A MUCHA DISTANCIA YA DEL MAGISTERIO,
VUELVO A
NUESTRO POBRE SIGLO XVIII,
CON RECUERDOS SUELTOS
(II)
Me encantaría charlar –para seguir recordando- con algún colega o alumno sobre:
Diego de Torres
Villarroel
Este
pintoresco Quevedo del XVIII, “piel del diablo” como escolar.
Enterito
en su “Vida, ascendencia, nacimiento, crianza y aventuras del doctor Diego
de Torres Villarroel”: “gran danzante, buen toreador, mediano músico y
atrevido truán” y “acomodado burgués, profesional de las letras y catedrático
de universidad un cuarto de siglo”.
· Ermitaño
en Trasosmontes, médico y danzante en Coimbra, vendedor de sombreros en la
Puerta del Sol de Madrid…
· Si le
haremos caso cuando afirma: “Paso entre los que no me conocen por un Guzmán
de Alfarache, un Gregorio Guadaña y un Lázaro de Tormes...”.
· Su
multitudinaria oposición a la cátedra de Matemáticas, en la que no pudimos
entrar por exceso de gente, celebradas sus intervenciones con vítores y
aplausos, en que le dieron 64 votos a favor, 3 en contra y 3 abstenciones, tras
lo que nos fuimos a la calle con armas, disparando tiros y lanzando cohetes…
· De qué
hablaríamos con él tras leer sus Visiones del sueño en que se le aparece
el mismísimo Quevedo, le desierta y se van de paseo por el Madrid de entonces.
· Su
estatura: “Yo tengo dos varas y siete dedos de persona”, que ya sería un
poco menos de ser la vara castellana.
CUR
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