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72. Crónica del EP 2018



        
BREVE CRÓNICA DEL IX ENCUENTRO DE PRIMAVERA
EXTREMADURA, 29 al 31 de MAYO, 2018


Martes, 29
Tras los efusivos abrazos -que evidenciaban la satisfacción por alcanzar tras larga espera el deseado encuentro- y alguna que otra lagrimilla, nos desplazamos desde el hotel Izán de Trujillo –excelente marco propiciado por los organizadores- a la vecina localidad de Huertas de Ánimas, pueblo natal de Martín. Allí nos sorprendió la extraordinaria y desinteresada labor llevada a cabo por los lugareños para levantar desde la nada un impresionante Museo Rural Etnográfico, en el que no falta detalle, en el que todo es verdad –nada de réplicas- y en el que todos los elementos se alían para trasladarnos en verdadera memoria histórica a las vivencias de nuestros mayores. El hacer de varias generaciones, vertido en chozas, bieldos, cántaros o alacenas…
De regreso al hotel, la excelente actuación del grupo de Coros y Danzas “Nuestra Señora del Rosario”. Todos de Huertas, paisanos de Martín, con quien tuvieron la deferencia de actuar para nosotros esa tarde y mostrarnos, ataviados con coloridos trajes regionales y al son de flauta, castañuela y tamboril, la formidable riqueza del folklore extremeño.

La cena en “Casa Juan” y la copita de Pedro Ximénez traída desde el Puerto por los anfitriones, completaron una más que cumplida primera jornada.


Miércoles, 30
La mañana se inició con un paseo por la Vera. Pueblos como Garganta la Olla o Cuacos nos recibieron con sus cerezos henchidos de fruto, con un paisaje aún primaveral mantenido por las recientes lluvias y un sol que caldeaba sin molestar y suavizaba la dureza de las calles empinadas. La visita al Real Monasterio de Yuste completó la mañana.
Con el andar se nos abrió buen apetito; y las excelentes viandas que nos esperaban en “El Español”, en la Playa Mayor de Plasencia, nos supieron a gloria. Al buen yantar siguió una emotiva sobremesa: los tradicionales versos de Apuleyo, la siempre oportuna y juiciosa intervención de CUR, nuestro maestro, las palabras de acogida de los organizadores, las de agradecimiento al buen hacer de estos… y el brindis de satisfacción por el éxito del encuentro, con el recuerdo siempre presente de quienes por una u otra razón no pudieron esta vez acompañarnos.
Un paseo por los lugares más emblemáticos de Plasencia nos ayudó a bajar la comida. Ismael, excelente guía que nos proporcionó Luis, nos acompañó en el recorrido por calles y plazas, nos mostró los monumentos más representativos y nos adentró magistralmente en la intrahistoria de la ciudad.
La tarde se completó con la celebración de la Santa Misa en el Colegio La Salle. En ella recordamos a cuantos se nos adelantaron en el camino a la eternidad, muy especialmente a nuestros queridos compañeros y amigos Antonio y Diego. Gracias, Puri y Eva, por seguir acompañándonos y mantener viva la presencia de ambos. Gracias, Martín, por ese sentido fandango que nos llegó muy adentro. Gracias también a los Hermanos, por su cálida acogida.
La jornada no pudo tener mejor remate: el regreso a Trujillo a través del Parque Natural de Monfragüe. Las numerosas curvas y algún que otro mareo fueron el tributo que hubo que pagar por la contemplación del espléndido paisaje, la rotundidad del “salto del gitano” y el fresco verdor que se nos colaba por todos los poros y nos esponjaba el alma. Cena de nuevo en “Casa Juan”, y nuevo chupito de Jerez dulce para completar una jornada inolvidable.
Jueves, 31
Tras el traslado a Cáceres, visita al casco antiguo de la ciudad, con inicio y término en el emblemático Arco de la Estrella. Allí también, la tradicional foto de grupo que ilustra esta crónica. En esta ocasión fue Milagros la guía que nos acompañó por las callejas de la judería, nos acercó a palacios y templos y nos ayudó a escuchar las viejas historias y leyendas que se esconden entre las grietas de los envejecidos muros.
Excelente comida en “Esencia”, en la Plaza Mayor, y posterior ‘peregrinación’ hasta el Santuario de la Virgen de la Montaña. Allí, una sentida oración y la tradicional Salve a Nuestra Señora.
De regreso a Trujillo, fue en esta ocasión el propio Martín, trujillano de pro, quien nos guio en un breve paseo por los alrededores de la Plaza Mayor –las fuerzas no daban para más-. A la agradable velada en el “Mesón-Hostal Plaza” y las sentidas, emocionadas palabras de Antonio Montero, siguieron los abrazos de despedida y la conjura para futuros encuentros.


Viernes, 1
Últimos abrazos, y regreso a casa. Unos lo hicieron por la Ruta de la Plata, camino de Andalucía. Imagino que al cruzar Mérida no podrían resistirse a disfrutar de sus encantos. Los que regresamos hacia Madrid, hicimos alto en Guadalupe. La visita al Monasterio, el saludo a la Virgen, el paseo por el pueblo y el refrigerio final merecieron la pena.
Hasta aquí la crónica del IX encuentro, confío en que suficiente, dada la concreción que al cronista se le ha pedido. Feliz descanso. Nos vemos en Madrid el año próximo, Dios mediante, para celebrar, seguro que con la misma ilusión, el X Encuentro de Primavera.
 Á.H.





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