AZORÍN
- LA CRISIS DE VALORES Y SU LUGAR GEOMÉTRICO
EJEMPLARES MODELOS DE BULTO (II)
El
inteligente maestro de primaria que explica geometría elemental no
pierde su tiempo en largas y abstractas explicaciones sobre las
figuras geométricas. Saca de uno de los cajones en los que guarda
materiales de clase unos tarugos de madera y los pone en las manos
de sus alumnos, mientras les va diciendo y examinando con ellos:
“Esto es la pirámide, esto es el prisma, esto el tronco de cono...”.
En las
grandes épocas de “crisis de valores”, como la nuestra, cuando
Dios quiere dictar al mundo una solución de urgencia y recordarle
lo que es la caridad, la esperanza o la fe, saca del hondo archivo de
sus recursos providenciales a algunos de sus elegidos y los planta en
la Historia: “He aquí la virtud de la caridad, Teresa de
Calcuta; la esperanza que espera en silencio la salvación de Dios”,
Edith Stein; la fe en una sólida pieza de hombre, Juan Pablo II”.
Los santos siempre han sido para la Humanidad una divina pedagogía
de figuras de bulto.
Pero, la
Providencia de Dios no gobierna sólo el mundo religioso y
espiritual, gobierna con su Sabiduría el Universo entero, sociedad y
cultura. Él, que envía a las grandes figuras de la Historia, ha
dejado adensada una buena carga de valores en numerosas obras de
arte, elaboradas por sus criaturas. Las variopintas culturas, obra de
pueblos enteros, también son de Dios, para que, acercando nuestras
manos, necesitadas de valores, a esas figuras de bulto que son las
civilizaciones, palpemos los hombres las excelencias humanas y las
riquezas culturales a las que Dios nos quiere conducir como personas
y como grupos humanos.
En el caso de Azorín, Dios plantó ante nuestro ojos una figura de bulto para el
estilo. Azorín es la figura geométrica con la que Dios nos ha
dicho: esto es el estilo. Ahí lo tenéis de golpe, en una pieza. Que
cada cual busque su estilo clavando sus ojos en Azorín. Tirad de su
estilo literario hacia la plenitud del estilo.
Lo que a
nosotros nos apremia es no dar la espalda a la vigorosa y formidable
fuerza de los modelos, Azorín y demás, estilo y valores. Es preciso salir a su encuentro y verlos, no
sólo con los ojos de la cara, sino también con los del espíritu y,
sobre todo, con lo que los psicólogos llaman el “yo profundo” y
los místicos, el “centro del alma”.
Es
preciso zambullirse en estas ejemplares realidades de bulto. Si
queremos salvar con éxito lo que llamamos “crisis de valores” y,
en verdad, es nuestra propia crisis de perezosos que sobrevolamos
las realidades sin penetrar dentro de ellas. Tendremos que aplicarnos
a los modelos, mirarlos de hito en hito. En esa mirada de fondo a
fondo está el lugar geométrico por donde empezará a salvarse la
crisis de valores.
Carlos
Urdiales Recio
Maestro. Profesor
emérito, Universidad Camilo José Cela
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