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113 Magisterio. Liras

 



Y MAESTRO FUI



Griñón apenas era

una villa de un ciento de habitantes;

y alguna primavera

floreció, incluso, antes,

en los verdes viñedos de diamantes.


Yo era entonces un niño

que se abría a la vida lentamente.

Mis padres, con cariño,

me dieron, felizmente,

permiso para estudiar; y, ausente


del hogar y sus brazos,

encontré en el estudio remedio

y unos nuevos lazos.

Y jamás tuve tedio,

entre amigos de aquel inmenso predio.


Con la oración y estudio

y la campana que llamaba al rezo

y cuando era el preludio

del día; y yo empiezo

la nueva jornada; y ahora me mezo


en ese recuerdo

que me lleva a ese tiempo pasado

y de este me acuerdo.

Es un tiempo añorado,

lejano —y porque me hizo—, muy amado.



Y aprendí cuanto sé

o lo más importante y necesario—,

y solo entonces fue,

tras un arduo horario—,

que recibí mi título, salario.


Y fui maestro, sí.

Y eduqué, con dedicación y esmero.

pues me hicieron así,

aquellos que venero,

maestro de verdad, humilde, austero;


madrugador de albas,

y educador, amigo, consejero.

De arte, como Rosalba,

con su pincel certero,

Maestro que en el cielo es hoy lucero.


ANTONIO SÁNCHEZ MONTERO

Maestro. Profesor de filosofía


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