SANTIFICADO
SEA TU NOMBRE
¡Si somos hijos tuyos al
recibirte…!, (porque nos has creado para optar a heredarte, a
recibir tu herencia, a ser como Tú, participándote en la plenitud
de mi finitud, y sin que tuvieras necesidad o ganaras nada en ello),
es porque Tú eres El Santo, porque Tú eres El Amor: ¡Sólo me cabe
una respuesta, mi retorno…: “Santificado sea Tu Nombre…”
Lo que soy, es por ti y para
ti; única forma de que lo sea para mí: en ti y santificándote…
¡Si no tengo otra salida…!, no la mejor…, la única…, pues no
hacerlo no sólo me privaría de ti… ¡participar de Tu Ser…!,
sino que al no hacerlo, te despreciaría…, te ofendería… y…
eso no es posible en la razón humana…, ni en la luz de tu
Espíritu, en tu presencia….
No puedo pues dejar de mirarte
a ti… (mirarme a mí… a lo que me has dado… me alienaría en
contra de tu filiación, dejaría de ser hijo tuyo…), porque al
hacerlo y no glorificarte, no te recibiría como Padre.
Te lo suplico, Padre, … no
permitas que me contemple…, que aparte mis ojos de ti…, que deje
de glorificarte, de santificar tu nombre. Que todos mis actos , ¡y
quieres que domine el mundo!, queden, permanezcan, siempre injertados
en ti, dentro de ti…; te corresponden, pues eres nuestro padre
celestial; soy sólo por ti y en ti, y me llamas a ser uno,
eternamente, en ti…
Gerardo
Nieto
Profesor
de Derecho Civil, UCM, sacerdote
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Envíanos tus comentarios