HISTORIA DE LA EVOLUCIÓN DEL PAISAJE
EN LA PINTURA OCCIDENTAL
Las
finalidades inmediatas de este estudio sobre la evolución del
Paisaje en la Pintura Occidental son varias:
Conocer
que el paisaje tardó muchos siglos en aparecer hasta llegar a ser
considerado como un género del arte mayor.
Estudiar
su lenta y paulatina incorporación al arte, hasta conseguir la
categoría de "arte mayor" entre los
géneros pictóricos artísticos.
Gozar de su espléndido y espectacular desarrollo a
partir del siglo XIII.
2 LOS
ARTISTAS DEL “QUATTROCENTO” Y DEL
“CINQUECENTO” ITALIANO
2.1
EL PAISAJE EN LOS ARTISTAS ITALIANOS DEL
"QUATTROCENTO"
El
“Quattrocento”, es un término italiano que se aplica, sobre todo
en arte y literatura, a los años del siglo XV, 1400 a 1500.
Los
artistas del "Quattrocento
Italiano"
continuaron la incorporación del paisaje al cuadro de pintura,
iniciada por Giotto, utilizándolo y desarrollándolo como fondo de
sus pinturas sobre temas acaecidos en el exterior, acabando
definitivamente con el recurso tradicional y artísticamente pobre de
los dorados planos de pan de oro, herencia de los tiempos bizantinos
y góticos.
"Noli me tangere”
Fra Angelico. 1390-1455
Año 1440. Medidas: 146 x 180 cm. Técnica: fresco
En el “Quattrocento” este uso del paisaje siguió utilizándose como recurso para ocupar los segundos planos y a su vez, transmitieron dicha práctica a la mayor parte de los artistas de toda Europa en el siglo XVI, que se hizo práctica definitiva.
En esta escena evangélica de Fra Angélico, como en tantas otras de éste y de otros artistas contemporáneos suyos del "Quattrocento", se confirma que los grandes artistas de este siglo encontraron en el paisaje el recurso ideal para rellenar de color el fondo de sus cuadros siguiendo las tímidas innovaciones introducidas por Giotto y los seguidores de su escuela.
Escena del primer plano: Fra Angelico nos presenta la escena evangélica: un huerto o pequeña propiedad privada en la que se ve al Señor resucitado, mirando como de paso a María Magdalena que se arrodilla amorosamente ante él y que escucha las palabras que el Señor le dirige: “Noli me tángere”,(no me toques). La puerta del sepulcro tallado en la roca viva, abierto, sin losa que lo cubra, para sugerir la Resurrección del Señor.
Paisaje:
El segundo plano lo rellena con un paisaje que nos muestra en
perspectiva sobrepuesta, es decir, las cosas más alejadas encima
verticalmente de las más cercanas. Árboles del huerto, la cerca
limitando su superficie, los árboles más lejanos encima de la
cerca y de menor tamaño como corresponde a su mayor lejanía.
Pero es
muy de advertir que el paisaje continúa siendo solo una parte
complementaria de la pintura. Nunca, en este siglo, ni siquiera en el
Renacimiento, la naturaleza ambiental fue el sujeto único de un
cuadro, es decir, una representación cuyo objetivo único y final
fuera la reproducción de un paisaje concreto. Como tema. Sin más y
por sí mismo. El paisaje sigue sin ser admitido ni por el Arte, ni
por los artistas, como género de "arte mayor".
En esta
centuria una infinidad
de artistas, cuya sola enumeración llenaría muchas páginas,
siguieron el camino que Giotto inició en el uso complementaria del
paisaje.
Por
señalar algunos de los artistas más nombrados del "Quatrocento",
citaremos los más importantes: Fra Angelico, (1390-1455); Giovanni
Bellini, (1430-1516); Sandro Botticelli, (1445-1510); Andrea del
Castagno, (1421-1437); Piero della Francesca, !416-1492); Domenico
Ghirlandaio, 1449-1494); Giogione, (1447-1510); Fhilippo Lippi,
padre, (1406-1469); Fra Fhilippo Lippi, hijo, (1457-1504); Andrea
Mantegna, (1431-1506); Raphael, (1483-1520); Leonardo da Vinci,
(1452-1519) y muchos otros.
Estos
artistas, reproduciendo la naturaleza y el paisaje, aprenden a dar
profundidad a sus cuadros y aprovechan el paisaje para hacer grandes
progresos en el estudio de las leyes de la perspectiva, que los
genios del Renacimiento acabarían definiendo matemáticamente.
Y una
observación muy importante: los fondos paisajísticos de sus cuadros
fueron creados y pintados en el interior de los estudios, fruto no de
la geografía que les rodeaba, sino de la imaginación de cada
artista y en ningún caso copia de la naturaleza al aire libre y en
directo.
"Alegoría
de La Primavera”
Sandro Botticeli(1445 – 1510)
Sandro Botticeli(1445 – 1510)
Pintado
entre 1470 y 1480. Pintura al temple sobre tabla. Medidas: 203
x 314 cm. Estilo: Renacimiento italiano.
Poco a poco el paisaje se va configurando y adaptando hasta formar parte integrante de la propia escena representada.
En
este caso, el fuerte colorido de blancos, rojos y amarillos se
complementa con las flores esparcidas y salpicadas por el suelo.
Esos
colores claros de carnes y vestidos vaporosos que inundan el primer
plano, cobran aún más vida y color gracias al contraste frente a
los verdes oscuros del arbolado que cierra el fondo del cuadro.
El
paisaje se funde así con la escena representada hasta formar una
parte importante de ella, pictóricamente hablando.
Pero
todavía sigue siendo la escena y no el paisaje lo único importante
y más valorado por el pintor, por sus críticos y por el público en
general.
Domenico
Ghirlandaio (1449-1494)
Domenico Ghirlandaio fue maestro de Miguel Ángel.
La
utilización del paisaje en los segundos planos, ofrece, a veces,
serias dificultades en relación con lo representado en el primer
plano, pues en ningún caso han de interferirse.
En
ese sentido el ejemplo mostrado en este cuadro de Ghirlandaio, es
espléndido y perfectamente ensamblado. Es impensable que el
artista pudiera haber conseguido darle más profundidad a su cuadro
sin utilizar el paisaje, pero al mismo tiempo, es digno de admiración
que dicho paisaje contribuya tanto a dar más realismo y fuerza a la
escena evangélica que nos representa en el primer plano.
El
cuadro suele leerse de primer a segundo plano, como se leerá
normalmente, pero al mismo tiempo el horizonte sin fin en que acaban
sus límites, nos ayuda a configurar mejor el primer plano: ambos se
compaginan de maravilla y uno resalta al otro.
Paisaje:
El paisaje que nos presenta Domenico, creado en el estudio del
artista, refuerza el atrevimiento de su profundidad, a punto de
cumplir casi todos los requisitos de una perfecta perspectiva. La luz
que se apaga en el último plano nos hace más real y luminoso
el primero.
Hacia
1477-1510. Medidas: 90,8 x 110,5 cm. Técnica: óleo sobre
tabla.
La
luz divide el cuadro casi por su mitad vertical en dos mitades. En su
mitad derecha nos presenta el misterio del Nacimiento del Señor y en
la izquierda el paisaje que se pierde en un horizonte lejano.
El
predominio del color azul del manto de la Virgen, fijan nuestra
atención en el misterio de la Natividad del Señor, con el Niño
Jesús en el suelo como principal centro de interés
en el cuadro. Dicho azul del manto de la Virgen se compensa con
el del cielo que aparece en su diámetro superior contrario, al
fondo del paisaje. Ambos colores resaltan todavía más por el
contraste con el negro del fondo de la gruta y las sombras oscuras
de las rocas que la rodean.
Paisaje:
un irregular sendero se prolonga por la mitad izquierda del cuadro
hasta perderse en el horizonte, jalonado por diferentes obstáculos,
disminuyendo a medida que se alejan, le van dando la ilusión
óptica de notable profundidad.
Llama
poderosamente la atención que tantos y tan grandes artistas del
"Quattrocento", que muy pronto darían paso a las grandes
obras del Renacimiento italiano y europeo, no abrieran sus ojos a la
espléndida belleza que la naturaleza les ofrecía, ni llegaran a
contemplarla como un reto al color de su paleta o un desafío a
su fiel representación.
“Madonna”
de Fra Philippo Lippi. ( 1457-1504).
Realizada al temple
En este cuadro de Fra Philippo Lippi puede observarse cómo el paisaje del segundo plano contribuye a reforzar la serenidad, el recogimiento y la piedad de la Madonna representada en el primero plano.
El
paisaje de fondo en cierto sentido trasciende a la imagen por la
suavidad de sus planos horizontales sucesivos y la naturalidad de sus
curvas y colores.
Es
notable la armonía entre los dos planos representados. En este caso
vemos cómo el paisaje va alcanzando, poco a poco, su propia
identidad y significado.
2.2 EL Paisaje en el “Cinquecento” italiano
El
Renacimiento italiano del Cinquecento llega hasta el primer
tercio del siglo XVI, 1500-1520. A partir de este último año se
rompe el clasicismo y empieza el estilo llamado “manierista”.
En
el primer tercio del siglo XVI, sobresale la actividad de la
escuela de Florencia cuyos grandes mecenas apoyaron con su
poder y dinero el
arte de las grandes figuras del Renacimiento. Muy de cerca le seguía
Venecia y Roma donde se significaban los mayores genios del arte :
Leonardo de Vinci, Miguel Ángel Buonarroti
y Rafael Sanzio.
Estos
pintores se interesan más por la anatomía de los cuerpos. Dado el
predominio y éxito de la escultura, en las grandes obras vaticanas
la pintura busca también el volumen y redondez de las formas y eso
se consigue mejor en los primeros planos, matizando los
contrastes de la luz y las sombras manieristas.
En
los cuadros de esta pintura se hacen grandes progresos en la
profundidad sus fondos y se llegará rápidamente a descubrir y
aplicar las leyes de la perspectiva.
Con
todo, las reglas
de la perspectiva
no las definieron los pintores, aunque constantemente se estuvieran
acercando a ellas, sino un arquitecto, en este caso Bruneleschi, que
por su trabajo necesitaba presentar sus obras mediante la proyección
de las mismas en un plano, para dar a conocer sus proyectos y al
mismo tiempo para facilitar la consulta de sus maestros
oficiales en la construcción de las mismas.
Leonardo
de Vinci (1452-1519). “La
Virgen de las Rocas”
Cronología:
entre 1483 y 1486. Óleo sobre tabla. Pasada luego a lienzo. Medidas:
199 x 122 cm.
Detalle
de la roca
Leonardo de Vinci nos presenta una escena de los evangelios apócrifos: Juan Bautista, que habiendo quedado huérfano, se había retirado a vivir en soledad a una cueva. En el viaje de su huida a Egipto, la Virgen y S. José, (que no figura en el cuadro), se refugian en la cueva del camino y se encuentran con Juan Bautista. Un ángel asiste a la escena.
Hemos
elegido esta imagen de la Virgen de las Rocas, de Leonardo de Vinci,
para confirmar que el paisaje sigue utilizándose como recurso
complementario, para llenar el espacio de los segundos planos.
Además, como ejemplo evidente de que los paisajes representados
nunca fueron copiados directamente de la naturaleza en su totalidad.
Se trata de paisajes imaginados por los diferentes artistas en su
estudio, lo cual no excluye que su experiencia y visión personal
del campo y de la naturaleza, pudieran haber influido en una u otra
composición.
Paisaje:
la luz diurna que explota a la salida de la cueva ilumina una senda
hacia dentro de la misma, que se prolonga hasta la imagen sedente de
la Virgen y que da inversamente hacia fuera una profundidad muy
notable al primer plano del cuadro.
Leonardo
de Vinci. ( 1452-1519). ” La Gioconda”(“La
alegre”, en
castellano) Este
cuadro se le conoce
también como “Mona
Lisa”.
( Mona,
significa señora
en italiano antiguo).
Cronología
1503. Medidas: 77 por 53 cm. Técnica: Óleo sobre tabla de
álamo.
Leonardo
de Vinci, natural de Vinci, (Florencia), fue un genio polifacético:
pintor, discípulo de Andrea de Berrocchio, ingeniero,
inventor, anatomista, arquitecto, botánico, científico, filósofo,
escritor y urbanista. Destacó en toda clase de conocimientos,
saberes y técnicas.
Su
retrato de “La Gioconda”, cuyo nombre verdadero era Lisa
Gherardini, esposa de Francesco Bartomeu de Giocondo, es muy
probablemente uno de los cuadros más caros de la historia de la
pintura.
Su
sonrisa enigmática y el misterio que rodea este famosísimo retrato,
reside en el esfumato, técnica pictórica con que está hecho
y que los grandes pintores del siglo XVI pusieron de moda. Su
sonrisa y su misterio es mejor contemplarla que describirla.
Detalle
Paisaje:
detalle parcial del paisaje natural que rodea el cuadro. Toda la
serenidad y misteriosa pose que respira el personaje, se
prolonga reflejado al paisaje que le envuelve: Inaccesibles picachos
y fantásticas rocas, fruto de la imaginación del artista, proyectan
su sombra sobre las aguas tranquilas y cristalinas de un lago liso y
apacible, como si los rasgos sicológicos del personaje se fundieran
y clarificaran en él.
Rafael
Sanzio (1483-1520).
Otro de los grandes
pintores del pleno Renacimiento que utilizó el paisaje para
completar y dar profundidad a sus cuadros fue Rafael Sanzio.
La
belleza del rostro de sus Vírgenes, que no copia de la realidad,
según él mismo confiesa, sino que traducen la gran belleza y
dulzura de un ideal que él se había creado, son realmente
admirables. También las perspectivas que da a los paisajes con que
cierra sus cuadros son ya muy notables.
Rafael Sanzio.(1483 – 1520). "Madona del Carbellino”
Pintura al temple 1506
Jesús
y S. Juan Bautista, forman un triángulo isósceles que da a
las figuras una gran solidez y estabilidad.
Al
azul del vestido de la Virgen, el artista contrapone el color verde
claro del campo abierto que prologa hasta los dos tercios de la
altura del cuadro. A esa altura cambia su luz mediante tonos
azulados propios de un día claro y apacible. Ello le permitirá al
pintor mostrarnos el busto de Virgen sobre una claridad que realza e
ilumina la belleza de su rostro.
A su
vez el desnudo de los niños y la cara de la Virgen forman otro
triángulo, isósceles también, que nos acercan las figuras al
primer plano. El la lejanía aparece en todos claros, un paisaje de
montañas y lagos que da mayor profundidad al cuadro.
Miguel
Ángel,
(1475-1564), El más
grande de los genios del Renacimiento italiano, a juicio de
muchos autores. Al mismo tiempo escultor, arquitecto y pintor, no nos
ha dejado ejemplos elocuentes del paisaje en su pintura.
En su
famoso trabajo de la Capilla Sixtina, (1508-1512), su obra
pictórica más sobresaliente, llena sus cuadrículas de musculaturas
y las encuadra con las mismas escenas que representan.
2.3
Resumen de los dos primeros capítulos
Resumimos
las conclusiones de los dos últimos capítulos sobre la evolución
del Paisaje en la Pintura Occidental:
- El
paisaje tardó muchos siglos en aparecer en la pintura occidental.
- S.
Francisco de Asís abrió su religiosidad, su sensibilidad y sus ojos
al paisaje y a la naturaleza, como don exquisito de Dios.
- Giotto
Empezó a ocupar los segundos planos con esta innovación que se
generalizó pronto entre los grandes artistas del "Quattrocento"
y se consolidó en el “Cinquecento”.
Añadimos
dos advertencias: En estos siglos la representación del paisaje no
fue nunca objeto de una copia fiel y directa de la naturaleza, sino
solo mediante esbozos y apuntes parciales, cuando más.
Tampoco
nunca, durante estos siglos, fue reconocido el paisaje como "obra
mayor", ni admitido como tal entre los grandes géneros
artísticos.
Estudiando
más la evolución del paisaje bajo el punto de vista temporal:
- En el siglo XII aparece el nuevo humanismo franciscano que prepara de lejos el Renacimiento.
- En el XIII Giotto introduce el paisaje tímidamente en sus escenas religiosas de la vida de S. Francisco y del Señor, con referencias vivas y plásticas de la naturaleza que rodea sus escenas hagiográficas santorales o evangélicas.
- En los siglos XIV y XV, todos los artistas italianos y europeos continúan y perfeccionan esta tendencia de Giotto.
- En el siglo XVI, el paisaje se asocia a la definición misma del hombre y es reconocido teórica y sociológicamente como parte del entorno natural que nos define.
- Al mismo tiempo se van concretando y divulgando las reglas matemáticas y geométricas de las ilusiones ópticas o perspectiva visual, que conseguirán representar el cuadro en sus tres dimensiones, altura, anchura y profundidad.
- En el siglo XVII muchos artistas a caballo entre los dos últimos siglos, la Escuela Veneciana y poco después las Escuelas Flamenca y Holandesa reivindican el paisaje como una conquista muy importante e independiente una vez resueltos todos los problemas de su representación con las nuevas leyes de la perspectiva.
(Continuará)
JOSÉ
MANUEL GUTIÉRREZ BRAVO
Maestro
Nacional y doctor en Historia
Fundador
y exdirector de la Universidad Laboral de Toledo
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