EL
DÍA DE LAS VELITAS EN COLOMBIA
Me
habían hablado mucho y bien de la Navidad en Colombia. Y algo de
especial tiene esta fiesta en esas lejanas tierras.
El día
de las velitas o noche
de las velitas
en Colombia, llamado también El
Alumbrado,
es una de las festividades más
tradicionales, con las que da comienzo la Navidad. Se recuerda el
dogma de la Inmaculada
Concepción de la Virgen
María, proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854.
Además de la procesión de la Inmaculada, a la que asisten con velas
los niños de los colegios, las noches de los días 7 y 8 de
diciembre, cambia la iluminación de calles y barrios de pueblos y
ciudades. Pero no se trata de dar a un automático y que todo se
ilumine. El encendido de faroles, confeccionados por los vecinos, y
velas que iluminan hogares, pueblos y ciudades, es fruto de la
colaboración de todos.
En
la foto anterior, puede verse como luce la hermosa plaza de Bogotá
que ha cambiado las palomas por luces porque ha llegado la Navidad. Y
de esta ciudad proviene el nombre del día de las velitas, pues según
he leído, los habitantes de esta ciudad llaman en diminutivo a todo
aquello que les produce afecto.
El
festejo no es igual en todas las regiones del país, pero tiene mucho
de común en todas: la luz, que marca el principio de las
fiestas navideñas en
el país. Hay lugares en los que el 8 de diciembre se izan banderas
blancas con la imagen de la Virgen María en las casas.
Los
judíos, por estas fechas, tenían la fiesta de Las
Luces o Las Luminarias, en la
cual, durante ocho días, celebraban la derrota de los helenos y la
recuperación de su independencia, a manos de los Macabeos.
Derrotaron a los griegos seléucidas. Y recordaban también la
purificación del Templo de todos los iconos paganos, en el siglo II
a. C. Y la tradición judía habla de una especie de milagro porque
el candelabro del Templo ardió durante ocho días con el aceite que
consumía en uno. La luz siempre ha sido un símbolo también.
Todas
las ciudades y pueblos colombianos tienen sus particularidades, pero
en ninguna faltan la luz, los faroles artesanales que compiten por
alzarse con el premio a los mejores realizados que, en los pueblos,
suele ser un marrano.
Medellín,
la ciudad de las flores, celebra la fiesta el 7 y el 8 de diciembre y
la festejan todos en familia. Simultáneamente, se iluminan todas las
luces de la ciudad, en especial las avenidas cercanas al río y a la
playa. En esta última, tienen lugar los desfiles de algunos mitos y
leyendas colombianos: el
Mohán,
la Llorona
y el Padre
sin Cabeza
con un gran espectáculo de fuegos artificiales.
En
esta ciudad, Medellín, es especialmente solemne la Procesión de la
Inmaculada, con lucernario, porque su catedral metropolitana
está dedicada a la Inmaculada Concepción.
Sería
muy prolijo relatar las particularidades de ciudades y pueblos en
esta fiesta de las velitas. Me llamó la atención que, en algunos
lugares, se encienden en las casas tantas velas como personas hay en
la familia. Y pienso que, ya que copiamos algunas fiestas que no
tienen nada que ver con nuestra cultura, podíamos hacerlo con otras
que nacieron a la luz de estas fiestas.
Hermosos
faroles artesanales |
La Inmaculada rodeada de faroles artesanales |
Se
me olvidaba. Les deseo también que, alguna vez en su vida, puedan
conocer y gozar de la Navidad, en Colombia y, que esta andanza –me
dijo Carlos que contara una, aunque él desconocía cual sería–,
les anime.
ANTONIO
MONTERO SÁNCHEZ
Maestro,
profesor de Filosofía y Psicología
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Envíanos tus comentarios