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73 El Universo y el hombre



             19 LAS SUPERNOVAS (II)



Las novas, estrellas que aumentaban su brillo de manera notable durante unos cuantos días o semanas, eran conocidas desde el siglo XIX y, aunque no se sabía su mecanismo, tampoco suponían mayor interés por parte de los astrónomos. Sin embargo, la aparición de una nova de enorme y excepcional magnitud en la constelación de Andrómeda en 1885, despertó el interés por este tipo de objetos. Era uno de esos misterios astronómicos que quedaban pendientes por resolver.

Fritz Zwicky
Pero en 1934 los físicos Fritz Zwicky, (1898–1974) búlgaro formado en Suiza y Walter Baade (1893–1960) alemán, que trabajaban en el Instituto de Tecnología de California (CalTech), después de muchos estudios en el observatorio del Monte Wilson, enviaron dos comunicados a la Academia de Ciencias de los Estados Unidos con unas aportaciones extraordinarias. En el primero daban a conocer un nuevo tipo de estrellas novas, que denominarían super-novas. En el segundo comunicado establecieron el origen de los rayos cósmicos y la existencia de las estrellas de neutrones. Fueron unas aportaciones de enorme calado. Nunca unos escuetos comunicados como éstos habían contribuido tanto al avance del conocimiento científico.

Radiación cósmica
Y estos comunicados fueron fruto de unos trabajos conjuntos de los dos astrónomos a pesar de su incompatibilidad de carácter. Fritz Zwicky, “aunque era brillante y polifacético, también tenía una personalidad neurótica, corrosiva y con una arrogancia ilimitada; en cambio Walter Baade era un hombre con una personalidad muy tranquila y moderada” afirma Miguel A. Pérez Torres, a la sazón investigador del CSIC en el Instituto de Astrofísica de Andalucía. La relación entre ambos era tan difícil que Baade no quería quedarse a solas con Zwicky en el despacho que compartían, ante los modales agresivos e intimidatorios de éste.

Radiación cósmica
Para el primer comunicado, titulado On Super-novae, habían utilizado como patrón la “nova” aparecida en 1885. Calcularon que su luminosidad debió de haber alcanzado unos ¡¡70 millones de veces!! la de nuestro Sol. Este brillo debió de ser muy superior al conjunto de toda la galaxia de Andrómeda, donde se situó esta nueva luminaria, de más de cien mil millones de estrellas. Esa enorme luminosidad fue el motivo de que a ese tipo de nova le añadieran el prefijo “super”.

Víctor Franz Hess
En el segundo comunicado, titulado Cosmic Rays From Super-Novae, Baade y Zwicky propusieron que los rayos cósmicos –que ya se sabía que venían del espacio exterior gracias a las aportaciones del austriaco Víctor Franz Hess (1883-1964) en 1911–, se producían en las “supernovas”. Pero no se conformaron con estas aportaciones, ya de por sí de enorme calado científico, sino que fueron más allá.

James Chadwick 
Baade y Zwicky expusieron que las supernovas representaban la transición hacia otro tipo de estrellas; que el núcleo residual de la tremenda explosión de esa estrella debería convertirse en una estrella compuesta exclusivamente de neutrones. Curiosamente, el concepto de neutrón, había sido descubierto sólo un año y medio antes por James Chadwick (1891–1974), físico inglés, quien sería merecedor del Premio Nobel en 1935. Franz Hess, también lo recibiría al año siguiente por sus trabajos sobre los rayos cósmicos.

Chadwick descubrió el neutrón en 1932. Su descubrimiento abrió el camino a la generación de energía por fisión nuclear; y como consecuencia, a la creación de la bomba atómica. Pero también a avances científicos de otras disciplinas como la medicina y la astronomía.
Francisco Sáez Pastor
Universidad de Vigo





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