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74 La plaza deTunja, en Colombia



Rutas por Colombia
  
 
La plaza de Tunja


 
El viajero llega a la Plaza de Simón Bolívar, en Tunja. El recuerdo de lo español le nace en cada uno de los rincones del lugar. Bendice al destino que le ha permitido vivir tan hermosas experiencias. El extenso recinto conserva una parte importante de la historia de aquellos conquistadores españoles. Necesitaría el viajero escribir mucho y bien de este maravilloso lugar.

Tunja (como ya conoce el lector, si ha leído la colaboración anterior), se honra de ser la capital del Departamento de Boyacá. Fue el primero que declaró la independencia en la guerra contra España. De él dijo Simón Bolívar (como nunca falta en las plazas importantes, e incluso de pueblos, el lector puede contemplarlo a caballo en la foto), que “si Venezuela le había dado la vida, a Boyacá le debía la gloria”.




Vista de la Catedral de Tunja y Monumento a Simón Bolívar.


El viajero contempló a Bolívar, el Libertador. Y recordó algunos hechos que había leído de él. Y escribió: Un ecuestre de cobre, / Bolívar, Libertador generoso, / que prefirió ser pobre / y su memoria gloso. /Fue, por la libertad, caballeroso. Y contemplando su figura a caballo, recordó que gastó su fortuna en pro de la independencia, que lo aclaman como padre de la patria en las naciones hispanoamericanas. Que murió en Santa Marta, donde las aguas del mar son esmeraldas –que describiera el médico de Colón–, y su montaña es la más bella que el viajero ha podido contemplar. En esta ciudad, Bolívar escribió su última proclama: “Amo la libertad… mi reputación y no mi fortuna, amo”.
 
Museo de Juan de Castellanos
Contempla el viajero la fachada de la catedral –de la que escribirá la próxima vez–. Fue Juan de Castellanos, el Homero Americano y beneficiado de la catedral, uno de los artífices que cooperó y sufragó el templo. Y vivió en una casa junto a la catedral, donde murió. Pertenecía a don Domingo de Aguirre. Hoy es la Casa Museo de Juan de Castellanos. Son dignas de destacar las figuras que decoran el techo, mitológicas y zoológicas, así como escenas de caza, donde pueden contemplarse elefantes y rinocerontes. Se conserva también una importante biblioteca del que fuera el primer Círculo o Cenáculo Literario de Nueva Granada.

Y no puede el viajero olvidarse de Juan de Castellanos: Tu poesía es Historia. / Y la Academia homónima te aclama / –con honor y con gloria–, / como miembro que la afama: / son tus versos historia que declama –escribió en Tunja el viajero.


Casa museo de Juan de Castellanos



Se encuentra también en la plaza, que mira al viajero desde los balcones de las casas coloniales que la rodean, el Palacio de la Torre o Casa del Capitán Gómez de Cifuentes.

Sobre este conquistador escribió el viajero un largo poema. Según algunas fuentes –que otras niegan–, su padre fue uno de los principales pintores de Nueva España. Rodrigo era su nombre. Hizo retratos a color de Hernán Cortés, Tendilla, Núñez Guzmán, y de otros que han sido datados. Hay fuentes que dicen que todo es una leyenda. Pero según otros testimonios, Rodrigo de Cifuentes, padre del capitán Gómez, nació en Córdoba en 1493; y en el 1513 ayudaba a Bartolomé de Mesa a pintar la Sala Capitular de Sevilla. Se fue a Nueva España y acompañó a Hernán Cortés a Honduras. Fue amigo del franciscano Fray Martín de Valencia que había llegado a Nueva España en 1524, con los franciscanos que llamaban “apostólicos”. Pintó para la iglesia de Tehuantepec, de estos frailes, varios cuadros, entre los que destaca un San Francisco de rodillas, en actitud orante. Con los retratos ganó grandes fortunas que perdía en el juego. Si creemos en este testimonio, pintó innumerables cuadros, entre los que destacan el de Fray Martín de Valencia, el de Doña Marina (conocida como la Malinche), el de Hernán Cortés que realizó para el ayuntamiento de Tucaba. Y pintó gran cantidad de cuadros para iglesias y retablos de las mismas.

La casa de su hijo, el Palacio de la Torre, es una mansión colonial, neoclásica. Tiene una torre adosada morisca, como la segoviana de El Parral. Fue este monasterio un regalo que le hizo Enrique IV a los Jerónimos. Situado junto al Eresma, en el lugar llamado La Alameda y junto a la Vera Cruz; es lugar para hombres de fe. Y ¿por qué este capricho? El viajero escribió: Y Gómez, ya casado / con Isabel Contreras, segoviana, / El Parral admirado, / lo acopló a la manzana, / su torre, en su casa colombiana… Fue un regalo que hizo a su amada. Es original su portada y se conservan los frescos que decoran la estancia. Y con pinturas clásicas / –como palacio del Renacimiento –, / artísticas y plásticas, / que marcan el acento / de lo español y su florecimiento.
 

Palacio de la Torre
El viajero hubiera permanecido muchas horas contemplando este lugar que le recordaba a algunas plazas de España, entre ella a la de su pueblo. Estas casas que se pueden contemplar en la foto son de un parecido asombroso a las de Cogolludo, en la provincia de Guadalajara. El viajero quiere terminar esta colaboración con la Casa de Gonzalo Suárez Rendón: la única conservada de un fundador. Gonzalo había nacido en Málaga. Hoy, la que fuera su casa, es Secretaría de Cultura y Turismo y Academia Boyacense de Historia.
 
Interior de la Casa de Gonzalo Suárez Rendón



El viajero escribía siempre sobre aquellos lugares que visitaba. También lo hizo sobre la Casa de Gonzalo, el fundador de Tunja. Y conoce el viajero muchos detalles de la misma. Es una joya de arte esta residencia particular. Y en ella se encierra la historia privada de la aristocracia tunjana y de estipe castellana. Muchos españoles estuvieron allí: Alonso Luis de Lugo, Hernán Pérez, hermano de Hernando, nacido en Granada y que llegó hasta Santa Marta, la cumbre más alta nevada de una montaña litoral. Y don Pedro de Usía, el malagueño Jerónimo Lebrón de Quiñones, que fue Gobernador… Su interior es historia / y guarda el dormitorio del pasado, / su esplendor y su gloria. / El tiempo se ha parado / allí donde Rendón tanto ha soñado. Y recuerda el viajero los maniquíes vestidos de caballeros de la época pasada, con sus lanzas. Testigos los escudos / de reyes de León, Castilla y Málaga / que hablan, siendo mudos. / Y la memoria indaga: / unas veces ofende; otras, halaga.

Su interior guarda arte manierista, y de fauna tan exótica como rara. Esta residencia fue, en el pasado, el Despacho Principal de la naciente Nueva Granada y de Boyacá, célebre por sus hazañas. Son trece Presidentes / los que guardas de tu reciente historia, / en óleos silentes. / Y, en la memoria, / será Boyacá lucha, honor y gloria.

ANTONIO MONTERO SÁNCHEZ 
Maestro, profesor de Filosofía y Psicología


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