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110 AFDA

                                       ÍNDICE  PRINCIPAL                                                                                                                                                           Noviembre, 2022

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                                      Pregón            

                                  Y nos quedan las palabras

Magisterio  

Escuela de ayer, de hoy y de mañana: Centenario de la "Revista de Pedagogía. Teódulo GR //  Didáctica de nuestra Escuela: Trabajamos la teoría del conocimiento. CUR // VIII Simposium Felipe Segovia. CUR //  A la hora del café:  Actitudes de fondo de los profesores. CUR  //   Soneto desde el sentimiento: Labor callada. Á.H.  //  Apuntes de clase: Las cosas se utilizan, las personas se educan. CUR  //  Afderías: Sobre el escudo que presidió nuestro magisterio. CUR

                                  Estilo           

La reflexión de la mañana: Estilo AFDA, profesor estiloso, firma personal. CUR   //    Estilo español desde García Morente:  Un atajo para el estilo. CUR  

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                    Y NOS QUEDAN LAS PALABRAS


"Nos quedan las palabras" venimos diciendo de mil maneras en nuestro blog AFDA. Son para nosotros roca, tesoro que nadie podrá quitarnos, castillo que nos hace fuertes. Las palabras son nuestro tesoro, el que de veras nos hace ricos con la solidez de lo que no se desvanece.

Nos queda todo el español, una lengua para hablar con Dios.

Y de todo el español nos quedan las palabras que manejamos como más nuestras y que son garantía de nuestra buena salud y gran horizonte: nos queda el Refranero, la lírica y la épica del Medievo, la explosión renacentista del XV y XVI y la triunfal cascada barroca de los Dos Siglos de Oro… Nos queda el divino Lope, el sesudo Calderón de la Barca, el “furbo” Quevedo… Santa Teresa… Jovellanos y el padre Feijoo… y más cerca, Unamuno y Ramiro de Maeztu...

Nos quedan las palabras que de jóvenes escuchamos a nuestros maestros y que nos dieron alas para cruzar los cielos: Orizana, Romano Guardini, Karl Rahner, Laín Entralgo, Adolfo Muñoz Alonso, Xavier Zubiri, Luis Alonso Schökel, Dámaso Alonso…

Y, entre las palabras que nos quedan y nos hacen ricos, están los tesoros muy nuestros de las palabras mudas, la del arte que no habla pero pinta, esculpe, musiquea, construye (torrentera en galaxias de mudas voces de plata en ebullición), que es El Cristo de Velázquez, La rendición de BredaLos fusilamientos del 3 de mayo de Goya… los cientos de sagrados templos románicos, las aladas catedrales góticas de Europa… y los hontanares de luz en borbollón, como el de santuario de la Santina de Covadonga, el nacional e hispanoaericano del Pilar de Zaragoza, la Virgen del Mar de Almería, la Sagrada Familia de Gaudí…

¿Quién dijo que no somos ricos con las palabras que nos quedan?

           

El pistoletazo de salida que logró que saltáramos e hiciéramos camino con las palabras que nos mantienen en pie y, ya mayores, las paseáramos por el adarve de senectute, hay que ir a buscarlo en Judíos, moros y cristianos de Cela, en la Vida de Cristo, de Giovanni Papini, en el Mío Cid Campeador de Vicente Huidobro, en La formación del estilo de Luis Alonso Schökel y en los Ejercicios de perfección del clásico padre Alonso Rodríguez (seis tomos el que lo leyó menos)… entre otros libros que nos lanzaron.


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CENTENARIO DE LA “REVISTA DE PEDAGOGÍA



Presento en este número de AFDA uno de los hechos cuyo centenario se celebra en este curso: el nacimiento de la Revista de Pedagogía, un instrumento que necesitaba la España de 1922 y que cubrió las carencias de información y de formación de la pedagogía nueva que era una realidad emergente y ya floreciente sobre todo en Europa. Junto a algunas publicaciones más o menos dedicadas a informar sobre educación y pedagogía, como la revista Atenas, las secciones sobre pedagogía de ciertos periódicos (El Sol y El Debate) y las revistas publicadas por ciertas congregaciones religiosas (Razón y Fe y la Revista Calasancia, entre otras), el mundo de la educación laica, impregnado del espíritu la Institución Libre de enseñanza “sólo” contaba con el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza (BILE), excelente órgano que estaba destinado sobre todo a los seguidores de la pedagogía de la Institución.


Y fue un institucionista, Lorenzo Luzuriaga, hombre y pedagogo de izquierdas, preocupado sobre todo de los maestros y profesores de los centros públicos españoles, el que trajo al mundo de la pedagogía española un medio dirigido sobre todo a los docentes de los diversos ámbitos de la enseñanza: la Revista de Pedagogía. Por ello, una de sus características esenciales fue ser correa de transmisión de la pedagogía de la Institución Libre, especialmente sus objetivos e iniciativas más queridos, la de traer al mundo de los educadores españoles las nuevas corrientes de Europa y Norteamérica, que de alguna manera también eran materia de información del BILE y la de llenar, según su fundador, el vacío que había en la formación pedagógica, especialmente del mundo laico, alejado de las por otra parte escasas publicaciones especializas en Pedagogía-si exceptuamos a varias publicaciones en el mbito de Cataluña-. Para satisfacer esta necesidad quiso crear una publicación de mayor altura que las existentes y “dirigida al magisterio primario”, con el objetivo de llegar a los maestros de provincias y de lograr también la imagen de una revista abierta a Europa, capaz de poner al corriente a sus lectores de las nuevas corrientes de educación y pedagogía que nacían y se desarrollaban fuera de nuestras fronteras. La vida de esta revista fue breve, pero intensa; la autora a quien sigo en estas notas habla de tres etapas diferentes de la revista, desde su nacimiento en 1922 hasta su desaparición en 1936:


La primera etapa: 1922-1932

Esta etapa inicial refleja con intensidad lo ya afirmado acerca de la proximidad a la Institución Libre de Enseñanza y participa de los ideales de esta, referentes a “la renovación intelectual y moral de España”. Y ello, según el fundador de la revista, a través de una pedagogía progresista y renovada.


La segunda etapa es un periodo en el que la Revista de Pedagogía se politiza y se sitúa al servicio d los ideales, no sólo pedagógicos, de la Segunda República. La revista participa de ciertos objetivos relativos a la transformación de la sociedad “y es fácil comprender, afirma Eloísa Mérida, que la educación estuviera llamada a poner una gran importancia como instrumento idóneo para lograr esa transformación”. Y es que “la confianza que tiene Luzuriaga en la educación como palanca de transformación social” le hace ver el cambio operado en la sociedad española “como efecto derivado de la revolución pedagógica”. Y esto hace que sea difícil mantener el equilibrio entre la revista pedagógica de carácter objetivo, podríamos decir científico, y “el compromiso político de su autor”. La altura teórica y científica de la revista lo muestran la variedad y la calidad científica y filosófica de sus colaboradores, especialmente extranjeros.

 

¿Cuál fue la significación de la Revista de Pedagogía? Parece claro que ejercer un gran impacto ideológico en un gran número de maestros, aunque no consiguió del todo sus objetivos reformistas. Alcanzaron los maestros muchas de las metas parciales que se propuso la revista, pero no su objetivo fundamental de cambiar a España.


Desde 1936, año del comienzo de la guerra civil, la revista deja de publicarse; no obstante, hay un pequeño atisbo de reaparición en Barcelona (entre febrero y agosto de 1938) como órgano teórico de la FETE (la Federación Española de los Trabajadores de la Enseñanza), rama de la UGT. Pero esto no parece que pueda ser considerado como su tercera etapa. El creador de la revista se exilia a Gran Bretaña y Argentina después de la contienda. (Cf Eloísa Mérida Nicolich Gamarro, La Revista de Pedagogía: 1922-1936, Universidad de Navarra).

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La revista desaparece, por tanto, durante la guerra civil. Luego, con el nuevo régimen, se crea la Revista Española de Pedagogía, 1943, dentro del Instituto San José de Calasanz, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas. La nueva revista fue hija cultural del franquismo, completamente alejada de los supuestos intelectuales y pedagógicos de la Revista de Pedagogía. El término “española” suponía acentuar el carácter patrio del pensamiento y de la filosofía tradicional, faros de la ideología de la España surgida después de la guerra civil. Esta revista sigue presente en nuestra literatura pedagógica y, como es obvio, ha pasado por la evolución que han experimentado la cultura, la política y la educación en España.


TEÓDULO GARCÍA REGIDOR

Profesor del Centro Universitario La Salle






DIDÁCTICA DE NUESTRA ESCUELA 


 

En nuestra Escuela, con Juan Amós Comenio,

entendemos por Didáctica:

"el artificio fundamental para enseñar todo a todos,

enseñar con solidez, no superficialmente,

no con meras palabras”.

 

TRABAJAMOS LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO


Nosotros no nos contentamos con enseñar y facilitar a nuestros alumnos la información más depurada y al día sobre la disciplina o las disciplinas que ellos necesitan saber y se nos han encomendado que les enseñemos.

No abrimos un supermercado de conocimientos, los últimos y de mejor calidad, a precio de facilidades didácticas. Eso nos parece pobre. Somos maestros para algo mejor y de más calado. No nos basta con que la Institución Educativa en la que militamos esté feliz con nosotros, ni con tener a los papás satisfechos y felices, porque, con nosotros, sus hijos levantan un vuelo que para ellos hubieran deseado, ni incluso nos basta con constatar que nuestros alumnos están en manifiesta vía de formación, bien informados, triunfadores en exámenes difíciles.

Nosotros, lo repetiremos, estamos con Comenio en lo de “enseñar todo a todos, y enseñar con solidezno superficialmente”.


Por eso, la Teoría del conocimiento del Bachillerato Internacional la pretendemos llevar a cada una de las materias que ofrece el Colegio, de modo y manera, que no haya profesor que no descienda en cada paso que dé por la Historia, por la Literatura, por las Matemáticas, etc. a los fondos donde están clavados los “sólidos” cimientos de su materia. Y si, en clases sucesivas no es el momento de poner pie en esos fundamentos y tocar la “razón histórica”, la “intuición estética”, o el “lenguaje matemático” puro sin las muletas del lenguaje verbal literario,… que siempre el trabajo de la materia concreta planee y mantenga el ojo alerta y abierto a los “firmes” fundamentos de su materia. Eso la hará viva y que tenga pleno sentido su trabajo de profesor, de orientador de fondos y de cielos de la materia de estudio de que responde.

En todo momento han de palpar los alumnos que la materia que trabajamos con ellos es peculiar y aparte de las demás no solo por sus fundamentos y peso específico, sino por las leyes que la rigen, propias de su región ontológica. Y será bueno que, aunque de lejos, lo advierta en todo momento.

Para afianzar esto, un recurso más, eficaz, será que, desde cada una de las asignaturas que haya de cursar el alumno, anote en su personal “vademécum de la TC” los fondos que se le vayan mostrando -fundamentos- y la particular estructura que los articula -leyes que la rigen-, es decir, la peculiar idiosincrasia que le descubre su trabajo de la Historia, de la Literatura, de las Matemáticas, etc., desde la TC.

En otro tiempo hablábamos de transmitir la “forma mentis” de cada área de conocimiento. En esa línea seguimos y estamos llegando a ella con la TC. 

CARLOS URDIALES RECIO

Maestro. Profesor de Didáctica, Esc. Mag. La Salle

Emérito UCJC



24 de noviembre 2022


VIII      SIMPOSIUM FELIPE SEGOVIA


En la Institución Educativa SEK 

están al tanto de lo que en AFDA y AURAS venimos publicando 

sobre la Teoría del conocimiento propia del Bachillerato Internacional.

Partimos de esta base.

Se me ofrece la ocasión de tomar parte del simposio anual 

"Simposium Felipe Segovia"

 de la Institución Educativa SEK 

y se me pide que hable en él de la TC, 

el 24 de noviembre de 2022.

He pensado decir más o menos esto que sigue.

Se admiten sugerencias.

Sobre todo en educación importa no errar el camino.



La Teoría del conocimiento del BI

Hemos trabajado durante años la TC en el Bachillerato Internacional. Naturalmente, con éxito cuando se ha trabajado como tal y bien. Los resultados conseguidos para los alumnos, que ellos, en ocasiones en que les hemos preguntado al término de su carrera universitaria, han reconocido como excelentes, están ahí. Para la marcha de la Institución son un valor añadido, que no pertenece al brillante espectáculo exterior de su buen nombre y fama, pero la nutren por dentro.

Creo que es llegado el momento de dar el salto y conseguir que todo profesor del BI, e incluso, que todo profesor del SEK, sea la que fuere la materia que imparta, pase a ser profesor de TC de su disciplina.

Parto de que el alumno de nuestros centros si llega a tocar de manera efectiva, que lo implique, ”los fundamentos” de la materia de la Matemática, de la Historia, de la Física y de la Botánica, de la Lengua y de la Cultura… y a familiarizarse con las “particulares leyes” que rigen cada una de las región ontológica que se esfuerza por dominar, está empezando a lograr la persona formada, sabia, respetuosa y abierta a toda realidad, al mundo visible y al invisible.


Intuición a lo Bersong


Este tocar el fondo y descubrir las leyes internas, el peculiar esqueleto interior que, columna vertebral, rige y mantiene en pie el cuerpo de la Matemática, de la Botánica, de la Lengua, de las realidades religiosas y sociales..., vía intuición bergsoniana, este es un gran tesoro-secreto que habríamos de hacer muy nuestro como profesores en la Institución.

Tendréis que reconocer conmigo que un profesor que no transmite la “forma mentis” de la Matemática, de la Historia, de la Naturaleza… no es profesor del todo. No lo es del SEK, desde luego. No pasa de ser un pregonero, un periodista, un publicista hasta brillante de su materia, pero no es el educador que tenemos en mente para la Institución.

Dados estos antecedentes, logrados, tras la “intuición” a lo Bersong de la realidad trabajada como la trabaja a la luz de la TC, habrá que pasar a hacer la literatura de estos fundamentos y de estas leyes intuidas, literatura de fondo y leyes.


Literatura de… (discurso, razonamientos, palabras)

Nos conocemos a nosotros mismos, quizá. Hemos ido -intuición bergsoniana- intus ire, al interior yo que somos. Pero no nos quedamos ahí de haberlo logrado.

Hacemos un esfuerzo intelectual por aclararnos a nosotros mismos con palabras, con razonamientos, con discurso, en definitiva, braceamos con denuedo intelectual para saber cuál es el nombre que realmente nos define como personas, qué y quiénes somos. No descansamos en la búsqueda imposible de encontrar la palabra que nos defina, que nos nombre y que diga ella sola lo que efectivamente somos y queremos ser. Para entendernos con los demás hacemos semejante esfuerzo de discurso, razonamientos y palabras. Discurso, razonamientos y palabras los precisamos para aclararnos nosotros y para relacionarnos como personas con los demás.

Esto es lo que se le pide al profesor de TC (si es que contamos en la Institución con profesores especialistas en TC): que ellos articulen la literatura o versión literaria de cada área, fondo y leyes.


Por abreviar, dos ejemplos personales

* En 5º del bachillerato de mi tiempo, tuve un profesor de matemáticas que no tenía la “forma mentis” de la matemática. No la podía transmitir, claro. Si le preguntabas algo, te respondía con lo que decía el libro que se sabía de memoria. No era el profesor de matemáticas que necesitábamos, sino el profesor de la literatura de la matemática que nos servía para defendernos en los exámenes. Transmitía la expresión literaria de la matemática, no su realidad.

* Por contra, en 7º de bachillerato, el profesor que nos cupo en suerte no dominaba la expresión literaria de la matemática, ni falta que hacía, pero con unas fórmulas que escribía en la pizarra, unas operaciones sobre el encerado, líneas, letras, números y signos matemáticos… trazaba, al final, unas flechas o relacionaba con gestos que nos hacía y allí estaba cuanto podía apuntarse sobre aquellas derivadas matemáticamente presentes y vivas. A lo sumo, el profesor, pronunciaba la palabra ¡Gol! Su presentación era perfecta, matemática pura sin expresión verbal literaria. Logró darnos lo que hoy llamamos la “forma mentis” de la matemática.

* Otro caso. El profesor de filosofía puede definir la persona humana con la claridad de un Santo Tomás de Aquí, hacer de cristal para sus alumnos la célebre definición de Boecio de persona (Naturæ rationalis individua substantia), explicarles con detalle el personalismo de Mounier, pero si el alumno no llega a preguntarse, conmocionado, sacudido, como el salmista (Sal 8,5) “¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que de él te cuides?”, porque, de pronto, le ha sorprendido y ha visto todo el abismo de maravilla -intuición bergsoniana- qué es la persona: el profesor se ha quedado a mitad del camino que debería recorrer, peregrino de la Verdad, fondo y forma. No es el profesor que necesitamos en este punto que estudia la persona humana desde la filosofía.


CUR



 

               A LA HORA DEL CAFÉ

         EL JEFE DE ESTUDIOS SUGIERE
   Y LOS PROFESORES COMPARTEN

 

Actitudes de fondo de los profesores


* Para transmitir actitudes de fondo es preciso tenerlas. El árbol solo dará peras si es peral. Del olmo en vano esperaremos que nos dé peras.

* A los profesores nos conviene depurar nuestro espíritu. Con él, y menos con nuestros consejos de libro, se van a quedar nuestros alumnos. Para ellos somos transparentes, querámoslo o no. Los consejos de libro se los llevará el tiempo como hojas del otoño.

* Las actitudes de fondo se trasvasan solamente si entre profesores y alumnos hay auténtico afecto personal, sin posibles sobornos.

* A menudo los padres miman a los hijos con un talante de soborno.
El hijo quiere auténtico amor y tiene necesidad de él. Sin saber de qué se trata puede que solo reciba signos de amor, pero no amor cierto y de veras. Lo va a percibir sin saber explicárselo. Al no recibir la auténtica afirmación de su persona, queda insatisfecho en su exigencia de amor y la falta de auténtica atención amorosa que le da el mimo le llevará a vengarse de ella con malos modales, falta de educación y caprichos. Los padres acusarán a los hijos de ingratitud y… estaremos a punto de neurosis.

* Es preciso querer a los alumnos de verdad, su bien, no solo buscar la armonía con nosotros. Su bien, a veces doloroso. Pero su bien, el suyo.

Carlos Urdiales Recio

Maestro. Profesor de Escuelas de Magisterio

Emérito UCJC



          

                               

    
    
     (SONETO DESDE EL SENTIMIENTO)


                          LABOR CALLADA

 

Labras el campo que te fue entregado. 

La tierra con esfuerzo vas arando. 

Cuando ves que el final se va acercando, 

quisieras ver el fruto cosechado.


Miles de almas tuviste a tu cuidado.

La semilla que fuiste derramando,

oculta pero firme germinando,

en fruto generoso se ha tornado.


Enseñar, educar... labor callada.

Tras siembra generosa ya cumplida,

lluvia fina, menuda, persistente.


La palabra, el ejemplo, la simiente

que con celo en el surco fue vertida,

en árbol ha de verse transformada.



No tienes, buen maestro, entre tus manos
la cosecha lograda; pero el grano
maduró con el tiempo y la distancia.
Te sientes orgulloso y confiado:
que aunque de tu labor no haya constancia,
sabes que tu trabajo no fue en vano.

Á. Hdez.


                                          



Apuntes que tomamos cuando éramos estudiantes

de la Escuela de Magisterio (1961 y ss.)

y conservan algún vigor o todo.


            2 LAS COSAS SE UTILIZAN, LAS PERSONAS SE EDUCAN


El maestro enseña al alumno que tiene a su cargo. Se dirige a él. A toda su persona. Es maestro no de una mera inteligencia sino de una persona en formación. Su escuela no es un laboratorio en el que equis (x) multiplicada por y (y) da zeta (z), aunque eso no deje de ser una de sus metas. Tampoco es una cinta transportadora que traspase los conceptos que lleva escritos en sus páginas mentales de maestro a la inteligencia del alumno para que esta le quede bien amueblada. El alumno no entra en la Escuela ni ha de salir de ella tratado como un espacio u objeto sino como una persona que es.


El alumno es persona. De nuevo habrá que volver al concepto de persona que exprese toda la realidad del alumno, esencia y transcendencia. O renunciamos a la Escuela. Se puede pensar en educar a una persona. No se pueden educar cosas. Las cosas no se educan, se utilizan.

Por eso, el maestro no solo enseña cosas que lanza al viento, sino que, enseñando, cuida el alma de sus alumnos, mejor, cuida al alumno en cuerpo y alma, entero, lo educa.

  

C U R

Maestro. Profesor de Escuela de Magisterio

Emérito UCJC








SOBRE EL ESCUDO QUE PRESIDIÓ 

NUESTRO MAGISTERIO



 * Elle. La diferencia entre las filas lasalianas de antaño y las de hogaño están más que claras: Aquellos, en mayoría, iban tras el Señor de La Salle, en origen, Salle; los de hoy, casi todos, tras el Señor de la Saye, en origen, Saya. Que el decaer no pase de ahí.



Indivisa manent. Los que sabíamos que el apellido de la Salle venía del medievo catalán Salla (Joan Salla, año 818), el de los cabrios rotos que permanecen indivisos (“Indivisa manent” en el escudo) nos resistimos a decinos lasalianos. Aún mantenemos nuestro sonido de roca de lasallanos, con elle palatal lateral.




Alumno eterno. Para La Salle sus alumnos no son los pajaritos que una vez que aprendieron a dejar el nido de los padres, a volar por su cuenta, se olvidan de sus antepasados y hasta de sus mismos papis: adiós árbol, adiós pajas del nido, adiós, adiós, adiós... Tras el primer día de clase el alumno de La Salle es alumno eterno, y será eterno alumno lasallano: indivisa manent.


* Más que. La verdad es que eso de indivisos, indivisa manent, en ocasiones tenemos constatado que se da más entre quienes malamente se rompieron las piernas y las tienen rotas que entre los que siguen con unas piernas que no se rompieron y con ellas parece que andan y siguen. Otros, no, que estos segundos por razón de estado son mejores que nosotros.



* Joan Salla. La moderna divisa, que nos mantiene unidos, “Permanecen, indivisos”, nos viene de muy lejos. Es bearnesa y literalmente decía “QUE SIEN TOUSETEN LIGAR AMALE”, voluntad y grito de “Estemos unidos”. Dio en el “Indivisa manent” tras caer, con las piernas rotas, Joan Salla, en la batalla que derrotó a los moros en Urgel, peleando al lado del rey Alfonso el Casto.

CARLOS URDIALES RECIO

Maestro. Profesor de Lengua y literatura

Emérito UCJC



EstilO   


ESTILO AFDA:  Profesor estiloso


El estilo, firma y rúbrica personales


Siempre que se hable de estilo habrá que volver a Buffon, a repetir que el estilo es el hombre: “le style est l’homme même”. Regla y espejo supremos. Solo que, como advertimos, siempre habrá que matizar que el estilo no es el mero hombre natural que somos, sino, imprescindible, el ideal que perseguimos en vuelo. También en el caso de los profesores.

¿El águila es águila o es vuelo?

¿El profesor es profesor o es estilo?


El “mejor yo” presente en el profesor en cuanto emprende y hace se dispara, pues, en él hacia sus preferencias más elevadas. Es un vuelo que manifiesta y le delata en el gesto y en el porte, en el aliento y temblor de su palabra y en el aire de su marcha, en todo.

Profesor sin estilo no es profesor. Sin alto estilo, mediocre profesor. Profesor estiloso, profesor cabal. ¡Profesor!

Carlos Urdiales Recio

Ángel Hernández Expósito

Maestros. Profesores de Lengua y literatura

Eméritos UCJC



               
 UN ATAJO PARA EL ESTILO


DESDE García Morente


En nuestros años de maestros nos comía el alma el dotar de estilo a nuestros alumnos. Para el estilo al que aspirábamos nosotros mismos nos hubiera gustado tener una varita mágica que nos facilitara el esfuerzo de pasárselo a ellos.

Entonces leímos a Manuel García Morente. Nos deslumbró su análisis del estilo que caracteriza al español.


Monumento a García Morente
en Arjonillas

Su exposición fue para nosotros una economía a la hora del esfuerzo de dotar a nuestros españolitos alumnos del estilo que más les iba y al que por nacimiento y cultura estaban más propensos. Sabido lo que caracteriza al español, el dotar de estilo a españoles de nacimiento y vida española nos resultaba un atajo.

Puede ser bueno hoy, aunque la “raza” ande en momentos bajos, volver a consultar aquellos análisis. Nos informaba en ellos García Morente sobre los rasgos que encontraba como característicos del español que nadie ha sido pero que todo español -lo quiera o no- quisiera ser. Exponía (y daba ejemplos) tras los titulares, que eran estos: “paladín”, “grandeza contra mezquindad”, “arrojo contra timidez”, “altivez contra servilismo”, “más pálpito que cálculo”, “personalidad”, “culto al honor”, “idea de la muerte”, “vida privada y vida pública”, “religiosidad”, “impaciencia de eternidad”.

De su descripción de la PERSONALIDAD del español, dos fragmentos, que puede que nos ayuden hoy:

"Todas estas cualidades del caballero van, en resumidas cuentas, a parar a una característica fundamental: la afirmación enérgica de la personalidad individual. El caballero español se siente vivir con fuerza; se sabe a sí mismo existiendo como un poder de acción y de creación. El caballero español es regularmente una personalidad fuerte. No cede, no se doblega, no se somete. Afirma su yo con orgullo, con altivez, con tesón; a veces con testarudez. Pero siempre con nobleza; es decir, sobre la base de una honda convicción y de una honrada estimación de la propia valía. Es un carácter enérgico, violento y tenaz; pero noble y generoso. Y así como cultiva en sí mismo las virtudes de la resistencia y de la dureza, así también las admira en los demás. Acaso sea la única cosa ajena que él admira".

"La virtud de la obediencia –por ejemplo– no será fácilmente practicada por el español cuando el jefe, a quien deba obedecer, no tenga en su persona cualidades reales, individuales, que lo impongan naturalmente como jefe. El español se somete con gusto y entusiasmo a otro yo real, en quien percibe fuerza, energía, poder de mando, dureza y superioridad de carácter. Pero no se inclina ante la autoridad puramente metafísica de un concepto; no se somete a la mera idea jurídica de la soberanía, basada, por ejemplo, en voto o sufragio o procedimiento cualquiera de tipo formalista. Entre españoles manda el que «puede»; no el «elegido» por votación. La ley tiene que ir acompañada de otras fuerzas reales, para que su predominio sea efectivo: prestigio personal, tradición secular, superioridad psicológica, jerarquía religiosa".

Conferencia pronunciada
el 2 de junio de 1938
en la Asociación de Amigos del Arte,
de Buenos Aires

Ver en Idea de la hispanidad,  Buenos Aires, Espasa Calpe, 1939


CARLOS URDIALES RECIO

Maestro, profesor de Teoría del conocimiento

Bachillerato Internacional


117 AFDA

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