HÁGASE
TU VOLUNTAD EN LA TIERRA
COMO EN EL CIELO...
Tu voluntad Padre, es la misma
en la tierra y en el cielo… Tú…, eres inmutable…
Quieres que tus creaturas, los
hombres, te reconozcan como Padre, aquí, en la Iglesia militante….
y, de esta manera, haciendo tus obras, las de tu Reino, (en este
mundo que no te reconoce), alcance, glorificándote a Ti, la vida
eterna participando de tu Ser por adopción, llenando así su finitud
de tu plenitud...
Soy yo, somos los hombres, los
que nos salimos de ese guion no haciendo las obras de tu Reino, no
santificando tu nombre…; y para reconstruirlo nos entregas, nos das
a tu Hijo, el Unigénito, nuestra Justicia, que nos proveyó la
Redención, nos ha dejado tu Palabra, Luz, Puerta, Camino, Verdad y
Vida…
De Él recibimos la gracia y,
así, en ese conocimiento hemos fundado nuestra fe; y la realización
de tu voluntad es posible, es realizable aun con nuestra miseria…;
porque tu Plan cuenta con la acción de tu Hijo, cabeza de ese Plan,
la Iglesia, en la que formamos un solo cuerpo… Él nos lleva a tu
seno, donde inmutables disfrutaremos eternamente formando parte de la
Familia Divina, dando cumplimiento así, a tu voluntad.
Y quedaremos inmutables en tu
Ser, en la participación que de Ti hayamos conseguido en la tierra,
para gozarte en el cielo eternamente….. ¡Qué enorme es tu
Santidad, tu Grandeza, tu Generosidad, con tus creaturas que se
reconocieron como hijos!... ¡Es que eres Sabiduría infinita y
eterna saboreada en Amor Padre…!.
Gerardo
Nieto
Profesor
de Derecho Civil, UCM, sacerdote
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