A MUCHA DISTANCIA YA DEL MAGISTERIO,
VUELVO A NUESTRO POBRE SIGLO XVIII,
CON RECUERDOS SUELTOS
Me encantaría charlar con quien de vosotros recuerde a Don Ramón de la Cruz, sainetero de la segunda mitad del XVIII, popular que no cabe más, de rápidas pinceladas, crítico ligero de profesiones y oficios de su tiempo, egregio...
9 Don Ramón de la Cruz
- ¿Otro literato de los que estudiamos, que se quedó a medio hacer, pues que empezó estudios que dejó sin terminar? ¿Por superficial?
- Llama la atención su afilada capacidad de observación, que pienso que es lo que le llevó a brillar ya por siempre en el panorama literario español con sus sainetes.
- ¿De veras que estamos ante un continuador de Lope de Rueda y de los Entremeses cervantinos?
- Yo me quedo con lo que los sainetes de Don Ramón tienen de chispeante diálogo, ingenioso, que mantiene él solo la tensa atención del espectador. ¿Y mi interlocutor?
- ¿Alguno de vosotros tiene más o menos a mano la traducción que hizo del Hamlet de Shakespeare? ¿Os merece la pena?
- Si de sus 400 sainetes nos quedamos con media docena, yo me quedo con Las castañeras picadas, El Prado por la tarde, El Rastro por la mañana, El petimetre y Los bandos del Avapiés.
¿Vosotros?
Las castañeras picadas. Monumento a los sainteros, Madrid |
- De representarse hoy, no me perdería su piececita dramática El teatro por dentro, por lo que tiene de busilis de “teatro dentro del teatro”.
-¿Le damos la razón cuando escribe “yo escribo y la verdad me dicta” y con ello la medalla de plata o de oro de genial observador?
- De volver a mis añoradas clases, a mis alumnos les haría leer hoy el animado cuadro de Los bandos del Avapiés, para pedirles luego un paralelo de los dos populares barrios madrileños de Lavapiés y de Barquillo con los de hoy o con otros a convenir con ellos.
Carlos Urdiales Recio
Maestro, viejo profesor de Lengua y literatura
Emérito UCJC
Emérito UCJC
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Envíanos tus comentarios