L Í R I C A (2)
Siempre
nos dijeron que el mes de noviembre era el mes de los
difuntos y, tal vez, no
nos dijeron que el mes de noviembre es el mes de
la espera o de la esperanza. Los
que ya se fueron nos esperan; los que aún estamos aquí esperamos
estar con ellos. Y, además, en la última semana comienza el
adviento, “tiempo de espera” para recibir al que vendrá, al
Mesías.
Por
esta razón he seleccionado, para comentar, este poema titulado “Amor
constante más allá de la muerte”,
uno de los mejores y más bellos sonetos escritos en lengua española,
de Francisco de Quevedo y Villegas.
Como
lo que interesa es el comentario, no vamos a hablar del autor, de
sobra conocido como el escritor por antonomasia del conceptismo
barroco; y aunque más conocido por sus escritos filosóficos y
satíricos, también tiene poesía amorosa donde refleja, como en
este soneto, los rasgos del conceptismo barroco.
Cerrar
podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera.
sombra que me llevare el blanco día
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera.
Mas no desotra parte en la ribera
dejará la memoria en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su
cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido:
serán ceniza, mas tendrán sentido:
polvo
serán, mas polvo enamorado.
Vamos
a prosificar
el poema, que quedaría, más o menos, así. Cada párrafo pertenece
a cada una de las estrofas.
La
postrera sombra que me llevare el blanco día podrá cerrar mis ojos
y podrá desatar esta alma mía lisonjera hora a su afán ansioso.
Mas
[la postrera sombra] no dejará la memoria en donde ardía en la
ribera desotra parte; mi llama sabe nadar la agua fría y perder el
respeto a ley severa.
Alma
a quien todo un dios ha sido prisión, venas que han dado humor a
tanto fuego, medulas que han ardido gloriosamente:
Dejarán
su cuerpo, no su cuidado; serán cenizas, mas tendrán sentido: serán
polvo, mas polvo enamorado.
MITOLOGÍA
En
la mitología
griega,
cuando una persona moría, su alma era transportada hacia la orilla
del río Éstige, también conocido como Laguna
Estigia,
a manos del dios griego Hermes (mensajero
de los dioses) que en la mitología romana se llama Mercurio.
Allí
esperaba a Caronte,
en cuya barca habría de atravesar la "frontera" que
dividía el mundo de los vivos y el Hades.
El barquero, sin embargo, no cumplía esta función de manera
desinteresada, de ahí la costumbre de depositar una moneda en cada
párpado del muerto o en la boca, a fin de pagar sus servicios.
TEMA
El
poema describe un amor de tal profundidad que resulta inolvidable
incluso después de la muerte, y es tal la intensidad de ese amor que
no solo daba sentido a la vida del poeta, sino que también da
sentido a su muerte: "serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo
serán, mas polvo enamorado". A
pesar de cualquier imprevisto, aunque este sea la muerte, el amor del
amado por su amada continuará encendido. El
alma del amado, aunque esté separada de su cuerpo, continuará
profesando su amor.
Semánticamente
el poema se organiza en tres partes:
En
el primer cuarteto,
se plantea la aceptación de la muerte, con un verbo poder en
futuro-podrá-,
que da idea de lo inexorable de la misma: sé
que he de morir.
En segundo
cuarteto, el poeta manifiesta
su resistencia a esta “ley
severa”, con una
conjunción adversativa “mas”
y un verbo saber en presente –sabe-,
que expresa casi un desafío: pero
no le debo ningún respeto a la muerte.
Los dos
tercetos constituyen una
explicación del desafío: mi
amor permanecerá por siempre.
Los futuros –dejarán,
serán, tendrán- indican
la certeza de lo que ha de suceder, la aniquilación del cuerpo, pero
a la vez la perduración del amor, triunfando sobre la muerte.
COMENTARIO
Quevedo condensa en catorce versos parte de la mitología griega sobre el más allá. El alma separada del cuerpo tiene que cruzar, en una barca dirigida por Caronte, la siniestra laguna Estigia. El alma, al atravesar la laguna, debe dejar todos sus recuerdos en la ribera de la que parte –este mundo-. Cuando llegue al destino final, a la otra orilla –los infiernos- no le queda ya a esa alma ningún recuerdo, según la ley. Pero el amor del poeta es tan vivo e intenso que está dispuesto a desafiar la ley de los infiernos.
El
poema, como buen modelo conceptista, está lleno de figuras retóricas
de pensamiento, por lo que hay que identificar el término poético
con el término real. Las metáforas, las imágenes que llenan de
simbolismo el texto, contienen las ideas que el poeta quiere
trasmitirnos.
LA
POSTRERA SOMBRA…personificación la muerte
EL
BLANCO DÍA…la muerte (metáfora)
CERRAR
MIS OJOS……morir
POSTRERA
SOMBRA… metáfora, la muerte (personificación)
BLANCO
/SOMBRA …antítesis
LAS
RIBERAS… este mundo…el más allá (simbolismo)
MI
LLAMA…mi amor
NADAR
EL AGUA FRÍA´…superar la muerte el fuego (amor) intenso)
LLAMA/AGUA
FRÍA antítesis
LEY
SEVERA….dejar todo recuerdo
ALMA…PRISIÓN…DIOS
VENAS…HUMOR…FUEGO
imágenes metafóricas
MEDULAS…ARDIDO
idem
CUERPO…
CUIDADO
CENIZAS…SENTIDO…
POLVO…ENAMORADO
Es
muy interesante la relación que existe entre la tercera y la cuarta
estrofa:
"Alma a quien todo un
dios prisión ha sido, v.9
su cuerpo dejará no su cuidado" v.12
su cuerpo dejará no su cuidado" v.12
"Venas que humor a tanto
fuego han dado, v.10
serán ceniza, mas tendrá sentido" v.13
serán ceniza, mas tendrá sentido" v.13
"Medulas que han
gloriosamente ardido, v.11
polvo serán, mas polvo enamorado". V.14
polvo serán, mas polvo enamorado". V.14
Esa
alma que ha sido como una prisión para ese amor dejará su cuerpo,
pero nunca el cuidado del mismo; las venas por las que ha corrido el
fuego de ese amor serán ceniza como consecuencia de la muerte, pero
tendrán sentido... Las medulas que han gloriosamente ardido, esto
es, un amor que llegaba hasta lo más profundo de los huesos, "polvo
serán, mas polvo enamorado"; siendo esto lo que da sentido a
toda la existencia.
Vemos
también la intensificación literaria de más a menos que se refleja
en los sustantivos alusivos a la partes del amado –alma, venas,
medulas) y su correspondencia con la “nada”-cuerpo, ceniza,
polvo-
El
alma dejará el cuerpo
Las
venas serán ceniza
Las
medulas serán polvo…”enamorado”
…en
tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada…
-diría Luis de Góngora-
Los
versos de Francisco de Quevedo nos recuerdan aquella rima más
posterior de Gustavo
Adolfo Bécquer,
la Rima XCI, en la que se hace referencia a la inmortalidad
del amor.
FINAL
Quevedo
concibe la muerte como pérdida de la vida pero que puede seguir en
el recuerdo que otros puedan guardar de uno –“vida de la fama”
según J. Manrique-. Contrasta este pensamiento con la idea cristiana
del paso a una vida eterna y feliz. Este poeta admite esa “ley
severa” de la muerte, pero no admite la otra vida; quiere que esa
parte de su alma- el amor- permanezca en este mundo. Es rebeldía
pagana, pues para él es más importante lo que sigue en la tierra
–el polvo enamorado- que lo trascendental de la otra vida.
AUXENCIO MUÑOZ ACEBES
Maestro. Catedrático de Lengua y Literatura
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