EL
COLORÍN
“(…)
el hecho de ser de pueblo se me hacía una desgracia, y yo no podía
explicar cómo se cazan gorriones con
cepos
o colorines con
liga,
ni que los espárragos, junto al arroyo, brotaran más recios
echándoles porquería de caballos, porque mis compañeros me
menospreciaban y se reían de mí”.
(Viejas
historias de Castilla la Vieja)
La
verdad es que yo… por colorín
no hubiera adivinado que Miguel Delibes estaba hablando del jilguero.
Colorín,
como
lo llaman en Valladolid, que en Palencia le dicen siete
colorines. Los
localismos son así de originales.
Este
pájaro, el colorín o jilguero, lleva por nombre científico
Carduelis
carduelis,
que quiere decir “el que se posa en los cardos”. Colorín,
jilguero, siete colorines, pintadillo, sirguero o cardelina son
algunos de sus nombres en función de la zona de España en la que
estemos. Que este pájaro tiene tantos nombres como los de los hijos
de los reyes cuando se bautizan. Tienen un canto algo así como “fuy,
chipi, chipi, chipi, triu”, “triu, triu, chipi, chipi, triu,
triu”...
El
jilguero es una de las aves más populares y conocidas. Su nombre de
colorín se debe a su máscara roja, rodeada por manchas negras y
blancas en la cara y a las alas negras cruzadas por una banda de
color amarillo vivo. Posado, la banda es llamativa pero pequeña en
comparación con el cuerpo. En vuelo, la mancha amarilla ocupa toda
la extensión del ala.
Es
común en todo el territorio español, incluidas las islas y las
plazas españolas de África. Se extiende por toda Europa y bastantes
áreas de Asia, sobre todo en la zona mediterránea. Llevado por el
hombre, ha colonizado otros archipiélagos: las islas atlánticas,
Australia y Nueva Zelanda.
En
España hay una población estable, sedentaria, y un grupo muy amplio
de jilgueros que migran desde el norte europeo. Allí regresan a
comienzos de primavera y es frecuente que muchas de estas aves usen
la Península como paso hasta África, su destino final de invernada.
Machos
y hembras apenas tienen diferencia en plumaje: posados, el macho es
más vistoso y con algunas áreas de color más grandes, pero en
vuelo es imposible distinguirlos. A los pollos volanderos del primer
año sí, porque aún no son tan “colorines”: sólo tienen la
mancha amarilla de las alas. La máscara roja con bandas negra y
blanca de la cabeza la adquieren tras la primera muda, en el otoño.
El
de los cardos” se posa en esta planta y con su pico grueso, de
punta fina, extrae con cuidado las semillas. Vive la vida en zonas
con arbolado y arbustos donde pueda comer semillas. Es pájaro que
cae bien quizá por su alegre y melódico canto. Recordémosle
cantando o releyendo a Miguel Delibes, a gusto del consumidor.
JORGE
URDIALES YUSTE
Doctor
en periodismo. Profesor.
Especialista
en Miguel Delibes
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