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20210220

96 AFDA

Marzo, 2021

ÍNDICE PRINCIPAL


Pregón: La reflexión de la mañana

Desde el margen: Vivimos NCA. Teódulo GR

Alta política con estilo: Ejemplares. R. Duque de Aza

En homenaje: Las vidas de los santos guían a Cervantes (III) A. Gómez Moreno

La mujer en Cela: Relaciones de género. Diferencias. ÁH

Soneto desde el sentimiento: Amiga masacrilla. ÁH

Rincón de Apuleyo: Autobiografía 2021

Educación física: Clasificación de los deportes.  F. Sáez

Veinte valores fundamentales. La reflexión de la mañana. CUR-ÁH

Afderías: Reflexionerías. CUR

Acuarelas: Agua, aire, mar y cielo. Teódulo GR






LA REFLEXIÓN DE LA MAÑANA

 

 

Estamos perdiendo pie. Nos falla el suelo que pisamos. Nos hundimos como sociedad y como patria, como españoles y como europeos.

En pequeños grupos todavía nos salvamos. Profesamos unos valores intelectuales, culturales, religiosos que, desde su cima, sostienen la pirámide valoral en su jerarquía y totalidad de que nos hablaba Orizana.

Como quiera que nuestra vida la pusimos al servicio de la escuela y en ella hemos dejado los muchos años que nos dio el Cielo, desde nuestra puesta de sol inminente, echamos mano de uno de los recursos más inteligentes que ideó el fundador de las Escuelas Cristianas en paso del siglo XVII al XVIII y que acomodaron sus discípulos en tres siglos de ejercicio a las necesidades de la sociedad y de sus alumnos.

Hoy, la crisis de valores fundamentales nos viene llevando a centrarnos en una veintena de ellos y a hacer de la “reflexión de la mañana” su portavoz. Es lo que hemos hecho poniendo como plantilla de su trazado un ideario colegial modélico, que mantiene su vigor tras setenta años de su formulación y ha sido nervio y columna vertebral de los mejores aciertos de la Institución Educativa SEK.

Lo que se espera de este minúsculo (en el tiempo: tres a cinco minutos de cada mañana) género educativo es la orientación personal del alumno, un clima de estilo de los centros escolares que lo practiquen con inteligencia y una elevación del tono cultural y moral de la sociedad de nuestro entorno. 


 




 


 Desde el margen


6  VIVIMOS NCA



En la fachada del Colegio La Salle-Institución, junto al
cual vivo, aparece una fotografía y un eslogan “Vivimos NCA”, como puede verse en una de las imágenes que ilustran este escrito. Del mismo modo que el logotipo de La Salle se ha universalizado, el eslogan alrededor de estas tres letras es también un elemento común de identificación de las escuelas lasalianas. ¿De qué se trata? ¿Qué hay detrás o debajo de esas tres letras?

Se trata nada menos que de una nueva forma de llevar a cabo la educación, desde la perspectiva del aprendizaje. NCA es “Nuevo Contexto de Aprendizaje”. Y el eslogan no dice “aprendemos”, sino “vivimos”, pues se trata de algo más de aquello que se ha venido entendiendo por el proceso de enseñar y de aprender. De hecho se subraya la A de Aprendizaje en lugar de la E de enseñanza. ¿Qué significa esto?


Una nueva escuela

En los textos que hace decenios urgían a la renovación de la escuela se solía recordar que si un profesor del Renacimiento, por no irnos más atrás, visitara una escuela del siglo XX se encontraría en un “lugar conocido”, encontraría un “clima familiar”. Se quería decir que en esencia la escuela –el lugar de enseñar y de aprender- , si se miraba su estructura y su función, había cambiado poco. Pues bien, no sucede así si se visitan las escuelas –al menos las lasalianas- de este tiempo y de esta generación. Desde hace años se ha venido innovando “sin prisa, pero sin pausa”, el ámbito escolar hasta convertirlo en una realidad diferente, aunque sus elementos visibles (aula, mesas, alumnos, profesor...) sigan estando vigentes, bien que de otro modo y con otra finalidad. Se han ido implantando programas nuevos, actividades diferentes, formas de actuar innovadoras... que se realizaban dentro del aula pero quizás de forma más o menos aislada. Ahora se trata de integrar todos esos elementos nuevos en un todo, en un “contexto” que se ofrece como ámbito adecuado para un aprendizaje integral: “NCA permite integrar de manera más eficiente todos los programas que a lo largo de estos años se han desarrollado en La Salle y que forman parte de su gen innovador y renovador”, se nos dice en la presentación de este programa.

NCA

La síntesis de este “nuevo contexto” lo proporciona la propia organización pedagógica de La Salle. Es una especie de definición-síntesis que quiere mostrar casi todos sus elementos...El Nuevo Contexto de Aprendizaje es un marco pedagógico y pastoral, con identidad propia, que presenta una propuesta organizativa, metodológica y evaluativa clara, que otorga sentido pleno a la educación de la persona abordando de forma integral sus dimensiones emocional, cognitiva, social o espiritual, a lo largo de las diferentes etapas de su desarrollo. El alumno se convierte en protagonista de su propio aprendizaje”. Como se ve, la acumulación de elementos puede dificultar una visión clara, que se logra con el desglose de los mismos. De todos modos, la síntesis desea abarcar los elementos esenciales de todo modelo educativo.


Se dice que es Nuevo, porque utiliza medios nuevos para aprender desde la vida y para la vida; es un Contexto, porque dónde y cómo se aprende “es tanto o más importante que lo que se aprende”, y se trata, como hemos afirmado, de Aprendizaje “como centro del modelo” que difiere del modelo tradicional que tenía a la enseñanza como centro.

El centro de este nuevo contexto es la persona, el alumno. Y ello, en parte, porque los cambios radicales en la forma de pensar, de comprender el mundo y de vivir obligan a la escuela a centrarse en quien debe aprender a pensar, a comprender el mundo (adquirir conocimientos) y a vivir. Lo cual supone que la persona es el centro – en realidad, en el fondo, siempre lo fue- y, en torno a ella se organizará el nuevo contexto que “ayudará a adquirir las habilidades y competencias que le permitan transformar el mundo”. La persona y su desarrollo serán el eje que ayudará a desarrollar las dimensiones básicas del alumno: emocional, cognitiva, corporal, social y espiritual. Se desea así el logro de la ya clásica “educación integral”.

Hasta aquí casi todo nos parece normal, nos suena a conocido en pedagogía. ¿Dónde radica la novedad, pues? Los autores de esta nueva modalidad responden que en los “pilares esenciales” que fundamentan todo el proceso:

  • -  El modelo experiencial, es decir, la vivencia de experiencias significativas que permite, “además de adquirir conocimientos, la construcción de la personalidad”.
    -  Un modelo relacional, a través del ya practicado en los centros La Salle del “aprendizaje cooperativo”, es decir, el aprendizaje en grupos de a cuatro en el aula.

    - Un modelo de interacción entre enseñanza y aprendizaje a través del cual “el alumno protagoniza su formación y crecimiento personal dentro de un modelo en continua mejora”.
    -  Un modelo que no prescinde del educador –ello sería negar la esencia de la educación- sino que se convierte en “el mediador en el proceso de aprendizaje, acompañando al alumno en su propio camino”.

También aquí se podría decir que estamos desglosando elementos tópicos de toda educación que se precie de tal; pero aquí nos encontramos con una característica propia, si no peculiar: todo lo que se dice en los papeles, se realiza en la práctica del día a día. No es hermosa teoría, es práctica viva, continuada, progresiva, visible, evaluable. Y para que ello sea así, esta modalidad educativa expresa otros tres elementos básicos: los principios pedagógicos, los ámbitos de aprendizaje y los materiales propios.

Pero esto necesita más claridad; no lo hago ahora para no alargarme. Continuaré en la próxima colaboración.

Teódulo García Regidor


 

             EJEMPLARES


Los clásicos no están con nosotros para que sus libros ocupen un espacio en las estanterías sino para leídos y que nos ilustren por sus altas ideas, henchir de ellas el alma y determinarnos a llevarlas a la práctica. Mejor nos iría.

Nuestros tiempos nos hacen pensar que vendría bien a nuestros políticos y a quienes desde las escuelas estamos soportando sus veleidades y ocurrencias, volver los ojos al gran Quevedo, nada sospechoso de facha, más que moderno, de criterio abierto y de mucho mundo. Ellos se establecerían en doctrinas perennemente válidas y nosotros, además de aprender camino, exigiríamos que se nos gobernase conforme a ellas.

Desde aquí proponemos que se examine antes de entrar en política y que no se le dé gobierno de ningún nivel a quien desconozca y no ande en línea con la “Política de Dios y gobierno de Cristo” de Quevedo.

En esta obra se leen cosas tan lindas como estas que aquí traemos, alta política, que fue buena en los siglos de Oro y lo sigue siendo en los nuestros de tinieblas y demonios desatados.

Donde Quevedo dicerey” leáse “persona que tiene mando”, que ha de estar el primero en el ejemplo:

Rey que pelea y trabaja delante de los suyos, oblígalos a ser valientes: el que los ve pelear, los multiplica, y de uno hace dos. Quien los manda pelear y no los ve, ese los disculpa de lo que dejaren de hacer; fía toda su honra a la fortuna: no se puede quejar sino de sí solo. Diferentes ejércitos son los que pagan los príncipes. Los unos traen grandes gastos, los otros grandes victorias. Una cosa es en los soldados obedecer órdenes, otra seguir el ejemplo. Los unos tienen por paga el sueldo, los otros la gloria.


Y a propósito del paralítico de los 38 años en la piscina de Siloé:

Buen rey y malos ministros es cosa dañosa a la república; y hubo árabe que tuvo opinión que era mejor mal rey y buenos ministros. El ángel venía a dar virtud a las aguas, y revolvía la piscina. Pero si siendo un ángel el que venía del cielo, el que asistía a esta obra, eran tales los ministros, que había treinta y ocho años que estaba éste en su enfermedad por falta de hombre, ¿qué importa que el rey sea un ángel, si los ministros son desapiadados, y entre todos ellos no halla un hombre quien más le ha menester? ¿Qué cosa es una república sino una piscina? ¿Qué ha de ser un rey sino un ángel que la mueva y la dé virtud? ¿Qué cosa son los pretendientes y los beneméritos, y los agraviados, y los oprimidos, y los pobres, y las viudas, sino enfermos que aguardan salud de las aguas de la justicia y de la misericordia y grandeza del rey? Pero si los ministros son tales que se prefieren unos a otros por su voluntad, y olvidan al que más necesidad tiene, obligarán a que venga Dios a desagraviar a los desvalidos.

El factor social estuvo vigente entre nosotros cuarenta años. Hoy, no. Quevedo nos diría que lo esté en todo tiempo en quien manda:

Sólo es buen ministro quien derechamente mira a los necesitados. Quien da al poderoso compra, y no da; mercader es, no dadivoso; logro es el suyo, no servicio; más pide dando que pidiendo, porque pide obligando a que le den.

RAMIRO DUQUE DE AZA

Maestro. Profesor de Teoría del conocimiento

Bachillerato Internacional

NB. La “Política de Dios y gobierno de Cristo” fue libro fundamental en la formación de príncipes y gobernantes durante casi tres siglos.

En su “Marco Bruto” Quevedo partió del Estoicismo. Aquí, de la Sagrada Escritura.

 


                                 LAS VIDAS DE LOS SANTOS 

GUÍAN A CERVANTES

(III)


Dánae fue encerrada en una torre por Acrisio, su padre, aterrado por el vaticinio de que el hijo que de ella naciera acabaría con su vida. En algunas derivaciones de este patrón, el padre está enamorado de la hija, y la encierra para vencer su resistencia y poseerla. El incesto está en la leyenda ovidiana de Mirra y su hijo Adonis, en el Romance de Delgadina y en la leyenda de santa Dimpna, princesa de Irlanda. Exquisito y culto, Luis Alberto de Cuenca refunde esas y otras leyendas en un poema titulado «Amour fou» (que arranca con un «Los reyes se enamoran de sus hijas más jóvenes»), con lo que se comprueba la proyección y pervivencia de este legendario a día de hoy.

* I am Half Sick of Shadows

Estas tradiciones coinciden también en la feérica figura de The Lady of Shalott (1832 y revisado en 1842) de Alfred Tennyson, que inspiró a numerosos prerrafaelitas. Muestra del hechizo que el poeta ejerció sobre este grupo de artistas son los cuadros de Siddal, Hunt, Rossetti, Millais, Egley o Waterhouse. Unos recogen el momento en que la bella contempla la realidad a través de un espejo o la llegada de Sir Lancelot, el liberador; otros, plasman el momento en que la heroína rompe la maldición, embarca y muere.

En fin, a la joven encerrada en la torre llegamos también a través de una simpática película, Shrek, o por medio del Quijote. De forma mucho más compleja y sutil, Cervantes cruza la estampa de la damisela en la torre con la más ajustada de la moza ventanera (cuya mala reputación se recoge en un refrán: «Moza ventanera, // fraile corredor // y hombre muy cortés: // pa’ joderlos a los tres») en el encuentro de don Quijote y Maritornes del capítulo 43 de 1605. La memoria encontrará otras muchas referencias, y de la más diversa índole, en cuanto se lance a traer al recuerdo la imagen de la joven en la ventana, de la que me ocuparé en otra ocasión.

Las misceláneas hablan de mujeres que cambian de sexo durante la noche y amanecen varones; el santoral, no obstante, recoge dos casos más llamativos: los de santa Paula de Ávila y santa Librada de Bayona. Santa Paula, por alejar a un caballero, pidió a Dios la deformase, y al punto le salió la barba. En semejante trance, santa Librada experimentó idéntica transformación. Al respecto, remito a Río Parra (2003); en concreto, al capítulo titulado «Cambios de sexo y formas de legitimidad». Repleto de noticias curiosas se ofrece el artículo de Sanz Hermida (1993), experto en hirsutismo femenino. De este motivo, tenemos dos ecos en Cervantes, uno de ellos en el Quijote: me refiero a la Trifaldi o Dueña Dolorida y su coro de damas barbudas, que lo son por la intervención taumatúrgica del mago Malambruno (y añado que, en este caso, a todos ha llevado la delantera Velasco, 2000).

**José de Ribera, La mujer barbuda

Pienso también en esa magnífica novella cristiana que es La española inglesa de Cervantes (un Persiles en miniatura, como le gustaba decir a Juan Bautista Avalle-Arce). Entre las múltiples pruebas que Ricaredo e Isabela han de pasar para casarse, está la de superar la deformación monstruosa de la bella joven, envenenada por la madre del conde Arnesto, que deseaba salvar a su hijo eliminando el objeto inalcanzable de su deseo. La fealdad de Isabela aleja el peligro (de hecho, el conde Arnesto se esfuma ipso facto); al mismo tiempo, el motivo se constituye en prueba de amor.

Próxima queda la leyenda de María Coronel, cuyo cuerpo incorrupto se expone cada 2 de diciembre en el sevillano Convento de santa Inés. Doña María era viuda de Juan de la Cerda, muerto por orden de Pedro I el Cruel. Este la persiguió denodadamente por su belleza, pero ella consiguió librarse. Cuando la encontró con hábito de monja en el convento de santa Clara, doña María se vio perdida y decidió abrasarse la cara con aceite hirviendo. Tras huir, el rey recapacitó y ayudó a construir el convento donde hoy se custodia el cuerpo de doña María Coronel, que Sevilla venera como una santa.

De que toda una unidad narrativa puede tener origen hagiográfico tenemos la prueba irrefutable del c. 19, 1605 («De las discretas razones que Sancho pasaba con su amo y de la aventura que le sucedió con un cuerpo muerto, con otros acontecimientos famosos»), basado en su totalidad en la Vita Martini de Sulpicio Severo, como hemos demostrado en paralelo y de forma independiente Graf (2004) y un servidor (Gómez Moreno, 2004). No estamos, como hasta ahora se creía, ante la parodia del Palmerín de Inglaterra, ni ante el recuerdo de la traslación del cadáver de San Juan de la Cruz, desde Úbeda a Segovia.

*** Momia de doña María Coronel

Las vitae, no obstante, están presentes en simples facecias, como en uno de los casos resueltos por Sancho Panza en la Ínsula Barataria. Sagaz como en todos los casos que se le presentan, el recién estrenado gobernador se da cuenta de que el denunciado, que jura haber devuelto el dinero prestado por el demandante, dice la verdad porque, mientras jura, pide a la parte contraria que le sujete el báculo. Las monedas, deduce Sancho, se hallan ocultas en el interior de una cañaheja. La anécdota aparece, y es la fuente, en la leyenda de san Nicolás de la Legenda aurea y cuenta con congéneres como el juramento de Isolda en Tristan et Iseut.

Lo que les he ofrecido es un simple muestreo. La idea que ha de quedarles es que, consciente o inconscientemente, las vidas de santos han ido dejando su impronta en obras literarias de toda índole. El de Cervantes es un buen ejemplo, por la nitidez y la frecuencia de tales marcas, que saltan a la vista con sólo atender a los personajes de sus relatos idealizantes. La concentración de material hagiográfico en su obra es tan elevada que refuta por sí sola la teoría de un Cervantes protestante, que tiene una especie de abanderado en Nerlich (2005).

¿Se imaginan a alguien que reivindique su condición de judío mientras defiende el dogma de la Trinidad? No, ¿verdad? Pues idéntico aprecio muestra la Reforma por las vidas de los santos, particularmente en los momentos de enfrentamiento abierto y más enconado, esto es, entre los siglos XVI y XVII. El epicentro, por lo tanto, hay que situarlo en los años de Cervantes. Del genial autor cabe decir que tiene las vidas tan a mano y, más importante aún, las tiene tan interiorizadas que lo último que a cualquiera mínimamente informado se le ocurriría pensar es que se encuentra ante un protestante. Nerlich se muestra capaz a la hora de defender sus ideas, pero honestamente considero que su propuesta no se sostiene (al respecto, merece la pena leer las observaciones de Lozano Renieblas, 2008).

Javier Azpeitia, amigo, novelista, ensayista y editor me ha demostrado en muchas ocasiones que suma oficio e inteligencia. Al publicar una antología de Ribadeneira en la que se adelanta a la práctica totalidad de cuantos hoy frecuentan esta materia (Azpeitia, 2000), ha puesto al descubierto otras dos virtudes que cuentan tanto o más que las ya señaladas: una es su sagacidad a la hora de detectar carencias; otra, su indudable valentía. En un prólogo breve pero repleto de ideas valiosas, Azpeitia señala el camino a cuantos alberguen alguna duda sobre la pertinencia de trabajar con la hagiografía como objeto en sí mismo o como útil de trabajo al revisar cómo se han construido textos de la más diversa índole. Cualquiera sea su enfoque o uso, conviene tener presente su aseveración respecto de los relatos hagiográficos: «despreciados por los escritores actuales, han resultado fundamentales para la creación literaria de alta o de baja calidad, incluso para la que realizan los mismos escritores que desprecian el proceso».

Hasta mediados del siglo XX, las vidas de los santos marcaban la vida de la juventud española. De la convivencia diaria con el Año cristiano, podría aducir un largo número de testimonios tomados de la ficción literaria y de la vida misma. Para concluir, apelo a esta última y por medio de una muestra tardía: un bello libro de poemas de Ana Rossetti en el que suena nítida la voz materna, que repasa las hazañas de las santas en un hogar católico de la España de Posguerra. Su título es Devocionario (1986) y los poemas que lo componen son un recuerdo de las proezas de las santas mártires. Basta desgranar los títulos de los poemas que forman tan delicada colección: «Martyrum ómnium», «Bárbara, niña, presiente su martirio», «Santa Inés en agonía», «Lorenzo», «Esteban» o «Pasión y muerte de santo Tomé». A modo de despedida, les invito a leer los versos finales de «Mayo», que nos hablan de la fascinación que las vitae de Croiset y herederos ejercían sobre el público infantil. Antes, doy las gracias a mi querida Amelina Correa Ramón por descubrirme este filón lírico: Nunca Poe, ni Bécquer, ni el mismo Lovecraft pudieron compararse a la voz de mi madre describiendo piadosa y minuciosamente castigos ejemplares y horrores deliciosos.

* John W. Waterhouse, «I am Half Sick of Shadows», said the Lady of Shalott, 1915 (Art Gallery of Ontario)

* * José de Ribera, La mujer barbuda, 1631 (Fundación Casa Ducal de Medinaceli)

*** Momia de doña María Coronel, convento de santa Clara, Sevilla 

 

ÁNGEL GÓMEZ MORENO

Catedrático de Literatura, UCM


                           




RELACIONES DE GÉNERO EN LA NARRATIVA CELIANA

 

En la pasada temporada de AFDA y en lo que va de esta, hemos venido publicando, en 14 entregas y bajo el epígrafe “LA MUJER EN CELA”, cuanto tras un laborioso volcado de textos celianos hemos hallado en estos acerca de la consideración de la mujer, en manifestaciones una veces claramente positivas y otras velada o manifiestamente negativas: condiciones físicas, temperamentales, morales o sociales; gracias naturales, actitudes, complementos, armas de mujer; maternidad y, finalmente, decadencia.

A partir de AFDA 96 la temática abordada en el estudio de los textos de don Camilo, será otra. Nos ocuparemos de las RELACIONES DE GÉNERO, en todas sus vertientes: diferencias de género, machismo y feminismo, violencia de género, condición sexual, opción y relaciones sexuales…

Confiamos en que el lector sabrá disculpar la crudeza que en ocasiones pueda aparecer en los párrafos que se citan. Sabemos de la aversión de Cela a los eufemismos y tabúes, y no caeremos en la tentación de traicionar la condición del autor en el análisis de sus textos.


1 DIFERENCIAS DE GÉNERO


Resulta evidente que desde un punto de vista meramente biológico, las peculiaridades que en cualquier especie –también en la humana- señalan la diferencia entre los individuos de uno y otro sexo son manifiestas y vienen determinadas por las funciones que la propia naturaleza asigna al macho y a la hembra. En términos generales, a la hembra corresponde la gestación y crianza de la prole y la directa atención sobre ésta, mientras el macho ha de ocuparse, tras el cortejo inicial y la posterior fecundación, a labores de protección y de intendencia. Rasgos como la configuración anatómica, fortaleza física, atractivo, sensibilidad, instinto para la conservación o para la lucha… se muestran con mayor o menor relevancia en cada individuo, en base, fundamentalmente, a esas funciones. Tal diferenciación no tiene por qué suponer supremacía de un sexo sobre el otro, sí necesaria complementación entre ambos.

Cuestión bien distinta es que a lo largo de la historia de la humanidad y en base a tradiciones, usos y costumbres, hayan existido y sigan existiendo culturas en las que se considere –y exista de facto- el dominio de un sexo sobre el otro, con la consiguiente imposición e injusta negación de derechos del primero sobre el segundo. Matriarcado o patriarcado, según los casos, han significado en la mayor parte de los casos dominio e imposición, por encima de la simple distribución de roles familiares o sociales.

En la sociedad actual, y tras el esfuerzo reivindicativo de la mujer, no existe país desarrollado que no reconozca la igualdad de derechos entre los individuos de ambos sexos, aunque en la práctica sigan existiendo desigualdades, fundamentalmente en el ámbito laboral, que más pronto que tarde están llamadas, felizmente, a desaparecer. Adviértase, sin embargo, que lo que afirmamos sobre países desarrollados –fundamentalmente para sociedades no occidentales-, no puede decirse de países y culturas en las que esta igualdad de derechos entre hombres y mujeres dista mucho de hacerse realidad. La humanidad tiene aún, en este sentido, largo camino que recorrer.

Por lo que se refiere a la narrativa celiana, no podemos perder de vista que en buena parte describe una sociedad en la que las actitudes machistas –fruto de una tradición de raíces milenarias- campaban por sus respetos y no recibían recriminación alguna. De ahí que a la hora de analizar las relaciones entre los personajes de ambos géneros nos encontremos con actitudes de sesgo machista, claramente censurables. Todo ello se evidencia, en mayor o menor medida, en las citas que traemos a colación y cuyo contenido va desde la clara diferencia de trato al manifiesto menosprecio sobre el ‘sexo débil’.

La relación de igualdad resulta utópica cuando si ni siquiera se da el necesario entendimiento. Y éste no parece fácil, si atendemos a lo asegura en “Pabellón de reposo” la señorita del 40: Los hombres y las mujeres no nos entendemos ni nos entenderemos jamás. Y es que las mujeres -se lee en ‘Cristo versus Arizona’- son muy distintas a los hombres, tienen más resistencia pero peores sentimientos. Los chinos –se afirma en la misma obra, diferenciando funciones y denigrando claramente a la mujer- son cocineros y camareras y lavanderos y las chinas son doncellas o niñeras o prostitutas. En “El asesinato del perdedor” se apunta la diversidad de caracteres, y parece atribuirse al hombre mayor capacidad dialéctica y a la mujer mayor eficacia y practicismo, aunque sin mediar en este caso desconsideración: ¿Usted cree –se pregunta retóricamente- que hablando son más brillantes los hombres y más persuasivas las mujeres, más rigurosos y precisos los hombres y más confusas y eficaces las mujeres?

Más claro tinte machista tienen las dos citas que ofrecemos a continuación. En “El asesinato del perdedor” y respecto de las relaciones de pareja, se comenta: queden las aberraciones para las mozas casaderas, que vosotros sois mozos y de vuestra virilidad cabe esperar cierto provecho. Si me equivoco, vosotros sois los que saldréis perdiendo. En la misma obra se atribuyen estas reflexiones, hablando sobre la misericordia de Dios, a la duquesa de Valiére: El pecador de la carne volvería al honesto buen camino que no debiera haber abandonado jamás, tan pronto como se pusiera a escribir una novela. Y a la interpelación de su interlocutor, preguntándole sobre la ‘pecadora de la carne’, la duquesa responde, en clara actitud de menosprecio: ese es otro caso distinto, la diferencia es sutil y tampoco tengo demasiadas ganas ni excesiva necesidad de explicárselo.

Completamos este apartado con una cita, realmente curiosa, en la que Mrs. Caldwell explica a su hijo Eliacim las diferencias que a su entender existen entre hombre y mujer, si no en rasgos genéticos y en constitución, sí en las funciones que en este mundo están llamados a desempeñar y en su actitud ante las situaciones que la vida les presenta: Todo es muy simple, Eliacim, de una simplicidad que sobrecoge. Una mujer nace, crece, se casa, va de compras, tiene un hijo, se ocupa aparentemente del hogar, pierde a su hijo, hace obras de caridad, se aburre y muere. Y así una vez y otra vez más, y otra vez más aún, hijo mío. […] Sí, Eliacim, sí; todo es muy simple, todo es de una simplicidad que anonada. Un hombre nace, crece, aprende un oficio, se casa, procura ganar cada día más dinero, tiene un hijo, va al club por las tardes, pierde a su hijo, cuenta portentosas mentiras de la guerra o de sus cacerías en el Tanganyka, se aburre y muere. Y así una vez, dos, tres, cuatro veces.


ÁNGEL HERNÁNDEZ EXPÓSITO

Maestro. Doctor en Ciencias de la Educación y estudioso de Cela








AUTOBIOGRAFÍA 2021



 


"Desde mis poemas”

como a Claudio Rodríguez

podréis reconocerme.

Yo soy ese que implora

la luz de cada día,

un don de la ebriedad”,

ese que no se rinde

en Poesía jamás,

ese que siempre escucha,

ese que se abre a todo,

ese que puja y puja

por salir del lodo

a flote limpio

con la frente bien alta,

ese que ausculta la mañana,

ese que da la mano y la palabra,

ese que sueña en alto

con la cabeza sobre la almohada;

el que pinta con verbos, sustantivos y adjetivos

los paisajes del alma.

Apuleyo sin más

apellidos que el de la africana

tierra que le dio nombre y estilo.

Apuleyo, metáfora y metamorfosis

de mí mismo en el aula

como aprendiz maestro

de Literatura hispánica.

Apuleyo, no seco

sino empapado de risas y de lágrimas.

Apuleyo el periodista,

el dramaturgo, el novelista,

el duende con barba y pipa

que describió Buero Vallejo

prefaciando su obra lírica niña

repartida por colegios,

bibliotecas y autobuses de línea.

La Salle me instruyó y formó,

La Salle como a estatua me talló,

soy su señal,

su reflexión de la mañana,

su manantial…

y he escrito sobre ríos

en los que vertí mi caudal

de versos y más versos

buenos en general.

Duratón, Riaza, Cega

fueron mi cauce natural,

pues nacido en Cozuelos

nada mejor podía obrar.

En ellos pescaban peces

todo mi entorno familiar,

abuelos, padres, tíos,

Pepe, Alejandro, Juan…

y yo añadí cangrejos

y ranas como si tal

hubiera sido mi aprendizaje audiovisual.

Ahora me hallo en la hora

de la tercera edad

y no quiero marcharme

sin que tengáis que recordar

quién fui, por qué y cómo,

que resumo en un hombre leal

a sus principios infantiles

de honor y honestidad,

a sus ansias juveniles

de amor platónico espiritual

y a su quehacer pedagógico

del magisterio menestral.

Tenedme en cuenta, pues,

cuando ya no cante mi cantar

pero sigan los pájaros cantando

por encima de la tierra y el mar.

Con el sudor de mi cuerpo

gané el pan.

¿Adónde iré? Todavía no sé

adónde mi alma irá.

Quizás con vosotros se quede.

Quizás, quizás.



                                   79 Los contenidos de la EF

                                            (III) Cuarta etapa  (16-18 años)


Clasificación de los deportes

 

 

Los deportes pueden clasificarse en individuales y colectivos. A su vez, los primeros pueden ser con o sin adversario directo. Las disciplinas sin adversario directo típicas son las “artísticas”, en las que se establece su clasificación a través de un jurado; son las modalidades gimnásticas, el trampolín acuático, el patinaje, etc. La gimnasia rítmica, la gimnasia aeróbica y la natación artística –sincronizada– también tienen pruebas por equipo con alta interrelación entre sus miembros.


Los saltos y los lanzamientos en atletismo se miden con metro; en el esquí y en las etapas contra reloj del ciclismo se establece el resultado por el tiempo tardado en la prueba; tampoco tienen adversario directo. Podríamos incluir en este grupo la escalada y el alpinismo.

Los deportes individuales con adversario directo se dividen en aquellos que presentan contacto con el adversario y los que no. Entre los primeros se encuentran la lucha, el judo, el tae-kwondo o la esgrima. Entre los segundos, tenemos las carreras de atletismo, el ciclismo, la natación, el tenis, el bádminton, etc.

Los deportes de equipo, de adversario directo, son todos aquellos que utilizan como objeto de disputa un objeto; generalmente un balón. Si lo permiten los reglamentos, en algunos deportes puede existir contacto personal.

Los deportes de adversario directo son de baja organización (Singer, 1966) o predominantemente perceptivos (Bárbara Knapp, 1984), mientras que los deportes sin adversario directo son de alta organización o predominantemente habituales.


DEPORTES

Sin adversario directo

Con adversario directo

Individuales

-Sin contacto personal

-Sin contacto personal

-Con contacto personal

Colectivos

-Sin contacto personal

-Sin contacto personal

-Con contacto personal


En el ámbito de la educación física escolar deben elegirse con buen criterio los deportes que se van a utilizar como adecuado medio de conseguir los objetivos. Aunque todos los deportes tienen valía y características dignas de practicarse, no todos cumplen de la misma manera los propósitos educativos y de formación física para los escolares.

Francisco Sáez Pastor

Universidad de Vigo




                    



VEINTE VALORES FUNDAMENTALES


Reflexionar: “pensar atenta y detenidamente sobre algo”

Reflexionar: “pensar atenta y detenidamente sobre algo”. Así define el DRAE esta actividad consciente del espíritu, que parte de la intuición y el conocimiento y se proyecta doblemente, hacia la acción exterior y hacia nuestro yo más profundo.

Nuestra condición de seres inteligentes nos permite esa introspección, preventiva o catártica según los casos, beneficiosa siempre. “El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona”. Palabras con las que el propio Aristóteles señalaba de forma concluyente la utilidad, más aún, la necesidad de la reflexión.

Si esta resulta siempre conveniente, se hace especialmente necesaria en situaciones convulsas de agitación, de ritmo acelerado. Y en los tiempos que corren, este resulta ciertamente vertiginoso. Procede detenerse, analizar, sopesar… antes de tomar decisiones o aceptar situaciones que puedan conducirnos al error, al desorden o, en casos extremos a un caos difícilmente remediable. Como individuos racionales y como sociedad civilizada necesitamos tomar conciencia de los principios y valores que, enraizados en la tradición y avalados por la experiencia de siglos, sustentan nuestra cultura y reafirman nuestra condición humana.



 

 

Género educativo de reconocida eficacia formativa en los centros de La Salle, desde hace tres siglos, y en el SEK, en tiempos más recientes

La condición de educadores, padres y/o maestros, exige de quienes la ostentamos la obligación profesional y moral de despertar en los niños y jóvenes esta actitud reflexiva y proporcionales medios y ocasión para ejercitarla.

La Reflexión de la mañana es algo más que una expresión, el título que encabeza el material que presentamos; se trata de una actividad que desde largo tiempo atrás viene realizándose en muchos centros escolares, avalada por Instituciones educativas de reconocido prestigio, como La Salle, desde hace tres siglos, o el SEK, en tiempos más recientes. Unos pocos minutos de reflexión interactiva, en pequeños o grandes grupos, preferentemente en el inicio de la jornada escolar, por lo que ello supone de frescura y buena predisposición mental.



 

 

El material pacientemente elaborado, que ahora ofrecemos

El material pacientemente elaborado y que ahora ofrecemos a los educadores con la mejor voluntad, no ha de considerarse completo, definitivo y mucho menos excluyente. Contiene una serie de elementos, que a manera de vademécum puedan servir de punto de partida.

El fundamento, la consideración de veinte valores, en nuestro criterio fundamentales, y que van desde el conocimiento de la propia personalidad humana y las raíces en que se sustenta, al necesario respeto por la diversidad en que esta pueda manifestarse, a la solidaridad que nace de este respeto y que ha de presidir la relación con los demás, el interés por la obra bien hecha y el permanente afán de superación que habrá de conducirnos al perfeccionamiento personal y social.



 

 

 


 Cada uno de los veinte valores fundamentales

Cada uno de los veinte valores se aborda, de manera sistemática, desde diferentes ángulos. Se muestran de inicio algunas pistas que puedan orientar la reflexión, y se ofrecen datos tomados de diversas fuentes: la cita y el relato bíblico, el hecho histórico, la referencia literaria o artística, el principio o la argumentación filosóficos, la voz de la propia naturaleza Corresponderá a cada cual echar mano de estos materiales, según el tono o el contenido del mensaje o de la reflexión, o desde el condicionamiento, siempre beneficioso, que supone la propia especialización académica del orientador.

Concluiremos esta presentación insistiendo en tres aspectos que consideramos de importancia: de un lado, la necesidad de relacionar el principio objeto de reflexión con la experiencia inmediata del alumno; de otro, el permanente esfuerzo por conseguir el mayor grado de interactividad en esta práctica educativa; y finalmente, el carácter abierto y flexible de este manual que hoy ofrecemos. Nada nos agradaría más que verlo, tras su nacimiento, adaptarse, modificarse y crecer, señales inequívocas de verdadera utilidad.

 

CARLOS URDIALES RECIO

Maestro. Profesor de Lengua y literatura. Emérito UCJC

ÁNGEL HERNÁNDEZ EXPÓSITO

Maestro. Doctor en Ciencias de la Educación . Emérito UCJC




Reflexionerías


* Del albarico les encantaba su carne sabrosa, querían que les durase; el güito se lo guardaban para jugar más tarde. En la reflexión que les lanzábamos les encantaba la anécdota y les quedaba la categoría, que les habría de servir en la tarde de la vida. 

* En el colegio empezaban las clases por la mañana con cinco minutos de oro. Luego venía la plata o caíamos en el acero y hasta, en raras ocasiones, nos hundíamos en la hoja de lata.


* Nunca examinamos de la reflexión de la mañana. Eran los minutos de clase mejor aprovechados y sin evaluación. Como para hacernos pensar en la conveniencia de suprimir los exámenes.


* Una vez un grupo de mis alumnos se atrevió a decirme: Eso de Gedeón y sus valientes, ya nos lo dijo el año pasado, pero, cuéntenoslo de nuevo. Solo que esta vez, déjenos romper el cántaro.

* El profesor lasallano de veras se transformaba en estos tres minutos iniciales. Parecía otro. Cuando luego pasaba a las matemáticas, a la física e, incluso, a Lope parecía que su pasta era otra.

* Un buen día llegamos a clase y no abrimos el pico. Pusimos en la pizarra, en silencio: Equo ne credite, Teucri! Troyanos, no os fiéis del caballo. Los alumnos se preguntaban si es que les queríamos mandar a la Eneida. Reflexión perfecta.


* Otro, no contamos ninguna historia, ni hablamos de nada. Solo les lanzamos una pregunta: ¿Por qué? Les dijimos que en latín se decía cur? para preguntar; y en griego, guiati (lo escribimos en la pizarra con caracteres griegos: giati;). Reflexión pregunta.

CUR




De nuevo... agua y aire, mar y cielo.   

Y esta vez no sé qué sentir más, si los fundidos en azules, si los reflejos, si la niebla pegada a las rocas... 

Es un cuadro que me gusta sólo con mirarlo, porque me identifico con todo él. 

Puede parecer triste, pero es más bien íntimo. No necesito pensar, interpretar... sólo mirar.

                                                 Teódulo


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