Buscar este blog

115 Al filo del alba






DIÁLOGO DE DINOSAURIOS   (I)



LA SEÑORA MAESTRA


                                                 Materna Musa mía,

Gabriela magistral,

Pon estas poeniñas

En tu pecho de pan,

Y ojalá que se injerten


En el bosque lingual

De esas nanas criollas

Que hiciste de cristal.

Cerezas son las rimas.


¿Quién va a desenredar

Tus versos de los míos,

Pluma de amor, Mistral?





DIÁLOGO DE DINOSAURIOS


 -Dino, dino, Dinosaurio.

-Dime, dime, Dinosauria.

-Digo, digo: ¿tú me quieres?

-Yo te quiero, si tú me amas.



-Dino, dino, Dinosaurio.

-Diga, diga, Doña Sauria.

-¿Dónde, dónde nos juntamos?

-En la tierra, el aire, el agua.


-Dino, dino, Dinosaurio,

Tú que vuelas, tú que nadas,

Tú que pisas por mis pasos

¿me darás escamas y alas?


-Te daré mi cuerpo entero,

Te daré también mi alma,

Te daré beso tras beso,

Dino, dino, Dinosauria.


-Dame, dame, Dino, Dino.

Soy tu Doña enamorada.

-Ya te di, mi Doña Dina.

No preguntes más y calla.




LA GATA CON BOTAS


La gata con botas 

Estaba muy sola

Quiso consolarse

Haciendo una ronda.


Revisó el tejado,

olfateó la alfombra,

deshiló un ovillo,

rodó una pelota…


Busca que te busca,

No encontró la cosa

Con que emparejarse

La gata con botas.


-Allá cada cual,

Dijo la modorra,

Y se echó a dormir

Sola, sola, sola.


Consuelo de tontos,

Consuelo de tontas.

APULEYO SOTO PAJARES

Maestro, poeta, periodista, juglar





Liras sobre la octava real 11

del “Canto a Teresa"

                                                   (Espronceda)


El ideal


El ideal asume
aquel que no se rinde al desencanto
y de nada presume;
en su interior no hay llanto
"hay una voz secreta, un dulce canto".

Le llama a la virtud
y esta sacra y divina llama enciende
a las de infinitud...
Su finitud comprende
"que solo el alma recogida entiende".

A su llamada fiel,
vence así, audaz, todo quebranto
y reina siempre en él
grado de gozo tanto
y "un sentimiento misterioso y santo"


que no solo a él anima.
Su gozosa alegría nos sorprende,
sus deseos sublima,
y, con ello, él aprende
"que del barro al espíritu desprende".


El bien del ideal
es el amor en la vida, y tanto
que no soporta el mal,
que nunca viste el llanto
"agreste, vago y solitario encanto".


Ideal del humano
que, con su bondad, el alma comprende
ese divino arcano
y tal llama le prende,
"que en infalible amor el alma enciende".


Y todo se serena
cuando en ese noble objetivo atina,
que el mal con él se frena
y su efecto ilumina
"volando tras la imagen peregrina"


del ideal; su luz
que el actuar humano lo ilumina
como cristiana cruz.
Y es alma que sublima
"el corazón de su ilusión divina".


ANTONIO MONTERO SÁNCHEZ 

Maestro, profesor de filosofía



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Envíanos tus comentarios

117 AFDA

        ÍNDICE  PRINCIPAL                              ____________________________________   Pregón:  Educación y expertos. Libertad       ...