EL ALCARAVÁN
Y
allí en la enorme extensión de tierras que
se abarca desde el Cerro
Fortuna,
en los crepúsculos de junio....
He comentado en algunas ocasiones que pasan del centenar las aves que aparecen en los libros de Miguel Delibes, del que celebramos los 100 años de su nacimiento en este 2020, casi los mismos que tiene mi padrino afincado en tierras cántabras.
El
ave de hoy, que no pasa de ser pájaro, es poco frecuente en Delibes.
Pero, cuando aparece, lo hace hasta en el título de uno de los
capítulos de su famoso libro Viejas
historias de Castilla la Vieja.
El alcaraván tiene como nombre científico burhinus
oedicnemus. También se
le llama en otras zonas, además del común alcaraván, alguravao,
escarabán, francolí o francolín. Alcaraván, el más conocido,
deriva del árabe “karawan”, que a su vez deriva del persa
“karvan”.
Mientras
que no vuela, su sonido se suele representar con un “cur-lii,
ta tur lii…”. Cuando
surca los cielos el chillido es más corto y muy repetido: tirurí,
tuturí, titurí, tirurí....
El
alcaraván aparece en otros dos libros de Miguel Delibes: Las
Ratas y
La caza en España. En
las 3 citas se comprueba el conocimiento naturalista que tiene
Delibes de las especies que viven en su campo castellano.
Esta
faceta de observador, de notario del comportamiento, la refleja
también en la descripción de sus personajes. Sin embargo, Delibes
no realiza descripciones asépticas, sino que, en buena parte de sus
textos, vuelca vivencias propias y rasgos de su carácter.
El
alcaraván es un ave extraña y desconocida. Desconocida porque se
mueve habitualmente en las horas sin luz o de atardecida y extraña
porque podríamos describirla como dos aves diferentes. Si la vemos
en un entorno de marisma o zona húmeda, buscando alimento, es muy
similar a un zarapito o cualquier limícola de cuerpo compacto y
patas largas y fuertes. En cambio, en su hábitat más común, el
pedregal, el llano seco y de matorral bajo, el alcaraván es un ave
esteparia, un pequeño primo de los sisones y las avutardas.
De
día tiene poca actividad y pasa las horas camuflado perfectamente en
el paisaje. Su técnica se repite en muchas otras aves de estepa o de
pradera: imitar la vegetación baja y los colores terrosos.
Otra
estrategia que tiene para defenderse es la de huir agachado,
encogido, con pasos rápidos. También puede recurrir a fingirse
herido, caminando renqueando de una pata, haciendo que el cazador se
confíe y, en un descuido, el alcaraván salga volando. Por fin, usa
la técnica de sus pollos, inmovilizándose en el terreno para
convertirse en parte del paisaje.
Un
ave tan pegada a la tierra nunca se posa en estructuras elevadas,
postes, árboles, edificios... Permanece en el suelo, con vuelos
cortos de un campo a otro. Se alimenta de insectos (grillos,
mariposas, chinches, saltamontes, polillas, hormigas...), lombrices,
caracoles terrestres, limacos... Si tiene oportunidad, también
incluye en el menú pequeños topillos, ratoncillos, pollos de otras
aves del suelo y ranas.
Es
el alcaraván un pájaro muy del siglo XXI occidental puesto que
suele poner dos huevos, a lo más 3. Pocas familias numerosas se ven
entre los alcaravanes.
JORGE URDIALES YUSTE
Doctor en periodismo. Profesor
Doctor en periodismo. Profesor
Especialista en Miguel Delibes
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