Desde
hace algunos años, la celebración de la noche de Halloween, en la víspera de
Todos los Santos, se suma, con las de Santa Claus, San Valentín y alguna otra,
a las fiestas de tradición anglosajona que en unos casos se unen, y en otros
prácticamente desplazan, a las que siempre tuvimos por genuinamente nuestras.
Episodios de colonización cultural que no censuro, aunque no comparta algunos
de sus planteamientos. En el caso que nos ocupa, no parece de
entrada recomendable que una actitud ‘chantajista’ sirva
de motivo para una celebración, por mucho que se la disfrace de
parafernalia imaginativa. Creo, sin embargo, que los chavales centran su
atención en el carácter divertido de la fiesta y en el contacto con los amigos
que la ocasión les ofrece, al margen de cualquier otra consideración.
La
que hoy es celebración festiva, tuvo su origen en el enfrentamiento entre
católicos y protestantes, en la Inglaterra del siglo XVI, en la traición de Guy
Fawkes y en la posterior humillación de los hogares católicos, obligados a
evitar, con cerveza y pasteles, las amenazas de quienes contaban con el favor
de su rey. ‘Trick or treat’. Ni que decir tiene que lo que ahora tiene
lugar en la noche del 31 de octubre nada tiene que ver con aquellos tristes y
vergonzosos acontecimientos.
La
expresión ‘truco o trato’ expresa una manifiesta amenaza ante el
incumplimiento de nuestras pretensiones. Actitud que en el mundo adulto es más
que frecuente, aunque en ningún caso plausible. En este orden de cosas, un
ejemplo que ilustra lo que venimos diciendo. El señor Mas y su pretendida y
explícita amenaza separatista.
¿Truco
o trato? No precisamente con esta expresión, pero seguramente con alguna otra
semejante, planteó su pretendido pacto fiscal el líder de Convergencia y a la
sazón President de la Generalitat, a don Mariano Rajoy hace ahora tres años, en
septiembre del 2012. A la negativa del responsable del Ejecutivo siguió,
como era de esperar, la apelación al sentimiento soberanista y la decisión de
convocar al pueblo catalán a un referéndum independentista, con o sin apoyo
constitucional.
La
pregunta del pueblo catalán fue la que cabía esperar: ¿Truco o trato, señor
Mas? Su requerimiento nos obliga a mucho. A tanto, que muy posiblemente hayamos
de enfrentarnos al vecino, al amigo, puede que al hermano. Así que o nos ofrece
un programa enjundioso, por el que merezca la pena semejante exposición, o
puede que el kiosco se le venga encima. Y la inmediata: un rosario de promesas,
una Arcadia feliz, tan feliz que cuesta trabajo imaginar. A nuestro entender,
tan apetecible como utópica. Como muestra, algunas prendas:
–
Un cinco por ciento más de supervivencia ante el cáncer.
–
Un cincuenta por ciento menos de accidentes de tráfico (lógico, si acaban
emigrando la mitad de los catalanes; no olvidemos que de los 400.000 emigrados
desde el inicio de la crisis, aproximadamente 150.000 lo han sido de Cataluña).
– Reducción del paro a niveles de la
media europea, para el 2020 (curioso: en Cataluña, en los dos últimos dos años
-señor Mas, usted conoce al President-, 850.000 puestos de trabajo perdidos;
cifra superior a la suma del incremento del paro en Andalucía y Extremadura,
con una población un trece por ciento inferior al de éstas).
–
Tres universidades catalanas, entre las cien mejores del mundo (esfuerzo
titánico, si se tiene en cuenta que Cataluña cuenta en la actualidad con media
docena de universidades públicas; Harvard, Oxford, Cambridge, Yale… , ya podéis
espabilar).
– Cincuenta por ciento de los
hogares catalanes, con banda ancha ultrarrápida (bueno, eso está bien, por si
hubiera que salir corriendo).
–
Creación de 60.000 nuevas empresas (por ejemplo, la embotelladora de Coca-Cola,
que ya está haciendo las maletas para trasladarse a Madrid).
Ahora,
tres años después, el cáncer secesionista se ha extendido, y amenaza seriamente
la unidad de España, y desde las instancias del Estado habrá que pedir
responsabilidades. Y en cualquier caso, no estará de más una advertencia: señores
de Convergencia y coreógrafos de la idea: sigan prestando a los medios de
comunicación toda la subvención y el apoyo posibles; saquen adelante la
iniciativa de los Socialistas catalanes para conceder el voto a los
dieciseisañeros, que esos están bien adoctrinados; y vean la forma de convencer
a Bruselas, que dice no estar por la labor; piensen qué truco preparan para
ello, porque el trato, a lo que parece, no les va a resultar nada fácil.
NOCHE DE HALLOWEEN
Los
esqueletos, monstruos y vampiros
llegan
hasta mi puerta:
-¿Truco
o trato?
Curiosa
tradición anglosajona,
negra
noche de brujas y fantasmas,
que
tuvo en sus orígenes
revueltas
religiosas,
batallas
y luchas intestinas
sembradas
de odios y venganzas.
Hoy
halloween celebran divertidos
los
niños, y las casas
adornan
calabazas
y
blancas calaveras desdentadas.
Y
se canta y se danza
en
grecas fantasías,
con
negras vestimentas,
con
caretas y máscaras.
–Truco
o trato. Lo niños nos apremian
e
ingenian divertidas travesuras
si
el obsequio no llega sin tardanza.
Reímos
divertidos el chantaje,
con
regalos y dulces evitamos
que
cumplan su amenaza.
Truco
o trato. En la vida
es
moneda frecuente:
tratando
de evitar males mayores,
ceder
ante el chantaje manifiesto
del
fantoche de turno
que
su intención disfraza.
ÁNGEL HERNÁNDEZ EXPÓSITO
Maestro. Psicopedagogo. Emérito UCJC
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