CIENCIA Y HUMANISMO (III)
CIENCIA Y REALIDAD
Así
como hay tiempos de sequía pertinaz y tiempos de lluvias por demás,
tiempos de vuelo de pensamiento griegos y tiempos arar el terruño
seco, así hay en la Historia épocas ardientes y humanistas y otras
en las que el humanismo suena a retórica vana de latines de
diccionario.
Quizá
la nuestra, por su facha singular, esté llamada a que mostremos que
la ciencia es necesaria pero no suficiente y que el humanismo puede
poner gracia, elegancia e ilusión a las insuficiencias de la
ciencia.
Beaufret y Heidegger |
En
esta concepción, el hombre no sería más que un elemento más, un
ente del que no sabríamos otra cosa que lo que acierte a decirnos la
ciencia en su lenguaje despersonalizado.
Nos
preguntamos si este recortado humanismo, humanismo de la ciencia,
merece el nombre de humanismo.
A
lo mejor en este punto nos vendría bien volver sobre la “Carta
sobre el humanismo” que Heidegger le dirigió Jean Beaufret en 1946
(Brief über den Humanismus).
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