DIÁLOGO DE DINOSAURIOS (I)
LA SEÑORA MAESTRA
Gabriela magistral,
Pon estas poeniñas
En tu pecho de pan,
Y ojalá que se injerten
En el bosque lingual
De esas nanas criollas
Que hiciste de cristal.
Cerezas son las rimas.
¿Quién va a desenredar
Tus versos de los míos,
Pluma de amor, Mistral?
-Dino, dino, Dinosaurio.
-Dime, dime, Dinosauria.
-Digo, digo: ¿tú me quieres?
-Yo te quiero, si tú me amas.
-Dino, dino, Dinosaurio.
-Diga, diga, Doña Sauria.
-¿Dónde, dónde nos juntamos?
-En la tierra, el aire, el agua.
-Dino, dino, Dinosaurio,
Tú que vuelas, tú que nadas,
Tú que pisas por mis pasos
¿me darás escamas y alas?
-Te daré mi cuerpo entero,
Te daré también mi alma,
Te daré beso tras beso,
Dino, dino, Dinosauria.
-Dame, dame, Dino, Dino.
Soy tu Doña enamorada.
-Ya te di, mi Doña Dina.
No preguntes más y calla.
LA GATA CON BOTAS
La gata con botas
Estaba muy sola
Quiso consolarse
Haciendo una ronda.
Revisó el tejado,
olfateó la alfombra,
deshiló un ovillo,
rodó una pelota…
Busca que te busca,
No encontró la cosa
Con que emparejarse
La gata con botas.
-Allá cada cual,
Dijo la modorra,
Y se echó a dormir
Sola, sola, sola.
Consuelo de tontos,
Consuelo de tontas.
APULEYO SOTO PAJARES
Maestro, poeta, periodista, juglar
Liras sobre la octava real 11
del “Canto a Teresa"
(Espronceda)
El ideal
El
ideal asume
aquel
que no se rinde al desencanto
y
de nada presume;
en
su interior no hay llanto
"hay
una voz secreta, un dulce canto".
Le
llama a la virtud
y esta sacra y divina llama enciende
a
las de infinitud...
Su finitud comprende
"que
solo el alma recogida entiende".
A
su llamada fiel,
vence así, audaz, todo quebranto
y reina
siempre en él
grado de gozo tanto
y
"un sentimiento misterioso y santo"
que
no solo a él anima.
Su gozosa alegría nos sorprende,
sus
deseos sublima,
y, con ello, él aprende
"que
del barro al espíritu desprende".
El
bien del ideal
es el amor en la vida, y tanto
que no
soporta el mal,
que nunca viste el llanto
—
"agreste, vago y solitario encanto"—.
Ideal
del humano
que, con su bondad, el alma comprende
ese divino
arcano
y tal llama le prende,
"que
en infalible amor el alma enciende".
Y
todo se serena
cuando en ese noble objetivo atina,
que el
mal con él se frena
y su efecto ilumina
"volando
tras la imagen peregrina"
del
ideal; su luz
que el actuar humano lo ilumina
como
cristiana cruz.
Y es alma que sublima
"el
corazón de su ilusión divina".
ANTONIO MONTERO SÁNCHEZ
Maestro, profesor de filosofía
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Envíanos tus comentarios