haces
propios unos cuantos poemas excelentes de la literatura española, primero
tomarás posesión de ella con muestras ejemplares; segundo, cumplirás con el
deber social de conocer y apreciar el
patrimonio cultural de tu patria, y, tercero, contribuirás activamente a su
conservación y futuro.
Si
pudieras apropiártelos todos, estarías en condiciones de ser más persona para
tu propio provecho y de servir de fermento cultural en tu entorno.
Haciendo
tuyos un número suficiente de los poemas más excelsos, pasarás por la
existencia con una dignidad que nada ni nadie te podrá quitar.
DOS
MUESTRAS PARA LOS 14-16 AÑOS
11. RIMA. VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS
· Miles de adolescentes se saben de memoria las seis logradas estrofas
de esta Rima LVII de Gustavo Adolfo Bécquer.
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales,
jugando llamarán;
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales,
jugando llamarán;
pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas... ¡no volverán!
tu hermosura y mi dicha al contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores abrirán;
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores abrirán;
pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
esas... ¡no volverán!
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
esas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate,
¡así no te querrán!
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate,
¡así no te querrán!
Gustavo
Adolfo Bécquer
14. LOS CABALLOS DE LOS
CONQUISTADORES
·
España llevó a América el caballo. Allí no había.
·
Un hispanoamericano, José Santos Chocano,
ha compuesto estos versos en los que parece que se oye el trote de los caballos
de los conquistadores y, a ratos, su
galope y hasta su noble fuerza y su ligereza de movimientos.
· Muchos hispanohablantes, a uno y otro lado del Atlántico, se saben
estos recios versos metálicos de memoria.
LOS
CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES
¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran
ágiles!
Sus pescuezos eran finos
y sus ancas
relucientes y sus cascos
musicales...
¡Los caballos eran
fuertes!
¡Los caballos eran
ágiles!
¡No! No han sido los
guerreros solamente
de corazas y penachos y
tizonas y estandartes,
los que hicieron la
conquista
de las selvas y los
Andes:
los caballos andaluces,
cuyos nervios
tienen chispas de la raza
voladora de los árabes,
estamparon sus gloriosas
herraduras
en los secos pedregales,
en los húmedos pantanos,
en los ríos resonantes,
en la nieves silenciosas,
en las pampas, en las
sierras, en los bosques y en los valles...
¡Los caballos eran
fuertes!
¡Los caballos eran
ágiles!
Un caballo fue el primero
en los tórridos manglares
cuando el grupo de Balboa
caminaba
despertando las dormidas
soledades,
que, de pronto, dio el
aviso
del Pacífico Océano,
porque ráfagas de aire
al olfato le trajeron
las salinas humedades;
y el caballo de Quesada,
que en la cumbre
se detuvo, viendo, al
fondo de los valles
el fuetazo de un torrente
como el gesto de una
cólera salvaje,
saludó con un relincho
la sabana interminable...
y bajó, con fácil trote,
los peldaños de los
Andes,
cual por unas milenarias
escaleras,
que crujían bajo el golpe
de los cascos musicales...
¡Los caballos eran
fuertes!
!Los caballos eran
ágiles!
¿Y aquel otro de ancho tórax,
que la testa pone en
alto, cual queriendo ser más grande,
en que Hernán Cortés un
día,
caballero sobre estribos
rutilantes,
desde México hasta
Honduras,
mide leguas y semanas,
entre rocas y boscajes?
¡Es más digno de los
lauros,
que los potros que
galopan en los cánticos triunfales
con que Píndaro celebra
las olímpicas disputas
entre el vuelo de los
carros y la fuga de los aires!
Y es más digno todavía
de las odas inmortales,
el caballo con que Soto
diestramente,
y tejiendo sus cabriolas
como él sabe,
causa asombro, pone
espanto, roba fuerzas
y, entre el coro de los
indios,
sin que nadie haga un
gesto de reproche,
llega al trono de
Atahualpa y salpica con espumas
las insignias
imperiales...
¡Los caballos eran
fuertes!
¡Losa caballos eran
ágiles!
El caballo del beduino
que se traga soledades;
el caballo milagroso de
San Jorge,
que tritura con sus
cascos los dragones infernales;
el de César en las
Galias;
el de Aníbal en los
Alpes;
el centauro de las
clásicas leyendas,
mitad potro, mitad
hombre, que galopa sin cansarse
y que sueña sin dormirse
y que flecha los luceros
y que corre más que el aire;
todos tienen menos alma,
menos fuerza, menos
sangre,
que los épicos caballos
andaluces
en las tierras de la
Atlántida salvaje,
soportando las fatigas,
las espuelas y la
hambres,
bajo el peso de las
férreas armaduras
y entre el fleco de los
anchos estandartes,
cual desfile de heroísmos
coronados
con la gloria de Babieca
y el dolor de Rocinante...
decisivos del combate,
los caballos con sus
pechos
arrollaban a los indios y
seguían adelante;
y, así, a veces, a los
gritos de ¡Santiago!
entre el humo y el fulgor
de los metales,
se veía que pasaba, como
un sueño,
el caballo del Apóstol a
galope por los aires...
¡Los caballos eran
fuertes!
¡Los caballos eran
ágiles!
Se diría una epopeya
de caballos singulares
que a manera de
hipogrifos desalados
o cual río que se cuelga
de los Andes,
llegan todos sudorosos,
empolvados, jadeantes,
de unas tierras nunca
vistas
a otras tierras
conquistables;
y, de súbito, espantados
por un cuerno
que se hinca con soplido
de huracanes,
dan nerviosos un relincho
tan profundo
que parece que quisiera
perpetuarse...
Y, en las pampas sin
confines,
ven las tristes lejanías,
y remontan las edades,
y se sienten atraídos por
los nuevos horizontes,
se aglomeran, piafan,
soplan... y se pierden al escape.
Detrás de ellos una nube,
que es la nube de la
gloria, se levanta por los aires...
¡Los caballos eran
fuertes!
¡Los caballos eran
ágiles!
José
Santos Chocano
POEMAS
SUGERIDOS PARA LOS 14-16 AÑOS
1. MÍO CID ROY DÍAZ-POR
BURGOS ENTROVE. Cantar
de Mío Cid
2. APRIESSA CANTAN LOS GALLOS. Cantar de Mío Cid
3. AMIGOS E VASALLOS DE DIOS OMNIPOTENT. Gonzalo de Berceo
4. LOORES DE SANTA MARÍA. Gonzalo de Berceo
5. ELOGIO DE LA MUJER CHIQUITA. Arcipreste de Hita
6. ODA A FRANCISCO SALINAS.
Fray Luis de León
7. CANCIÓN A LAS RUINAS DE
ITÁLICA. Rodrigo Caro
8. DINEROS SON CALIDAD Luis de Góngora
9. ÁNDEME YO CALIENTE. Luis de
Góngora
10. ROSA DIVINA. Sor Juana Inés de la Cruz
11. Volverán
las oscuras golondrinas. Gustavo
Adolfo Bécquer
12. CAUPOLICÁN. Rubén Darío
13. UNA NOCHE. Antonio Machado
14. LOS CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES. José
Santos Chocano
15. ANDALUCÍA. Manuel Machado
16. FELIPE IV. Manuel Machado
17. CASTILLA. Miguel de Unamuno
18. NANAS DE LA CEBOLLA. Miguel
Hernández
19. SONETO AL ESCORIAL. Dionisio
Ridruejo
20. ESCRITO A CADA INSTANTE.
Leopoldo Panero
21. POEMA DE LAS ESPIGAS. Nazario González Ramos, Orizana
CARLOS URDIALES RECIO
Maestro. Profesor de Lengua y Literatura
Emérito UCJC
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