H. Nazario González
Madrid 1940
Bilbao 1935
LAS
“XANAS”
-Leyendas asturianas-
Es en horas divinas
cuando aún duerme la alborada,
y no ha encendido las flechas
que por el oriente lanza.
En el valle recatado,
como una conciencia casta
duermen robles y quejigos,
los castaños y las hayas.
Lo envuelve cendal de luna,
y risas de estrellas gayas,
que le riman sus amores
en encendidas miradas.
Desde el fondo de las fuentes,
que ríen limpias y claras,
salen bellas, como copos
de luz, las gráciles xanas.
Llevan sus blancos vestidos
cuajados de perlas diáfanas,
y en sus labios sonrosados
florecen risas muy blancas.
En sus ojos encendidos
hay estrellas azuladas,
y con ruecas de zafiro
tejen ideales de plata.
Al rumor de las cadencias
cristalinas de las aguas,
asida la ebúrnea mano,
como doncellitas guapas
sobre el césped delicioso
bordan con saltos la danza,
tan bellas que salen flores
donde dejan sus pisadas.
Desde el cielo
los luceros,
como unas flores tempranas,
abiertos sus corazones
llueven lirismos de plata.
Las fuentes, blancas heridas
que se abrió el prado esmeralda,
van tejiendo madrigales
con rayos de luna blanca.
Y de místicos lirismos
la noche está tan granada
que se abre como una espiga,
y caen semillas diáfanas.
No hay mortal afortunado
que pueda ver estas gracias;
sólo ojos puros de estrellas
pueden del cielo mirarlas,
por eso en luceros truecan
a los hombres que las aman.
Al mismo sol le dan celos
pero aun cuando rojo en ansias,
va arreando los corceles
con fusta de oro y de llamas,
para que a la áurea carroza
salte abismos y montañas,
nunca llega a sorprenderlas;
que apenas la hermosa Diana
anuncia clarines de oro
y se florecen las lanzas
del carro del sol se esconden
en el alma de las aguas.
Feliz el hombre que encuentra
el trébol que ellas besaran;
o la hebra que ellas tejieran
con hilos de lana blanca.
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