LA
MUERTE NO ES EL FINAL DEL CAMINO
El
mes de noviembre ha sido considerado desde la antigüedad como el más
propicio para acordarse de las personas que nos han precedido en esta
vida y principalmente de nuestros queridos familiares difuntos. Para
ello la Iglesia –el cristianismo- desde época inmemorial –Edad
Media- instituyó este día de oraciones por las almas de los
difuntos. La liturgia de este día estaba llena de símbolos y se
adornaba con un canto gregoriano propio, que más tarde fue
completado por la polifonía de los clásicos o más cercanos a
nosotros, como Lorenzo Perosi, al que tantas veces interpretamos con
su Libera
me Dómine.
En
época contemporánea, y en lengua vernácula, hemos sido testigos de
canciones que nos han recordado los mismos pensamientos fúnebres o
esperanzadores. Hoy quiero escribir de una de esas canciones que
oímos e incluso cantamos con frecuencia:” LA
MUERTE NO ES EL FINAL DEL CAMINO”.
Una canción maravillosa y emocionante que lleva a muchas personas a
derramar lágrimas, como he dicho antes, de dolor y de esperanza.
La
ignorancia atribuye esta canción a ofrendas militares para los
caídos “por Dios y por la Patria”, -porque la TV lo transmite en
los actos castrenses- cuando la realidad es que es una canción
cristiana
para recordar a los hermanos y fieles difuntos, compuesta por un
sacerdote católico.
CESÁREO GABARÁIN AZURMENDI (1936-1991) nació en Hernani. Fue amante del deporte y de la música. Comenzó a componer cuando estuvo en el Colegio Chamberí de los Hermanos Maristas, de Madrid. En esta ciudad ejerció de coadjutor en alguna parroquia y dio clases de formación religiosa.
CESÁREO GABARÁIN AZURMENDI (1936-1991) nació en Hernani. Fue amante del deporte y de la música. Comenzó a componer cuando estuvo en el Colegio Chamberí de los Hermanos Maristas, de Madrid. En esta ciudad ejerció de coadjutor en alguna parroquia y dio clases de formación religiosa.
Fue
un hombre entregado a los demás “parroquias
y colegios, niños y mayores, monjas y laicos, deportistas de élite
y jóvenes marginados. A todos atendía su buen hacer sacerdotal”,
escribió de él su amigo Carmelo González Velasco.
Incansable
cultivador de la música religiosa para una renovada liturgia, quería
que sus canciones se entendieran fácilmente para que todos pudieran
cantarlas; de ahí su inspiración en los sentimientos del espíritu
humano.
Como continúa diciendo su amigo Carmelo González: “Vivió
en constante captación de situaciones de necesidades humanas, que
traducía en cantos de ayuda para los momentos de oración personal o
comunitaria. Todos ellos son vehículos de acercamiento al mundo
trascendente, manifestaciones de alabanza a Dios y a la Virgen,
expresiones del celo litúrgico-musical que le consumía.”
Murió
a los 55 años, pero ya había compuesto casi 500 obras, entre las
que destacan –aparte de la mencionada- la mundialmente conocida
“Pescador de hombres” – Tú
has venido a la orilla-.
ORIGEN
EMOTIVO DE LA CANCIÓN
He
dicho anteriormente que GABARÁIN fue coadjutor de una parroquia
madrileña donde colaboraba intensamente en su faceta como cura y
como músico. En ella había un grupo de jóvenes que colaboraban con
él. El organista que acompañaba las canciones era Juan Pedro, un
joven músico que se le murió con sólo 17 años. Este luctuoso
hecho le llevó a componer “Tú
nos dijiste que la muerte no es el final del camino”, basada,
su letra, en el Evangelio. A partir de entonces comenzó a oírse y
cantarse en iglesias, colegios y conventos –dentro y fuera de
España-. He aquí su letra:
Letra
1ª Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino.
Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.
Siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.
2ª
Cuando la pena nos alcanza
por un hermano perdido
cuando el adiós dolorido
busca en la fe su esperanza.
En tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.
Ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz
por un hermano perdido
cuando el adiós dolorido
busca en la fe su esperanza.
En tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.
Ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz
3ª
Cuando, Señor, resucitaste,
todos vencimos contigo
nos regalaste la vida,
como en Betania al amigo.
Si caminamos a tu lado,
no va a faltarnos tu amor,
porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.
Porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.
todos vencimos contigo
nos regalaste la vida,
como en Betania al amigo.
Si caminamos a tu lado,
no va a faltarnos tu amor,
porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.
Porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.
AUDICIÓN RELIGIOS
Como dije al principio, el
pueblo cree que esta canción es del ámbito militar y, como he
escrito, queda bien claro cuál es su origen religioso. Pero ¿por
qué circunstancias esta canción se ha llevado también a lo
castrense?
El
13 de octubre de 2011 el escritor Luis
Antequera
publica una pequeña reseña histórica de esta canción que fue
elegida en 1981 como “himno para
honrar a los caídos de las Fuerzas
Armadas Españolas”
y que se canta ante la llama
eterna del Monumento
a los Caídos por España.
Cuenta Luis Antequera que quiso saber exactamente el origen y las
causas del porqué se eligió como himno militar. Trataré de
resumirlo:
El
día 21 de marzo de 1981 en Pamplona fue asesinado por ETA el
teniente coronel José Luis Prieto Gracia, casado con Matilde Sáenz
de Tejada. A los pocos días se celebraba en la catedral de Pamplona
o en una parroquia navarra el funeral por el militar asesinado, al
que asistió lógicamente el entonces teniente general Sáenz de
Tejada. En dicho funeral se entonó la canción religiosa “La
muerte no es el final del camino”
del compositor vasco Cesáreo Gabaráin. El general, persona de
extraordinaria sensibilidad, quedó vivamente emocionado al oírlo e
imaginó -dice Luis Antequera- en qué medida realzaría esta
bellísima música transcrita al paso lento, el traslado de la
tradicional corona de laurel hasta la cruz en las ceremonias
militares de homenaje a los Caídos.
En consecuencia, dice, encomendó al jefe de la sección de música
de la gran unidad, comandante Tomás Asiaín Magaña, la adaptación
del canto de Gabaráin al paso lento de nuestro Ejército. Asiaín
aceptó muy ilusionado el encargo de Sáenz
de Tejada.
El resultado, como había previsto el general, fue espectacular. La
presentación con carácter privado, a comienzos de 1982, en el
cuartel del Regimiento de Infantería de América 66, constituyó un
señalado acontecimiento. El recorrido de la corona hasta la Cruz se
había ceñido a la duración de la música, seleccionándose solo
la 2ª estrofa del texto de Gabaráin para facilitar su memorización
a los soldados. Como pensó Sáenz de Tejada, el hermoso texto
cobraría una dimensión solemne y conmovedora bajo el ronco
contrapunto de los tambores militares.
Audición castrense
. En el Desfile de la Fiesta
Nacional https://youtu.be/EFqgi-ULNFs
. Academia de Infantería de
Toledo https://youtu.be/2RZgzf-MiJo
.
Puedes escuchar parte de una canción en el
vídeo-homenaje
que la FNFF realizó a todos los Caídos por Dios y por España,
pinchando aquí.
BILIOGRAFÍA
Ricardo
Fernández de la Torre:
“Historia de la música militar de España”.
Luis
Antequera:
“La muerte no es el final": breve reseña histórica.
Buceo por internet.
AUXENCIO
MUÑOZ ACEBES
Maestro.
Catedrático de Lengua y Literatura. Organista
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