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84 Letrilla de la Virgen María. Lira 3

                       


L Í R I C A (3)





LETRILLA DE LA VIRGEN MARÍA ESPERANDO LA NAVIDAD

Recuerdos de infancia y de adolescencia son los momentos en los que, sobre una tarima y frente a un numeroso auditorio de profesores y compañeros, declamábamos o recitábamos un poema –una poesía, decíamos- como homenaje a la Virgen María, a la Navidad o a la Pasión del Señor. Así comenzaron a mostrar sus buenas cualidades declamatorias algunos de nuestros compañeros; otros para salir del apuro nos preocupábamos y contentábamos con “saber de memoria” los versos, que salían de nuestra boca con poco expresividad…
Hoy, cercana la Navidad, he querido recordar y analizar una de “esas poesías” que posiblemente alguien declamó. Un poema sencillo, cortito, como éste:

                                     LETRILLA DE LA VIRGEN MARÍA
                                  ESPERANDO LA NAVIDAD


Cuando venga, ay, yo no sé    8a
con qué le envolveré yo,      8-
con qué.    3a


Ay, dímelo tú, la luna,    8a
5 cuando en tus brazos de hechizo    8b
tomas al roble macizo    8b
y le acunas en tu cuna.    8a

Dímelo, que no lo sé,
con qué le tocaré yo,
10 con qué.

Ay, dímelo tú, la brisa    8c
que con tus besos tan leves    8d
la hoja más alta remueves,    8d
peinas la pluma más lisa.    8c

15 Dímelo y no lo diré
con qué le besaré yo,
con qué.

Y ahora que me acordaba,    8e
Ángel del Señor, de ti,    8f
20 dímelo, pues recibí    8f
tu mensaje: «he aquí la esclava».    8e

Sí, dímelo, por tu fe,
con qué le abrazaré yo,
con qué.

25 O dímelo tú, si no,    8g
si es que lo sabes, José,   8h
y yo te obedeceré,   8h
que soy una niña yo.    8g

Con qué manos le tendré
30 que no se me rompa, no,
con qué.



Es un poema de Gerardo Diego, poeta de la Generación del 27; uno de los poetas más variados del siglo XX que cultivó todas las tendencias vanguardistas, desde el surrealismo hasta el creacionismo y el ultraísmo. Alma religiosa que siempre llevó encima su fe –recordemos “Al ciprés de Silos”-, Gerardo Diego es un poeta que ha dejado muestras de su profunda religiosidad en libros de tan extraordinaria inspiración como Versos humanos, Alondra de Verdad, o Versos divinos.
Estamos ante un delicado poema a la concepción de María. Ésta habla como una mujer joven, casi niña en su inocencia, sobrecogida por el pasmo de la maternidad inminente que palpita en su seno. Es en la intimidad de la pureza juvenil de María que espera sobrecogida de unción y amor el fruto de su vientre donde Gerardo Diego nos sitúa en el poema que analizamos. Para J. de Alba Carmona, el poeta “ha sabido cantar con verso sencillo y emocionado, con sentimiento tan tiernamente humano como es el embeleso, la suspensión de María ante el próximo nacimiento de su Niño, el misterio de la encarnación del Hijo de Dios.”


MÉTRICA

El poema es una letrilla, variante del villancico, con la que en este caso se aborda un tema de la Natividad. Y como toda letrilla o villancico, el poema se divide en dos partes: el estribillo, formado por tres versos agudos: el primero y el segundo octosílabos, y el tercero trisílabo, de los que el primero y el tercero riman entre sí, mientras que el segundo queda libre. Los estribillos sólo tiene en común el último verso –“con qué”-, lo que no deja de ser una singularidad. La parte central de la letrilla la forman las cuatro estrofas de versos octosílabos, -métricamente redondillas- que riman cada una independientemente de las otras.


PROSIFICACIÓN DEL TEXTO


Hay que decir que la correlación entre estribillos y estrofas no va sujeta totalmente al orden de los mismos.

       El primer estribillo – de entrada- se refiere a lo primero que se hace al llegar un niño…”La Virgen lo envolvió en pañales”; pero no es correlativo totalmente con la primera redondilla.

La primera redondilla tiene plena correlación con el 2º estribillo: LUNA/TOCARLE
La 2ª redondilla tiene correlación plena con el 3º estribillo: BRISA/BESARLE
La 3ª redondilla tiene plena correlación con el 4º estribillo: ÁNGEL/ABRAZARLO
La 4ª redondilla tiene correlación con el 5º estribillo: JOSÉ/SOSTENERLO

Al prosificar el texto, nos quedaría así:

1º estribillo ¡Ay! Yo no sé con qué le envolveré cuando venga. ¿Con qué?

1ª Estrofa ¡Ay, dímelo tú, la luna, que tomas en tus brazos de hechizo al roble macizo y le acunas en tu cuna…
2º estribillo Dímelo con qué le tocaré yo, que no lo sé. ¿Con qué?




2ª estrofa ¡Ay, dímelo tú, la brisa, que remueves la hoja más alta y peinas la pluma más lisa con tus besos tan leves.
3º estribillo Dímelo –y no lo diré- con qué le besaré yo. ¿Con qué?



3ª estrofa Y ahora que me acuerdo de ti, Ángel del Señor, dímelo, pues recibí tu mensaje…Yo soy la esclava…
4º estribillo Sí, dímelo por tu fe, con qué lo abrazaré yo. ¿Con qué?





4ª estrofa O si no, dímelo tú si es que lo sabes, José, y te obedeceré pues soy una niña.
5º estribillo ¿Con qué manos le tendré que no se me rompa, no. ¿Con qué?




COMENTARIO

La letrilla está llena de paralelismos tanto sintácticos como semánticos: se repiten las mismas estructuras en la construcción de los versos y el contenido semántico también va en paralelo. Tanto es así que podríamos decir que es la letrilla de los CON QUÉ -diez veces-, de los tres ¡AY!- y de los DÍMELO- 7 veces-

En los estribillos: Con qué le envolveré yo/ con qué le tocaré yo/ con qué lo besaré yo/
Dímelo, que no lo sé/ Dímelo y no lo diré/
En las estrofas: Ay, dímelo tú, la luna/ Ay, dímelo tú, la brisa / dímelo tú…

También hay una reiteración interjectiva ¡AY! que no expresa dolor ni pena, sino más bien preocupación, sorpresa, ansiedad, angustia?, duda?... En el verso 28 dice “que yo soy una niña” y no sé cómo he de recibir al que va a nacer; que me tenéis que ayudar… Y de ahí esa reiteración de la forma imperativa del DÍMELO, tanto en los estribillos como en las estrofas; lo repite 7 veces.

Como letrilla poética que es, Gerardo Diego se permite, también, expresiones coloquiales, puestas en boca de esa “niña”, que hacen gracia. Aparte de las repeticiones del “con qué”, tenemos “que no lo sé”,/ “dímelo y no lo diré”,/ “y ahora que me acordaba”,/ “ O dímelo tú, si no”,/ “si es que lo sabes”,/ “yo te obedeceré”,/ ”que soy una niña yo”…

Gerardo Diego compone esta letrilla para presentar a la Virgen niña -“que soy una niña yo” (verso 28) preocupada por el inminente nacimiento de su hijo -el arcángel San Gabriel le anunció que el Verbo Divino tomaría carne humana en su seno; y ella respondió “Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices.” Esta preocupación la expresa la Virgen interpelando a la luna, a la brisa, al Ángel de la Anunciación, e incluso a su propio esposo José, para que le expliquen cómo tiene que comportarse: “con qué le envolveré yo” (estribillo inicial), “con qué le tocaré yo” ,“con qué le besaré yo”, “con qué le abrazaré yo”, y, sobre todo, “con qué manos le tendré, / que no se me rompa, no . Y especialmente afortunados nos parecen las redondillas 1ª y 2ª, en particular la 2ª, en el que las aliteraciones de la s y de la l comunican a los movimientos descritos una grata suavidad que contribuye a crear un clima de sosiego altamente poético: “... la brisa / que con tus besos tan leves / la hoja más alta remueves, / peinas la pluma más lisa.” (versos 11-14).

Así como el poeta mezcla formalmente estribillos y redondillas, semánticamente mezcla elementos de la naturaleza –inanimados: luna y brisa-, con los espirituales –Ángel y José-.
Con los de la naturaleza juega retóricamente con la metáfora, el apóstrofe y la personificación –“la luna acuna y la brisa besa”:”¡ay, dímelo”, y con los otros acude a su ofrecimiento humilde –“he aquí la esclava”- y a la obediencia a José –“yo te obedeceré”.
Podemos observar, también, una progresión semántica, de menos a más, en los verbos que emplea para “cuidar” al niño cuando nazca: ENVOLVERÉ, TOCARÉ, BESARÉ, ABRAZARÉ, SUSTENTARÉ… reflejada en los estribillos.
Hemos dicho más arriba que los estribillos 1º y 5º son como la introducción y la conclusión. El quinto es antológico… QUE NO SE ME ROMPA, NO…. El niño no es un juguete, pero se puede romper….poesía pura…Se nos puede romper el alma…podemos romper a llorar…La niña, que tiene al niño dentro, será la que se rompa en el Calvario cuando vea a este Niño, roto sobre la Cruz.
AUXENCIO MUÑOZ ACEBES
Maestro. Catedrático de Lengua y Literatura



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