ENCUENTRO DE PRIMAVERA, 2019
VISITA
A GUADALAJARA
Con
motivo del Décimo Encuentro de Primavera 2019, y conociendo el poco
tiempo de que dispondremos en la visita que haremos a Guadalajara
–imposible visitar todos los lugares de interés que tiene esta
capital–, voy a ayudarles a que conozcan, o se imaginen, algunos de
ellos que, probablemente, no podremos contemplar.
Guadalajara
fue fundada por los árabes a lo largo de la mitad del siglo IX y del
X, llamándola Wad-al-Hayara;
es decir, valle de los castillos
o río
de las piedras.
Anteriormente,
hubo un asentamiento romano, de nombre Arriaca –motivo por el que a
los nacidos en la provincia de Guadalajara se les llama, además de
guadalajareños, arriacenses–.
Y, aunque se conoce poco de la
historia de Guadalajara en la época árabe, han dejado muestra de su
estancia en el Puente sobre el río Henares, y ruinas del Alcázar.
Puente árabe Tuvo una gran restauración en el reinado de Carlos III |
Guadalajara
alcanzó cierto esplendor durante el siglo X, aunque fuera un periodo
de frecuentes guerras. Fue Alfonso VI de Castilla quien la conquistó;
hay crónicas que atribuyen la hazaña a Álvar Fáñez, que da
nombre a una Torre en el lugar, por donde dicen, quebró la
resistencia de los árabes, llegando hasta el lugar en el que hoy se
emplaza la Iglesia de San Ginés, obra de Juan Guas.
Iglesia de San Ginés Proyecto de Juan Guas |
Los
primeros fueros fueron concedidos por el rey Alfonso VII de Castilla,
en 1133, acordando otros nuevos en el reinado de Fernando III de
Castilla. Con su hijo, Alfonso X el Sabio, Guadalajara tiene un mayor
florecimiento económico, debido al privilegio concedido de celebrar
Ferias y Mercados, que perduran hoy día.
Ruinas del Alcázar árabe |
Un
hecho importante para la villa fue el establecimiento en ella de la
familia Mendoza, hecho que ocurrió en la mitad del siglo XV. Entre
sus miembros destacados, se encuentran Don Íñigo López de Mendoza
(1398-1458) y el Gran Cardenal de España, Don Pedro González de
Mendoza. El primero falleció en Guadalajara. Había casado con
Catalina Suárez de Figueroa y, entre sus hijos fue el de más
renombre el Gran Cardenal, nacido en Guadalajara. Don Íñigo mandó
construir el Palacio del Infantado. Con la marcha de los duques a la
corte, hizo que decayera el esplendor de Guadalajara. Los Mendoza
ostentan el título de Duques del Infantado.
Palacio
del Infantado (Juan Guas), fachada y Patio de los Leones
Como
he dicho, mandó edificar el palacio el Marqués de Santillana. La
fachada y el Patio de los leones (en la foto) lo hacen un edificio
magnífico, a pesar de la restauración –discutible para algunos–,
tras el incendio en el 1936. Ha sido la residencia habitual de los
Mendoza. Su construcción se concluyó a finales del siglo XV. Fue el
V duque del infantado quien introdujo elementos renacentistas al
gótico original. Son de admirar los contrastes en la fachada
principal, de una hechura gótica admirable inicial y ventanas
renacentistas. El alféizar de la galería superior parece romper la
solidez del muro, que, a su vez, se acentúa con esa distribución de
cabezas de clavos en piedra. Su diferencia con la portada es notable.
Esquemática en el muro y muy complicada en la portada, donde se
esculpen los emblemas de la familia ducal y del constructor. Su
contemplación es muy diferente si se observa a la luz del día o en
la oscuridad de la noche.
Sala interior del palacio |
Pero
tan bello o más que la fachada es el Patio los leones que lo forman
dos galerías de arcos rebajados en tres centros, siendo los motivos
decorativos leones que se miran, en la galería inferior y, en la
superior, animales mitológicos: grifos. Ambas galerías estaban
sustentadas por columnas helicoidales, que fueron remplazadas por las
actuales en 1571, de estilo jónico.
Desgraciadamente,
la mayor parte de la decoración interior desapareció en el incendio
de 1936. Se pueden visitar algunas salas decoradas por el italiano
Cincinato, entre 1578 y 1580.
En
el palacio se casó Felipe II e Isabel de Valois, evento que dejó
muy feliz al Duque, pero sus arcas muy menguadas. Se dice que, en la
muerte de Isabel, fue la única vez que se vio llorar a Felipe II en
público.
Fue
Enrique IV de Castilla quien concedió a Guadalajara el título de
Villa. Y, aunque goza de cierto esplendor en el XVI, sufre la crisis
generalizada del XVII.
Siendo
yo niño, Guadalajara apenas tenía 11.000 habitantes. Alcalá de
Henares frenó su crecimiento; y fue en la década de los sesenta,
cuando, incluida en el Plan de Desarrollo, evoluciona positivamente.
Lo
que es hoy Guadalajara lo podrán ver cuando la visitemos. Es una
ciudad tranquila, de más de 83.000 habitantes en el censo del 2016,
que goza de las ventajas de una capital y de un pueblo; tiene
abundantes parques y lugares dignos de verse. Su desarrollo ha tenido
un efecto negativo en la provincia: la despoblación de sus pueblos.
Patio del palacio de la Cotilla |
El
Palacio de la Cotilla se remonta al siglo XVII, fecha que revelan las
columnas del patio que se conservan y siguen el modelo alcarreño. A
fines del siglo XIX sus propietarios eran los marqueses de
Villamejor, título que ostentaban Ana de Torres e Ignacio de
Figueroa, padres del conde de Romanones, que fue ministro en la
monarquía, y que creara el Archiduque Carlos cuando ya había
renunciado a la corona de España. Felipe V lo confirmó. Los
marqueses de Villamejor, padres del Conde Romanones, siguieron los
gustos decorativos de la época en Europa, y dieron a su palacio un
toque oriental. No deja de ser una rareza en España. Se mantiene,
en el llamado Solón Chino, la decoración mural en papel de arroz en
muy buen estado. De su rareza proviene su valor excepcional.
Interior del palacio de la Cotilla |
El
conjunto formado por el convento de la Piedad y Palacio del caballero
Antonio de Mendoza (hoy este último el Liceo-Caracense) es obra de
Lorenzo Vázquez de Segovia. Covarrubias es el autor de la portada de
la iglesia coronada por la Piedad. El Portón del palacio fue
concebido como un arco de triunfo, con motivos ornamentales militares
y coronado con las armas de las familias propietarias y de los
escultores.
Patio del palacio |
En
este tiempo, eran varios los arquitectos que trabajaban por las
tierras de Castilla. El nombrado anteriormente, Juan Guas y Lorenzo
Vázquez de Segovia, uno de los introductores del estilo gótico
isabelino.
Iglesia de Santiago Apóstol |
Iglesia de Santiago Apóstol |
De notable belleza es también barroco de la iglesia de San Nicolás, de finales del siglo XVI. En un principio, fue la iglesia del Colegio de los Jesuitas (que recuerda su planta). La portada barroca, labrada en piedra, es de finales del siglo XVII y representa la fe (en una hornacina) y coronada por la Santísima Trinidad, sobre un muro de ladrillo.
San Nicolás, interior |
San Nicolás |
En
la concatedral o iglesia de Santa María (donde según los
organizadores cantaremos la Salve) se conjugan tres estilos: el
mudéjar con sus característicos arcos lanceolados en ladrillo, la
torre que, en un principio, era independiente; renacentista,
incorporado a principio del siglo XVI, en el pórtico, con los
característicos capiteles de la región alcarreña; y el barroco de
la bóveda interior.
Concatedral de Santa María |
Panteón de la condesa |
En
este mismo recinto se encuentra el Colegio de las Adoratrices y su
hermosa Iglesia.
Guadalajara
tiene otros monumentos: El palacio de Débalos, actual Biblioteca
Municipal, del siglo XVI. Ayuntamiento, Santuario de la Antigua (la
patrona de Guadalajara), la Torre del Alamín (siglo XIV), convento
de los Carmelitas de San José (siglo XVII), capilla de Luis de
Lucena (siglo XVI), Iglesia del Carmen (siglo XVII), palacio de la
Condesa de la Vega del Pozo (siglo XX), iglesia de San Francisco
(siglo XV, reconstruida por el Gran Cardenal), Puerta de Benjaque
(siglo XIV)…
ANTONIO
MONTERO SÁNCHEZ,
Maestro.
Profesor de Filosofía y Psicología
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