Buscar este blog

80 Azorín (I/III)



                       
AZORÍN - LA CRISIS DE VALORES Y SU LUGAR GEOMÉTRICO


I  LA CRISIS ESTÁ EN LOS OJOS, EN LA INTUICIÓN VALORAL 
 
Parece que andamos de acuerdo unos y otros en que nuestro mundo del siglo XXI sufre “crisis de valores”. El cielo de los valores, que son como las estrellas del firmamento, se ha nublado en nuestro tiempo de manera que no falta quien diga que ya no hay estrella polar porque no nos permiten verla las nubes. Si nuestra expresión pretendiera ser rigurosa, en una axiología seria, de raíz filosófica, en la línea de Max Scheler y de Ortega, no hablaríamos de “crisis de valores”, sino de crisis de los ojos que han dejado de intuir determinados valores. Son los ojos del hombre los enfermos, los enturbiados, que no acaban de ver, nublados por el hedonismo, la mediocridad y otras debilidades y perversiones.

Los valores siguen siendo valores, es decir, “cualidades irreales” que, cuando acompañan a las cosas y a las personas, las hacen valiosas. Siguen y seguirán vigentes sobre el alto techo y cielo del hombre, lugar geométrico donde no es posible la corrupción ni el desvanecimiento. La verdad, la belleza y la bondad en todo tiempo humano serán posibles y gozarán de la categorías ontológicas propias de los valores: no son cosas reales, como un edificio, que puede caerse; tampoco son entes ideales, como los objetos geométricos, intemporales; no son cualidades, como el color azul; incluso, no son, simplemente valen. El valer es toda su realidad ontológica. Frente a la sociología y el lenguaje de la calle, imprecisos, la axiología mantendrá que los valores útiles, vitales, lógicos, estéticos, éticos, religiosos... “son absolutos, inmutables, eternos y por ello valiosos antes de sus posibles determinaciones, de las que son independientes”, con palabras del prestigioso filósofo de Génova, Michele Federico Sciacca, en La filosofía, hoy.



El lugar geométrico de lo que consideramos “crisis de valores” habrá que buscarlo, pues, en una crisis en la intuición y en la realización de los valores, no en los valores en sí, ajenos a toda crisis.

En los años jóvenes de Azorín, los intelectuales, sobre todo el grupo del 98, hablaban de decadencia. España perdía la perla de las Antillas, Cuba, y las tierras que llevan el nombre del rey Felipe II, en Asia, Filipinas. Es lo que le quedaba a España de un magno y brillante imperio. Un desaliento general se adueña de casi todos los españoles. En medio de ese ronco rugido de fiera moribunda, levanta Azorín su vocecita de plata: ¡No hay tal decadencia! y en su libro de madurez, “Una hora de España”, escribe: “La hora de decadencia es antigua en España. Españoles y extranjeros han hablado largamente desde hace tiempo, de la decadencia de España. Reaccionemos contra esta idea. No ha existido tal decadencia. (...) Un mundo acaba de ser descubierto. Veinte naciones son creadas. Un solo idioma ahoga a multitud de idiomas indígenas. Se construyen vastas obras de riego. Se trazan caminos. Se esclarecen bosques y se rompen y cultivan tierras. Montañas altísimas son escaladas, ríos de una anchura inmensa surcados. Se adoctrina e instruye a las muchedumbres. Las mismas instituciones municipales son esparcidas por millares de villas y ciudades...” 


La decadencia de España en los siglos XVI y XVII no era tal general decadencia. Vista desde la desesperanza de 1998, era una mera proyección del abatimiento y la depresión de los hombres que estaban viviendo la liquidación de los restos del imperio español. Su melancolía y desesperanza no les dejaba ver. La fina visión de Azorín veía más clara la realidad pasada. Por eso sus palabras de más arriba en “Una hora de España”.

El lugar geométrico de la decadencia de España estaba en la mente de quienes se dejaban llevar por la desesperanza y la melancolía, pues realmente no hubo tal decadencia en aquellos siglos. Los sanos ojillos de Azorín, acostumbrados al resplandor de lo doméstico y concreto, veían bien que el lugar geométrico de la general depresión española no estaba donde se decía.

CARLOS URDIALES RECIO  
Maestro, profesor emérito
Universidad Camilo José Cela

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Envíanos tus comentarios

117 AFDA

        ÍNDICE  PRINCIPAL                              ____________________________________   Pregón:  Educación y expertos. Libertad       ...