Buscar este blog

72. Diálogo con el tiempo (II)



DIÁLOGO CON EL TIEMPO (II)


Algunos cambios han remodelado el aspecto de Griñón.
Tony agradecía estos momentos en que le visitaban el pasado y el futuro. La Filosofía nunca había dejado de interesarle. Siendo muy joven decía que sería profesor de Filosofía. Y lo fue, venciendo una desilusión o quizás por eso. Estudiando Magisterio, el Director de la Escuela, Pablo de la Cruz (que en paz descanse) le dijo que el artículo de filosofía que había escrito era prácticamente una copia. Y llevaba razón. Tony no había estudiado Historia de la Filosofía. Pero la ilusión con la que había escrito aquellos pliegos, merecía algo más.

Y, pasado el tiempo, hizo las oposiciones de Filosofía con un buen resultado. Siendo una materia que podía ser poco atrayente para los alumnos, no se encontró con alumnos que la rechazaran.

Y, al escribir lo anterior, se dio cuenta de algo que había dicho en páginas posteriores.

(...) El tiempo pasaba mucho más rápido que aumentaban las páginas que escribía. Aún así, llevaba casi la mitad de su novela. El haber personalizado al pasado (Teleutaios) y al futuro (Melonticós) le permitía a Tony reflexionar sobre cuestiones que con el trascurrir de la vida─, le preocupaban y quizás a algún lector, le interesaran. Cuestiones que la propia trama del pasado que contaba le iba trayendo.

Y escribía directa o indirectamente del tiempo. Y pensó lo divertido y, a veces, trágico que era ese otro pensamiento mítico de los griegos cuando hablaban de Cronos, ese joven Titán, hijo de Gea y de Urano, que derrocó a su propio padre y lo castró con una hoz o guadaña, símbolos con los que se le representa; derrocado, a su vez, por sus hijos Zeus, Hades y Poseidón y encerrado en el Tártaro, aquel infierno mitológico, lugar tan alejado como la distancia de la tierra al cielo. Y en honor de Cronos, se celebraba la fiesta de la Cronía. ¡Qué imaginación! Homero y Hesiodo oyeron las voces de todas las musas juntas.


Hablabas de nosotros.
Sí. De vosotros, Teleutaios y Melontikós: del tiempo.
¿Por qué no hablas del presente? ─preguntó Teleutaios y asintió Melontikós.
Porque no soy consciente de su existencia. Estoy de acuerdo con San Agustín. El tenía conciencia de un pasado que no existía en un presente que se desvanecía en un futuro que no era. En realidad ─sintiéndolo mucho por ti Melontikós, te tenía que haber llamado Melon, pero me resultó más literario el que te di─, solo soy consciente del pasado. Solo este activa mi presente con trozos de pasado que interpretan el presente. Soy un ser, una entidad vital con pasado. ¿No os parece?

¡Cuántos recuerdos! Cuando después de muchos años volví a Griñón, estaba muy
cambiado. Habían desaparecido las acacias, el boj y la arena de los paseos, las parras que bordeaban amplios caminos y las huertas.

¿Por qué te preocupas entonces del futuro? ─ preguntó Teleutaios.
Porque unos momentos será presente y, enseguida, pasado. Conocí a una persona que cayó enferma. Y, por miedo a morirse durmiendo, no se acostaba. Se quedaba sentado en el sillón.
Pero murió ─dijo Melontikós.
Naturalmente. Cuando se acerca el momento de la muerte, quizás se desaten todos los miedos.
¿Será el momento en que más se añore el tiempo? ¿No crees?
No lo sé, querido Teleutaios. Depende del “élan” vital que se tenga. He conocido a personas que han aceptado la muerte sin inmutarse. De lo que sí estamos seguros los mortales es de esto: un día el velo de tiempo, que se interpone ante la eternidad, se rasgará y no habrá más resto de él.
Así es ─dijo Melontikós

Un toque de modernidad con el espíritu de siempre. Una simbiosis de lo que fue y lo que es.
Sin embargo, me preocupa ese tiempo interno, la duración, esa que me va “royendo los años”, la vida de la que emerge el tiempo. Y, me da pena, pero solamente puedo afirmar que “solo soy aquello que fui”. O, al menos, esa es la conciencia que tengo del tiempo. Soy una forma de ser en él.
Y, ¿por qué lo sientes?
Es una forma de hablar. Pero, también es verdad, que no sé que seré ni mañana ni dentro de un año. No s, con certeza, si seré. El tiempo me dice que soy un ser contingente. Y, toda la creencia que tengo sobre que soy fundamentalmente tiempo, Zubiri lo dice mejor y con más autoridad: “El ser no se funda en el tiempo, sino este en el ser” porque el tiempo es “el modo de ser de las cosas”. El tiempo está ceñido a las cosas y, aunque yo cierre los ojos, mi pensamiento me lleva a la realidad, a las cosas.
Así es─ dijo Teleutaios.
Y, hablando de Zubiri, su producción filosófica es enorme; e importante, la teológica. Fue discípulo de Ortega y Gasset y, posteriormente de Heidegger, filósofo influyente en todos los campos del saber, uno de los máximos exponentes del neokantismo. El estilo, con Zubiri, dio un giro lingüístico; advirtió los problemas de la metafísica y fue un abridor de nuevos mundos. Es preciso “pensar el ser como relación de los entes en el tiempo". Quizás fue el último gran metafísico español.
Gracias ─ dijeron. Y se despidieron los interlocutores de Tony.
Gracias a vosotros.

Todo lo anterior lo había escrito Tony en el Parque de La Niña, huyendo del bochorno que hacía ese día. Guadalajara es una de las ciudades que cuenta con más parques, teniendo en cuenta su número de habitantes. Pero los veranos son muy calurosos.

ANTONIO MONTERO SÁNCHEZ
Maestro, profesor de Filosofía y Psicología

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Envíanos tus comentarios

117 AFDA

        ÍNDICE  PRINCIPAL                              ____________________________________   Pregón:  Educación y expertos. Libertad       ...