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101 Palabras de MD

                              
 

             Las palabras de Delibes


  Aborrascarse la mirada

 

Lo mismo que en el amplísimo horizonte castellano el contraste entre un día apacible y otro tormentoso es muy notable, el semblante y la mirada de una persona tranquila se altera más o menos ante una situación nueva de dolor o alegría. La borrasca, en el lenguaje popular es aún mayor y sobre todo dura más que la tormenta. Aborrascarse la mirada es por ello muy particularmente expresivo por su propio significado de experiencia vivida y expresada en el contacto con una naturaleza excesiva y cambiante.

Por otra parte esta expresión, aborrascarse la mirada, se relaciona directamente con otra, también muy popular: la mirada es el espejo del alma. Pues si el ánimo o el alma está serena la mirada será benigna y apacible, pero si el ánimo está muy alterado ¿qué tiene de extraño que se “aborrasque la mirada”?

 

Leo en la página 107 de Los santos inocentes:

(...) y, en la mesa, todos a reír indulgentemente, paternalmente, menos René, a quien se le había aborrascado la mirada, y no dijo esta boca es mía,

René, a la que se le ha aborrascado la mirada, no emite sonido alguno, no está para fiestas.

 

Si buscamos esta borrasca de René en el Diccionario de la RAE, se nos dirá que “aborrascarse” es un verbo pronominal que, dicho del tiempo, significa ponerse borrascoso.

Lo mismo le sucede al Diccionario de Uso del Español: “Ponerse tempestuoso el tiempo”.

El Diccionario General de la Lengua Castellana amplía esta definición al referirse también a las personas: r. Ponerse el tiempo borrascoso. met. Alterarse, conmoverse con violencia. fam. Embriagarse.

 

                             

Pero el Diccionario del Castellano Tradicional vuelve a reducir su definición a la cuestión meteorológica: v.pron. Ponerse borrascoso el tiempo.

Que se le aborrasque a alguien la mirada es algo, pues, cotidiano entre las gentes del campo y las que no lo son tanto, en niños y viejos o entre gentes sabias y otras menos instruidas.

Aplicar este fenómeno meteorológico, el de la borrasca, al gesto de una persona, es un nuevo acierto de Miguel Delibes en el devenir de su discurso popular-rural.

 

 JORGE URDIALES YUSTE

Doctor en periodismo. Profesor

Especialista en Miguel Delibes

www.jorgeurdiales.com




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