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EL COHOMBRO DE LA LEYENDA
DE LOS INFANTES DE LARA
En la Leyenda de los Infantes de Lara la rencorosa doña Lambra quiere afrentar a Gonzalvico, el menor y el más inquieto de los siete hijos de Gonzalo Gustios. Manda a uno de sus criados que arroje sobre el gallardo muchacho un cohombro que lleva sangre en su interior. Al romperse sobre él, lo manchará de sangre.
Se realiza la orden de doña Lambra. Surge el estupor en todos los presentes. La ofrenta es grave, se considera muy grave. En los hermanos del ofendido se levanta una violenta reacción. Tan violenta, que morirá, sin más tregua ni palabra, el ofensor que se ha refugiado bajo el protector manto de su señora, doña Lambra.
En los fueros de Teruel y de Cuenca y en muchos otros que les siguieron, tales actos estaban castigados severamente por el derecho consuetudinario: “Qualquier que a otro firiere con huevo o con cohombro o con pepinillo o con otra cosa que pueda al omne ensuziar, peche diez maravedís si el querelloso lo pudiere provar”. Es la misma multa que se impone en el Fuero de Teruel por romperle una pierna o apear del caballo al caballero.
CARLOS URDIALES RECIO
Maestro. Profesor de Lengua y literatura
Emérito UCJC
Maestro. Profesor de Lengua y literatura
Emérito UCJC
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Doña Lambra. Barbadillo del Mercado
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QUE YO ME ACUERDE
ResponderEliminarLlegamos a la leyenda de los siete Infantes de Lara. Nos dicen que es la epopeya de la venganza. Estamos en pleno siglo X, un siglo de hierro, si los ha habido, bárbaro, de gentes de una pieza, caballeros, nobles, criados y señores, fiestas, casamientos… Se va creando Castilla, nace, sobre una tierra plana y seca, dura como la piedra, medieval, de sangre,
La venganza atraviesa esta leyenda como rayo que afilado rompe en cadena y salta de uno próximo a otro lejano. Sale de los dientes que se aprietan y chirrían tras los labios de la rencorosa doña Lambra.