CIENCIA Y HUMANISMO (II)
DEFINIR
LA CIENCIA
En
una primera aproximación, al alcance del más modesto cerebro
humano, la ciencia es un conjunto de conocimientos de base empírica
dispuestos en un determinado encadenamiento racional.
Si
preguntamos por lo que la ciencia sea, es porque nos interesa saber
qué es, lo que implica que hay algo que se nos pasa por ciencia no
siéndolo. Cuando preguntamos por la esencia de algo, estamos
desenmascarando con nuestra pregunta, como si a su realidad hubiera
que irla arrancando el antifaz, pues que queremos verla como es, con
ojos esenciales.
Y
es que sospechamos que a la ciencia se le quiera asignar no ya una
zona de servicio a la vida sino una misión, sometiendo a los rigores
de los postulados científicos nada menos que el discurso integral
humano. No debe la ciencia arrogarse la póliza de seguros en el
conocimiento de la realidad en su totalidad.
A
nuestro hombre contemporáneo le puede parecer que si consigue un
conocimiento hondo y extenso, suficientemente riguroso y amplio de la
realidad, alcanzará con él el dominio de la Naturaleza y con esa
posesión, la relativa seguridad de bienestar a que aspira. Le
atribuye a la ciencia un poder desorbitado. Para él, la ciencia que
no consiga esa seguridad confortable defensiva de la especie humana,
no merece llamarse ciencia.
A
veces, la ciencia moderna nos deja la impresión de no venerar la
realidad de que se ocupa, pues que su gran norte es un ansia sin
freno de encontrar la seguridad en el mundo en el que vive. Incluso,
en ocasiones, la ciencia parece una profanación de la realidad,
revolviendo las entrañas de la Naturaleza, sin veneración ni
respeto alguno, contentándose con el saber obtenido empírica y
racionalmente.
RAMIRO DUQUE DE AZA
Maestro. Profesor de Teoría del conocimiento
Bachillerato Internacional
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