PREGUNTAS AL AIRE VI
Nuestros
obispos ¿marchan por la senda-autovía que marcaron con sus hechos
los Apóstoles de Nuestro Señor Jesucristo?
Llegados
al capítulo sexto de los Hechos de los Apóstoles, los discípulos
han crecido en número, griegos y hebreos, lo que plantea problemas
a la Iglesia naciente al multiplicarse las necesidades.
Los
Apóstoles convocan el pleno fiel y resuelven. Imponen las manos y
oran sobre siete elegidos. Ellos se encargarán de tareas de las que
no se pueden ocupar los Apóstoles.
¿Por
qué no se pueden ocupar de las viudas de los griegos y de problemas
semejantes los Apóstoles?
La
razón está clara en este capítulo. Los Apóstoles han de dedicarse
a sus dos tareas primordiales: a la oración y al servicio del
mensaje (la oración por delante, curioso).
El
ejemplo del Maestro sin duda que les empuja en esa dirección. A
parte de las oraciones oficiales, que le vemos cumplir ya de recién
nacido y de niño con 12 años, tiene preferencia, de mayor, por tres
lugares para retirarse a orar: el desierto (Mc 1,35; Lc 5,16), la
montaña (lc 6,12; 9,28) y la noche (Mc 1,35; 6,46-47; Lc 6,12). Nos
sorprende el tiempo que Jesús, Hijo de Dios, dedica a la oración en
grandes momentos -como la elección de los Doce-y en otros menores.
En
nuestros días, ante la persecución religiosa que nos asedia y
arrecia sutil y también descaradamente cayendo sobre nuestro
Cristianismo, -problema grave, si nos hay, para España, Europa y el
mundo entero- los medios de comunicación no airean que nuestros
obispos se hayan congregado para hacer oración, hecho que sería su
mayor fuerza, de creer al Evangelio. ¿Es que no nos enteramos o que
realmente no se apremian unos a otros para hacerle fuerza al Cielo?
Era tarea primordial para los Apóstoles tras la que han de ir sus
sucesores.
CUR
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