EL CoheleT A VUELO DE PÁRAJO
4 Peripecias
de su canonicidad
En la Biblia hebrea es uno de los cinco Rollos (Megillot) -Cantar, Rut, Lamentaciones, Eclesiastés y Ester- que se leían en las fiestas anuales, en concreto en la fiesta de las Tiendas.
El
sínodo rabínico de Yabne sanciona de manera oficial su canonicidad,
hacia el año 100 d. C.
En
ninguno de los 27 libros del Nuevo Testamento se le cita. Es normal.
No contiene este libro sagrado ninguna materia de urgencia para las
catequesis de las primeras horas del Cristianismo.
Hacia
el año 190 d. C. figura en la lista canónica del cristiano Melitón
de Sardes. Por entonces, siglo II, lo citan el Pastor de Hermas, el
filósofo y mártir San Justino, Clemente de Alejandría y el gran
Orígenes, este ya en el paso del siglo II al siglo III. En el siglo
V Teodoro de Mopsuestia rechazándolo se queda solo, es una voz
solitaria que admite el texto únicamente como “doctrina de los
hombres”. La teoría de Teodoro de Mopsuestia fue prácticamente
ignorada.
La
consagración total se la da con su autoridad de oro San Jerónimo al
aceptar sin reservas el canon palestinense de los libros bíblicos.
San Jerónimo mismo, patrono de los traductores, escribe un
comentario completo del Eclesiastés.
El
Concilio de Trento zanja toda duda, formula como dogma la inspiración
bíblica de nuestro Cohelet o Eclesiastés.
El
que fuera legado de una tradición muy antigua favoreció su
aceptación como libro canónico. Hasta se le considera como una
preparación para el Evangelio.
Ancien
élève de Evode Beaucamp
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