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94 Las rutas de Delibes


 

      LAS RUTAS DE DELIBES: 

                              MOJADOS


Mojados es uno de los grandes pueblos de la provincia de Valladolid que está en la carretera de Madrid, por el que pasa el río Cega y por el que pasó Delibes.

A Mojados lo nombra Delibes en El último coto para ofrecernos la siguiente reflexión:


¿Qué les pasa a las cigüeñas de Castilla? Ocurre con ellas un doble y curioso fenómeno: cada vez vienen menos pero cada año madrugan más. Ya no aguardan a San Blas como hacían antaño: “Por San Blas la cigüeña verás”. A mediados de diciembre he visto dos pares en los campanarios del pueblo vallisoletano de Mojados, en la carretera de Madrid. La primera pareja en la iglesia de Santa María y la segunda en la torre de San Juan.

Es la cigüeña uno de esos pájaros que abunda y no se pierde, que ha cambiado de hábitos, eso sí, como decía el escritor, pero que prolifera por miles en España. Las cigüeñas que vio Delibes y las de ahora forman parte del alma de Castilla, de sus pueblos. Nos parece a muchos que un par de cigüeñas sobre la torre de la iglesia de un pueblo y alguien que suba a tocar las campanas bastan para anunciar al mundo que ese pueblo no ha muerto.

Acedera

Y si la cigüeña es el ave que elegimos para este pueblo de Mojados dentro de las Rutas de Delibes, la acedera fue la planta escogida y el hachón la palabra rural que, por supuesto nombra Delibes y que se usó en Mojados.

Hachero

La palabra hachón, para los que desconocen este vocablo, es una palabra en desuso. Los hachones son las velas altas que se ponían en los hacheros. Los hachones pueden medir un metro. Cada familia tenía un hachero en su casa. Hachero: mueblecito de madera pintado de negro con dos o tres baldas horizontales y dos verticales en los extremos. Las baldas horizontales tenían cuatro agujeros para meter por ellos los hachones. Algunos hacheros tenían un cajón anejo a la balda horizontal más cercana al suelo. Allí se metían las cerillas o velas pequeñas o un trapo para limpiar el hachero. El hachero y los hachones se empleaban cuando fallecía alguien de la familia. Se subía a la iglesia y se ponía delante de la sepultura. Cada familia tenía una sepultura dentro de la iglesia en Mojados y en cualquier otro pueblo de Castilla. Si la familia era pudiente, ponía cuatro hachones, si no, uno o dos. El hachero permanecía en la iglesia 1 o 2 o 3 años y es un objeto que se ha dejado de usar con el tiempo.


Delibes nos cuenta en El último coto que solamente pasó por el pueblo, poca cosa. No sabemos si fue alguna otra vez por Mojados. Al menos él no nos lo dice a lo largo de su narrativa.

De ir por el pueblo uno de estos días, sería interesante visitar las iglesias que citó Delibes: la de San Juan, levantada en el siglo XIII; y la de Santa María, mudéjar. De allí habría que ir dando un paseo hasta el río Cega para ir haciendo hambre y parar a comer en El Cossío, restaurante de vieja estirpe castellana. Pasados los postres y pagada la cuenta habría que acercarse a la D de Delibes que da fe en Mojados de que este es uno de los pueblos de las Rutas de Delibes. Así, pueblo a pueblo, vamos recorriendo el territorio más típicamente delibesiano, el de la provincia de Valladolid. 

JORGE URDIALES YUSTE

Doctor en periodismo. Profesor

Especialista en Miguel Delibes





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