ÍNDICE PRINCIPAL
Pregón:
Blog AFDA, 68
Relato
bíblico del mes: Amós, un profeta vaquero. Zereutes
Escuela
de ayer, de hoy y de mañana: Foco de cultura. CUR
Dios
es amor: El 4º milagro. La resurrección de Jesús de Nazaret. E.
Malvido
Alta
política con estilo: Media docena de
intelectuales en el Congreso. R. Duque de Aza
Cela,
una novela cada mes: Madera de boj.
Á. Hdez.
Afderías:
Altos provechos de las disciplinas de
estudio. CUR
Soneto
del sentimiento: Febrero. Á.H.
Rincón
de Apuleyo: Asamblea de los animales.
Hemos
leído: Castrillo habla. R. García de los
Ríos
Educación
física: Movimientos involuntarios. F. Sáez
FEBRERO, 2018
Amigos, un nuevo número del blog AFDA, el 68
Febrero de 2018
Os venimos hablando a gritos de lo que más os importa y nos importa a vosotros y a nosotros como humanistas, cristianos y españoles. Volvemos a la carga con el presente nº 68 de AFDA.
Desde nuestra torre del homenaje izamos en alto la enseña de España, glorificamos al Cielo con nuestros artículos y con ellos, por nuestra parte, mantenemos abierto el universal horizonte del Catolicismo. En ningún momento alejamos las yemas de los dedos de las teclas del estilo.
Nuestras alas en vuelo planean hacia el magisterio. Nuestro lema sigue siendo el contundente tot lumina tot limina de nuestros maestros y, con ellos, desde nuestra modestia y parquedad, estamos en primer línea, al filo del amanecer, AFDA.
Al margen del salterio, AFDA es nuestra manera de hablar con el Cielo -incienso y oración debidos-, a nuestro Dios Todopoderoso, autor del Cosmos y de la Gran Esperanza de nuestro Paraíso Eterno.
AMÓS, UN PROFETA
VAQUERO
Amós había nacido en Tecua, un
pueblecito a unos 80 kilómetros de Belén. Sus padres eran granjeros. Amós
creció entre el pastoreo, el ordeñe y los trabajos que dan las vacas. A Amós todo parecía prepararle un porvenir de
vaquero más o menos rico en el reino de Judá.
Pero ni la naturaleza humana ni los
primeros años de la vida, tan decisivos, ni las circunstancias familiares y
sociales lo son todo. En el caso de Amós, desde luego, no lo fueron.
-
Yo no soy profeta –argumentaba Amós- ni pertenezco al gremio de los profetas. Yo
soy ganadero y cultivo higueras.
-
El Señor me arrancó de mi ganado y me
mandó a profetizar a su pueblo Israel.
“En todas las viñas habrá llanto (…) el buen jinete no se salvará (…) Yo
os aplastaré en el suelo, como un carro cargado de gavillas (…) Vuestras higueras y olivares los devorará la
langosta (…)”.
“Aquel día levantará la choza caída de David, el pastor (…) Mirad que
llegan días –oráculo del Señor- en los que el que ara seguirá de cerca al
segador y el que pisa las uvas al sembrador (…) Fluirá licor de los montes y
ondearán los collados (…) Los plantaré en su tierra y ya no los arrancarán de
la tierra que les di, dice el Señor, tu Dios”.
Zereutes
Ancien
élève de Évode Beaucamp
y de
Francesco Spadafora
5 Foco de cultura
Escuela de ayer
La
Escuela fue ayer en numerosas ocasiones un “foco de cultura” para el barrio y
para la ciudad.
Era
un referente cultural para su entorno.
Conferencias, obras de
teatro, festivales deportivos, fiestas nacionales
o locales que celebrar a toda pompa, revista colegial… Asociaciones de padres de alumnos y de antiguos alumnos…
Catequesis fuera del centro.
Escuela de hoy
La Escuela hoy es una más ente otras muchas idénticas
unas a otras,
meras escuelas en función de mínimos de aprendizaje
y de la mediocridad de los Gobiernos.
Escuela del mañana
¿Qué tipo de escuela puede florecer y lograremos que
sobreviva mañana sobre un suelo mundial
que hoy domina poderoso el Grupo Bilderberg?
que hoy domina poderoso el Grupo Bilderberg?
Delante, la meta la tenemos, la mejor. En retaguardia no nos habrá de faltar ni la
Historia, ni el alto Cielo, ni un enorme empeño, ni una vigorosa ilusión.
CUR
EL 4º MILAGRO DEL DIOS
AMOR
LA RESURRECCIÓN
DE JESÚS DE NAZARET
El hombre que vivió
agradando plenamente a Dios
Antes de comenzar su
vida pública como el predicador del Reino de Dios, Jesús recibe el bautismo de
manos de Juan el Bautista. Los Evangelios sinópticos (Mt 3,13-17; Mc 1,9-11; Lc
3,21-27) terminan la escena del bautismo de Jesús con estas palabras
provenientes del cielo: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”. Estas
palabras escritas bastantes años después de la muerte y resurrección de Jesús
reflejan ciertamente la fe de los primeros cristianos en la filiación divina de
Jesús (“mi Hijo amado”), pero también la complacencia del Padre en la manera
histórica de Jesús de dar comienzo a su actividad pública: recibiendo como uno
más entre la gente sencilla un bautismo para remisión de los pecados que Juan
el bautista impartía gratis, en vez de acudir al templo de Jerusalén haciendo
una ofrenda que costaba dinero para purificación de los pecados.
A lo largo de su
ministerio itinerante como anunciador del Reino de Dios, Jesús continuó con su
actuación no mesiánica: se dirigía preferentemente a los pobres, a los
ignorantes, a los enfermos, a los pecadores, a los infravalorados y
marginados…, y repetidas veces leemos en los Evangelios, y en especial en el
Evangelio de Juan (cf Jn 5,19), que Jesús les habla y actúa con ellos, no por
iniciativa propia, sino ateniéndose fielmente al deseo ardiente y a la voluntad
compasiva de Dios Padre para con la gente maltratada por las autoridades
religiosas y por los poderosos del país.
A Jesús lo único que le
impulsa y preocupa de verdad en su hablar y en su obrar es agradar al Padre y
no hay nada ni nadie —ni la incomprensión de sus propios discípulos ni la
reacción hostil de los líderes del judaísmo— que le haga desviarse un milímetro
en su fidelidad al Padre.
Los dirigentes judíos
rechazaron a Jesús no tanto por su modo solidario de actuar con la gente
menospreciada, sino porque afirmaba claramente que era el mismo Dios quien
actuaba así a través de él: “No queremos apedrearte por ninguna obra buena,
sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios”
(Jn 10,33).
Ni siquiera en el final
antimesiánico de su muerte en cruz, consecuencia históricamente previsible,
Jesús dudó, en medio de su soledad angustiosa, de la fidelidad resucitadora del
Padre para quien en vida le había complacido totalmente: “Cuando hayáis
levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que `Yo soy`, y que no hago nada
por mi propia cuenta, sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que
hablo. Y el que me ha enviado está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo
hago siempre lo que le agrada a él” (Jn 8,28-29).
La resurrección de
Jesús: un hecho de excepcional categoría metafísica
“Dios [Padre] ha resucitado a Jesús” es la
primera proclamación que hicieron los Apóstoles como cristianos. Jesús de
Nazaret es el primero y, hasta el día de hoy, el único resucitado. Nosotros,
los creyentes cristianos, seguimos siendo mortales. La resurrección de Jesús
tampoco ha cambiado el rumbo de la historia ni de nuestras historias. En
consecuencia, no nos creemos en el fondo que en Jesús haya ocurrido algo que
rompa y desborde nuestros verdaderos límites humanos: la muerte y el imperio
entre nosotros de la injusticia, desigualdad, abuso, enfrentamiento,
explotación…
Pienso que no reparamos
ni tomamos en serio la realidad del hecho de la resurrección de Jesús ni el
contenido significativo de la resurrección. Por el contrario, los primeros
discípulos sí que se sorprendieron del acontecimiento de la resurrección de
Jesús y de lo que significaba, y creyeron de verdad,
Ellos, como creyentes
judíos, creían en la resurrección universal y futura de los muertos. No esperaban
que ocurriera tan pronto la resurrección y, menos aún, que resucitara de entre
los muertos solamente uno, el Crucificado, como tampoco esperaban el modo
totalmente nuevo de ser del único Resucitado.
Los primeros cristianos
confiesan que Jesús, a pesar de haber muerto, está vivo y, al mismo tiempo, declaran
que vive para siempre gloriosamente. En el mismo hecho de la resurrección de
Jesús tuvieron lugar simultáneamente los dos contenidos: su victoria definitiva
sobre la muerte y su ascensión a la gloria del Padre. Si Lucas en los Hechos de
los Apóstoles distancia la resurrección de Jesús de entre los muertos respecto
de su exaltación gloriosa en 40 días y en 50 días de cara a Pentecostés,
es —una vez superado el cálculo erróneo
de una inmediata parusía del Jesús glorioso—, para facilitar a los cristianos
la comprensión del nacimiento de una nueva era en la historia de la salvación:
la era de la Iglesia animada y guiada por el Espíritu Santo. En cambio, los
hechos resurrección-ascensión-pentecostés ocurrieron en Jesús al mismo tiempo
el día de Pascua.
Volviendo a las dos
afirmaciones que los primeros cristianos sostenían a la vez acerca de Jesús
resucitado, a saber, que Jesús, a pesar de haber muerto, está vivo y que vive
gloriosamente, sentado a la derecha del Padre, hay que reconocer que ambas
afirmaciones se salen del orden de la creación y de la historia.
Metafísicamente hablando, son acciones totalmente extraordinarias. Y solo Dios
puede ser su Autor. A raíz del acontecimiento de la resurrección de Jesús, el
Dios de los cristianos es conocido como “Aquel que resucitó de entre los
muertos a Jesús, Señor nuestro” (Rom 4,24).
La resurrección o la
respuesta agradecida del Padre al Hijo humanado siempre complaciente
En este apartado, más
que la excepcional categoría metafísica de la resurrección de Jesús, una acción
sin analogías en la naturaleza ni en la historia, nos interesa poner de relieve
la respuesta agradecida de Dios Padre a la fidelidad complaciente de Jesús para
con Él a lo largo de toda su existencia humana. Lo resaltaremos concretamente en
tres respuestas dadas por Dios Padre a otros tantos puntos de la vida y muerte de
Jesús:
1.
Respecto a la condena injusta a muerte
de Jesús
A
la mirada de los testigos de la resurrección de Jesús, era patente que Dios
Padre, con su intervención resucitadora, declaraba inocente a quien el sanedrín
había sentenciado a muerte y a quien Poncio Pilato había mandado ejecutar como
contrario a la soberanía del emperador: “Jesús, rey de los judíos”.
2.
Sobre el modo original de Jesús de vivir
como “Mesías”
Dios
Padre, resucitando a Jesús, proclamaba a los ojos cristianos que Jesús, a pesar
de su vida no mesiánica y de su muerte antimesiánica, era el auténtico Mesías
prometido por Yahvé desde hacía siglos al pueblo de la Alianza. La primera
confesión de fe cristiana fue muy probablemente “Jesús es el Mesías=Cristo”,
que al fusionarse se fijó como nombre en “Jesucristo”. Seguramente Jesús de
Nazaret no se intituló “Mesías” en su vida histórica. En los Evangelios sí que
se le llama muchas veces, ya sea por boca de los mismos discípulos, de los
enfermos, de los demonios… Los primeros discípulos aprovecharon la composición
posterior de los Evangelios para confesarlo “Mesías”, y así “reparar” la falta
de fe en Jesús como Mesías en su convivencia con el Maestro.
3.
Hijo de Dios Padre en sentido real
En
sentido metafórico son muchos los puntos de vista desde los cuales Dios es
denominado “Padre” de los seres humanos. La razón más extendida en las diversas
religiones es la consideración de Dios como origen de la vida. Si llamamos
“padres” a nuestros progenitores, ¿cómo no considerar “Padre” al Manantial de
la vida? Otra argumentación es la que se basa en una alianza establecida entre
Dios y un grupo, por la que Dios se compromete a proteger y a favorecer la
historia de los suyos a cambio de que estos cumplan con las exigencias dictadas
por Dios a través de mediadores humanos. Otra manera de relacionarse el ser
humano con Dios como “Padre” es a través de la mística. Esta vía es más bien de
carácter subjetivo. Etcétera.
Solamente
en el caso de Jesús hablamos de una relación real de “Padre” a “Hijo”, y
viceversa, que se puso de manifiesto precisamente a la luz del acontecimiento
de la resurrección de Jesús cuando este se encontraba en el punto 0 de la
existencia humana, punto en el que se introduce la muerte y amenaza con la
destrucción total. Fue entonces cuando, antes de que la muerte tomara posesión
definitiva del muerto y sepultado Jesús, el
Padre-engendrador-de-vida-sempiterna engendró [en el Amor del Espíritu Santo] como Padre real a su Hijo siempre complaciente
Jesús, quien como Hijo real recibió del Padre [en el Amor del Espíritu
Santo] la plenitud de la vida divina.
EDUARDO MALVIDO
Maestro, teólogo y catequista
UNA
MEDIA DOCENA DE INTELECTUALES
EN
EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
En las Cortes constituyentes de 1931 se daba lo que entonces
se llamaría “la isla de la intelectualidad”. En ella estaban Ortega y Gasset,
Marañón, Pérez de Ayala. También hubo islotes aislados de buena roca rompeolas,
como Unamuno y Jerónimo García Gallego. Contemporáneos suyos fueron oradores de
la talla del literato Manuel Azaña y el entonado José María Gil Robles. Más
adelante llegaría a las Cortes de entonces el joven José Antonio Primo de
Rivera de palabra precisa y estilo católico y muy español.
Es lo que hoy echamos de menos. Que no haya quien pare con
autoridad la marejada de vulgaridades,
de chabacanería y de lugares comunes que, desde tan representativa tribuna, nos
sirven al pueblo español, merecedor de más alto nivel, por su historia y por su
silenciada realidad presente.
Nuestros mejores de España y de su Imperio en los siglos de
Oro se proclamaban humanistas. Es
decir, se proponían acentuar en su persona y con hechos todo lo humano que
había en ellos. Y hacerlo equilibradamente conjugando inteligencia,
sentimiento, pasión y voluntad. Sentir, apasionarse, amar, recrearse, eran
verbos que entraban en su ideal, al lado de los humanistas de entender y
comprender.
A aquellos intelectuales de la República les faltó la alta idea de España y el llegar a punto, como exige la política, praxis en el momento
preciso, ni antes ni después. Se quedaron en intelectuales. Pero, hoy, ni eso. Así,
el actual espectáculo es de ordinario lamentable.
Lo ideal para el Parlamento, hombres completos. Todos habrían de ser cerebros y cálido corazón en posesión de una vasta cultura. Con suficiente elegancia intelectual y adecuada
preparación profesional.
¡En su defecto, como mínimo, media docena de intelectuales!
RAMIRO DUQUE
DE AZA
Maestro.
Profesor de Teoría del conocimiento
Bachillerato
Internacional
Madera de
boj
Versión
reducida (ver en la Addenda la versión extendida)
Si
tenemos en cuenta que cuando en 1989 a Cela le fue concedido el Nobel de
Literatura estaba ya enfrascado en la que sería su última novela, los diez años
transcurridos nos llevan a pensar en que se trata de una obra, además de
generosa en extensión, concienzudamente elaborada.
Cabe,
lógicamente, suponer, que cuando los años se van echando encima, la fatiga de
la mente es mayor, los reflejos más lentos y la resistencia menor. Aunque, en
valiosa contrapartida, la técnica aprendida y la experiencia acumulada
compensan con creces tales deficiencias. No diremos, acudiendo al tópico, que
“Madera de boj” es, por tratarse de su última novela, el testamento del
escritor. Sí, que esta circunstancia se deja sentir en la obra, y que la
muerte, sentida sin lugar a dudas más próxima, está presente con especial protagonismo. Como en anteriores
producciones, el autor se mantiene fiel a su idea de que la novela es reflejo de la vida, y como tal no
puede tener argumento previo ni más
desenlace que la muerte, esa pirueta que no es siempre igual. Cela, a un tiempo
protagonista, testigo y narrador, se muestra contrario a la clásica
estructura de planteamiento, nudo y desenlace. La preocupación por el
orden –dice- es enfermiza y tiene
poco sentido, pues cuando creemos que
vamos a un sitio, la vida empieza a girar enloquecidamente y nos lleva cubiertos de mierda a donde le da
la gana. La expresión de este girar permanente se expresa a través de una
estructura circular y cíclica.
Si la fragmentación y la reiteración
hasta la letanía son signos inequívocos del estilo celiano, en “Madera de boj”
la atomización es extrema y el retorno insistente. Cuenta el autor con
abundante documentación –fruto de un concienzudo trabajo de campo- sobre temas
muy distintos y a la vez muy próximos: historia próxima y lejana, mitos,
tradiciones, leyendas, dichos, supersticiones, conjuros, creencias… y una
cumplida relación de naufragios ocurridos en el litoral gallego o en su
proximidad. Y parece como si, desarrollados por separado y completada la
redacción de cada asunto, los hubiera troceado y barajado después, y ofrecido
el resultado, aparentemente caótico, a la consideración del lector. No existe
protagonista, pero sí un personaje central: la Costa da Morte. Si “Mazurca para
dos muertos” nos acercaba a la Galicia campesina, la de tierra adentro, en esta
ocasión Cela rinde homenaje a la
Galicia marinera. El mar es, sin duda,
elemento fundamental en “Madera de boj”. Son muchas las ocasiones en que a lo
largo de la obra se hace presente el mar, y en todas ellas con especial
sentimiento poético que nace de la proximidad de la tierra que vio nacer a don
Camilo y que despierta en él lo más primitivo y ancestral. El arraigo a la
propia tierra es irrenunciable. El alma
gallega de Cela se evidencia a cada paso. El autor, a un tiempo protagonista,
testigo y narrador, siente con la tierra, su tierra, y con la gente, su gente, y
nos hace partícipes de ese sentimiento colectivo. Esa proximidad a la tierra
lleva al autor a mantener permanente
contacto con la naturaleza y a descubrirnos, aquí y allá, elementos que la
conforman y consideraciones claramente ecologistas. Se denuncia la caza
indiscriminada de la ballena y se advierte sobre las graves consecuencias. Se lamenta la agresión de que
son objeto ríos y playas. Y en varias ocasiones, al referir determinados
naufragios, se pone la atención en el vertido de crudo, lamentable situación
que llega a considerarse acción propia del diablo. El mar sigue presente cuando
se detallan artes de pesca, cuando
se describen maniobras o formas de navegación, o se refieren, en
ocasiones con detalle, tormentas o naufragios.
Sexo y muerte, eros y tánatos, dos
temáticas siempre presentes en la novelística celiana; en esta ocasión la
presencia de la segunda, mucho más patente. En ocasiones se hace presente un
cadáver, se asiste a un velatorio o se
da sepultura al
difunto. Relación entre vivos y muertos, comentarios con
ligero tono macabro. Muertos son también los ahogados,
no siempre consecuencia de naufragio. Y forman parte también de la nómina de
difuntos quienes deciden atentar contra la vida propia. Próximos a la muerte,
los muertos vivientes y las almas en pena. De las ánimas se comenta bastante,
como no podía ser menos en un contexto de meigas y misterio. Frecuentes alusiones a la Santa Compaña y a fantasmas y
apariciones. En “Madera de boj” caben todas las fantasías y están presentes
todos los misterios: animales fabulosos, leyendas, supersticiones, conjuros,
meigas, demonios… Tradiciones y leyendas se evocan también, como una letanía
más. Meigas en Galicia, haberlas,
haylas. Sobre su origen, condición y facultades
se hacen también
apreciaciones. También las supersticiones forman parte de esa tradición
oscurantista. Y creencias religiosas, también de tradición popular, no muy
distantes de la superstición. También en el ámbito de las creencias y del
misterio, el demonio, sus poderes malignos, los endemoniados y el exorcismo. Y
en ese contexto mistérico y oscurantista, abundantes referencias al purgatorio
o al infierno y a las penas que padecen los condenados.
Historia y leyenda, realidad y
ficción. Hemos venido reconociendo elementos que pertenecen al ámbito de la
fantasía o de la trascendencia, saldremos ahora al encuentro de lo más próximo
y tangible. Llama la atención el conocimiento que el autor demuestra tener del
contexto en que se desarrolla la novela. La Costa da Morte se recorre palmo a
palmo, punta por punta donde se recuerda tuvo lugar algún naufragio. Se
describen al detalle lugares especialmente peligrosos para la
navegación, y las difíciles maniobras que requieren. No faltan elementos
mitológicos, o datos sobre sucesos históricos más o menos próximos. Y no podía
Cela pasar de largo sin hacer alguna referencia a la guerra civil española.
Descendiendo al terreno de lo
cotidiano, remedios, dichos y retahílas, recetas y observaciones gastronómicas,
juegos y deportes… Asuntos triviales, como
recetas culinarias o consejos gastronómicos, y, más coloquial si cabe,
la amplia relación de apodos.
Un tipo de personaje que no suele
faltar a la cita en la novelística celiana y al que don Camilo suele tratar con
clara sensibilidad y especial cariño
dentro de la crudeza en el reconocimiento de sus deficiencias y de la exclusión social sobrevenida, es el parvo, el ‘tonto’
del pueblo. En “Madera de boj” aparecen seis personajes que presentan un grado
mayor o menor de deficiencia. Tampoco el sarcasmo y la humorada
podían faltar, conociendo al autor. Algún comentario, jocoso y escatológico a
un tiempo, también se deja caer.
Eros
y tánatos, decíamos, elementos recurrentes.
En “Madera de boj”, más la muerte que el sexo; aunque este, aunque en
menor medida que en otras obras, también
está presente. Desde el inocente magreo, a la orgía o al bestialismo. Sobre
muchas otras cuestiones se recuperan máximas o se hacen reflexiones: la
envidia, el machismo, las actitudes racistas…
Haremos
finalmente algunas consideraciones sobre el aspecto formal y sobre el título
que Cela quiso para esta obra. Aparte la variedad y propiedad del léxico y la
extraordinaria facilidad que
el autor, como en el resto de sus
creaciones literarias, pone de manifiesto, hay en ésta un añadido que se hace
preciso resaltar. Si en La catira don Camilo nos sorprendió con el uso del
guajiro venezolano, posiblemente reinventado en algunos de los términos y
expresiones utilizados, ahora nos ofrece, usados con la mayor naturalidad y
oportunidad, la jerga de la Galicia marinera y un popular castrapo –híbrido a
mitad de camino entre el gallego y el castellano-, e incluso se ilustra, a
quien interese, sobre la singularidad del pesco y su peculiar fonética. Respecto de la
estructura formal, insistiremos
en la fragmentación, dispersión y reiteración permanente, habituales en sus
novelas. Añadir también que la heterodoxia se expresa una vez más en la
voluntaria desatención a determinadas pautas ortográficas. Sin llegar al
extremo de “Oficio de tinieblas 5”, donde mayúsculas, comas o puntos están
totalmente ausentes, “Madera de boj” mantiene las normas que dictan los cánones
ortográficos a excepción de una, ciertamente importante: el uso de los puntos.
Sólo uno, el final, hace acto de presencia. El resultado, un ritmo rápido,
vertiginoso, que en un principio puede resultar extraño, molesto incluso, pero
que a medida que uno se habitúa, casi se agradece.
¿Por qué “Madera de boj”? ¿Es título aleatorio, o se trata de un
intencionado símbolo, que lleva implícito un mensaje del autor? A Dick, hermano
de Cam, bisabuelo materno del narrador y cazador de ballenas en las Azores, se
le atribuye una clara obsesión: hacerse
una casa con las vigas de madera de boj, pero los caprichos no pueden escapar a las disposiciones de la Divina Providencia, y se murió antes. Al
parecer, Cam, su hermano, tuvo la misma intención, pero le faltaron constancia, salud, merecimientos y arrestos.
El sueño de Cam y la obsesión de su hermano Dick acabaron por convertirse en un
reto familiar, que hasta el presente nadie logró superar. ¿Por qué nadie lo consiguió? ¿Dónde estriba la dificultad? La madera de boj es dura, compacta y de
bello pulimento, pero es difícil cortar vigas de madera de boj,
no pueden ser muy grandes, para hacer
una casa con madera de boj hace falta siempre tiempo y arraigo.
Nadie tuvo jamás una casa con las
vigas de madera de boj. El caso es que Cela –‘el que resiste gana’- tampoco se
conformó con estos útiles de consolación,
sino que pareció heredar el sueño de sus antepasados. Hay quienes han
querido ver representado en el título la persistencia, el esfuerzo que Cela
hizo hasta el final por sacar adelante
esta última obra. ”No crean que voy a darles las gracias por ayudarme
a morir con las botas puestas, aún no me ha llegado la hora”, decía don
Camilo a los asistentes al acto de presentación de su novela en el
paraninfo de la Universidad de Barcelona. Consideramos que la simbología es
doble. De una parte, la firme voluntad, la consistencia y la perseverancia en
el esfuerzo que siempre caracterizaron al autor, y que de manera singular se
pusieron de manifiesto en la publicación de “Madera de boj”, obra prieta,
densa, consistente, como la carne de boj, de lento pero firme crecimiento. Y de
otra, el arraigo necesario para conseguirlo. Arraigo a la tierra, que Cela
siempre supo suya, por alejado y distante que en ocasiones los avatares de la
vida quisieran situarle. Por Cornualles,
Bretaña y Galicia pasa un camino sembrado de cruces y de pepitas de oro que
termina en el cielo de los marineros muertos en la mar, las palabras con
que Cela pone fin a su novela. Un
camino, ¿el de Santiago? Cualquier camino, le llevará, no importa desde donde,
a su Galicia natal.
ÁNGEL HERNÁNDEZ
EXPÓSITO
Maestro, doctor en Ciencias de la Educación y estudioso de
Cela
Altos provechos de las disciplinas
de estudio
- Con las matemáticas aprendimos que todo cuanto existe o imaginamos tiene esqueleto.
- La física en el laboratorio en nuestra Escuela de Magisterio nos enseñó que los experimentos no siempre salen bien, pero que son como dice el libro.
- De la química, una gran lección: que en todo, aún para los más sabios, es preciso volver de cuando en cuando a la tabla de los elementos. Experimentado, lo había apuntado Marañón.
- Las ciencias naturales nos enseñaron a tomar posesión de los bosques y de los jardines, llamando a cada maravilla natural y a las malas hierbas por su nombre propio.
- En las clases de lengua nos trilló la gramática como a todos y dimos en ella granzas, rémora de la lengua en vuelo.
- Pero llegó Orizana y hubo lengua triunfal al detalle y al por mayor.
- Por la declamación supimos que con las piedras de Demóstenes en la boca no se garantizaba al orador.
- De la Historia nos queda el polvo de los siglos y en el alma a fuego el granítico edificio del monasterio de El Escorial.
- La geografía nos dio la sed de suplir sus vacíos y el apremio de recorrernos el redondo mundo de las esferas mundiales y de patinar sobre el plano de tela de los mapas que nos colgaban delante de la pizarra.
- La filosofía nos inició en nuestro primer amor –a algunos se nos hizo pasión con el trato-, la joven Sofía. En él permanecemos de por vida, sin darnos treguas, unión indeleble.
- Lo bueno y lo malo del francés es que nos hicieron aprender la lengua de Boileaux a la par que la de la calle.
- Lo mejor de las clases de griego eran las historias de espartanos, las Termópilas, Ulises, etc.
- La religión no la terminamos de aprender, nos aprehendió ella, nos arrebató a los cielos, como al profeta Elías.
- El dibujo venía en la escuela después de la clase de lengua, así que nos enseñó que en la vida no siempre pintan bastos ni tampoco oros y que no es tan fiero el león como lo pintan. También, que era buena pintar algo en la vida.
Addenda
- El “redactar, redactar, redactar” de E. d´Ors nos puso alas y la lectura de la colección Ribadeneira nos dio aire y cielo. Volamos alto y lejos.
- Sucesivamante, lápiz-estilo, pluma-estilo, tecla-estilo, teclado-estilo, y nos nacía con la ayuda de inteligentes amigos el Método Redacta, único graduado y completo en España y en Europa, primer premio de innovaciones didácticas del CDL, 1980.
CUR
ASAMBLEA DE LOS ANIMALES
Castrillo habla,
JORGE URDIALES YUSTE,
ASAMBLEA DE LOS ANIMALES
Bestias, animales,
alimañas, bichos,
insectos, ballenas,
peces, pajaricos,
vivales, bivalvos,
todos entredichos,
los alados altos,
los terrestres rísquidos,
los mareadores
de los mares líquidos,
los vegetarianos
y los muy carnívoros,
seáis bien-vinientes,
seáis recibidos,
en esta asamblea
de pobres y ricos,
de gordos y escuálidos,
de tontos y listos,
de fuertes y débiles,
tiernos y pacíficos…
y atended al dato,
fábula o cuentillo.
Siempre a San Antonio
habréis por padrino,
junto a primos, primas,
yernos, tías, tíos,
abuelos o tatas
(tatuarlos hoy mismo)
y mereceréis
o premio o castigo.
Depende de a cual
de los dos principios
os lleve la mente
u os incline el vicio.
alimañas, bichos,
insectos, ballenas,
peces, pajaricos,
vivales, bivalvos,
todos entredichos,
los alados altos,
los terrestres rísquidos,
los mareadores
de los mares líquidos,
los vegetarianos
y los muy carnívoros,
seáis bien-vinientes,
seáis recibidos,
en esta asamblea
de pobres y ricos,
de gordos y escuálidos,
de tontos y listos,
de fuertes y débiles,
tiernos y pacíficos…
y atended al dato,
fábula o cuentillo.
Siempre a San Antonio
habréis por padrino,
junto a primos, primas,
yernos, tías, tíos,
abuelos o tatas
(tatuarlos hoy mismo)
y mereceréis
o premio o castigo.
Depende de a cual
de los dos principios
os lleve la mente
u os incline el vicio.
Águila es el rey,
zorro es el político,
lobo el anticuario,
víbora el omnívoro,
tortuga el vagante,
farsante el amigo,
caballo el autómono,
buitre el rato(n) prístino,
búho el escritor,
hormiga el sufrido
siervo del señor
por paja o por trigo,
cigarra el poeta
no épico, lírico,
urraca Pujol
y el que fue consigo
a abrirle las arcas
del catalanismo,
pulpo el corruptor,
bisonte el mamífero,
elefante el trompa,
cabrón el cornífero,
toro el que se enfrenta,
el que no, cochino,
y de tal manera
miles de pardillos
o arrebata capas,
sombreros y abrigos
de aquello que pilla
para su amplio ombligo.
Basta ya por hoy.
Simplemente aviso.
zorro es el político,
lobo el anticuario,
víbora el omnívoro,
tortuga el vagante,
farsante el amigo,
caballo el autómono,
buitre el rato(n) prístino,
búho el escritor,
hormiga el sufrido
siervo del señor
por paja o por trigo,
cigarra el poeta
no épico, lírico,
urraca Pujol
y el que fue consigo
a abrirle las arcas
del catalanismo,
pulpo el corruptor,
bisonte el mamífero,
elefante el trompa,
cabrón el cornífero,
toro el que se enfrenta,
el que no, cochino,
y de tal manera
miles de pardillos
o arrebata capas,
sombreros y abrigos
de aquello que pilla
para su amplio ombligo.
Basta ya por hoy.
Simplemente aviso.
Castrillo habla,
JORGE URDIALES YUSTE,
Ediciones Cinca, Madrid, 2017.
Miguel Delibes nos dejó un libro
maestro: Castilla habla, al que
acudimos cuando queremos escuchar su voz, la del maestro y la de Castilla. Castrillo habla es libro más limitado.
Si habla más bajo que el del maestro, no habla menos claro. Su voz es también
la de Castilla.
El lector tiene en sus manos la vida
y costumbres del Castrillo Tejeriego (Valladolid) de sus últimos 100 años. El
autor ha llevado el nombre del pueblo a muchos de sus artículos. Con la excusa
de difundir la obra de Miguel Delibes, ha nombrado una y otra vez a las gentes,
los pagos, las fiestas, las calles y el transcurrir cotidiano de Castrillo
Tejeriego.
No solo de
artículos ya publicados vive este libro. Se nutre también de algunas
entrevistas a pie de calle y de corral y hasta con unos cuantos poemas de su
poetisa, Palmira San José.
Este libro le quiere decir al mundo
cómo Castrillo habla, trabaja, anda, siente y padece, mira al cielo, espera la
lluvia, acoge al forastero, celebra la fiesta de Capilludos o recuerda a sus
antepasados. Es una pequeña muestra de los quehaceres de un lugar castellano
que señorea el Valle del Jaramiel, entre el río Duero y el río Esgueva, que
tiene alma propia. A fin de cuentas, como diría Delibes, el pueblo permanece…
Castrillo permanece y nos habla.
R. García de los Ríos
MOVIMIENTOS INVOLUNTARIOS
Los movimientos involuntarios se escapan a la
propia intención de efectuarlos. Al tratarlos, nos referiremos solamente a
movimientos de base fisiológica, no patológica, puesto que éstos últimos no
pertenecen al ámbito de la educación física.
Algunos
autores dividen los movimientos involuntarios en dos grupos: asociados y automáticos. División que seguimos por
considerarla esclarecedora y didáctica. Por la misma razón establecemos la
distinción entre los movimientos involuntarios y los movimientos reflejos, que los
trataremos de manera separada.
Los movimientos asociados también se conocidos como
sincinesias. Éstas son movimientos involuntarios de alguna parte del
cuerpo que coinciden con movimientos voluntarios efectuados en un lugar
distinto del mismo cuerpo. Se realizan simultáneamente con otros voluntarios;
por ejemplo, mover los brazos al andar. Son propios de niños con su sistema
nervioso aún inmaduro; a medida que éstos
maduran, se deshacen de sincinesias inútiles.
Existen
diferentes tipos de sincinesias. De
imitación: al mover una mano en prono-supinación, la otra mano tiende a
realizar la misma acción; propia de niños de 5-10 años. Axiales: un movimiento voluntario desencadena
otro involuntario; por ejemplo, al abrir la boca se abren las manos; propios de
niños de 0 a 6 años. Coordinativos: la
ejecución de una acción más o menos compleja induce a la realización de otro acto
motor asociado; por ejemplo, al hacer el esfuerzo de escribir, sacar la lengua;
propio también de niños.
Los movimientos automáticos, en sus expresiones más
conocidas, se encuentran entre los movimientos voluntarios y los reflejos.
Pueden distinguirse tres categorías: de protección, expresivos y secundarios. De protección o defensa: aquellos
movimientos que de manera instantánea nos alejan de un peligro o nos hacen
reaccionar ante una agresión; algunos de ellos son de una complejidad funcional
muy elevada, desencadenando también, respuestas de estrés emocional. Expresivos: dan origen a expresiones
faciales segmentarias o globales ante unas determinadas situaciones como pueden ser de angustia, de alegría,
etc.
Secundarios: aparecen después
de la repetición de movimientos voluntarios; se percibe y controla el inicio
del movimiento pero no el transcurso del mismo; el final puede percibirse de
manera consciente; como ejemplos más característicos se encuentran la
bipedestación, la locomoción y la respiración; son denominados movimientos rítmicos por algunos autores.
Francisco
Sáez Pastor