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20120331

AFDA 16





 

 PORTAVOZ DE MAGISTERIO Y ESTILO
--------- 1 DE ABRIL -------

NÚMERO DIECISÉIS


ÍNDICEAFDA, 1 de abril, 2012. 
Pregón: Por delante, los fines.
Reflexión: Exprimid tópicos y lugares comunes. 
Hemos leído-hemos oído: Recuerdos de conciertos. La Historia de España contada con sencillez.El sueño del celta.
Nuestra Escuela de Vanguardia: Los maestros del mañana: VII.Algo más que una profesión. El fruto de una reacción.
Nuestro castillo interior: Hambre y sed tengo.
Rincón de Apuleyo y de nuestros poetas: A dos manos.
Soneto desde el sentimiento: Nuevo paradigma.
Afderías: Colorerías estudiantiles.
Nostalgias con alas: Encuentro 2012.


ADDENDA
Una frase bíblica al mes: Todo ser que alienta alabe al Señor.
Documentos de oro: Geometría de la meseta. 
Colaboraciones: El paisaje en el movimiento impresionista.
La Escuela Ilusionada: Vademécum del profesor de la Escuela Ilusionada (IV)
Me bajo un rato a la calle: Memorias de un preadolescente en el Madrid de los cincuenta. Mi barrio.
Nuestra Escuela de Vanguardia: Claves didácticas de la marcha de la clase de religión.
Tarimilla literaria: La redacción de "La carretera". 
Patio de recreo: La Viña (III)
Rincón de Apuleyo: Entrevista.




Pregón


POR DELANTE, LOS FINES

Siempre que la educación fracasa o se debilita, su fracaso o debilidad ha venido precedido por el fracaso o la debilitación de sus fines. La causa final, a la que los escolásticos profesaban particular atención, es decisiva en el terreno educativo.

Aquí, el termómetro de la teleología da la temperatura del cuerpo pedagógico y mide su salud física y espiritual.

Cuando los fines en educación merecen la pena, no es relevante que los medios para alcanzarlos sean escasos. Los fines suplen. Por el contrario, con los mejores recursos tecnológicos no se irá lejos en educación si la meta no merece la pena. 

Importan las técnicas, pero siempre el tirón de la meta es el decisivo.

Los que militamos en la Escuela de Vanguardia sabemos esto por propia experiencia personal. Un gran horizonte de fondo fue el que tiró ya de nosotros en nuestra preadolescencia. A muchos de nosotros nos llevó, en tiempos más familiares que los actuales, a una emancipación precoz. La causa lo merecía, era hermosa. La juventud inmediata se nos llenó de ideales sueños, digamos que de oro. Continuaron tirando de nosotros unos altos fines y la conciencia de servir a una causa muy noble: la fe católica, la cultura, la infancia, la patria… Fue la nuestra una juventud ambiciosa, con un jardín o un bosque de promesas en flor. La realidad que siguió a estos sueños, desde los primeros pasos en el magisterio, no defraudó las expectativas, les dio cuerpo, digamos que del corte de estilo de la estatuaria helena o de los atletas olímpicos.

A la causa a la que servimos se debe el mérito que como educadores se nos pueda atribuir. El pan que partíamos con nuestros alumnos nos venía como maná, de Arriba, del cielo de los valores. No pasábamos de ser meros portadores de altos fines y de estar al servicio como cruzados entusiasmados por unos hermosos ideales.


Servir a altísimo señor: a Carlos I, el Emperador, y a Señor que no muere. 
Nuestro referente de la historia fue el duque de Gandía. Acertó a servir al más alto señor de su tiempo, el Emperador Carlos I y, enseguida, a Señor que no pudiera morírsele, como se le murió la bellísima esposa del Emperador, Isabel de Portugal. En el servicio que es la vida humana  lo más digno, como Francisco de Borja, es apuntar y servir a nobles fines, los más altos, gran referente.

Estos fines estuvieron siempre delante de nosotros. A ellos se debe que podamos decir con palabras de don Quijote a Sancho que hemos hecho largo camino. 

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Reflexión crítica de costumbres



EXPRIMID "TÓPICOS" Y "LUGARES COMUNES"


Es frecuente el desdén por los "tópicos" y los "lugares comunes". El Diccionario de la Academia los trata de “triviales, vulgares y muy empleados”. Por triviales y vulgares, cuando lo sean, merecen el desdén. Por muy empleados, no. Desde esta última condición nos hacen un guiño a favor de su valor real y peso específico dentro del idioma y del pensamiento.

La vieja Retórica sacó enorme provecho de los "lugares  comunes". Comprobadlo.

Mientras lo comprobáis, no los desdeñéis. Del hollejo de la uva exprimida se obtiene el orujo, y del "tópico" puede sacarse un licor precioso.


Es cierto que cuando una verdad se instala en la comodidad de una fórmula es que se va a dormir, que va a entregarse a la dulce modorra del "tópico" o del "lugar común" (Acepción 2 y 4 del Diccionario de la Academia).

Por eso, varead, prensad, exprimid "tópicos" y "lugares comunes" y despertad su verdad medio dormida mediante la crítica, el análisis, las distinciones.

La verdad es tan rica y merece tanto respeto que, así como se recogen los rebojos de la mesa de los pobres al levantar los manteles, ni una gota del orujo que destilen “tópicos” y “lugares comunes” se habría de perder entre nosotros.

Además, un imperativo de pobreza nos empuja hasta el zamarreo de tópicos y lugares comunes. Andamos tan mermados de pensamiento en nuestros días que todo es poco y, menos, si promete, como los tópicos y los lugares comunes.
CUR

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COCA MORALES, Diego
Recuerdos de conciertos  
Sevilla, 2012


RECUERDOS DE CONCIERTOS: Así  titula esta obra nuestro gran amigo y singular artista sevillano,  Diego Coca Morales.  Pero yo creo que la sola contemplación de sus páginas aporta  mucho más que el mero recuerdo de entrañables  momentos vividos por el autor.  Como muy bien afirma don Julio García Casas en su acertado y sentido prólogo, en los retratos que magistralmente dibuja el lápiz del artista, cada trazo se transforma en poesía  y ésta termina siempre en verdadera plástica y dibujo.  Música, pintura, poesía... todas  hijas del Arte, obra de quienes disfrutan el privilegio de ver más allá, de penetrar en el misterio vedado  al común de los mortales. Que las bellas artes nunca se estorban; al contrario, nacen y viven juntas, componiendo un bello ramo de aroma trascendente.


  • La obra recoge un ramillete del plantel de jóvenes valores de la música contemporánea a su paso por las Juventudes Musicales de Sevilla, donde algunos tuvieron la fortuna de poder disfrutar sus conciertos y a muchos nos llega ahora el eco de esas veladas. Una cuarentena de intérpretes magistrales, entre los que el presidente de la mencionada institución tiene a bien destacar a los pianistas Javier Perianes, Sequeira Costa y Ana Guijarro.  Manos diestras y almas especialmente sensibles atacan el teclado, pulsan las cuerdas de violines, cellos y  arpas o se deslizan gráciles e ingrávidas sobre los orificios y las clavijas de flautas y clarinetes.

  • Junto a cada retrato, la sentida dedicatoria de quienes se sienten honrados por la amistad de Diego y agradecen sinceramente la acogida que recibieron.  Y sobrevolando los trazos, llena de color, la expresión poética que quiere infundirles  el máximo aliento con la palabra emocionada. Versos que discurren, como agua serena, desde la colorida descripción al sentimiento apasionado  o a la desnuda abstracción.

Gracias, Diego, por acercarnos el arte y entregarnos, desde la amistad, este retazo de ti mismo.

Ángel Hernández

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La Historia de España contada con sencillez
José María Pemán
Ed. Homolegens, Madrid, 2012
446 págs. , 24 €



Este libro lo conocimos en nuestra juventud. De forma sencilla y amena, con un estilo que hace muy grata su lectura, cuenta la historia de España con inteligente calor patriótico. Lo manejábamos editado por Escélicer, que nos advertía que “dentro del rigor, este libro se ha querido escribir con apasionamiento: que el apasionamiento no es enemigo, sino aliado de la verdad, como el color lo es de la luz”. Ahora escribe de él, su prologuista, don Luis Suárez, de la Real Academia de la Historia, que “el libro prescinde muchas veces del rigor de la noticia para poder adentrarnos en el significado ético e intelectual que tal noticia tiene”.

No le viene mal a la España de nuestros días una clásica dosis de patriotismo. El libro estuvo incluido en el índice de los prohibidos por las fuerzas oscuras de la Santa Transición y las vergonzantes de la tibia Democracia que nos hemos dado y su autor entre los proscritos y silenciados.

Que vuelva de su exilio forzado el ilustre poeta gaditano nos alegra y nos hace esperar con gozo la vuelta plena de Manuel Machado y la por iniciarse de Ramiro de Maeztu, Manuel García Morente, Rafael García Serrano… y en buena medida la de Eugenio d´Ors, desterrado sobre todo de Cataluña, de Unamuno desconocido en sus Vascongadas, de Agustín de Foxá, de Torrente Ballester…

La consigna es vieja para nosotros e imperativa: ¡No apaguéis el espíritu, toda llama que alumbre ilumina a favor de los hijos de la luz!
 CUR

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                 EL SUEÑO DEL CELTA
 Vargas Llosa, Mario
(2010) El sueño del celta
Alfaguara Santillana, Madrid. 454 págs.

La aventura que narra esta novela comienza en el Congo en 1903 y termina en una cárcel de Londres, una mañana de 1916.

Aquí se cuenta la peripecia vital de un hombre de leyenda: el irlandés Roger Casement. Héroe y villano, traidor y libertario, moral e inmoral, su figura múltiple se apaga y renace tras su muerte.

Caseman fue uno de los primeros europeos en denunciar los horrores del colonialismo. De sus viajes al Congo Belga y a la Amazonía sudamericana quedaron dos informes memorables que conmocionaron a la sociedad  de su tiempo. Estos dos viajes y lo que allí vio cambiaron a Casement para siempre, haciéndole emprender  otra travesía, en este caso intelectual y cívica, tanto o más devastadora: La que le llevó a enfrentarse a una Inglaterra a la que admiraba y a militar activamente en la causa del nacionalismo irlandés.

También en la intimidad fue un personaje múltiple: la publicación de fragmentos de unos diarios, de veracidad dudosa, en los últimos días de su vida, airearon unas escabrosas aventuras sexuales que le valieron el desprecio de muchos compatriotas.

El sueño del celta describe una aventura existencial, en la que la oscuridad del alma humana aparece en su estado más puro y, por tanto, más enfangado. Una novela mayor de Vargas Llosa.

Mario Vargas Llosa ha realizado un trabajo titánico. Es sorprendente la cantidad de personajes que aparecen en el libro en distintos momentos conservando la lógica del relato y la coincidencia de sus conductas. Ha tenido que investigar a fondo para construir o reflejar tantos personajes y hechos.

Es impresionante la locura de la colonización y la crueldad y desprecio con los nativos tanto del Congo como de la Amazonía. Una y otra vez aparece la ferocidad de la condición humana con los nativos a quienes consideran meros que animales de carga. Para servir la propia codicia, pero mostrando el interés por el progreso técnico de Europa. Sobre cuánto dolor y muerte se ha afianzado la historia de esta vieja Europa.
Pero también se descubre el lado idealista y moral de personas que luchan en favor de los seres humanos más humillados y sacrificados.
Ha sido un descubrimiento para mí todo lo referente a la lucha por la independencia de la República de Irlanda a través de la actuación de Roger Casement.

El interés de la lectura decae en ciertos momentos porque es imposible ir recordando los personajes tan variados que intervienen en la historia tal como se cuenta, pero el final resulta emocionante y se sigue con verdadero interés. Y terminas convencido de que has leído una obra literaria maravillosa y te has asomado a una época de la historia trágica y apasionante a la vez.

Jesús Juárez

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LOS MAESTROS DEL MAÑANA

                        VII. Algo más que una profesión


Entre  los estudios realizados sobre la personalidad del profesor, algunas encuestas señalan la existencia de una alta dosis de  altruismo. Es ya clásico el estudio realizado por  Ryans en  Estados Unidos, año 1960,  a partir de encuestas y  opiniones entre  los propios candidatos al magisterio acerca de las cualidades más importantes del profesor. La primera es la afabilidad, término que guarda una estrecha relación con la “entrega a los demás”,  La preocupación por los demás, el querer lo mejor para  ellos –tanto si se ha compartido una experiencia positiva como negativa en  los años jóvenes-  son rasgos que definen la personalidad de quien opta por el  magisterio como  profesión, como opción de vida. En nuestro caso no son pocos los estudiantes que muestran una clara inclinación hacia  los demás, un deseo del bien de los otros - especialmente de los niños más necesitados-, una clara tendencia  hacia el ejercicio gratuito de  “algo más que una mera profesión”.

            Este carácter altruista del magisterio muestra a veces ciertos rasgos que idealizan una función que, por otra parte,  tiene mucho de  prosaica, ordinaria y dura. Es un lenguaje que expresa gratuidad, entrega y una buena dosis de idealismo. Un lenguaje que tiende a ocultar la realidad  y a aminorar los aspectos  más duros de la misma. Un pedagogo malagueño recientemente fallecido, J. M. Esteve,  lo denuncia sin miramientos y trata, con actitud crítica, de superar dicho lenguaje, sobre todo si es expresión de un fatuo idealismo o si trata de enmascarar la  dureza de la profesión.

No es este nuestro caso, ya que no vamos a  plantear una discusión teórica, sino, más bien, a recoger las respuestas de quienes han sido preguntados por el sentido de su elección.  Veamos  algunas de ellas. Los futuros maestros opinan que se es maestro  para “servir a los demás”, para “transmitir todo lo que sé a los otros” (X), porque es hermoso  y gratificante “ayudar a un niño a crecer” (R. Cañas). Se ha elegido esta profesión porque se sienten deseos de  “ayudar a los demás a ser mejores personas” (M. Ezama), “ayudar y comprender a los alumnos en todo lo posible”. De un modo o de otro los futuros maestros se han sentido “tocados” por las necesidades de los otros: “Lo que más me marcó fue un grupo de niños que tuve en una actividad de apoyo escolar que con 11 años de edad se sentían fracasados en la vida… ¡Con once años! Llegada a este punto me dije que yo podía contribuir a cambiar esto…y a hacer que los niños fueran felices…” (M. Arias-Gago). Para J. Alarcos  son los otros también los que le mueven a elegir el magisterio: “fue entonces, al  pensar en algunos niños que por algún motivo solicitaron mi atención y reclamaron mi cariño, cuando me empecé a plantear el estudio de una carrera universitaria relacionada con la educación”.

En ocasiones se percibe cierta idealización  y  hasta un carácter ingenuo a la hora de describir la profesión educadora: “Pienso en ser maestra y lo hermoso que es ver crecer a los niños física y personalmente, contemplar sus caritas cuando les cuentas un cuento, oír sus risas mientras juegan en el recreo…” (Sara P.). E incluso se refieren a lo gratificante de  la sonrisa de los niños, sobre todo en los momentos de desilusión y de  soledad del maestro: “Siempre te sacan en el peor momento una sonrisa que te hace vivir un poco más esperanzado… en este mundo de hipocresía y de falsedad” (X). Pero también los hay que abandonan el idealismo y aceptan lo real de una vida con limitaciones y problemas; son conscientes en este caso de la renuncia a no pocos beneficios que brindan otras profesiones –beneficios económicos sobre todo-  pero  prevalece la seguridad  de  que  siendo maestra “se es  infinitamente más feliz. Y eso es algo que no se puede pagar”. (A. Fernández).  Raquel T. abunda en esta idea: sabe que siendo maestra no va a  ganar lo mismo que en otras profesiones, “pero estoy segura de que seré mucho más feliz que la gran mayoría de esas personas”.

Ciertas expresiones, especialmente las que  apuntan a ese “algo más” de  la profesión docente,  nos llevan a una dimensión que las engloba: la vocación. Término que siempre se ha barajado, que pertenece al lenguaje antiguo sobre el carácter extraordinario de la profesión docente y que también hoy, en opinión del pedagogo J. Sarramona, “sigue apareciendo como constante”. No se trata de una expresión vinculada estrechamente al carácter religioso o teologal de la llamada, sino, más bien, de “una actitud de altruismo, que lleva a elegir la  profesión por razones distintas del salario  o de las posibles ventajas laborales”. Además, puntualiza este pedagogo, el término vocación “sigue teniendo sentido para los autores y para los alumnos de Magisterio, quienes la citan al referirse a las cualidades que debe tener un buen maestro”.

Como en el  caso anterior, ¿se aprecia esta expresión “tener vocación” al magisterio en nuestra pequeña encuesta? La respuesta es afirmativa. Releamos  algunos textos al efecto. Irene C. se responde a la pregunta  del por qué quiere ser maestra: “creo que por vocación, porque sin ella  es imposible valer para esto”.  Y Ana C. habla  de  superar los gustos a la hora de optar y  de “tener en cuenta la vocación de cada uno”. Otros identifican sin más atracción con vocación: “Supongo que una de  las razones  de la vocación que tengo hacia esta profesión” se debe al influjo de mis familiares… (Raquel T.). Para mí, afirma X,  ser maestra “siempre ha sido una vocación”.

Hay otros testimonios que parecen querer integrar “vocación” y “profesión”, aunque sea  el magisterio una profesión de categoría especial, capaz de transformar la persona entera; sobre lo primero, P. Cué afirma: “Muchos dicen que ser maestro es una vocación y otros que una profesión, aunque yo creo que es una mezcla de ambas; por la sencilla razón de que toda carrera debe ser vocacional”… para poder formar a  una buena profesional. Sobre lo segundo, A. Abad  afirma que ser maestra “puede cambiar completamente  el destino de una persona, su forma de pensar, su futuro…”.

He aquí unas muestras de un lenguaje que siguen  empleando  jóvenes de nuestros días. No sabe uno si condicionados por el uso  que perciben en los mayores o por el  descubrimiento personal de algo a lo que, en el fondo de sí mismos, ya han tenido acceso.


Teódulo GARCÍA REGIDOR


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José Luis Tejada
 La experiencia humana no se ciñe a las impresiones de nuestros sentidos. Hay también experiencias interiores, las cuales nos abren a realidades más asombrosas: el sentirse enamorado de otra persona, el notar que la alegría mana de nuestros adentros sin saber por qué, el ansia de ser feliz más allá del simple bienestar, el palpar la soledad de nuestro yo en medio de la muchedumbre...


Pues bien, el poeta gaditano José Luis Tejada nos grita en este soneto que siente interiormente una "sed desaforada, enorme, de eternidad". Su grito no es ninguna imprecación, ninguna protesta airada contra Dios, al estilo de Unamuno. Por el contrario, el poeta de Puerto de Santa María cuenta con Dios como con su grande y único valedor para satisfacer esa su hambruna sustancial de sobrevivir a la muerte: "Con Dios me acuesto y con Dios me he de alzar codo con codo". De esa experiencia intensa de hambrear una vida sin fin es fácil pasar a ponerse de rodillas y orar confiadamente al Dios de la Vida.

Eduardo Malvido


                                           HAMBRE Y SED TENGO


Quien se resigne a perecer del todo
perezca noramala, yo protesto
si no hay nada mejor detrás de esto.
Soy algo más que un salpicón de lodo

y, pues que soy, seré. No me acomodo

a jubilarme ni a ceder mi puesto
de aprendiz de inmortal. Con Dios me acuesto
y con Dios me he de alzar codo con codo.

"saciar mi sed desaforada, enorme"

Deje de ser quien a ello sea conforme,

no haya más vida para quien más vida
no necesite. Yo sí necesito

saciar mi sed desaforada, enorme,
de eternidad, mi hambre desmedida
de infinito elevado al infinito.

                                                    José Luis Tejada


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              * EP 2012*
jj

  • Nostalgia del par de Encuentros pasados -Madrid y Granada- al filo del amanecer, que es nuestro filo, y apremiantes ganas de nuevos amaneceres y de volver a vernos caballeros de la santa cruzada del magisterio y el estilo.
  • Nos necesita la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo y los Apóstoles, Pedro, Pablo, Santiago el Mayor..., nos necesita España, Europa, el mundo y nos necesita con la mejor educación m de las Escuelas de Vanguardia. 
  • El Encuentro 2012 será, además, un nuevo tirón al formidable nudo de nuestra amistad.




     
  

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2 comentarios:

  1. Si en esta parte principal del blog AFDA no os sale, al final, EP 2012, y queréis saber de qué va, pinchad en "Más información", letra chica, abajo, a mano izquierda, y os saldrá.

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  2. Diez documentos van esta vez en las "páginas", y no tienen menor interés que los que hacen columna aquí, desde el pregón a los comentarios.
    Alguno, nuevo en estas tecnologías, no sabe que hay que buscarlos en el margen de la derecha, arriba, llegarse a ellos con la flechita, cliquear y saltan y se abren.

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