EL
HERRERILLO
¡Qué
cosa más mona! Este herrerillo es un primor. Dan ganas de llevárselo
a casa. Con el aspecto de un gorrión, el herrerillo es uno de tantos
pajarillos de campo que alegran nuestro paisaje rural español.
Tiene
el herrerillo por nombre científico el de parus
caeruleus y recibe otras
denominaciones como cachapín, caganchín, chichipán, jerrerín,
jerrerito, jerrerito basto, peberete o tobenique. Miguel Delibes,
para empezar, los vio en Sedano:
En
Sedano, el prieto roble de las laderas se diluye, prácticamente
desaparece en las inmediaciones del pueblo y surgen, a cambio,
dispersas arboledas de olmos, castaños y pinos, aparte arbustos y
arbolillos de menor entidad, como cerezos, endrinos y avellanos,
donde suelen anidar los pequeños insectívoros (mosquiteros,
petirrojos, herrerillos,
etc.) en cuyos nidos, minuciosamente construidos, gusta el cuco de
depositar sus huevos.
El
herrerillo es pájaro gracioso y colorido, de tonos azules, verdes,
negros, amarillos… Tira más al bosque que al llano y busca árboles
cerca para vivir. Por eso es normal que Delibes los viera en Sedano,
al norte de Burgos, donde Castilla se empina y las tierras de cereal
empiezan a desaparecer en favor de la media montaña. Cierto es que
para pasar el invierno el herrerillo desciende a bosquetes, parques o
humedales más cálidos.
Con
la comida al herrerillo le pasa lo mismo. Su alimentación varía del
verano al invierno. Si en verano se pega sus buenos festines de
insectos y arañas, mariposas, escarabajos, cuando llega el otoño
llenará su tripita de moras, higos, piñones y otras semillas.
Espera
el herrerillo a marzo para construir su nido. Como el metro cuadrado
le sale gratis, buscará la mejor ubicación: lo mismo es una hermosa
grieta de una tapia que unos matorrales o una casa de labranza
abandonada. A su gusto, que aquí no hay hipotecas o escrituras. Como
materiales de construcción puede emplear lana, hojas de los árboles,
musgo, hierba seca… En esa línea. Finalmente forrará con plumas
ese nido y se dispondrá a poner sus huevos, habitualmente no menos
de seis ni más de doce. El trabajo de empollar los huevos
corresponderá a la hembra, que verá por primera vez a sus polluelos
a mediados de abril. Desde entonces, será el macho el que traiga
alimento a sus polluelos mientras que la madre permanece en el nido.
Los primeros vuelos de los pollos se producirán en mayo. Si es caso
(como diría Delibes), la pareja de herrerillos comenzará un nuevo
ciclo que terminará a finales de julio. Si no, la cosa quedará en
una sola puesta y todos tan contentos. A más puestas, más opciones
de que la especie continúe. Los huevos son presa fácil de otras
aves y de culebras. No obstante, el herrerillo no se acobarda y
planta cara a otros herrerillos que merodean por su territorio,
incluso a aves más grandes.
Los
herrerillos son valientes y suelen desafiar a vecinos de la misma
especie que han entrado en su territorio o a cazadores más grandes,
a los que intentan ahuyentar picoteándoles y mostrando una actitud
agresiva.
Acabo
este artículo tranquilizando a los lectores: no peligra el
herrerillo en España. Los hay en abundancia. Al menos, con este
pájaro, todo va bien.
JORGE
URDIALES YUSTE
Especialista
en Miguel Delibes
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