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115 Magisterio. Reflexión de la mañana. Ejercicios práctico

 

(Ejercicio práctico)


EL SERMÓN DE LA MONTAÑA.

UNA REVOLUCIÓN EXTRAORDINARIA: NUNCA NADIE SE ATREVIÓ A TANTOi

(Mateo 5,13-1)

                      




Seguiremos el itinerario metodológico señalado en el dosier “Reflexión de la mañana. Documento completo”i



Taxonomía:

Categoría/Valor: “8. Sentido de la existenciaii

Género: Formación en valores

Especie: 3. El valor presente en hechos bíblicos

Anécdota: Reflexión sobre “papel de los cristianos: sal de la Tierra y

 luz del Mundo”, en Mateo 5,13-16

i Urdiales Recio, Carlos y Hernández Expósito, Ángel: “Reflexión de la Mañana. Documento completo. 2021”.

ii Número 8 de la serie de Valores referidos en el documentado citado.


1. «Vosotros sois la sal de la tierra”

👉Jesús se dirige al “hombre conforme a las bienaventuranzas”: los pobres, sufridos, humildes, pacificadores, perseguidos… y les dice:

vosotros sois la sal de la tierra.

Una revolución extraordinaria. Nunca nadie se atrevió a tanto.


En tiempos de Jesús, la sal servía para fertilizar la tierra, mezclándola en el momento de la estercoladura, como parte del abono, para que las cosechas fueran mejores. Hoy sigue utilizándose para la conservación de los alimentos, ya que impide o retarda la corrupción. Pero el uso más corriente de la sal es para sazonar: con sal, los alimentos “saben” mejor; sin sal, están sosos.

¿Para qué sirve la fe? ¿Qué cambia si creemos en Jesús, si vivimos las bienaventuranzas? Jesús responde:

                                                          "¡Para dar sabor a la vida!”

👉Más que en épocas precedentes, el hombre moderno, está inmerso en esa cotidianidad trivial y grisácea: gestos estereotipados e inexpresivos de trabajadores “en una cadena de producción”, rostros palidecidos bajo las luces artificiales de “tubos fluorescentes”, objetos generalizados “de plástico”, ordinariez en tantas conversaciones corrientes, hartazgo ante las ideologías… ¿Tiene aún gusto la vida? Si tanto se habla de la “calidad de vida”, ¿no será tal vez porque precisamente la ha perdido?

👉Justo en este contexto actual, Jesús nos repite hoy: ¡“sois la sal de la tierra”! Poned alegría, audacia, impulso… en la trivialidad diaria.

* Dad sentido a las realidades ordinarias que peligran hacerse insípidas.

* Introducid en ellas el Reino de Dios. Remediad el desafío de todos los ateísmos modernos que han comenzado a eliminar la “capacidad de trascendencia”, la “sal” de la humanidad… y encima no cesan de proclamar que la vida es “absurda” y que no tiene sentido (Albert Camus). Con Jesús, todo puede tener sentido y “sabor”, incluso el sufrimiento, la persecución, la vejez… y hasta la muerte misma. “También el fracaso ayuda a construir”, decía un sabio. ¿De qué nos sirve quejarnos? ¿Quién explicaría el misterioso y fantástico valor de la prueba vivida en comunión con Jesús?


Si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? 

No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente


👉Jesús pide a sus discípulos que sean “auténticos”, que no pierdan sabor. Un cristiano que ha perdido el “gusto de Dios”, el único “sabor” auténtico, ya no vale para nada.

*“El evangelio es sal, pero lo habéis hecho azúcar”, clamaba Paul Claudel. Con energía, Jesús nos pone en guardia: tras un tiempo de generosidad y de dificultades, nuestra fe puede desvirtuarse.

*El verbo que traducimos por “perder sabor” o “desvirtuarse”, significa también “volverse insensato”, “perder la cabeza”, “volverse loco”, en sentido bíblico, es decir perder esa “sensatez” que da la fe en Dios (cf. Is 19,11; Jr 10,14). San Pablo asemeja también la sal a la “sensatez”: “Portaos con sensatez… Y que vuestra conversación esté siempre sazonada con sal…” (cf. Col 4,5-6).

👉Si somos tan insípidos, es porque hemos dejado que se debilite la fuerza “corrosiva” de la sal del evangelio en nuestra vida. Si la sal pierde su sabor… Debo admitir esta posibilidad en mi caso, en mi propia vida. Si el cristiano ya no es sal, no sirve para nada.

*El cristiano “camaleón”, que adopta todos los modos y mentalidades del mundo y que toma el “color” del ambiente en que vive, no tiene ninguna utilidad. “Como todo el mundo piensa así…”; “como todos hacen eso…” ¿Y vamos a perder así nuestra personalidad y a seguir las modas de un consumismo materialista sin freno? ¿Vamos a aprovecharnos de las injusticias sociales? ¿Vamos a dejarnos llevar de la falta de práctica religiosa o del ateísmo, so pretexto de que muchos de nuestro derredor así hacen?

A esos que pierden “sabor”, a los cristianos que van quedándose en ese vago residuo incoloro, inodoro, insípido, Jesús les dice:

"Si queréis ser sal para el mundo, tenéis que ser diferentes del mundo”.

👉Exigencia, sí; pero con gran humildad. Uno no resulta automáticamente un ser superior por el mero hecho de ser cristiano. Cada cual conoce sus límites y sus pecados. Y esa sal que tenemos que aportar al mundo no es el orgullo de nuestras virtudes ni de nuestras superioridades; es “lo que Dios ha hecho en nosotros”.


2. “Vosotros sois la luz del mundo”

Esta segunda comparación tiene la misma forma y el mismo sentido que la primera, pero más imponente. ¡Ser el “sol” del mundo!


👉Sin luz no hay ni color, ni belleza, ni vida. Jesús vivió en una sociedad pre-científica que ignoraba muchas cosas, pero que, por estar más cercana que nosotros de la naturaleza, presentía también mejor que nosotros las realidades vitales. Hoy sabemos por la ciencia que sin luz no hay vida posible. El Sol es realmente la fuente única e imprescindible de toda la energía que existe en nuestro planeta. Sin la fotosíntesis de los aminoácidos, que el Sol provoca en las células de clorofila de los vegetales, ninguna vida animal (ni humana, por ende) sería posible. Sin Sol, no habría ni hulla, ni fuel, ni electricidad, ya que no habría ni bosques ni mareas. El Sol es una de las más bellas imágenes de Dios, fuente de vida. Desde la creación del mundo, destellos de luz salpican todas las cosas. “Que la luz sea” (Gn 1,2). “El Señor es mi luz y mi salvación” (Sal 27,1). “Yo soy la luz del mundo”, decía Jesús. “Brillad como lumbreras en medio del mundo” (Fl 2,15). ¡Personalmente, somos tan poco luminosos! No tenemos motivo de orgullo. Danos, Señor, tu luz.

👉En el judaísmo, a la Ley de Moisés y al Templo de Jerusalén se los llamaba “la luz”.

¿Nos damos cuenta de la revolución extraordinaria que Jesús pretende realizar?

👉 Ante Él tiene gente humilde, inválidos, enfermos, gentes que sufren toda clase de dolencias (Mt 4,23). Nada de hombres y mujeres excepcionales, sino pobres sin cultura y sin influencia. Gentes no más piadosas que otras. A ese gentío se dirige Jesús: ¡“Vosotros sois la luz del mundo”! De por sí, ellos no son “luz”, pero dejan simplemente que la fe que tienen en Jesús se transparente e irradie. ¡Qué idea maravillosa tiene Jesús de la dignidad del hombrecuando este se deja “transformar” por Dios!

No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una luz para meterla debajo de un celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de la casa. Brille así vuestra luz ante los hombres

👉Desde la orilla del lago de Tiberiades, allá en lo alto, a más de mil metros de altitud, sobre las primeras estribaciones de los montes de Galilea, la ciudad de Safed brilla con todo su esplendor. Jesús vio con frecuencia sus casas blancas iluminadas por el sol.

👉En la casita familiar había visto Jesús también cómo su Madre encendía a veces la lámpara del “Sabbat”, aquella humilde candileja de barro con la que podía quedar alumbrada “toda la casa”, la única pieza de las casas de Oriente.

👉¡Alumbrar! Jesús nos dice que alumbremos… No se trata de ostentación triunfalista, como se dice hoy. Más tarde nos recomendará Jesús: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos” (Mt 6,1). No somos nosotros los que hemos de ponderar nuestra valía, como hacen los fariseos ostentosos a los que Jesús fustiga (Mt 6,1-6). La luz de Dios es la única que puede iluminar a nuestros hermanos; pero quiere hacerlo a través de nosotros. “El Dios que dijo: Brille la luz del seno de la tiniebla ha brillado en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios reflejada en el rostro de Cristo. Ese tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros” (2Cor 4,6-7).



3. LA INMENSA DIGNIDAD Y RESPONSABILIDAD DE LOS CRISTIANOS EN EL MUNDO

Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».

👉Jesús siempre fue el hombre totalmente “descentrado” de sí mismo y vuelto hacia el Padre. “No recibo gloria de los hombres”, decía Jesús (Jn 5,41).

👉Por lo que nos toca a nosotros, pecadores, está claro que, si somos un poco “sal” y “luz”, eso nos viene del Padre. Si por tu natural eres fuerte, alegre, generoso, puro…, es gloria tuya, y se te felicita. Pero si eres:

*un débil al que Dios da fuerzas;

*un pecador al que Dios salva;

*un impuro al que Dios no deja de estar purificando;

*un rencoroso al que el Padre ha enseñado el perdón;

*un hombre completamente interesado por el dineropero al que Dios libera de sus bienes…;

*si eres uno de esos pobres que han fracasado en todo tipo de empresaspero eres “dichoso” con la alegría de las bienaventuranzas…

entoncestu caso puede interesar a tus hermanos, porque tu miseria les resulta familiar, y también ellos podrán esperar su curación.

Al ver el bien que haces, tú tan débil, podrán dar gloria a tu Padre que está en el cielo.

Por la aplicación práctica:

Braulio Vivas Moreno

Ingeniero Industrial y Ldo. CC Económicas y Empresariales

Director de Programas EOI Escuela de Negocios. Jubilado

                          

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