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115 El Universo y el hombre

                      

                 


            61 Apolo 1 

            La primera gran tragedia (II) 


Como consecuencia de la gran tragedia que supuso el accidente del 27 de enero de 1967, en el que murieron los tres astronautas de la tripulación del Apolo I durante uno de los ensayos previos al lanzamiento previsto para el 21 de febrero siguiente, se creó una Junta de revisión del Apolo I.

Esta Junta tuvo su origen a raíz del fallo en vuelo de la misión Gemini 8, ya tratada. Robert Seamans, a la sazón, subadministrador de la NASA, había establecido un protocolo con la opción de poder hacer investigaciones independientes de las misiones fallidas. James E. Webb, administrador de la NASA, le pidió al presidente de EE.UU., Lyndon M. Johnson, la autorización para que permitiera a la NASA realizar dicha investigación con la promesa de “ser veraz en la evaluación y determinar las responsabilidades pertinentes”. Fue aceptada. Esta Junta fue presidida por Floyd L. Thompson, director del Centro de investigaciones Langley.


  
  James E. Webb


 
Robert Seamans
Floyd L. Thompson
      
                             

Según la Junta de revisión, los tres astronautas –Virgil I. "Gus" Grissom, Edward H. White y Roger B. Chaffee– habían sufrido quemaduras de tercer grado en buena parte de su cuerpo; pero la muerte les había sobrevenido anteriormente a consecuencia de las altas concentraciones de monóxido de carbono. La asfixia se había producido después de que el fuego fundiera los trajes de astronautas y los tubos de oxígeno, exponiéndolos a la atmósfera letal de la cabina.

Esta comisión identificó los principales factores que produjeron el accidente, como cableado y tuberías vulnerables, una atmósfera de oxígeno puro a una presión más alta de la atmosférica, bastante material altamente inflamable en la cabina, una escotilla sellada que no pudo ser eliminada rápidamente y preparación inadecuada de emergencia.


Roger Chaffee
Virgil I. Grissom
Edward White

También encontró un cable plateado sin aislante de teflón, y erosionado por rozamiento de una puerta, cerca de una línea de etilenglicol *. La electrólisis de la solución de etilenglicol con el cable de plata fue considerado un peligro capaz de causar un incendio en presencia de oxígeno puro en el módulo de mando.


* Haremos la observación de que el etilenglicol –sustancia viscosa, incolora e inodora, de sabor dulce–, tiene múltiples aplicaciones; puede servir tanto para adulterar vinos como para complementar líquido de frenos o fabricar explosivos.


Establecemos estos detalles tan técnicos con el objetivo de exponer la finura de análisis a la que tendrían que haber llegado los diseñadores del proyecto. Aspectos que, naturalmente, fueron corregidos para posteriores proyectos.

Se comunicó a los fabricantes de las naves que en el futuro no existiese plata en cables o contactos cerca de posibles derrames de glicol.

La presión de oxígeno en la cabina era un 15% mayor que la presión del aire a nivel del mar; lo que suponía que la presión de oxígeno era cinco veces superior a su presión a nivel del mar. Como sabemos, la proporción de oxígeno en la atmósfera es, aproximadamente, de una quinta parte; las otras cuatro partes son de nitrógeno.


Éstos eran los parámetros que habían utilizado en los programas Mercury y Gemini. ¿Por qué esta presión de oxígeno? Para expulsar el aire de la cabina que contiene nitrógeno y reemplazarlo por oxígeno puro. Durante el lanzamiento la presión se iba reduciendo hasta quedar en algo menos del doble de la presión de oxígeno en la atmósfera; suficiente para permitir respirar a los astronautas mientras se reduce el riesgo de incendio.

Valentín Bondarenko

Pero ¿se podía evitar tener una atmósfera de oxígeno puro en la cabina? En el programa Mercury la NASA había considerado usar una mezcla de nitrógeno y oxígeno para reducir el riesgo de incendio, pero fue rechazada porque existía otro riesgo: que los pilotos tuvieran problemas de descompresión, como les sucede a los buzos que ascienden rápidamente del fondo marino. También, se tenía la experiencia de un problema que había sufrido un piloto de pruebas años antes por una fuga rica en nitrógeno durante una prueba en una cámara de vacío. Y aunque la North American Aviation, fabricante de las naves, había sugerido el uso de mezcla oxígeno/nitrógeno para las naves Apolo, la NASA lo desestimó.

Existían incidencias anteriores de accidentes en entornos de oxígeno a alta presión, documentados en informes estadounidenses archivados, pero lo que no se sabía entonces era que el cosmonauta de la Unión Soviética Valentín Bondarenko murió por un incendio en una cámara de alta presión de oxígeno el 23 de marzo de 1961, tres semanas antes del primer vuelo espacial, el Vostok 1, tripulado por Yuri Gagarin.

Este accidente fue revelado por la URSS en 1981. De haberlo hecho público a tiempo, ¿se habrían evitado las muertes de la tripulación del Apolo 1?

Francisco Sáez Pastor

Universidad de Vigo

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