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114 Magisterio. Teoría del conocimiento

                                           


Una muestra de bajada a los fondos de un tipo de realidad: el barroco


     Por de pronto, no todos los alumnos están igualmente dispuestos y preparados para entender, en su caso intuir, lo que son los fundamentos propios de cada área del conocimiento.

   Se puede estar suficientemente informado del arte barroco. Puede que no falte nada y que se dominan todos los conceptos de ese movimiento, pero puede también no haberse llegado a la intuición de lo que realmente es, en qué consiste, cual es su auténtico fondo, qué dinámica y qué leyes lo rigen.

Pasó con los pueblos, no todos estuvieron o están siempre igual de dispuestos. La España del siglo XVII, Austria, Italia, la Alemania meridional mantuvieron en su tiempo un vigor católico y un ritmo más vital que el que predominaba en otros espacios de Europa en los que venía triunfando el espíritu burgués.  Eran pueblos que en aquel momento mantenían una alta idea de su grandeza como personas y de la herencia recibida, que afirmaban el mundo real y su carácter sacro, que se rendían extáticos y de buena gana ante Su Divina Majestad, porque sabían bien lo que hacían. Y eso hacía que estallara en ellos con fuerza el hiperbólico barroco, que hoy podemos contemplar. Le iban las iglesias que hacen justicia a la vez a lo divino y lo humano, alegres, auténticas salas de fiesta, banquete y baile, luces, presente en ellas el Universo infinito: la corte celestial con docenas de estatuas o pinturas de santos, ángeles de cuerpo entero o representados por cabecitas con alas, la Naturaleza en abundante vegetación que hasta se encaramaba a unas columnas que, salomónicas, se retorcían de alegría y fiesta, oro encendido por múltiples luces y opulencia en todo…: obra de arte. Dios mismo bajaba, resucitado, a la fiesta y se instalaba feliz en medio de los suyos para conmemorar lo más rico que tenían en este planeta: la Última Cena, la Pasión y la Resurrección de su Dios. Estábamos en una antesala del Paraíso, aquello era un Paraíso anticipado.







    Habrá que comprobar que esto fue así, pero de lo que no cabe duda es de que hay que medir y pesar al Barroco de los templos con metros que no son los que se emplean en la física, para la matemática o para la historia… Las leyes que lo rigen son otras.


CARLOS URDIALES RECIO

Maestro, coordinador de Teoría del conocimiento

Bachillerato Internacional


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