Noticia 1
UN
FELIZ ENCUENTRO
Antequera,
15-18
de octubre
"Salga
el sol por Antequera y sea lo que Dios quiera”. Y vaya si salió.
Cuatro espléndidos y soleados días nos concedió la Providencia
para compartir abrazos, cultura y solaz. Hasta Antequera nos llegamos
desde Madrid cuatro amigos lasallanos: Chelo, Gonzalo, Rosa y Ángel.
Y en Antequera nos recibieron inmejorables anfitriones: Carlos y
Aurora, con Isabel y María José, primas estas de Aurora, y
antequeranas de pro las tres.
Nos
faltaron horas, días sería mejor decir, para valorar y disfrutar
como merecen tanta historia y cultura, tanto arte y religiosidad
acumulados en un paraje natural tan bello como fértil. Una gran
ciudad, en pleno centro de Andalucía, asentada en la vega del
Guadalhorce, pródiga en cereales, olivos y hortalizas. No en vano se
asentaron en ella pueblos y culturas desde hace seis mil años. La
Anticaria romana resulta joven adolescente frente a las huellas
megalíticas que representan los dólmenes de Menga, Viera y El
Romeral. Incontables torres y espadañas de iglesias, conventos y
ermitas se alzan en solidaria oración: Santa María, El Salvador,
los Remedios, El Carmen, La Encarnación, El Socorro, Santiago,
Belén, San Sebastián, San Agustín, San Juan de Dios… Todas
queríamos visitar, de todas quisimos disfrutar, aunque fuera -lo
sabíamos- vano empeño.
Desde
nuestro céntrico y confortable alojamiento en “El Coso Viejo”,
partimos cada mañana con renovados ánimos para recorrer calles y
plazas, disfrutar de arcos y fuentes y llenarnos los ojos y el alma
con inmejorables muestras del Renacimiento y del arte manierista. Nos
estremecimos al penetrar en los dólmenes, impertérritos durante
milenios a los pies de la vigilante Peña de los Enamorados;
lamentamos la pertinaz sequía que se hace sentir en la reserva de
flamencos de Fuente la Piedra; nos asombramos ante el capricho
orográfico que representa el paisaje kárstico de El Torcal; nos
llegamos hasta El Chorro, y allí, en “El Mirador”, saboreamos
exquisitas viandas mientras disfrutábamos del frescor que el embalse
del Guadalhorce-Guadalteba vertía a nuestros pies.
Portentos
de la madre naturaleza y monumentos alzados en honor a su Creador. Y
salpicados aquí y allá, edificios de honrosa historia y singular
porte: El Palacio Consistorial, los del Conde de Peñafiel, Nájera,
Colarte, Sabasona… Y presidiéndolo todo, de la mano de Santa
María la Mayor, la Alcazaba, antigua medina islámica, con sus
imponentes murallas y la majestuosa Torre del Homenaje.
Cuatro
días bien aprovechados, en los que el cansancio se hizo a un lado
para dar margen a una ilusión renovada; la fatiga se rehízo con
excelentes degustaciones donde tuvieron lugar preferente la porra
antequerana y el bienmesabe; los días fueron mucho más largos que
las noches, y la permanente sonrisa en el rostro de todos puso bien a
las claras el cariño que nos tenemos.
Gracias,
amigos anfitriones, por tantas atenciones. Y nuestra más sincera
felicitación por haber nacido en un lugar como Antequera y tener el
privilegio de compartirla.
Á. H.
Noticia 2
CENTENARIO
1919-2019
Griñón,
26 de octubre
Celebración del Centenario de la creación del Noviciado Menor de Griñón: 1919-2019.
El H.
Celestino Hernando, director de la Casa de Griñón y antiguo
director del Aspirantado, introdujo la sesión de memoria del
Centenario del Noviciado Menor. El público asistente –una veintena
de antiguos Hermanos y quizás el
doble de Hermanos- todos antiguos
Novicios Menores (o Aspirantes) gozó del recuerdo de unos años
cruciales en la vida de los hoy lasalianos: desde la evocación de
Teódulo (“La puerta de entrada”), hasta el resumen audiovisual
de J. A. Gómez Barruso, con detalles interesantes.
Pero lo
importante eran las personas y sus recuerdos y experiencias: el H.
Marcos García (novicio menor en septiembre de 1936) y Abilio
Martínez, ingresado en 1941 hablaron emocionados. También hablaron
antiguos Directores del Noviciado Menor y de los Aspirantados, que
recordaron momentos entrañables e hicieron revivir viejos tiempos.
El
H. Visitador Auxiliar, José Antolínez, cerró el acto con unas
palabras de agradecimiento a cuantos hicieron posible la existencia
de este inolvidable lugar que fue creado en Griñón 30
octubre de 1919 y se cerró en 2002. Una oración -en lo que fue el
famoso oratorio del Noviciado Menor- y un vino español cerró este
sencillo
acto.
T.G.R.
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