Para
que nietos y biznietos
llenen
sus 8-10 años de poesía y de versos
que
les acompañen toda su vida
y
les sean un jardín de primaveras.
VERSOS
PARA LOS 8-10 AÑOS
(Seleccionados en seis antologías para los 6-16 años)
MARCO
SICOLÓGICO DE LOS 8-10 AÑOS
-
De los 8 a los 10 años se amplía el vocabulario que a los diez años
puede llegar a 5.400 palabras.
-
Se desarrolla la memoria.
Los
mejores poemas de nuestros clásicos son como las obras de arte para
la Historia: la condensación escrita de lo que hemos sido y vivido
en el pasado, un tesoro presente y una garantía de que el futuro
tiene retaguardia de grandeza. Las aspiraciones más nuestras de
ayer, de hoy, de los nuestros y de nosotros mismos, se avistan
felices al subir los peldaños de estas escalas de versos. Resultan,
verso a verso, una larga vía de traviesas por las que se desliza el
ave de nuestra tradición universal católica y española universal.
13 EL
MOLINO
·
En otros tiempos las cosas y la
vida rodaban con una lentitud amable, que hoy echamos de menos. Es el
caso de la vida de los molineros, el río y la aldea en el siglo XIX
que nos pinta un poeta modesto, aunque académico, Antonio Fernández
Grilo.
·
Es saludable zambullirse en ese
ritmo lento del mundo rural de antaño.
·
La evocación de otros tiempos que
suponemos de idílica paz es un guiño que le hacemos al Paraíso
perdido. Trae sosiego al espíritu.
·
El molino de Fernández Grillo los
clásicos lo pondrían en el “huerto cerrado” de
que hablaban ellos y los poetas latinos en un espacio de oro, “locus
áureo”, dirían.
EL MOLINO
EL MOLINO
Sigue
el agua su camino,
y,
al pasar por la arboleda,
mueve
impaciente la rueda
del
solitario molino.
Cantan
alegres
los
molineros
llevando
el trigo
de
los graneros;
trémula
el agua,
lenta
camina;
rueda
la rueda,
brota
la harina.
Y
allá en el fondo
del
casería,
al
par del hombre
trabaja
en río.
La
campesina tarea
cesa
con el sol poniente,
y
la luna solamente
guarda
la paz de la aldea.
Antonio
Fernández Grilo
14 LA
ARDILLA
·
Rubén Darío llamó al mejicano
Amado Nervo: “Este hombre dulce, de cabeza cristiana”.
·
Lo más acertado antes de hacer
propios estos versos de Amado Nervo, sería bueno observar a las
ardillas que corren, vuelan y saltan en el bosque en el que tienen su
guarida y hasta su árbol preferido.
La
ardilla corre,
la
ardilla vuela,
la
ardilla salta
como
locuela.
-Mamá,
¿la ardilla
no
va a la escuela?
Ven,
ardillita,
tengo
una jaula
que
es muy bonita.
-No,
yo prefiero
mi
tronco de árbol
y
mi agujero.
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