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20200226

87 AFDA

                                            Marzo, 2020
ÍNDICE PRINCIPAL

Pregón: ¡Dios!
Cuadros sobre el más allá (VI): La conversión de Miguel Ángel. E. Malvido
Páginas recuperadas (6): Galdós y los “santos” modernos. Teódulo G.R.
Alta política con estilo: Temario para aspirantes a políticos. R. Duque de Aza
Casicuento: Super Tiago. Á. H.
Soneto desde el sentimiento: Arte e Historia. Á.H.
Rincón de Apuleyo: Una lata de membrillo. A Santiago López Navia
Afderías, 6: La tortuga. CUR
Educación física: La EF de base psicomotriz.  F. Sáez



                                  ¡DIOS!


Nuestra Escuela, que tiene como centro al alumno y su circunstancia, no empieza por el alumno ni por el maestro ni por ningún otro elemento esencial de su misión. Empieza por la idea de Dios, es decir, por lo más serio de toda realidad, por su principio, sentido y fundamento. Si miramos hacia lo alto, nuestra Escuela empieza por el Cielo al que es llamada en vuelo desde lo más profundo de su ser de Escuela. De Dios y en Dios alcanza su sentido y razón de ser.
Solo que en nuestra Escuela, cuando mentamos a Dios, no mentamos una mera idea o un puro concepto, sino al Dios que está más allá de todo más allá, al Dios verdadero, el que sea, el que es, a Dios.
Nuestra Escuela mira con recelo a los teólogos que, con frecuencia, no nos hablan de este Dios nuestro al que apuntamos y estamos abiertos. Con frecuencia nuestro Dios no coincide con el que los teólogos tienen encerrado en sus construcciones doctrinales.
Tampoco coincidimos del todo con el Dios que el aprendiz de religión posee definido, y por ello encerrado, en su manual.
El encargado de turno, el viernes, el sábado o el domingo, en su homilía, a lo mejor, no nos habla precisamente de Dios sino de la realidad que circula como moneda de oro dentro de su Institución. Es una pena, no es el nuestro. En ese caso, no es el nuestro.
Tampoco suele ser nuestro Dios el del católico piadoso que le posee encerrado en la propia experiencia que le trasmitieron unos u otros y que hizo posterior y voluntariosamente suya.
Nos resultan insoportable tales “posesiones” de Dios. El Dios de nuestra Escuela es otro, más allá de todos esos dioses en posesión, aunque se les escriba con inicial mayúscula.
Nosotros en nuestra Escuela nos dirigimos a nuestros alumnos y les decimos que no poseemos a Dios, pero que le esperamos, que le anhelamos, que estamos abiertos a Él, a su ser infinito e inabarcable, apuntando solo a quién sea, a quién es, a Él.
Nuestra Escuela, a decir verdad, se ve más fuerte cuando espera y busca que cuando posee y tiene. En este caso, adora y espera en silencio al Dios transcendente del que no tiene imagen final ni siquiera concepto definitivo, Realidad primigenia y última, que más que se poseerse, se busca, Alfa y Omega.






CUADROS SOBRE EL MÁS ALLÁ

(VI)

LA CONVERSIÓN DE MIGUEL ÁNGEL BUONARROTI
Autorretrato de Miguel Ángel en su “Juicio final”

En mi anterior comentario al “Juicio final”, dejé malparado al artista florentino haciendo caer también sobre él la condena al infierno. No me quedé tranquilo porque dicha pintura no marcaba el final de la vida de Miguel Ángel Buonarroti, sino que puede hablarse de la conversión posterior del genial artista a la fe en Cristo redentor.

Aun reconociendo que una conversión religiosa es una experiencia íntima que pasa desapercibida a los ojos del público, a no ser que haya pruebas que la manifiesten explícitamente (un testimonio escrito del nuevo converso, recepción de algún rito litúrgico propio de esa religión…), pienso que puede hablarse de la conversión de Miguel Ángel Buonarroti a la fe cristiana centrada en Jesucristo. Vamos a mostrar dicha conversión mediante los cambios plásticos que se observan en las representaciones artísticas realizadas por el genial artista florentino a partir y en el tiempo posterior a la obra pictórica del “Juicio universal” (1537-1541).

En el proceso de la conversión de Miguel Ángel a la fe en la salvación por medio de Jesucristo, hay que tener en cuenta al menos estos dos factores: la dura y belicosa confrontación entre católicos y protestantes sobre la salvación eterna; y la amistad entre la poetisa Vittoria Colonna y el artista polifacético Miguel Ángel.

En cuanto al primer factor, la pugna entre los teólogos de la Reforma protestante y los teólogos de la Contrarreforma católica estaba centrada en el modo de concebir la justificación o la salvación de los creyentes cristianos. Los católicos daban primacía a las obras sobre la fe, mientras que los protestantes valoraban más la fe que las obras. Yendo más al fondo de esta discrepancia entre unos y otros, habría que ir a parar a que los católicos consideran que el pecado original de Adán y Eva causó en su descendencia una “caída” de la naturaleza humana, desde el estado de justicia o gracia original en que Dios creó a nuestros protoparentes; en el caso de los protestantes, la pérdida de la justicia o de la gracia original de los padres de la humanidad supuso un empeoramiento mayor de la naturaleza humana: el resultado fue una naturaleza humana corrompida o pecadora a la hora de actuar en esta vida…

Pues bien, en medio de estas contrapuestas ideas en ebullición sobre el tema trascendente de la salvación eterna se encontraba nuestro artista de la Toscana. Ciertamente, el “Juicio final” refleja la postura de la Iglesia católica insistiendo sobre todo en las buenas obras. Entre los salvados del “Juicio final” destacan los mártires san Bartolomé, santa Catalina de Alejandría, san Sebastián, san Lorenzo, san Blas…, acompañados respectivamente de sus instrumentos martiriales. Miguel Ángel era muy consciente de su vida de pecador. Era natural que pintara a Jesucristo como Juez airado y que se incluyera él mismo entre los amenazados seriamente con la condenación eterna: así lo da a entender su atormentado autorretrato en el pellejo que cuelga de la mano izquierda de san Bartolomé.

En cuanto a Vittoria Colonna (1490-1547), los expertos en la biografía de los dos personajes señalan el período 1536-38 como el tiempo en que se conocieron y empezaron a labrar una gran amistad de mutua admiración. Entre ellos no solo hubo una alta afinidad en aspectos artísticos e intelectuales, sino también en la dimensión religiosa. Fue en la experiencia de la vida cristiana donde hay que resaltar la enorme influencia que la marquesa de Pescara ejerció en el genio florentino, influencia que llegó a cambiar la misma expresión iconográfica de Miguel Ángel, como veremos.

La poetisa Vittoria Colonna se dejó guiar por personas más próximas al protestantismo que al catolicismo a la hora de abordar el complejo tema de la justificación o de la salvación. En los encuentros que tenían los reformistas espirituales y en los que Vittoria Colonna y Miguel Ángel también tomaban parte, se insistía, por un lado, en la debilidad humana y en la imposibilidad de vivir como cristianos en nuestra actual condición humana corrompida, y se recalcaba, por otro lado, en la expiación de nuestros pecados realizada por Jesucristo en su pasión y muerte y en confiar totalmente en nuestro Señor Jesucristo el negocio de nuestra eterna salvación.

Existen al menos dos dibujos enviados por Miguel Ángel en el año 1540 a petición de la culta y piadosa marquesa de Pescara para que le ayudaran en sus oraciones particulares.

El primero de ellos es un “Cristo crucificado”:

A diferencia de las imágenes tradicionales que presentan muerto al Crucificado, este “disegno” de Miguel Ángel tiene el rostro de Cristo levantado y mirando al cielo, como quien pide al Padre que santifique o justifique por él a la humanidad pecadora.


El segundo dibujo es más completo. Se trata de otra Piedad dibujada a lápiz por Miguel Ángel a sus 65 años, muy distinta de la Piedad del Vaticano tallada en mármol en 1499, cuando el escultor florentino tenía solo 24 años.


En esta Piedad de 1540 saltan a la vista varias innovaciones que no se daban en la conocida iconografía miguelangelesca. En primer lugar, el Cristo muerto, inerte, sostenido por dos niños-ángeles, cuya presencia se justifica únicamente para dar equilibrio al conjunto de la escena. La anatomía del cuerpo del Cristo muerto es perfecta, pero mueve más a la compasión su cuerpo herido de muerte. Luego tenemos el gesto dramático de la Madre, que alza sus brazos al cielo pidiendo alguna explicación del porqué la crueldad humana se ha ensañado contra su hijo. Finalmente, en el madero detrás de la cabeza de la Virgen se leen estas palabras del poeta Dante: “Non vi si pensa quanto sangue costa” (No se piensa cuánta sangre cuesta), palabras que señalan el precio que Jesucristo tuvo que pagar por nuestra justificación.

Vittoria Colonna murió en 1547 a sus 57 años de edad. La muerte de su admirada amiga sumió al genio florentino en profunda turbación. Su guía espiritual había partido de esta vida y él ni siquiera pudo despedirse de ella como él habría querido. Escribió el propio Miguel Ángel que se sentía profundamente dolido por haberla dejado partir “sin haberle besado la frente, ni el rostro, como le besé la mano cuando fui a verla en su lecho de muerte”.
Fue en esta atmósfera de tristeza y desolación por el fallecimiento de la amiga y amada Vittoria, cuando el genial escultor talló el siguiente grupo de figuras, que recibe el nombre de “La Piedad de la catedral de Florencia” (1547-¿1549?), o “Piedad florentina”:

La escena representa más bien la traslación del cuerpo de Jesús a cargo de José de Arimatea, de la Madre de Jesús y de María Magdalena. El centro de la composición piramidal corresponde al Cristo muerto. Su cuerpo serpenteado da la sensación de estar derrumbándose constantemente de arriba abajo. El contraste con el Cristo del “Juicio final” es hiriente. Este Cristo así maltratado por los humanos es el que atrae y seduce a Miguel Ángel, representado en la cara de José de Arimatea, anciano como él.

Las dos mujeres, con sus cuerpos empequeñecidos, ensanchan la base del triángulo escultórico. La Madre abraza nostálgica y pesarosa al hijo que salió lleno de vida de sus entrañas. María Magdalena acoge al Cristo muerto por nuestro amor. Al situar a María Magdalena en lugar del discípulo amado, que tradicionalmente figura al pie de la cruz junto a la madre de Jesús, ¿pensó Miguel Ángel en Vittoria Colonna, la mujer que le ayudó a confiar sin objeciones en el amor perdonador del Crucificado?

Todavía contamos con otra escultura más tallada en mármol que expresa iconográficamente la conversión personal de Miguel Ángel Buonarroti a Cristo redentor: la llamada “Piedad Rondanini”:



Ya anciano, nuestro Artista se dedicó a elaborar una nueva Piedad. Dicen que la estuvo trabajando hasta 6 días antes de su muerte, acaecida en 1564, a sus 89 años de edad.

La “Piedad Rondanini” cuenta solo con dos figuras, la de Cristo y la de su Madre. Parece que se trata del descendimiento de Jesús de la cruz. Las esculturas están inacabadas, no porque el extraordinario Maestro no las haya dedicado tiempo, sino más bien por sentirse incapaz el propio Miguel Ángel de expresar en el mármol la entrega de Jesucristo hasta el sacrificio de su propia vida por la salvación de la humanidad pecadora.

Miguel Ángel Buonarroti esculpía o pintaba en sus años de juventud y madurez las sublimes “ideas” quitando del mármol o de la pared pintada la materia que sobraba. En sus obras más conocidas hay un admirable reflejo de la belleza pagana del interior en la forma exterior de la materia.

Tanto en los dibujos dados por Miguel Ángel a Vittoria Colonna como las dos esculturas que hemos presentado y comentado rompen el “concepto” de belleza (pagana) y la plasmación artística a los que el polifacético florentino nos tenía acostumbrados.

A partir de la influencia en Miguel Ángel de los reformistas espirituales y sobre todo de su amada Vittoria Colonna, cambió no solamente sus “conceptos” platónicos en “conceptos” religiosos cristianos, sino también sus representaciones iconográficas.

Si comparamos el Jesús de los diseños entregados a la marquesa de Pescara y el Jesús de la Piedad del Duomo de Florencia y de la Piedad de Rondanini con el Cristo de la Piedad del Vaticano, es innegable que existe notable cambio no solo en el “concepto” pagano de grandiosidad y de intemporalidad que contiene el Jesucristo de la Piedad del Vaticano esculpido por el joven Miguel Ángel (y, por extensión, sus conocidas esculturas y las pinturas de la Capilla Sixtina), frente al “concepto” cristiano reformista de debilidad y de historia trágica que encierran los Cristos del Miguel Ángel entrado ya en años de lacerante deterioro, sino también en su plasmación iconográfica.
EDUARDO MALVIDO
Maestro, catequista y teólogo



PÁGINAS RECUPERADAS (6)



Galdós y los “Santos modernos” 


Este año recuperamos a don Benito Galdós, insigne notario de la realidad de la España y del Madrid del siglo XIX. El retrato de España no lo realiza sólo en los Episodios Nacionales, sino también en sus novelas. Por estas pasan personajes creados por el propio novelista, pero también hombres y mujeres tomados de la realidad, a los que describe como si pintara del natural: el fondo y la trama de su vida es real, aunque ciertos rasgos sean fruto de su imaginación y fantasía. Marañón llega a afirmar que “no hay personaje de Galdós que no sea retrato de una persona a la que ha conocido, hombre o mujer de carne y hueso...”


Si traemos a AFDA a Galdós no es sólo porque celebremos el centenario de su muerte, sino porque en ese desfile de “tipos y paisajes” de la España del siglo XIX, aparece, en las páginas excelentes de la novela Fortunata y Jacinta, la serena admiración por una mujer, doña Guillermina en la ficción, a la que él llama la santa, y que no es otra que doña Ernestina Manuel de Villena, la mujer que trajo a los primeros Hermanos de las Escuelas Cristianas a España y una de las personas más auténticamente cristianas del Madrid del ochocientos. Vamos, pues, a dejar que sean algunos textos recuperados de Galdós – ¡del anticlerical Galdós!- los que nos describan la recia personalidad de Guillermina-Ernestina; así intentaremos a la vez recordar al novelista y destacar algunos rasgos de la santa.
La que luego sería para Galdós una “santa madrileña” y “una santa mundana” es una señorita cultivada de la aristocracia, que alterna con lo más selecto de la capital pero que, al mismo tiempo, siente una revolución interior que le llevará a dejar lujos y festejos para darse por entero a lo que ella ve como el reverso de esta estampa mundana de lujo y riqueza: los pobres de los barrios marginados de Madrid. Al tiempo que asistía a fiestas y veladas “crecía en ella, se nos dice, una necesidad de vivir de veras el desafío cristiano sin caretas ni convenciones sociales” (P. M. Lamet, La Santa de Galdós, Trotta, Madrid, 2000p. 131).
Don Benito describe su imagen recia, decidida, optimista, alegre, emprendedora y con un alto grado de independencia en la novela antes citada. Dice Galdós que “Era mujer que cuando se proponía algo iba a su fin, derecha como una bala, con perseverancia grandiosa, sin torcerse nunca ni desmayar un momento, inflexible y serena” (Fortunata, I, 264). Podríamos seleccionar abundantes textos que reflejan ese carácter recio y emprendedor de Ernestina, su fuerza moral, su decisión para abordar los problemas sociales, sus contactos con los nobles y adinerados y su continua solicitud para con los necesitados de los pobres de Madrid, lo que se denominaba “el cuarto estado”.
Pero dejemos por ahora la novela Fortunata y Jacinta. La impresión que le produjo a Galdós doña Ernestina le llevó a escribir un artículo, fuera de la novela, titulado Santos modernos, dedicado a hablar de los santos de su tiempo; aunque Galdós decía que por entonces no se canonizaba a muchos, sí reconocía la existencia de santos y santas de un pieza en la vida real. Y destacaba por encima de todos a esa santa mujer. Esta referencia directa a doña Ernestina es un dato lleno de fuerza y de viveza: el propio Galdós identifica en este artículo a la Guillermina de la novela con la Ernestina de la vida real madrileña. Tan sólo ha cambiado el nombre: todo lo demás es real como la sociedad que describe: “Lo verdaderamente auténtico y real es la figura de la santa Guillermina Pacheco. Tan solo me he tomado la licencia de cambiar el nombre. La santa dama fundadora se llamaba en el siglo doña Ernestina. Recaudando cuantiosas limosnas, así en los palacios como en las cabañas creó un asilo en cuya iglesia reposan sus cenizas. Esta gloriosa personalidad merece a todas luces la canonización (En B. Pérez Galdós, Santos modernos, reproducido en P. M. Lamet, La Santa de Galdós, 255-269).
Esta “santa moderna” es alguien que, olvidada de sí misma, lleva una existencia entregada a los demás: “Durante treinta años doña Ernestina ha vivido consagrada a proporcionar recursos a los necesitados, implorando la caridad pública. Todo Madrid ha visto a esa valerosa mujer vestida con traje humilde, aunque sin afectación de pobreza, recorriendo las calles, penetrando en todas las moradas, desde las más ricas a las más pobres, en unas para pedir socorros, en otras para llevarlos. Había llegado a adquirir tal serenidad de espíritu, que se presentaba al Rey con igual talante que al último de los ciudadanos. Al primero le hablaba sin lisonja, y al segundo sin altanería(Los santos modernos, reproducido por P. M. Lamet, o.c. 257). Para Galdós “Doña Ernestina es la honra de su tiempo y de su raza”.
La noble figura de doña Ernestina, expresada a través del personaje galdosiano de Guillermina Pacheco, pudiera parecer a algunos una fina crítica del Galdós anticlerical. Pero más bien es la expresión de una admiración sincera. Doña Ernestina, afirma Galdós, “es una persona a quien tengo por santa de veras, y no es broma” (“Santos modernos”, en P. M. Lamet, o.c. 256). Y ante el argumento de no ser canonizada por falta de milagros, Galdós responde citando los “otros milagros” hechos por la santa. Y además de los auxilios y ayudas sin cuento a los más necesitados... “Doña Ernestina ha levantado en Madrid el Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón, magnífico y espacioso edificio que representa un coste de seis u ocho millones. ¿Cómo lo ha hecho? Pues de una manera muy sencilla: reuniendo el dinero cuarto a cuarto” (“Santos modernos”, en P. Miguel Lamet, o.c. 258).


Para terminar citaré de nuevo a P. M. Lamet, biógrafo de Dª Ernestina, quien afirma que Galdós “nos ha proporcionado el retrato de su alma, que solo la recreación literaria puede evocar adecuadamente para rellenar el hueco de los datos históricos y objetivos, que identifican historia y ficción. Pocos santos, o posibles aspirantes a tales como Ernestina Manuel de Villena han tenido en la historia la suerte de verse abocetados por la genial pluma de un maestro de la literatura, como Galdós” (P.M. Lamet, o.c. p. 100).
Teódulo GARCÍA REGIDOR





TEMARIO PARA ASPIRANTES A

POLÍTICOS EN ESPAÑA


Cuestionario previo al que responder con imprescindible rigor histórico y suficiente visión de futuro a quienes pretendan ejercer de políticos en nuestra España del siglo XXI. Examen escrito de tres horas sobre el temario completo (doce minutos por tema) y posterior exposición oral de media docena de temas a elección del tribunal (cinco minutos por tema).


REALIDADES QUE EUROPA Y EL MUNDO LE DEBEN A ESPAÑA
1 Quince siglos de presencia activa en Europa tras el III Concilio de Toledo, momento del nacimiento de España.
2 Aceptación del Derecho romano. Abjuración del arrianismo, profesión nacional de catolicismo.
3 San Isidoro de Sevilla. Vigoroso movimiento cultural del Medievo que desemboca en la creación de Universidades.
4 La Reconquista, que rechaza la dominación musulmana de Europa.
5 La incorporación de buena parte de las culturas oriental, griega y romana a través de cristianos, árabes y judíos, principalmente con la Escuela de Toledo de los tiempos de Alfonso X, el Sabio.
6 La forma social de vasallaje en lugar del feudalismo medieval.
7 El testamento y el espíritu de Isabel la Católica.
8 El concepto de fraternidad universal, del libre albedrío y de la dignidad de la persona por los profesores de la Universidad de Salamanca, que orientan la conquista de América.
9 España paladín de la lucha frente a la Reforma protestante y motor de la Contrarreforma católica.
10 Los siglos de Oro de la literatura española. Cervantes. Velázquez…
11 La caballerosidad y la palabra liberal, realidad y concepto español.
12 El fracaso de Napoleón Bonaparte en la Guerra de la Independencia.
13 El servicio a Europa por su neutralidad en las dos grandes contiendas del siglo XX: no triunfa el totalitarismo, intercambio de prisioneros, vidas de judíos salvadas…
14 Colaboración con los EE.UU. frente a la Rusia comunista. Gran servicio a Europa.
15 El alto ejemplo de los mártires de la Guerra del 36. La creación de una clase media y otras realizaciones de la España de la etapa de Franco.


RAMIRO DUQUE DE AZA
Maestro. Profesor de Teoría del conocimiento
Bachillerato Internacional




"SUPER TIAGO”

Todo comenzó hace apenas cuatro meses, mediado el pasado mes de octubre de 2018. El pequeño Tiago, de tan solo diez años de edad, regresaba a casa tras concluir el habitual entrenamiento con sus compañeros de equipo. Pero desde hacía ya algunas semanas, al finalizar los entrenamientos se sentía especialmente fatigado. Algo que, dado el natural dinámico y resistencia a la fatiga de Tiago, motivó la preocupación de sus padres.


A la pertinente consulta al médico de familia siguió la intervención de varios especialistas. El manifiesto cansancio y la aparición de pequeños hematomas en diferentes zonas del cuerpo hacían pensar en un posible caso de leucemia. A las preceptivas pruebas médicas siguió un diagnóstico claro: aplasia medular grave. Las células madres encargadas de producir células sanguíneas se habían reducido y prácticamente desaparecido. Sólo un trasplante de médula ósea podría detener y revertir la evolución de la enfermedad. Y no resulta fácil dar con un donante compatible. De hecho, estadísticamente, sólo uno de cada cuatro pacientes con aplasia medular encuentran en su entorno familiar esa compatibilidad.

El decaimiento de Tiago y la falta de defensas hicieron necesario su internamiento en un centro hospitalario. Desde primeros de noviembre, el pequeño ha permanecido hospitalizado, primero en La Coruña y luego en el Clínico Universitario de Santiago, con el tratamiento médico adecuado y a la espera de una donación salvadora. Cada año en España son diagnosticadas de algún tipo de leucemia en torno a 6.400 personas. Afortunadamente, España se encuentra entre los países más claramente solidarios, y son muchas las personas inscritas en el registro de donantes. La condición, estar entre los 18 y los 60 años de edad –aunque el resultado clínico es positivamente mayor cuanto más joven sea el sujeto- y no padecer enfermedad susceptible de ser trasmitida al receptor o que pueda poner en peligro la vida del donante.

En el tiempo que Tiago permaneció recluido en el hospital, las muestras de solidaridad de su entorno más próximo fueron constantes. Desde la distancia, el pequeño paciente no dejó de sentir el calor de cuantos le manifestaban su cariño. Tiago militaba como alevín en el “Imperator”, club futbolístico coruñés. Sus compañeros de equipo se volcaron desde el principio en una campaña de ánimo a favor de su amigo. Encargaron camisetas con el mensaje “Ánimo, Tiago”, inundaron las redes sociales con menajes de ánimo, y comienzan cada entrenamiento y cada competición con un cántico esperanzado: “1, 2, 3, ánimo, Tiago”.

Desde muy diversas personas y entidades le llegaron al pequeño mensajes solidarios. Álex Bergantiños, centrocampista del ‘Dépor’ reconocido por Tiago como uno de sus ídolos deportivos; Carlos Martínez, en representación del Básquet Coruña; el Hockey Club Liceo; las jugadoras del ‘Dépor’ femenino; la plantilla de la Sociedad Deportiva Compostelana; los jugadores de básquet del Leyma; el cuerpo técnico del Deportivo Abanca, con su mensaje “Forza, Tiago”… y, singularmente, el “Imperator” en pleno. La solidaridad con Tiago traspasó fronteras, y reconocidos deportistas, como Pampero y Gastón, internacionales con la Selección de Uruguay de Fútbol Playa o Denis Montoya, técnico de la Federación de Fútbol Playa de Costa Rica, entre otros, hicieron llegar al alevín su menaje de ánimo.


La incertidumbre de la espera, particularmente para los padres y allegados, resulta dolorosa. Afortunadamente para Tiago, esta fue relativamente corta. Transcurridos apenas tres meses, el 24 de enero, llegó la noticia: dos donantes compatibles, entre los que los facultativos se decantaron por una joven alemana, que siempre contará con la infinita gratitud de Tiago y su familia.

El organismo de Tiago ha asimilado el trasplante, y su cuerpo comienza a generar sus propias defensas. La intervención ha resultado exitosa, y todos nos congratulamos por ello. Especialmente significativo, el acto que el CEIP Labaca, donde Tiago cursa su quinto año de primaria, ha organizado con motivo de la feliz intervención. Trescientos escolares, disfrazados de ‘Súper Tiago’, un nuevo superhéroe coruñés que no es otro que su compañero de colegio Tiago Rodríguez Fraga, con túnicas negras, capas amarillas y la inicial T recortada en su pecho y entonando el Wi are the champions le han enviado un mensaje muy especial. Un acto multitudinario al que su destinatario no puedo asistir, pero del que recibió cumplida noticia a través de fotos y vídeos grabados por familiares y amigos. “Todo esto va por ti”, gritaban los compañeros, a quienes Tiago podía escuchar a través de un teléfono móvil. Como colofón, una antorcha olímpica encendida en el fuego que tras la Olimpiada de Barcelona de 1992, cedió al colegio un padre de familia que compitió en aquellas.

A la satisfacción de Andrés Soto, director del centro y organizador del evento, se une la gratificante sorpresa de Lucía Fraga, madre del pequeño. “Nos han dado la noticia de que, por fin, puede salir de su aislamiento, y en un plazo aproximado de un mes podrá volver a casa”, comentaba esta, tras señalar que la recepción del vídeo que recoge el mensaje de los escolares ha supuesto para él un verdadero ‘subidón’ de defensas. Casi se le saltaban las lágrimas cuando vio a esa cantidad de Súper Tiagos, a sus compañeros, profesores, padres, madres… A nosotros y a toda la familia y amigos, cada vez que vemos ese vídeo se nos mueve algo por dentro y no somos capaces de verlo sin soltar alguna lagrimilla”.

Siempre es doloroso sentir cerca la huella de la enfermedad. Y el dolor es mayor cuando quien la sufre es un niño. Visitar de vez en cuando un hospital resulta, sin duda, excelente catarsis. Y más cuando la inocencia de un pequeño paciente se envuelve en una sonrisa que induce esperanza. El de Tiago no es, desgraciadamente, un caso aislado. La campaña desarrollada en torno a él y la singular iniciativa llevada a cabo en su colegio lo han convertido en mediático. Y es estupendo que así haya ocurrido, y que la divulgación de su proceso, con una resolución especialmente feliz, sirva para que tomemos conciencia de lo que significa, empaticemos con Tiago y con cuantos como él necesitan del apoyo de sus semejantes y nos animemos a colaborar. Sobre el pódium de los vencedores, quienes como Tiago, sienten cerca una grave amenaza y luchan por superarla. La imagen de solidaridad de los ‘Súper Tiagos’, claramente aleccionadora. “Sin él la clase no tiene gracia”, comentaba un compañero; “Es un guerrero, está aguantando y no se queja”, decía otra niña de su clase. “Ponte las pilas, que sin ti no es lo mismo, te echamos de menos”, “Hasta ahora te dejaba ganar, porque estabas malo, pero en cuanto estés bueno, te gano, seguro”. Expresiones cargadas de afecto, de quienes, seguramente por sus pocos años, rebosan optimismo.

No es Tiago un personaje de ficción;
tampoco es ficticio el relato de su proceso y curación. Pero consideramos que bien puede este considerarse un ‘casicuento” y como tal lo presentamos. Porque tiene los rasgos con que quisimos definir este subgénero: suceso al que, en su evidente realidad, acompaña un elemento que la trasciende e infunde en ella un halo especialmente positivo: el que nace de la bondad, la generosidad y el calor humanos. Especialmente clarificador, el comentario del articulista en una de las notas de prensa de estos días: “El milagro de Tiago tiene mucho que ver con la fe y con la amistad, que también curan”.

ÁNGEL HERNÁNDEZ EXPÓSITO
Maestro. Doctor en Ciencias de la Educación. Emérito UCJC














UNA LATA DE MEMBRILLO


No paro de recordar
una lata de membrillo
que en mi pobre y dulce hogar
brillaba con su amarillo
y suave tintinear
de plata en el colodrillo.


Mis cinco sentidos son
congregados de repente
en el bello recipiente
que causaba mi ilusión:
saborear su crujiente
carne enlatada en latón.

Hoy que vuelvo a mi niñez
¿cómo no tener en cuenta
la clara y tierna avidez
del membrillo que revienta
con la misma esplendidez
que un rayo de la tormenta?


Cato, cato, cato, cato
y no paro de catar
aquella carne en el plato
tras la tapa destapar.
¿Era caro o era barato?
No lo sabré concretar.


Una lata de membrillo
conservo yo en mi escritorio.
Hay un niño perentorio
que a escribir con ese brillo
dedica el tiempo amarillo
como anciano vejestorio.


Tinta y papel guardo en ella,
sigue siendo una centella
que enciende mi corazón
y también es una estrella
bella, bella, bella, bella,
que surte mi inspiración.


Una lata de membrillo
de Puentegenil decora
mi despacho cada hora
desde que era aquel chiquillo
que aún lo sigue siendo ahora,
ay, quizás, con menos brillo.


Tened de él compasión.
Tanto busca, tanto indaga,
que no le importa la paga
que merezca su atención
y aquí sin duda se apaga

lo que os deja como un don. 




A SANTIAGO LÓPEZ NAVIA,

PROFESOR Y EDITOR
                      
                                      


Santiago López-Navia, el muy Discreto
profesor y editor en una pieza,
tiene bien amueblada la cabeza
y el noble corazón, de amor repleto.

Le trato con soltura y con respeto,
amo su compostura y ligereza,
me encantan su bondad y su fineza
y en sus libros retóricos me meto.

Barba reverencial muestra en la cara,
usa la persuasión, hoy cosa rara,
de tomo y lomo es su maestría.

Que amigo mío es, nadie pensara
salvo aquel que a los dos nos enseñara:
Cervantes en su prosa y poesía.
















6 LA TORTUGA

  • A juzgar por su cuello largo y rugoso toda tortuga es vieja, muy revieja.

  • Ha dado en la locura de creerse cura de misa solemne y no se quita para nada la casulla de pontifical que viste.

  • Los niños de mi tiempo, inmisericordes con los animales, le daban puntapiés, como si fuera una pelota. Cansados del juego, la abandonaban dejándola panza arriba.

  • La verdad es que nunca faltaba una persona mayor que la socorriera en su indecorosa postura. 

  • Ella no decía nada, ni se quejaba, daba las gracias a su manera, que era echar a andar, como si nada hubiera pasado: silencio del perdón. 
  
CUR











71 La educación física de base o psicomotriz (de 3 a 9 años)


La E.F.B. o psicomotriz es una educación general del ser a través del movimiento corporal. Implica a la persona teniendo en cuenta sus percepciones, sus sentimientos, sus actuaciones... Abarca desde que finalizan los reflejos básicos de movimiento –en el primer año de vida aproximadamente– y se prolonga durante toda la niñez, hasta que se producen los cambios de la pubertad.


La diferencia con la Educación física tradicional radica en que ésta es abordada desde un punto de vista anatómico-fisiológico y está pensada para adultos, mientras que la educación psicomotriz es una tentativa de integración de los datos aportados por la psicología del niño, la psicología genética, la neuropsicología y el psicoanálisis en una aproximación corporal de la personalidad del niño. Es una tentativa de considerar al ser en su unidad y en su globalidad (Maigre y Destrooper, 1984). Desarrolla las capacidades perceptivo-motrices de coordinación y de percepción del propio cuerpo y del entorno.

El término psicomotricidad, fue acuñado por Dupré en 1909 (citado por Ramos, 1979). Su primera formulación en la vertiente educativa se debe a los trabajos de Guillmain en 1935 y 1948, basada sobre las concepciones psicobiológicas desarrolladas por Wallon (1934). Nació como método de rehabilitación para niños deficientes y con trastornos del comportamiento; después se aplicó como método educativo para niños con retraso (Picq y Bayer, 1969). Tras un largo periodo durante el cual la psicomotricidad fue pasando de la esfera de los conceptos teóricos a la planificación práctica, el término ha sido definido y re­definido de acuerdo con las corrientes de pensamiento psiquiátricas, psicológicas y psicopedagógicas.

A partir de su incorporación a la Educación Infantil y Primaria el niño empieza a recibir una educación psicomotriz sistemática, llevada a cabo por el profesorado especializado en educación física.

No existe un criterio unificado de los métodos que se aplican en este tipo de educación. Hay diferentes concepciones de la psicomotricidad y, también, diferentes puntos de vista a la hora de ponerlos en práctica.

Desde el punto de vista de la ejecución práctica, existen tres modelos básicos de praxis a partir de los cuales se han desarrollado todas las técnicas de trabajo psicomotriz (Maigre y Destrooper, 1984).

  • 1. Un modelo psicopedagógico, cuyos iniciadores son Picq y Vayer (1969).
  • 2 Un modelo científico de la educación física, creado por Le Boulch (1971) y basado en la educación por el movimiento.
  • 3  Un modelo inspirado en Ajuriaguerra (1970) con dos vertientes:   

- Terapia de reeducación de los movimientos deficientes.

          - Terapia relacional fundamentada en el psicoanálisis.

    Desarrollaremos estos modelos en la próxima entrega.


    Francisco Sáez Pastor
    Universidad de Vigo

    117 AFDA

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