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117 Magisterio. Teoría del conocimiento

                

                                   

 

DAR RAZÓN, EN UNO Y OTRO CASO



El olvido de la razón. Goya

El endecasílabo de Lope al inicio de sus Rimas sacras habría de presidir toda gestión docente: “La divina razón puesta en olvido”.

Dar en el corazón mismo de la finalidad de los centros docentes no es otra cosa que la de “dar razón” de la persona del alumno y encontrar la “razón de las realidades” del cosmos de que forma parte.

El alumno, que es un hombre en crecimiento, ha ido al colegio porque necesita esa razón, a buscarla, y en él se ha de esforzar por su conquista y ejercicio.

El calificativo que le da Lope de “divina” le conviene del todo. El que esté, en tiempos de Lope y más en los nuestros, “puesta en olvido” es también, en distinta medida, bastante cierto.

Se estudia en los centros docentes diversas áreas de la realidad. Son su materia de estudio, de aprendizaje y de evaluación de conocimientos. Si el trabajo es correcto, el alumno que sale de las aulas se cree suficientemente preparado para la vida inmediata y posterior. El centro de estudios ha cumplido. A su salida, sabe el aprendiz literatura, historia, filosofía, matemáticas, física, ciencias, economía… Sabrá defenderse bien.

Y quizá se defienda bien en su mundo social y laboral.

Pero ha pasado por el colegio y la universidad almacenando afirmaciones correctas sobre sí y sobre su mundo y puede no haber cultivado la “divina razón” de su existencia ni del mundo que le rodea, su circunstancia.

Aquí es donde viene la Teoría de conocimiento a encontrar su pleno sentido. Hay que dar con la razón de fondo, la que de verdad explica una a una las diversas regiones ontológicas de la realidad. Mientras no se dé con ella, se ha pasado en falso por los estudios: el árbol es árbol, parece árbol, pero no tiene raíces, no se tendrá en pie.

Solo, tras cursar en serio la Teoría del conocimiento, solo entonces, será cierto y cumplido el último verso de este soneto de Lope que dice: “Vuelve a la patria la razón perdida”.l


Ejemplo al canto. Lo que se dice de la Teoría del conocimiento la Filosofía parece tenerlo tan cerca como pueden tenerlo otras materias de trabajo del alumno. No se ha de contentar la Filosofía con dar meras informaciones sobre los sistemas filosóficos de escuelas y pensadores. El alumno que la trabaja ha de “experimentar” la razón de peso que asiste a Sócrates cuando piensa en la fuerza de la ironía y la mayéutica, y entender por dentro la dialéctica de Hegel, peso y fuerza, no contentarse con su mera descripción clara y suficiente para un examen al uso. Solo eso será volver a la patria la razón perdida, al hilo de la afirmación de Lope.


CARLOS URDIALES RECIO

Maestro, coordinador de Teoría del conocimiento

Bachillerato Internacional


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