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75 Las aves en Delibes

  
           

EL ENGAÑAPASTOR 


Cerca ya de casa, un engañapastor le partió un faro”. Cierro el libro titulado Diario de un emigrante y busco por internet qué pájaro puede ser ese: decir engañapastor es lo mismo que decir chotacabras. 



Investigo y me encuentro con esto:   


Nombre científico: Caprimulgus europaeus.
Nombre común más empleado: chotacabras.
Otros nombres castellanos: engañapastor.
Voz: sonido rapidísimo, como el traqueteo lejano de un pequeño motor, de un generador. En celo, los machos lanzan un chasquido aislado, más seco.

Vuelvo sobre Miguel Delibes y sus libros en busca de más chotacabras. Los leo en Las ratas:

Para la Columba, el pueblo era un desierto y la arribada de las abubillas, las golondrinas y los vencejos no alteraba para nada su punto de vista. Tampoco lo alteraba la llegada de las codornices, los rabilargos, los abejarucos, o las torcaces volando en nutridos bandos a dos mil metros de altura. Ni lo alteraban el chasquido frenético del chotacabras, el monótono y penetrante concierto de los grillos en los sembrados, ni el seco ladrido del búho nival.

También los encuentro en Diario de un cazador:
        Melecio, a última hora, derribó un engañapastor porque se aburría.

Llegados a este punto, lo que me interesa es saber cómo es que al chotacabras también se le llama engañapastor. Viajo hasta el pueblo de mis abuelos, en Valladolid. Pego la hebra con los mayores que se han sentado, como todas las tardes, en el banco que hay junto a la parada del autobús, en la plaza del caño. De entrada, aunque nos conocemos, les tengo que ir sacando las palabras con cuentagotas. En un momento dado, uno de ellos se lanza y me cuenta que este pájaro es de tonos grisáceos y que se le ve más activo a últimas horas de la tarde.

- Insectos, eso es lo que busca este pájaro. ¡Ojo! Que cuando hace el agosto es cuando aparece el rebaño de ovejas del chico de Arsacio. Y entonces, que tú empezaste preguntándome por lo del nombre, el de engañapastor digo, pues viene de una leyenda que corre por estos pueblos. Que lo mismo se cuenta lo mismo en otros sitios, que yo no sé si en Palencia o de la parte de Aranda de Duero… Aquí al menos decimos que se le llama engañapastor porque en verdad engaña a los pastores. ¿No te dijo Fermín que salía durante el crepúsculo? Pues eso. Con esos tonos grises que se gasta y con la poca luz que queda a última hora de la tarde, a ver, pues los pastores apenas le ven cuando se acerca al rebaño. Que no es por las ovejas, claro, es por los insectos que van con ellas. Que da una pasada y luego otra y luego otra, tal que así… Y por eso se dice que engaña a los pastores, porque apenas le ven.

Zótico, que no había abierto la boca hasta este momento, asevera:

-Tengo entendido que ahora andamos por unas 25.000 parejas en toda España. Que digo yo: ¿Cómo contarán estos señores, los biólogos digo, a tanto pájaro? Que lo mismo hay 40.000 y ellos dicen 25.000.

De vuelta a mi casa en la ciudad, me pongo a escribir este artículo sobre el engañapastor, más conocido como chotacabras. Esta misma mañana pregunté a mis alumnos por el pájaro. Nadie lo conocía. Ni por un nombre ni por el otro. Será cuestión de sugerirles estas letras y, de paso, que asomen sus narices sobre el blog de AFDA y así irán cogiendo un poco de altura.

JORGE URDIALES YUSTE
Doctor en periodismo. Profesor
especialista en Miguel Delibes


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