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80 Reflexión lasallana. Estilo del maestro

            
                Sobre el estilo del maestro de nuestra Escuela



       PROFESIÓN DE ESTILO


El estilo al maestro no le viene de su naturaleza, le viene de su cultura. El estilo del maestro es su misma persona revestida de un determinado modo que le fluye de su singular participación en una realidad que no puede marchitar el tiempo y le merece la inmortalidad. 
Al maestro su estilo le acompaña de por vida. El maestro se identifica con su estilo. Es su tangencia con lo que de perenne cabe que roce mientras vive.
Le nace de unas personales preferencias absolutas que, quizá, fueron propias de sus antepasados y, desde luego, que él abraza deliberada y libérrimamente. El estilo hace referencia en él a un alto principio de finalidad. Hace algo en función de algo. Y todo en función de unos preferentes fines que tiene por supremos y no le permiten debilidades.
El conjunto de pensamientos o imágenes de lo absolutamente preferible para el maestro es la “forma” de la determinada personalidad humana que le hace maestro cabal y le dota de estilo; su estilo es la imagen ideal del ser humano que quiere ser como persona y maestro y hacia donde orienta a sus alumnos; es la imagen del hombre total y excelsamente valiosa, que guarda y acaricia en su mente, corazón y voluntad.
Este “mejor yo”, para él y para sus alumnos, al que de continuo tiende el arco de los anhelos del maestro, le acompaña siempre e imprime su ser ideal a cuanto hace y produce. Es su estilo, que no le viene dado -obsérvese la precisión- por la entidad de los hechos de magisterio realizados o por realizar, sino por la actitud de absoluta preferencia que profesa su yo profundo. Es su firma y rúbrica personales ante ese absoluto al que sirve.
Siempre que se hable de estilo habrá que volver a Buffon, a repetir que el estilo es el hombre: “le style est l’homme même”. Regla y espejo supremos. Solo que, como advertimos, siempre habrá que matizar que el estilo no es el hombre natural que somos, sino el ideal al que vamos en vuelo. También en el caso de su magisterio.

¿El águila es águila o es vuelo? 
¿El maestro es maestro o es estilo?

El “mejor yo” presente en el maestro en cuanto emprende y hace se dispara, pues, en él hacia sus preferencias más elevadas. Es un vuelo que manifiesta y le delata en el gesto y en el porte, en el aliento y temblor de su palabra y en el aire de su marcha, en todo.
Maestro sin estilo no es maestro. Sin alto estilo, mediocre maestro. Maestro estiloso, maestro cabal. Maestro.
Carlos Urdiales Recio
 Profesor de Lengua y literatura 
Emérito UCJC

NB. Quizá para mayor abundamiento e inteligencia de lo que escribimos, de que el maestro es su estilo, nos dé claridad sobre su impronta el ver cómo el estilo determina a las patrias históricas.
La Patria también es un estilo. Es una unidad en la conjunción de coincidencias esenciales de preferencias absolutas, que hacen a sus compatriotas repetir un determinado tipo de ser hombre (El ideal del “caballero cristiano”, en el caso de España, del “honnête homme” francés o del “gentleman”, inglés). En el fondo de todo español -aun en el caso de que se profese no cristiano- hay latente y actuante un estilo colectivo de vida, sobre el que han gravitado siglos de Historia. Las vidas de concretos compatriotas -la de los franceses y los vietnamitas, póngase la nacionalidad que se quiera- forman un haz, tienen un mismo modo de ser, de sentir, de preferir, de actuar y de querer. Se da en ellos la unidad colectiva de un mismo estilo, la unidad de una nacionalidad propia. Por eso forman precisamente una nación y son una Patria.


       


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