CÓMO
LEER UN CUADRO
FICHAS
TÉCNICAS
PARA EL ESTUDIO DE LA
BELLEZA Y LA CRÍTICA ESTILÍSTICA
DE UNA OBRA PICTÓRICA
"El
Arte es lo contrario del caos".
(Stravinsky)
2
LA OBRA DE ARTE EN SÍ MISMA:
"LA
COMPOSICIÓN" EN
UNA OBRA ARTÍSTICA
(Parte
primera)
2.1
ESTUDIO DE LOS ELEMENTOS MÁS IMPORTANTES DE "LA OBRA DE ARTE”
EN SÍ MISMA
En el
anterior capítulo aludimos a la confección de un fichero para
aplicarlo sistemáticamente al estudio de una obra concreta:
descripción
general de la obra elegida, personalidad de su autor, mensaje,
posibles influencias recibidas del pasado o influencias de la obra
estudiada en artistas posteriores, temática y finalmente su estado
de conservación.
Conocida
y valorada ya la personalidad de un autor junto a muchas otras
anotaciones sobre su obra y entorno que hemos ido acumulando en las
anteriores fichas enumeradas en el párrafo anterior, nos disponemos
ahora a gozar de la
belleza de la obra en sí misma,
analizándola bajo otros puntos de vista que podríamos llamar
internos:
la
técnica empleada,
la
composición,
localización
de centros de interés, el estudio de ejes, la perspectiva,
el
color,
la
luz
y el
dibujo
que podemos resumir en el siguiente esquema que iremos luego
analizando en los próximos capítulos.
2.2
ESQUEMA PARA EL ESTUDIO DEL VALOR DE UNA OBRA ARTÍSTICA, EN SÍ
MISMA CONSIDERADA
2.2.1
Estudio de la técnica empleada: óleo,
acuarela, fresco, acrílico…y
el tipo de soporte elegido:
lienzo, papel, tabla…
2.2.2
Estudio de la
"composición" de la obra.
Es decir, cómo está concebido y expresado
plásticamente
en
ella el
mensaje que pretende transmitir el artista.
2.2.3
Análisis de la “perspectiva”, fijándonos
en los diferentes planos de distintas profundidades o distancias
ilusorias ópticas entre zonas cercanas y zonas alejadas con respecto
a nuestro campo visual.
2.2.4
Localización del “centro o de los centros de interés” y “ejes
principales y secundarios”, uno
o varios, que puede tener un cuadro.
2.2.5
Estudio del “color”. La
paleta de todos los pintores, aun partiendo de los mismos colores
básicos, está llena de matices y pigmentos, de mezclas de
colores muy personalizados, sobre todo en los siglos pasados, que
constituyen un verdadero alarde creativo y al mismo tiempo el sello
de la personalidad de su autor y de su riqueza cromática.
La
paleta de colores, matices y pigmentos más frecuentemente
usados por un artista, acaban definiéndole a él y a su obra y
llegan a tener el mismo valor que su firma. Este factor es muy
importante cuando se trata de obras anónimas, sin firma, pues nos
permite atribuirlas a un determinado artista, frecuentemente, con
total seguridad.
2.2.6
Estudio de “la luz” en el cuadro, contraponiendo
las zonas mejor iluminadas frente a otras más sombrías. Constatando
si se trata de una obra creada en el interior de un estudio o en el
exterior, a plena luz solar, al amanecer o al anochecer o si la
escena se desarrolla de noche con luz artificial.
2.2.7
Valoraciones del “dibujo”. Toda
figura está construida sobre un esquema básico que nos descubre en
sus líneas elementales la pericia envidiable del artista para
expresarla. Sobre este esquema inicial, el artista desarrolla después
el resto de sus habilidades hasta conferir a su mensaje un valor
artístico.
Cuando
nos hayamos ejercitado suficientemente en el estudio de estos
análisis y valoraciones, con una simple mirada captaremos de
inmediato la calidad de la obra que presenciamos y entonces
gozaremos, en mayor o menor grado, de la belleza con que el artista
ha sabido expresarse y expresarla.
Dada la
importancia de cada uno de estos apartados, para una mejor
comprensión, valoración y disfrute del arte, me propongo explicar
detalladamente cada uno de ellos en los capítulos siguientes.
En este
segundo capítulo, dando por fácil y conocida la técnica
empleada y su soporte,
del primer apartado, 2.2.1, vamos a analizar más detenidamente "la
composición"
de
una obra pictórica, apartado 2.2.2
2.3
EN QUÉ CONSISTE "LA COMPOSICIÓN" DE LA OBRA ARTÍSTICA
Llamamos
“composición” a la distribución de los elementos más
importantes que componen y definen un cuadro.
Entendemos
por "composición"
el conjunto de elementos que conforman un mensaje artístico, su
expresión y su disposición en el espacio disponible o soporte.
Una vez
que el artista ha elegido el tema de su próximo mensaje, empieza su
trabajo por la composición,
es decir, por pensar, meditar, intuir y finalmente decidir, cómo y
de qué manera concreta va a expresarle, con qué técnica y con qué
elementos para conseguir expresarse en él de la mejor manera
posible.
El
cuadro, de mayor o menor tamaño, empieza siempre por ser para el
artista un espacio en blanco, vacío, un soporte. Se trata de
repensar y estudiar previamente por parte del artista, la mejor forma
de
concretar su idea o mensaje y disponer los diferentes elementos que
va a conformar en ese espacio vacío.
Esta
ocupación mental puede llevarle días, meses y hasta, en algunos
casos, años: el artista empieza por elegir su tema o aceptar el que
por encargo le pidan; concretar el encuadre general... determinar el
tamaño... ordenar los diversos elementos que lo definan: qué
personas, figuras, objetos y hasta qué espacios vacíos... unificar
y armonizar sus diferentes partes... detallar y contrastar las formas
o volúmenes más destacados… pensar en el centro o centros de
interés con que enriquecerá el cuadro para hacer más sencilla y
directa su lectura... decidir la gama de colores... construir
imaginativamente la perspectiva y sus planos y ejes... determinar la
superficie concreta utilizada de forma que todo él quede ocupado
según una prioridad y un orden lógico de elementos; armonizarle con
el espacio en el que habrá que exhibirle; soñar la luz y coordinar
los elementos que le ofrezcan su inspiración de artista y su
experiencia.
Todo un
trabajo personal de increíbles esfuerzos síquicos en una lenta
maduración de ideas, ensayos y bocetos.
A todo
este trabajo previo en la mente del artista y luego plasmado en el
soporte vacío le llamamos composición
de la obra y
su concreción definitiva en la mente del artista puede compararse, y
de hecho muchas veces así se expresa, a una lenta maternidad que
posteriormente y con el tiempo acabará en un parto más o menos
afortunado de su mensaje y expresión.
Como
toda concepción, la composición de la obra artística es, pues,
muy laboriosa y podemos citar grandes genios, como Miguel Ángel,
Picasso y otros muchos artistas que durante años han estado
concibiendo y madurando una determinada obra importante, en la que
tenían particular empeño.
El
cuadro "GUERNICA" de Pablo
Picasso.
(3,50 m de alto por 7,8 m de ancho)
Como ejemplo de composición laboriosa, larga en el tiempo y admirable luego en su ejecución y resultado, podemos considerar el "Guernica" de Pablo Picasso. Durante años el gran artista, pensó y repensó la composición de esta obra genial. Llenó su estudio de bocetos y ensayos de cada detalle y del conjunto hasta finalmente casar sus distintos elementos y figuras como un puzle perfecto con el que expresar magistralmente su mensaje de horror a la guerra. A todo este trabajo inicial y previo a la obra, llamamos “composición”.
En
este caso se trató de un cuadro de encargo por parte del Gobierno
republicano, pero de libre expresión por parte del artista.
2.4
NORMAS BÁSICAS QUE DEBE CUMPLIR TODA BUENA “COMPOSICIÓN”
Previamente
a la ejecución de su mensaje el artista debe tener estudiado y
resuelto el "equilibrio
y la proporción que deben guardar entre sí todos los elementos que
va a
integrar
en
su
composición",
su número, tamaño, volumen, color y forma, de manera
que una vez realizado su trabajo, salte a la vista la unidad de su
conjunto y el equilibrio y belleza de su concepción en cada una de
sus partes.
Para
conseguir estos efectos en el conjunto de su obra, el artista debe
tener concretados dos aspectos importantes para la composición
que proyecta:
2.4.1 El
volumen o tamaño de
los elementos
que piensa utilizar en su cuadro, considerados, no solo
aisladamente en razón de su propia importancia sino también
en su relación con los demás. El tamaño de los elementos es
además muy importante para conseguir una buena
perspectiva de
la que hablaremos en otro lugar.
2.4.2
La
luz ambiental y sus tonos o matices que
deben unificar toda la obra en busca de su unidad
lumínica.
Armonizar
estos dos factores, volumen o tamaño,
y tono ambiental
son indispensables para conseguir la armonía y el equilibrio del
conjunto, inherentes a la belleza en toda obra de arte.
"La
disposición entera de mi pintura tiende a la expresión de la
composición. El lugar ocupado por las figuras y objetos, los
espacios vacíos que le rodean y las proporciones, todo tiene su
papel". (Matisse)
Analicemos,
como ejemplo, estos detalles en el siguiente cuadro:
Con
este cuadro, Goya pretende poner ante nuestra consideración lo
absurdo e irracional que es para la razón humana resolver una
discusión con la lucha hasta la muerte de uno de los contendientes o
de los dos. A garrotazos.
Todo
está pensado y calculado por el artista para transmitirnos su
mensaje de
no violencia:
la soledad de la escena, lo descampado del paisaje, la tenebrosa
oscuridad de una tarde-noche desagradable, los colores fríos y
apagados, los nubarrones oscuros que presagian tormenta y la
brutalidad espeluznante de los dos personajes que tratan de
destruirse mutuamente.
Todos
estos elementos se suman armónicamente en una luz ambiental con
matices complementarios que unifican la escena y centran nuestra
atención en uno de los más claros mensajes de su autor: lo absurdo
de la violencia en la más absoluta soledad.
La
simetría
en
las actitudes de ambos personajes nos muestra la igualdad de su
culpabilidad, su despropósito y su brutalidad.
El
equilibrio
de la composición
es perfecto: en las actitudes de los personajes, en el color
indefinido y desagradable del cuadro y en las tinieblas que se echan
encima.
Todos
los elementos buscan el máximo impacto visual y psicológico, la
brutal escena se constituye en único centro
de interés, como
más tarde explicaremos.
Todo
está ideado y pensado previamente para grabarnos el mensaje de
lo que no tenemos que hacer: la sinrazón del duelo, todavía
frecuente en su época.
2.4
Principales tipos de composición, simétrica y asimétrica
La
composición de un cuadro puede ser:
simétrica
o asimétrica,
cromática
compensada, geométrica
y abierta
o cerrada.
La
composición
simétrica
se organiza en torno a un eje central a cuyos lados se van añadiendo
alternativamente distintos elementos iguales o parecidos.
La
composición
asimétrica,
por el contrario distribuye libremente en el superficie del cuadro a
personajes, masas y elementos diversos sin orden ni alternancia
alguna.
Como
ejemplo de composición
simétrica
puede
servirnos
esta
obra de Salvador Dalí:
Podemos
ver en "La
Última Cena", de
Salvador Dalí, un ejemplo sencillo de composición
simétrica:
a partir del eje central vertical que en el cuadro ocupa la figura
del Señor se van colocando a uno y otro lado, los apóstoles, la
mesa, los marcos de ventana, a uno y otro lado en perfecta simetría
con un único centro de interés, fácil de ver: la figura del
Señor.
Las
composiciones simétricas expresan orden y estabilidad y fueron muy
usadas en las composiciones clásicas de la época renacentista.
Observemos
de paso que la luz dorada que irradia del fondo del horizonte
contribuye eficazmente a reforzar la sensación de misterio que
envuelve la escena y sus personajes, unificando al mismo tiempo su
luz ambiental.
Ejemplo de una composición asimétrica:
Jean-Baptiste
Corot. Pastos en la bahía. Alrededores
de Amiens. 1850.
Este
cuadro y la mayoría del género paisajístico nos ofrecen un
ejemplo claro de composición
asimétrica.
Como
vemos por estos ejemplos antes de empezar a realizar su trabajo, el
pintor debe tener muy estudiados y concretados mediante apuntes,
notas, bocetos y ensayos los diversos escenarios que conllevará la
composición
de su obra pictórica proyectada.
2.5 La composición
“cromática compensada”
En
cuanto a la
composición
de su obra, el artista debe cuidar especialmente que las
superficies cromáticas usadas
estén
también compensadas unas
y otras
cuanto
al color.
Difícil
nos sería encontrar un ejemplo mejor de composición
cromática compensada y simétrica
al mismo tiempo que "La
Adoración del Cordero místico" de
Jan Van Eyck (1385-1441).
La
tabla, pintada al óleo, es obra de los hermanos Jan y Hubert Van
Eyck. Esta obra se encuentra expuesta en la Catedral de S. Bavón de
Gante. Fue finalizada en 1432 y es una de las mejores joyas del arte
flamenco.
Al mismo
tiempo se considera esta pintura como uno de los mejores cuadros de
la historia del arte universal en compensación cromática.
Estudiémosle
más detenidamente:
La parte
superior del políptico representa a Cristo en Majestad,
a
la Virgen María y a San Juan Bautista. En los laterales,
simétricamente, se encuentran a uno y otro lado, un coro de ángeles
que toca instrumentos musicales y otro que canta y en las
extremidades horizontales del cuadro, los desnudos de Adán y Eva.
Hasta aquí la
composición es simétrica.
Todo el
políctico es considerado, tanto el cuadro en su conjunto como
aisladamente la parte superior o la inferior, como particularmente
modélico en cuanto a
simetría y
sobre todo
en
compensación
cromática, mucho
más
difícil de conseguir.
Jan
Van Eyck. La Adoración del Codero Místico.
Mide
137,7 x 242,3 cm.
Óleo sobre tabla. Estilo: Pintura flamenca.
Se encuentra en la catedral de San Bavón en Gante. Constituye un políctico.
Óleo sobre tabla. Estilo: Pintura flamenca.
Se encuentra en la catedral de San Bavón en Gante. Constituye un políctico.
La tabla inferior se trata de una composición claramente simétrica ."El centro” de la escena la protagoniza el Cordero místico sobre un altar. Su sangre brota del pecho y llena el cáliz, lo que simboliza la figura de Cristo y su sacrificio en la cruz. Sobre él se encuentra la paloma que representa al Espíritu Santo. Le rodean varios ángeles, algunos portando los instrumentos de la Pasión (la cruz, la columna, los clavos...) mientras otros aromatizan el aire con sus incensarios.
Bajo
este grupo central, se representa una fuente de bronce con un vástago
de oro rematado con la escultura de un ángel. Es la fuente de la
vida, de la que mana el agua que da la vida eterna mediante el
Bautismo y la conversión al cristianismo.
Alrededor
de ella se sitúan dos semicírculos de personajes arrodillados, en
actitud de adoración: a la izquierda están los doce profetas y a la
derecha, los catorce apóstoles incluyendo a Matías, Pablo y
Bernabé, sin que figure Judas.
Tras
los Profetas encontramos a los Patriarcas, entre los cuales resulta
interesante destacar a uno proveniente del mundo pagano: el hombre
con barba larga que viste una túnica blanca y que sería el poeta
Virgilio, muy popular en la cultura medieval. A la derecha y tras los
apóstoles se sitúan los papas y obispos.
Por
último, saliendo del bosque se representa a los dos grupos de santos
mártires, hombres y mujeres. Se les distingue porque llevan las
palmas del martirio. Entre las mujeres se reconoce a Santa Úrsula,
Santa Bárbara, Santa Inés y Santa Dorotea”.
Indudablemente
para la
composición
de este cuadro el artista ha debido contar con el asesoramiento
teológico y religioso de quien le encargó la pintura.
La
compensación cromática reside en el equilibrio cromático de todo
el cuadro y en la simetría y armonía del color, que es fácil de
analizar.
La lección de este magnífico cuadro es espléndida. La compensación cromática de todas sus partes hace de él uno de los mejores cuadros que podemos admirar. El resultado de su plasticidad es la armonía y el perfecto equilibrio que puede observarse tanto en la visión de su conjunto como en la de cada una de sus partes.
El
diccionario define el término, “armonía”,
como la proporción y correspondencia adecuada entre las partes y
“equilibrio”
el estado en que se
encuentra un cuerpo cuando las fuerzas que actúan sobre él se
compensan y anulan recíprocamente. En este caso hablamos de
equilibrio en cuanto a volúmenes y colores.
Una obra
de semejante envergadura le exige al artista estudiar previamente
con todo detalle la “composición”
de la obra que va a realizar y coordinar e integrar todos los
elementos de su composición hasta conseguir que cada uno de ellos
ocupe el lugar debido con respecto a los demás, de forma que ninguno
de ellos rompa esa adecuada proporcionalidad y en el lugar que le
corresponde, sin restarse unos a otros, sino sumándose todos para
que todos colaboren en reforzar el impacto de su mensaje principal y
la belleza serena y equilibrada de su expresión.
(Continuará)
Villanueva
de la Peña, 28 de noviembre de 2018
JOSÉ
MANUEL GUTIÉRREZ BRAVO
Maestro,
doctor en Historia
Exdirector de la Universidad
Laboral de Toledo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Envíanos tus comentarios