La primera gran tragedia (I)
El Apolo 1 fue denominado así porque iba a ser el primer vuelo programado con tripulación. Fue impuesto ese nombre después de la tragedia. En realidad la denominación que manejaban en la NASA para él era la de AS-204 (Apollo-Saturno 204), puesto que ya se habían realizado tres vuelos previos de esta serie.
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Grissom, White, Chaffee |
¿Cómo pudo suceder, con tantas medidas de seguridad y de alto diseño de las naves después de las experiencias de los anteriores programas? Ya en el verano anterior la tripulación expresó su preocupación en una reunión con el gerente de de la Oficina del Programa Apolo, Joseph F. Shea, por la gran cantidad de material inflamable en la cabina, como nailon y velcro. Estos materiales se diseñaron para fijar todos los objetos en la ingravidez del espacio exterior.
Después de la reunión, los miembros de la tripulación, bastante preocupados, le regalaron a Shea un retrato de los tres en actitud de oración con la inscripción: “No es que desconfiemos de ti pero hemos decidido ir por encima de tu cabeza”. Retrato inquietante y premonitorio visto lo que sucedió después.
“La tripulación del Apolo 1 expresó sus preocupaciones acerca de los problemas de su nave espacial mediante la presentación de esta parodia de su retrato oficial de la tripulación al Gerente de la Oficina del Programa Nave Espacial Apolo (ASPO), Joseph Shea, el 19 de agosto de 1966”
Joseph Shea dio órdenes a la empresa constructora de las naves, North American Aviation para suprimir los materiales inflamables de la cabina, aunque no consta que lo supervisara después. La nave fue devuelta a la constructora; pero aún en el Centro Espacial tuvieron que realizar cerca de mil cambios de ingeniería. Grissom estaba alarmado.
En las pruebas realizadas durante el otoño, se encontró que una pieza importante del módulo de mando tenía un defecto de diseño y fue devuelta al fabricante para que lo corrigiera. Pero esa pieza volvió a presentar averías y tuvo que ser devuelta por segunda vez para ser reparada. También, un tanque de propelente del módulo de servicio se había roto durante unas pruebas.
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Entrando en la cápsula para el ensayo |
Con estos antecedentes afrontaron la prueba de simulación de lanzamiento el 27 de enero de 1967. La superación de esta prueba era esencial para el proyecto de lanzamiento del 21 de febrero. La prueba se consideró no peligrosa puesto que tanto el cohete de lanzamiento como la nave no fueron cargados de combustible, y todos los sistemas pirotécnicos habían sido desactivados.
Una vez dentro de la cápsula, se fijaron las escotillas, que se componía de tres partes: una interior extraíble, otra exterior con bisagras –que formaba parte del escudo término– y una tapa de escotilla exterior que era parte de la cubierta protectora. Se sellaron las escotillas y el aire de la cabina se reemplazó por oxígeno puro, a una presión superior a la atmosférica.
Grissom detectó un extraño olor que circulaba por su traje, “como si fuera suero de leche agria”. Durante la investigación del accidente se concluyó que dicho olor no estuvo relacionado con el problema.
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Tripulación del Apolo I |
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Tripulación del Apolo I |
Todas las funciones de cuenta atrás se habían completado con éxito. Mientras la tripulación revisaba la lista de comprobaciones se registró un cortocircuito que provocó un incendio. Los tripulantes alertaron de lo que estaba pasando, pero en quince segundos la transmisión se cortó de manera abrupta. La intensidad del fuego, alimentada por oxígeno puro aumentó la presión y rompió la pared interior del módulo de mando. Se temía que éste explotase y que el fuego encendiera el cohete de la torre de escape situado encima de la cápsula. Podría haber matado a todo el personal de tierra cercano; incluso destruir la plataforma de lanzamiento. Afortunadamente, el fuego se extinguió sin llegar a producir esos problemas.
Los tripulantes, atrapados, intentaron abrir las escotillas. Pero la interior estaba diseñada para aislar la cápsula de peligros externos, no para un escape de emergencia. Se tardaban unos dos minutos en desatornillar sus fijaciones.
El otro problema fue el de mantener la atmósfera de oxígeno puro de alta presión. Era muy fácil que una chispa de conexión produjera el incendio. La combinación de ambos factores, escotillas difíciles de abrir y oxígeno puro a alta presión, resultaron letales.
Francisco Sáez Pastor
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