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20230226

114 AFDA

            Marzo, 2023      

                                        ÍNDICE  PRINCIPAL                           ..............................................................................

 Pregón: Magisterio ab ipso ferro

        Magisterio:  / Didáctica de nuestra Escuela: Con solidez, no superficialmente (II)CUR.  / Escuela de vanguardiaLo que aprendí de La Salle. Las matemáticas CUR.  / En verso: Señora maestra Apuleyo / A la hora del café: Leyes de la memoriaCUR.  / Apuntes de clase: El alumno centro y motor CUR  / Hay que arrancar la cizaña ÁH

           Estilo: Cristiandad y estilo de la mano: El "dolce stil novo" del fin de los tiempos. D. de Aza. / Reflexión de la mañana: Talante en alto vueloCUR 

                                               Encuentro de primavera, 2023 

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 Magisterio ab ipso ferro


Siempre nos creció la dificultad. El que la vida nos fuera difícil no nos importó nunca. Estábamos en línea con Horacio y con Fray Luis de León. En esto éramos y seguimos siendo romanos y españoles de la España del Renacimiento, al filo de los Siglos de Oro.

De expresar nuestro lema de marcha intelectual en un escudo tipográfico nos hubiera definido el del agustino eminente profesor de la Universidad de la Salamanca de aquellos felices años en sus Nombres de Cristo.

El poeta latino afirma que los romanos emergen de sus derrotas con vigor renovado, como la encina rebrota con fuerza redoblada al ser podada con hacha de hierro:


Duris ut ilex tonsa bipennibus
nigrae feraci frondis in Algido,
per damna, per caedis ab ipso
ducit opes animumque ferro

Como la encina, podada por las duras hachas,
de negra fronda, en el fértil Álgido,
a pesar de daños y cortes, 
del mismo

hierro toma fuerzas y vigor.

                           Oda  4.4, versos 57-60

Fray Luis de León, en su Oda XII, A Felipe Ruiz, nos dice lo mismo, que hacemos nuestro y firmamos nosotros al pie de su lira:

Bien como la ñudosa
carrasca, en alto risco desmochada
con hacha poderosa,
del ser despedazada

del hierro torna rica y esforzada.


El que la vida nos fuera difícil no nos importó nunca.



magisteri




            DIDÁCTICA DE NUESTRA ESCUELA 

En nuestra Escuela, con Juan Amós Comenio,

entendemos por Didáctica:

"el artificio fundamental para enseñar todo a todos,

enseñar con solidez, no superficialmente,

no con meras palabras


                 CON SOLIDEZ, NO SUPERFICIALMENTE 

        (II) 


        La gran pregunta: ¿A qué vas a la Escuela? La única respuesta de la Escuela que merece el nombre de Escuela: ¡A preguntar! Mis padres pensaron en este Colegio y yo consentí en su elección porque parece que desarrolla una pedagogía de las preguntas. Tengo, dormidas, mil preguntas que hacer. Necesito respuestas, mil respuestas. Y, por delante, quiero aprender a preguntar: me han dicho que esto es decisivo y lo que necesito y necesitaré: hacer preguntas.

        Preguntones. Este colegio mío nos enseña a ser preguntones. Piensa que si buscamos el porqué de lo acostumbrado, el porque de lo que se nos ordena, y damos con él, iremos aprendiendo a obedecer a la razón y no a la autoridad, como los limitados, ni tampoco a la costumbre, como los seres de rebaño.

        Alumnos con preguntas. Este colegio nuestro solo quiere alumnos con preguntas. Un alumno sin preguntas todavía no es un verdadero alumno nuestro.





             


        (II) LO QUE APRENDÍ EN LA SALLE

                  

         pedagogía que me ha marcado de por vida


                Las matemáticas 

        Mente cartesiana



El fundador de las Escuelas Cristianas, Juan Bautista de la Salle, como más o menos todo hijo de vecino, fue hijo de su siglo, el de las Luces, del Racionalismo y el cartesianismo francés. La búsqueda en todo del pensamiento claro y distinto fue una constante y un afán de los hombres que iniciaron y pusieron en pie el edificio de la fundación de las Escuelas Cristianas.

De ahí el gusto por las matemáticas, el hacer de ellas plantilla de todo conocimiento. Y a pecho descubierto, razonando. El libro que usábamos en Santa Susana para estudiarlas tenía un título que declaraba ese afán de analizar sin tregua, sintetizar luego y terminar todo trabajo recapitulando aquello en lo que nos iniciábamos: “Aritmética razonada”.

Tuve que pasar de la escuela de Santa Susana, que iba por libre, a los programas oficiales que imponían el estudio del álgebra. Me di cuenta que ya teníamos resuelto con esfuerzo mental, con nuestra “Aritmética razonada”, clarificando y distinguiendo, lo que el álgebra convertía en fórmulas mecánicas, que solo nos exigían conocer su manejo, sin mayor reflexión. Para mí que el paso al álgebra era un retroceso, aunque de hecho fuera una simplificación y conquista.

Fr. Gabriel Marie Brunhes

Se cuenta una anécdota que clarifica de golpe la naturalidad del empleo de la matemática a fondo entre los profesores La Salle. En uno de sus colegios trabajaba el el hermano Gabriel Marie Brunhes con fama de saberlo todo en matemáticas aun lo más intrincado. Fue a llamar a su puerta un estudiante universitario, con un problema difícil. Le atendió el portero que le abrió la puerta, aunque preguntaba por el sabio matemático. Se volvió con el problema resuelto y pensando maravillas del colegio, en el que el portero sabía tanto. No supo que le había atendido en persona el mismo Gabriel Marie Brunhes. 

En una encuesta a nivel nacional con ocasión del tricentenario del nacimiento de La Salle los alumnos españoles preguntados señalaron como principal asignatura decisiva para su vida en el colegio de los Hermanos la matemática. ¡Curioso!

De mí sé decir que me abrió muchas puertas profesionales y brazos de amigos la mente matemática que me hacía preparar currículos, presentarme y actuar con claridad y verdad. 

    CUR

    Maestro. Profesor de Escuela de Magisterio

    Emérito UCJC


LA SEÑORA MAESTRA



Materna Musa mía,


Gabriela magistral,


Pon estas poeniñas


En tu pecho de pan,


Y ojalá que se injerten


En el bosque lingual


De esas nanas criollas


Que hiciste de cristal.


Cerezas son las rimas.


¿Quién va a desenredar


Tus versos de los míos,


Pluma de amor, Mistral?




 

                                      A LA HORA DEL CAFÉ

       
                    EL JEFE DE ESTUDIOS SUGIERE
   Y LOS PROFESORES COMPARTEN

 

                             Leyes de la memoria

 

                                                   Ley de la atención 

                                 Se recuerda mejor aquello a lo que se le prestó mayor atención o mayor concentración.

            Ley del agrado

Lo que resulta agradable es más fácil de recordar. Recordamos lo que nos interesa.

            Ley de la totalidad

 Se retiene mejor lo que forma parte de un todo coherente y armónico.

            Ley de incorporación

 Los nuevos elementos se incorporan y encajan en los viejos adquiridos. Empezamos a aprender un idioma nuevo sobre la plantilla del que dominamos.

            Ley de la extensión

Se aprende mejor por pequeños pasos.

            Ley de la repetición

 Repetido un texto, una habilidad, un juego termina grabándose su percepción.

            Ley de la latencia

Si el tiempo entre la percepción y la evocación es corto, el recuerdo se desvanece. Si aprendemos solo para hoy, mañana quedará poca huella y en unos días, ninguna. Y, al revés.

CARLOS URDIALES RECIO

Maestro. Profesor de Escuelas de Magisterio

Emérito UCJC




  Apuntes que tomamos cuando éramos estudiantes

de la Escuela de Magisterio (1961 y ss.)

y conservan algún vigor o todo.


            6    EL ALUMNO, CENTRO Y MOTOR


Entonces, siendo estudiantes de magisterio, todavía no habíamos llegado a redactar como primer punto de nuestro Ideario de Escuela lo que más adelante, en 1969, formularíamos así: “El alumno y su mundo son la medida de toda la vida y pedagogía de nuestra Escuela”.


Pero ya habíamos asimilado las repetidas ideas de nuestro profesor Emiliano Mencía sobre el papel “efectivamente” central del alumno, que no habría de cruzarse de brazos y escuchar atento al sabio maestro, para aprender de él, sino tomar las riendas de su trabajo personal. Todo estaba dicho y nos bastaba con la nota que habíamos tomado en sus clases. Con ella iríamos lejos: “Si los estudiantes no son sujetos pasivos ni agentes secundarios de su formación; si cualquier proyecto institucional que se formule para ellos no es auténtico proyecto formativo sino en la medida en que ellos lo asumen y lo hacen suyo, ¿por qué no ofrecerles las bases mismas sobre las que esté fundamentado el proyecto que se les proponga?”.

No entendíamos entonces lo de “las bases mismas sobre las que esté fundamentado el proyecto”, pero sí que el alumno debería ser centro e implicarse personalmente, es decir, tomar personalmente las riendas de su trabajo personal. Él habría de ser quien quisiera aprender, formarse, educarse. Esta decisión personal habría que conseguirla como punto de partida. Sin este logro, la Escuela estaba de sobra.

C U R

Maestro. Profesor de Escuela de Magisterio

Emérito UCJC



















ESTILO


            

                                                 CRISTIANDAD Y ESTILO DE LA MANO (vi)


EL “DOLCE STIL NOVO” DEL FIN DE LOS TIEMPOS



En tiempos del Imperio Romano, con el Niño que nació en Belén, crucificaron en la Jerusalén corazón de la Biblia y resucitó para la Eternidad como lo acreditaron con su martirio y hasta con su vida miles de paleocristianos se inició en el planeta Tierra un nuevo estilo de existir y de vivir.

Desde que Cristo apareció sobre nuestro suelo, la Tierra y el Universo tienen un nuevo estilo que señorea en nuestro mundo las inteligencias, el modo de relacionarse de los hombres y las mil maneras humanas de hacer las cosas.

Irrumpía un nuevo estilo en el mundo, el estilo propio del fin de los tiempos, de que habla la Biblia, el estilo cristiano de pensar, amar y hacer. Todo seguía en su ser, pero había nacido un nuevo “modo” de ser.

No hay manera de definir este modo de ser, el estilo cristiano no se deja reducir a concepto. Lo ve con claridad nuestra mente, sabemos de qué hablamos, lo advertimos en sus portadores, aunque hemos de confesar que es inefable.

Pasa con el estilo cristiano lo que ocurre con el estilo español: que lo único que cabe es sugerirle en símbolos, dibujarle en el aire con metáforas, señalarle hecho carne y espíritu en personas reales que lo viven, verlo hecho arte en el arte, venerarlo cuando desfila ante nosotros hecho vida y elegancia en sus héroes, pensadores y santos.


¿En qué figura podría simbolizarse lo español, el estilo de la hispanidad?
¿En Don Quijote y Sancho, en el Cid Campeador, en el cuadro de “Las lanzas” de Velázquez donde vemos a Espínola recibiendo con gesto de suprema elegancia y benevolencia las llaves que le entrega el burgomaestre de la ciudad de Breda?

¿Y en qué símbolos y figuras, el estilo cristiano? ¿En las catacumbas de Roma, en la primera Patrística, en el seráfico San Francisco y en el soldado de Cristo San Ignacio de Loyola, en la Biblia Políglota de Cisneros, en el Cristo de Velázquez, en el Pórtico de la Gloria de Compostela, en los claustros de mil monasterios románicos, en las afiladas torres disparadas al cielo de cientos de catedrales góticas, en las alegres misas polifónicas de Tomás Luis de Victoria, en la Sagrada Familia de Gaudí…?

Curioso: en el canto XXIV, v. 57 del Purgatorio de su Divina Comedia el florentino Dante Alighieri no lo define, no lo describe, no nos dice que lo viera ni lo tocara, nos afirma que oyó una porción del luminoso y dulce estilo que nos trajo la Cristiandad: «Dal dolce stil novo ch' i' odo» (Del dulce estilo nuevo que yo oigo).


Ramiro Duque de Aza

Maestro, profesor de Teoría del conocimiento


                                                                                        

TALANTE EN ALTO VUELO


 "Le style est l’homme même”, Buffon


Hoy nos fijamos en los profesores, en su estilo. Nos fijamos.

El estilo de nuestros profesores puede que ya les venga de su naturaleza, desde luego les viene de su cultura. El estilo de cada uno de nuestros profesores es su misma persona revestida de un determinado modo que les fluye de su singular manera de estar en este mundo.

Su estilo, en cuanto profesor, acompaña su persona de por vida. Como a toda individuo cultivado, se le identifica por su estilo.


Le nace, en cuanto maestro, de una personal preferencia absoluta, que -quizá-, fue propia de sus antepasados y que él abrazó deliberada y libérrimamente. El estilo hace referencia en él a un alto principio de finalidad. Hace algo en función de algo. Y todo en función de unos fines que tiene por supremos y no le permiten debilidades o no es profesor, maestro.


El conjunto de pensamientos o imágenes de lo absolutamente preferible para el profesor da “forma” a una determinada personalidad humana que le hace profesor cabal y le dota de estilo.


En él, como en cada uno de sus alumnos: “Le style est l’homme même”.


Carlos Urdiales Recio

  Ángel Hernández Expósito

Maestros. Profesores de Lengua y literatura 

Eméritos UCJC


¡ENCUENTRO DE PRIMAVERA 2023!

              ¿mayo?
                                                                  

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