7 Sobre el estilo del maestro de nuestra Escuela
PARÁBOLA DE LA LINTERNA DE DIÓGENES
¡Tantos años buscándolo!
De niño lo buscaba ya, pero
ni sabía que lo buscaba. Oía su voz en el viento que silba, en la
montaña muda que adora quieta, en el ondular de los dorados campos
de cereales, en el mar incansable y grande...
Un buen día, siendo colegial,
se me abrió el camino de la Escuela con mayúscula, sería profesor.
Y me eché a andar por su empedrado, seria y fascinante vía docente
adelante.
Quienes me veían con una
linterna en la mano me preguntaban que si lo que buscaba era al
hombre, como Diógenes. Les decía que sí, pero no entendía bien su
pregunta ni tenía claro lo que les afirmaba al decirles que sí.
Metido ya en las tareas de
profesor, me pareció ir encontrando, durante cincuenta y cinco años
de docencia, en mis alumnos de 7 a 20 años, a quien buscaba. Pero no
del todo ellos eran él, presente él en ellos.
Ahora, ya retirado de las
clases, que no de la docencia, y mientras el cortejo fúnebre del
Cohelet viene de calle por mí, caigo en lo que buscaba:
Le buscaba a Él. Mi yo más
yo mío era Él. Ellos, mis alumnos, eran Él también. Y ese él
habría de escribirlo con inicial mayúscula, porque era Él.
Se me cayó al suelo la
linterna de Diógenes. Se me hizo añicos.
Le abracé. Nos abrazamos ya
eternamente. Noventa años buscándole.
¡Era Él a quien buscaba!
CUR
Maestro.
Profesor de Lengua y literatura
Emérito
UCJC
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