NOVIEMBRE, 2016
ÍNDICE
PRINCIPAL
Pregón: Categorías
e intuiciones
Nuestra Escuela reflexiona: Tras ser una pena,
dos siglos de oro. CUR
Nuestra
Escuela se sumerge en la Biblia: Primer
día de la creación: la luz.CUR
Dios
es amor: Creo en Dios Padre Todopoderoso II.
E. Malvido
Nuestra Escuela celebra aniversarios: Camilo J. Cela, mi maestro. Gaspar
Sánchez Salas
Pabellón de reposo, Á. Hernández
Alta política con estilo: La democracia americana no nos va. Ramiro D. de Aza
Paso a la Patria: Los
pilares de nuestro primer siglo de oro. Prólogo. JMG Bravo
Sin echar el ancla: Centenario de Griñón. Teódulo G. Regidor
Rincón de Apuleyo: El
agua es vida. La diosa Naturaleza
Soneto desde el sentimiento: Un día para el recuerdo y un año de soledad. Á.H.
Himno del centenario de
Griñón. Á. Hernández
Educación física: Capacidades condicionales:
La flexibilidad. F. Sáez
CATEGORÍAS E INTUICIONES
Si la Escuela no pasa de las anécdotas – si se limita a hacer
del arte anécdota, de la historia anécdota, de la filosofía anécdota, de la
física anécdota, de las matemáticas anécdotas, de la lengua anécdota, de la
religión anécdota…-, fracaso al canto de la Escuela como Escuela. Si la Escuela
no ha ido más allá de las anécdotas -aunque
con ellas salve los exámenes y la colación de títulos, aunque disfrute del
halago de los padres y la satisfacción de la empresa educativa- dará en fracaso
como Escuela.
Es preciso –como quería Eugenio d´Ors- que la Escuela que se
detiene y atiende a las anécdotas, pase de la anécdota a la categoría, que el
alumno que estudia en ella salte de las informaciones y datos que se le dan como trampolín a la categoría
que les da sentido y cuerpo de auténtica realidad.
La Escuela que se detiene en y no pasa de los conceptos fracasa como Escuela.
Solo la Escuela que no se reduce a enseñar palabras y
conceptos, sino que, haciendo de ellos trampolín, se instala en las categorías y trabaja desde la intuición
del alumno la misma entraña de la
realidades es la única que merece llamarse Escuela.
España era una pena en el siglo XV.
Terminan la Reconquista de ocho siglos, con la toma de
Granada al rey moro Boabdil. Descubren América e inician su Conquista,
incorporación y cultura.
CUR
Entre los expertos en
las diferentes ciencias (biología, paleontología, física, geología, química,
historia…) va imponiéndose el evolucionismo. La misma Iglesia jerárquica ve
compatible, en general, la interpretación del evolucionismo sobre el
origen de la vida con la doctrina de la fe cristiana sobre Dios Creador. El
Papa Juan Pablo II pronunció estas
palabras en octubre de 1996 ante los miembros de la academia pontificia de las ciencias: “Hoy, casi medio siglo después de la
publicación de la encíclica [Humanae
generis, Pío XII, 1950], nuevos conocimientos llevan a pensar que la teoría
de la evolución es más que una hipótesis…
La convergencia, de ningún modo buscada o provocada, de los resultados de
trabajos realizados independientemente unos de otros, constituye de suyo un
argumento significativo en favor de esta teoría.”
Frente a las estrechas
coordenadas espacio-temporales que nos ofrece el creacionismo fijista, el
creacionismo de la Biblia, asomémonos al panorama espacio-temporal del
creacionismo evolucionista: la nueva
cosmología nos asegura que el universo y la tierra son muy anteriores a
la aparición del ser humano; que entre el origen del universo y el del planeta
tierra pasaron millones de años, así como también transcurrieron millones de
años entre la formación de la tierra y el surgir de la vida en ella, y millones
de años hasta que nacieron los primeros seres humanos. Tanto la naturaleza de
las creaturas no humanas como la humanidad son historias todavía en marcha
hacia un futuro más perfeccionado. El sentido de la evolución va desde lo
simple e imperfecto hacia lo complejo y perfecto.
Aceptamos como convincente el cúmulo trágico de males físicos que han padecido y que padecen los individuos y las especies del mundo vegetal y animal, y asimismo las explicaciones pertinentes que, sin salirse de su perspectiva científica, nos dan los biólogos y los paleontólogos. Pero, desde la fe en nuestro Padre Creador, no podemos dejar de preguntar: Esa relativa apertura y autonomía de las creaturas pre-humanas ¿no habrá sido en previsión y en preparación para que emergieran en la evolución animal creaturas verdaderamente autoconscientes y autodeterminantes, responsables de sus actos ante Dios y ante los otros seres humanos? Ningún ser humano es capaz de intuir siquiera el modo como el Creador ha hecho aparecer en la historia al “homo sapiens et volens”, al hombre=”homo” dotado de inteligencia y de voluntad.
NUESTRos grandes relatos
bíblicoS (ii)
PRIMER DÍA DE LA
CREACIÓN: LA LUZ
Los hombres que nos escriben
sobre la Creación del Universo en la Biblia están tan asombrados por lo que les
han contado de viva voz sus abuelos, que se lo oyeron a los abuelos, y estos a
los suyos, y así, abuelos y abuelos adelante, siglos y siglos, que no saben
cómo contarlo y que no pierda grandeza.
Entonces van y se inventan un
relato fascinante. El de la Creación.
Lo cuenta la Biblia en el primero de sus libros, el Génesis.
Antes. Sólo
existe Dios. No hay nada más que Dios. Dios es desde siempre. No ha nacido. No
morirá nunca. ¡Es Dios!..., ¡Dios!..., ¡Dios!...
No sabemos cuándo se creó Dios
una corte inmensa de espíritus. Son espíritus que están siempre de fiesta,
sirven a Dios, y son felices cantándole y escoltándole, cumpliendo sus órdenes
y deseos. Se llaman, unos serafines, querubines y tronos; otros, dominaciones,
virtudes y potestades. Y a otros, por completar número y nombres: principados,
arcángeles y ángeles. Son multitud.
Como los ángeles de Dios son
puros espíritus, no necesitan un Universo para estar. No ocupan lugar. Todavía
no hay mundo ni Universo, pero no hace falta.
Todavía la Creación del Universo
está por hacer y fuera de Dios, lo único que existe es el ejército de los
ángeles.
Los científicos están buscando
cuándo empezó el Universo. Todavía los científicos, que están empeñados en
saberlo, no saben seguro cuándo lo hizo Dios.
El Universo lo tenemos delante,
está aquí. Lo creó Dios Todopoderoso.
El
relato de la Biblia. El escritor sagrado se encuentra con que para
empezar no hay nada de nada. La Creación está por hacer. Sólo Dios puede
hacerla. Dios tiene en su mente hacer los cielos y la tierra, cuanto hoy vemos
o, que por estar muy lejos o escondido, no vemos, pero podríamos ver.
Hay que imaginarse un desierto,
sin árboles, sin ríos, sin casas, sin nada de nada, incluso, sin arena. Todavía
no hay mundo. No se ve nada de nada, está todo oscuro, porque no hay nada. Si
te caes en esa nada, sería como si te cayeras en un abismo sin fondo, bajar y
bajar. Y por encima de esa nada de desierto y de abismo, sólo Dios, el Señor,
el que va a crear cuanto existe, Dios Creador.
(Los autores del Génesis son
orientales, su mente es muy concreta. Emplean aquí, por eso, tres símbolos: la
nada es una 1. tierra desierta, a la que le añaden 2. las tinieblas negación de
luz y de vida y 3. el abismo, el dios del caos, Tiamar, de la cultura
mesopotámica).
-
“Que haya
luz”
Y, sin
más, aparece la luz. En el primer día de la creación lo primero que crea Dios
es la luz. Le bastó con decirlo. La luz se parecía a los ángeles. Como ellos,
la luz no tiene cuerpo, es casi espiritual. Era hermosa. Es hermosa. Le gustó a
Dios lo que había hecho. Le pareció la luz buena y hermosa.
Todavía no había cosas que ver,
pero ya había luz para verlas cuando Dios las creara.
Si las tinieblas son la nada de
la luz (se va la luz y todo está oscuro),
en cuanto Dios crea la luz, la separa de las tinieblas.
Hay luz, no hay oscuridad. Hay
oscuridad, es que no hay luz. La luz por un lado y las tinieblas por otro. Separadas.
“Y
separó Dios la luz de las tinieblas”
Ya tenemos día y noche, luz del
día y oscuridad de la noche. Los ojos abiertos, que no miran nada, pero pueden
ver y los ojos cerrados, que todo lo ven negro, oscuro, en tinieblas.
Después de hacerse la luz, Dios
se ha parado un instante. Se ha llevado las manos a la cabeza. Está asombrado.
Se sienta con la mano en una mejilla. Se levanta y se adelanta para ver mejor
la luz que acaba de crear. ¡Es hermosa!, ¡Mira que es hermosa! ¡Será buena para
lo que seguiré haciendo en una semana y para cuando remate mi obra con la
creación del primer hombre y de la primera mujer! Se parece la luz a Mí. Un día
les diré a los hombres que yo soy la Luz del mundo, a ver qué piensan.
¡La luz es buena, hermosa y
buena!
Hoy ya no hago más. Me voy a
dormir un rato. Mañana será otro día, el segundo.
(¿Mañana?
¿Millones de años?)
Zereutes
Ancien élève de Évode Beaucamp
y de Francesco Spadafora
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1 Al principio creó Dios los cielos
y la tierra.
2 Y la tierra estaba desordenada y
vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el aliento de Dios se
movía sobre la faz de las aguas.
-
Que
haya luz.
Y hubo luz.
Pasó una tarde,
pasó una mañana: el día
primero.
_________________________________________________
“CREO
EN DIOS PADRE TODOPODEROSO,
CREADOR DE CIELO Y TIERRA”
CREADOR DE CIELO Y TIERRA”
II
Dios es más Amor que Poder en la creación continua
Nuevo sentido relativo
de la frase “Dios crea libremente”
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Francisco José Ayala |
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Charles Darwin |
Y ¿de qué modo
evolucionan las creaturas: desde los ciegos
estímulos de conservación y perpetuación recibidos en la creación inicial, en
el caso de las creaturas no humanas, y
al impulso imperativo de las leyes
inscritas en las conciencias de los seres humanos también en la creación “ex
nihilo”? El creacionismo evolutivo niega ambos modos.
En este apartado vamos
a examinar cómo se desenvuelven en sus vidas las plantas y los animales. La
teoría de Darwin observa diseños complejos en los organismos vivos, pero no se
trata de complejidades que estén ahí desde el principio o que se hayan
originado súbitamente en su forma actual por la intervención mágica de algún
agente extranatural. Para Darwin, nos dice Francisco José Ayala, uno de los mejores conocedores del
darwinismo, que el nuevo organismo
complejo ha ido surgiendo “de forma gradual y acumulativa, paso a paso,
impulsado por el éxito reproductivo de los individuos con elaboraciones cada
vez más complejas”. La causa de las
variaciones que se producen en los individuos y en las especies no es otra para
Darwin más que la selección natural. El biólogo inglés queda absorto ante el
poder transformador de la selección natural: “No puedo ver límites a este poder
para adaptar lenta y hermosamente cada forma a las relaciones de vida más
complejas”.
Hoy día los teólogos que cuentan en sus análisis y
reflexiones con la historia evolutiva del universo hablan de la kénosis -palabra
de origen cristológico- del Creador por causa de la autonomía de los seres
creados. Uno de estos teólogos, J.
Polkinghorne, afirma: “El poder divino
se autolimita deliberadamente para dejar espacio causal a las creaturas. Esta
restricción de la omnipotencia es el aspecto de la kénosis divina más
ampliamente reconocido y aceptado”.
Pienso que ahora se entenderá el título de este
apartado: “El nuevo sentido relativo de la frase “Dios crea libremente”. Lo que
queremos decir es que nuestro Dios Creador ha renunciado en su creación
continua de la fauna y de la flora a un uso absoluto de su libertad creadora
“dejando ser”, incluso a las creaturas no humanas, de tal modo que se hicieran
por ellas mismas.
Dios decidió crear creaturas inteligentes y libres, a
pesar de las consecuencias
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Juan Pablo II |
Aceptamos como convincente el cúmulo trágico de males físicos que han padecido y que padecen los individuos y las especies del mundo vegetal y animal, y asimismo las explicaciones pertinentes que, sin salirse de su perspectiva científica, nos dan los biólogos y los paleontólogos. Pero, desde la fe en nuestro Padre Creador, no podemos dejar de preguntar: Esa relativa apertura y autonomía de las creaturas pre-humanas ¿no habrá sido en previsión y en preparación para que emergieran en la evolución animal creaturas verdaderamente autoconscientes y autodeterminantes, responsables de sus actos ante Dios y ante los otros seres humanos? Ningún ser humano es capaz de intuir siquiera el modo como el Creador ha hecho aparecer en la historia al “homo sapiens et volens”, al hombre=”homo” dotado de inteligencia y de voluntad.
Desde luego no nos cabe duda de que Dios Creador nos
ha creado libres porque así nos asemejamos realmente a Él, y porque a su
Corazón le agrada más la mirada cariñosa y agradecida de un corazón libre como
el Suyo que la armonía inconsciente de las esferas celestiales o el río
caudaloso de la vida que empapa de frescor y de color la piel de los vivientes
no humanos, desentendidos e incomunicados absolutamente de su Creador.
Tanto ansía Dios Creador que las creaturas humanas le
respondamos amorosamente que su plan de creación incluye los males físicos que acarrea una naturaleza inconscientemente
autónoma (extinciones masivas de especies por rupturas de placas tectónicas;
drásticos cambios climáticos; terremotos, maremotos, erupciones volcánicas;
sequías; plagas…) y sobre todo los males morales que causa la libertad humana
egoístamente vivida,
tanto contra la naturaleza como contra los otros seres
humanos (contaminación de la atmósfera, de las aguas, deforestación…; hambre,
guerras, injusticias, abusos, agresiones, desigualdades…).
Ante la fiereza y crueldad de los males físicos y
morales que agreden a sus creaturas, en especial a las humanas, Dios no se
mantiene indiferente, sino que se compromete con ellas, en primer lugar, padeciendo
con ellas, y, en segundo lugar, el Creador convierte su sufrimiento, gracias a
su amor altruista, en una potencialización creativa que hace más accesible su
promesa de salvación plena, y endereza el rumbo de la vida hacia la meta querida por
Él. Claro que Dios, en su autolimitación libremente asumida, necesita contar
para ello con personas humanas sensibles al sufrimiento propio y ajeno, y
dispuestas a entregarse con amor altruista en la consecución de un mundo más
justo y fraterno.
Un Creador concebido así: padeciendo con las creaturas
sufrientes y necesitando la colaboración de personas compasivas capaces de
luchar por una humanidad más solidaria y hermanada, responde al Dios-Amor mucho
mejor que al Dios-Todopoderoso. El amor de Dios no es un atributo más de la
divinidad, en paridad con los atributos platónicos, aristotélicos, tomistas
(omnipotencia, eternidad, inmutabilidad, impasibilidad, aseidad…). El Amor
altruista de Dios es más que cualquier otro atributo divino: es la esencia, la
naturaleza de la Divinidad, lo que Dios es para nosotros según se nos revela a
través de la creación continua…
EDUARDO MALVIDO
Maestro, catequista y teólogo
La cosa es que desprovista Europa de fórmulas y de doctrinas propias,
tras la II GM, con la victoria de los EE.UU. sobre el Viejo Continente y sobre
Asia, la América no española ha impuesto su tono y ha suministrado al resto del
mundo su género político: la democracia
americana. En ese empeño sigue.
Capacidades condicionales
La flexibilidad
es la capacidad que permite el máximo recorrido de las
articulaciones en posiciones diversas. Facilita la movilidad, así como la libertad
y amplitud de movimientos. Básicamente viene dada por la conjunción de dos
factores: extensibilidad muscular y movilidad articular.
Para
el desarrollo de la flexibilidad existen
unas técnicas de aplicación de la
fuerza que es causante del ejercicio físico; estas fuerzas se dividen en internas y externas. Las acciones con fuerzas externas se dividen a su vez en
tres: asistidas, forzadas y relajadas. Pues bien, las técnicas forzadas
y relajadas son las que mejor se
adaptan al desarrollo de la flexibilidad.
Las siglas FNP son las iniciales de Facilitador Neuromuscular
Propioceptivo. Se fundamenta en la intervención de los reflejos miotáticos por estimulación de los husos musculares y
tendinosos afectados por la elongación. Dependiendo del tiempo de mantenimiento
de la postura y de si se produce una contracción muscular previa o simultánea
de los mencionados músculos, se establecen unas determinadas clasificaciones.
Maestro, catequista y teólogo
CAMILO JOSÉ CELA, MI
MAESTRO
También solía tener su tacita de café, de
porcelana de Sargadelos, aún con los posos calientes y desprendiendo el aromático
olor de su reciente contenido apenas tomado. Cela era en sí mismo un cúmulo de
sensaciones, un hombre poco común envuelto en un mundo de magia creada por su
propia presencia. Verlo laborar, en su quehacer cotidiano, era un lujo para los
sentidos, para todos, tanto para el visual, como para el oído, el olfato, el
tacto e, incluso, el paladar porque cada uno de ellos se unían y entremezclaban
permitiéndote entrar en una especie de éxtasis, en un plano sensorial
desconocido, en una dimensión en que la simple palabra no es útil para
expresarla o definirla. Cela era como un dios creador que cincelaba a golpe de
“Pilot” de color negro letras enmarcadas en oro. Yo fui testigo, raro y
privilegiado, de su proceso creativo, de cómo iba pergeñando el texto en cada
hoja con forma de holandesa o clásico cuadernillo de colegial en los que iba
escribiendo, por ejemplo, sus cotidianos artículos de “El color de la mañana”,
que luego amontonaba y enviaba a su fundación de Iria. También empleaba hojas
sueltas, pequeñas y alargadas que arrancaba de otras libretillas con el
logotipo de RENFE. Don Camilo había sido programado por los hados para ser
capaz de perpetuar una grafía sin importar el lugar donde la dibujase. Su trazo
olía a Literatura, pero con mayúscula, en este mismo se superponían como planos
etéreos el poso de todos los demás escritores, desde Cervantes hasta Baroja,
pasando por Valle-Inclán o el propio Quevedo. Él era consciente de ello, de su
importancia, de su relevancia literaria, de lo que significaba para el mundo de
las Letras y cuidaba que todo, completamente todo lo que fuera elaborando,
estuviera guardado esperando la divina inmortalidad. Cela no era, pues, un
novelista cualquiera, significaba un antes y un después en la manera de
literaturizar, era un hombre, sí, pero con la esencia de un elegido, de un ser
extraordinario que obtuvo los mayores reconocimientos que alguien pudiera
obtener en vida por su dedicación a la escritura, no en vano entró en el Libro
Guinness de los récords por ello, y eso que muchos renegaron de él desde –sin
ir más lejos- su primera novela, La
familia de Pascual Duarte. Hasta don Pío Baroja le dijo que no le haría el
prólogo por temor a ir a la cárcel. Pocos confiaron –por otro lado- en su prosa
cuando él empezaba, denominaron su estilo como tremendista, pero sin saberlo,
le estaban haciendo un favor con esta “estúpida etiqueta que hizo fortuna” -como
la calificaba el propio Cela- ya que, finalmente, se ha convertido “el Pascual” en el libro español más
traducido después de El Quijote. Con La colmena, Cela da un salto mortal en
congruencia con su propia máxima: “En la vida hay que lanzarse sin red, si te
estrellas, mala suerte”. Él se lanzó dibujando una España tras la guerra
completamente destruida, devastada, sin respetar el trasnochado planteamiento,
nudo o desenlace: “No hay más desenlace que la propia muerte”, me llegaría a
decir en la entrevista que le hice en el año 1992 hablando de su creación
literaria, y me apostillaba: “Sería muy fácil cerrar una novela, hombre, pero
sería falso… En el siglo XX no se le puede dar todo masticado al lector, eso
era una concepción decimonónica, ahora el lector si no participa, no se
entera”. Y llevaba razón. Saltos en el tiempo, en el espacio, concibiendo ahora
un personaje colectivo, de “usar y tirar”, pues poco importa la psicología o
los adentros de las decenas y decenas de personajes que aparecen sin fin en la
nueva novela, al escritor padronés le importaba solamente dibujar con fidelidad
el retrato de una ciudad como Madrid –la verdadera protagonista- y los hombres
o mujeres a los que pronto olvidamos y que van conformando el relato, son un
mero reclamo, la excusa necesaria para dejar constatado la profundidad de un
hecho de relevancia histórica en una época determinada: el de una sociedad sin
alma tras la hecatombe y la barbarie.
Cela fue un maestro de maestros, además
–me congratulo- el mío propio. Aprendí de él en cada minuto, en cada instante,
en cada situación por surrealista –en ocasiones- que ésta fuese, por ello creo
que es de recibo que en la celebración del primer aniversario de su nacimiento
se le recuerde y se le prodigue. Considero, realmente, que quienes hemos
trabajado a su lado -en mi caso como secretario personal y colaborador directo-
tenemos la obligación de seguir acercando hasta el lector su figura, su
cotidianidad, su talento y su arte… Bueno, su arte no tanto, toda vez que su
propio legado en sí mismo perdurará para la eternidad sin necesidad alguna de
que nadie lo aclame, y lo mejor habrá de venir con el tiempo, cuando transcurra
si acaso otro siglo más, porque será ahí cuando la propia historia se haya de
encargar de hacer la criba de paja y grano, sólo así Cela –como ya ocurrió con
Cervantes- obtendrá el sillón honorífico que siempre le correspondió ocupar, y
no me refiero al de la RAE.
Cela, tras el Nobel, se refugió en La
Alcarria. Buscó un sitio idílico rodeado de espinos, no en vano le sobrevino al
lugar el nombre de “El espinar”: “En la margen de babor del río Henares”, solía
decir don Camilo toda vez que le preguntaban dónde vivía. Yo sí, siempre le
llamé don Camilo, a pesar de que a él no le gustara: “Parece que te estás
refiriendo a un cura de pueblo”, me decía una y otra vez. Yo, simplemente, me
reía. También le traté de usted, él a mí no, porque yo así se lo pedí desde el
minuto uno en que entré a trabajar a su lado: “Bueno… estas cosas, si no son
bilaterales, no funcionan…” insistía en recalcar don Camilo, pero funcionó. Cela
me dio confianza, si bien yo no la comencé a tomar hasta pasados unos dos años
de estar a su lado, y con todo, siempre basé nuestra relación en la profesión y
el respeto… bueno, y muy probablemente también en la amistad que me brindó tras
esa aludida confianza primigenia que se fue forjando cuando salíamos a “pasear”
oficialmente por El Pardo, aunque en realidad nos fuéramos de manera furtiva a
tomar cervezas y pinchos de tortilla en el restaurante “El gamo” del mismo
señorial pueblo. Como si se tratasen de las travesuras típicas de unos
adolescentes, nadie podía enterarse de nuestros escarceos culinarios, el literato
siempre decía que aquello habría de ser considerado como nuestro “secreto de
Estado”. Para Cela, la lealtad de quien estuviera a su lado era, sencillamente,
indispensable. Había que superar una especie de pruebas que si las pasabas, ya
te convertías en su hombre de confianza para toda la vida. Él establecía las
reglas y también dictaminaba quién era o no el candidato perfecto, y una vez
procesados los datos que obtenía, pasándolos por el tamiz de su infalible ojo
clínico, podrías considerarte privilegiado entre los mortales porque ya Cela
jamás se querría desprender de ti. Eso ocurrió con un servidor, un 13 de
septiembre de 1995, mi primera jornada laboral a su lado. Hay fechas que no se
olvidan. Todavía recuerdo -y recordaré siempre-, nítidamente, su taller de
creación: una gran mesa de roble macizo, toda revuelta –como su libro de
artículos periodísticos- libros apilados, entre ellos, dos volúmenes en edición
de bolsillo del DRAE, que consultaba con asiduidad, valiéndose de una lupa de
color negro a causa de la pequeñez de su letra impresa; regalos; anotaciones;
folletos; cartas sin contestar...
GASPAR
SÁNCHEZ SALAS
Secretario y discípulo de CJC
Segunda gran novela de Camilo José Cela, que recoge las reflexiones de siete enfermos
terminales recluidos en un sanatorio antituberculoso. Su soledad, sus
angustias, sus miedos… Escritos que nacen de la necesidad de comunicación, en
un ambiente en el que cada individuo aparece plegado sobre sí mismo, víctima de
una dolencia irreversible y con la sombra de la muerte asomando amenazadora. Frente
a la acción violenta de ‘La familia
de Pascual Duarte’, la inacción, la
quietud. Inacción engañosa; bajo la
inmovilidad física, la inquietud y el desasosiego internos.
La delicada salud de Cela
requirió su hospitalización en dos ocasiones, en 1931 y 1942. Precisamente fue
durante la estancia en el sanatorio de Guadarrama, cuando el Cela adolescente
evitó las horas de tedio refugiándose en
la lectura. Dos años después de su segundo internamiento escribiría esta obra, con el alma atravesada en la garganta como
una nuez de ballesta.
ÁNGEL HERNÁNDEZ EXPÓSITO
(extracto del artículo que se recoge en la Addenda)
LA DEMOCRACIA AMERICANA DE
IMPORTACIÓN NO NOS VA
El que no nos va y la experiencia de que no nos ha ido a la
vista está, conque solo nos detengamos ante el espectáculo político del año
2016.
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Con convencimiento y felicidad juvenil exporta EE. UU. al
mundo lo que a ellos les va más o menos bien. Piensan que nos hacen un favor.
Creen que con sus urnas y su tecnología, la democracia americana nos elevará la
vida. Les va muy bien con sus votos y el Parlamento. Ofrecen al mundo lo mejor
que tienen. Convencidos, y sin voz propia, nos sometemos. Hasta pensamos ya
como ellos que es lo mejor y que no hay otras vías de gobierno (por más que
Aristóteles hablase ya de tres hace 26 siglos) e incluso de democracias distintas
de la democracia americana.
En una etapa de profunda crisis, de perdimiento intelectual,
la ausencia absoluta de esfuerzo doctrinal de los países europeos,
tradicionalmente creadores de formas de vida pública, la cosa es grave.
La anarquía a los españoles nos es congénita, pero no somos
italianos. Nosotros hemos de ir todos a una, el bloque del pueblo en la misma
dirección, con una empresa grande en el horizonte. En la Historia fue así.
No somos Italia. Tras las luchas del Pontificado y el
Imperio, Italia se sumió en el caos. Su anarquía latina cristalizó en una
disgregación de ciudades -Milán, Verona,
Florencia, Venecia, Módena, Roma-. Con su anarquía creadora esas ciudades se
convirtieron en artesanos talleres de Humanismo y de Arte: en ellas nació todo
un mundo ingenioso y fecundo de derecho público moderno: la burguesía, el
comercio, la diplomacia, el Estado.
No somos Italia, somos España.
-
Para
empezar es bueno que caigamos en la
cuenta de que somos diferentes.
-
Y,
enseguida, es urgente que nos entreguemos a un enérgico acto creador: democracia a medida, medida española.
-
Y
tras él, iniciada una gran ilusión, sobre el oro del suelo de nuestra
tradición, con alegría y voluntad de hierro, disciplina y trabajo.
RAMIRO DUQUE DE AZA
Maestro. Profesor de Teoría del conocimiento
Bachillerato Internacional
Así, el “Consejo de
Indias” dictó sabias leyes y
directrices para el nuevo ejército de colonizadores y misioneros que llevaban
hasta los últimos confines de las tierras recién descubiertas, nuestra religión,
lengua y cultura. Pronto llegaron las conversiones religiosas en masa y la
producción de nuevas materias primas que aportaron inmensas riquezas a la
corona y al comercio peninsular.
El cuadro fue pintado
entre 1634 y 1635. El genial pincel del gran artista, supo reflejar
magistralmente la cortesía entre caballeros vencedores y vencidos: en una
genial parada militar, el vencido, Nassau, se inclina reverente para entregar
las llaves de la ciudad rendida, y el vencedor, Ambrosio de Spínola, Maestre de
Campo del tercio de Flandes, le acoge a su vez, con el mismo gesto distendido y reverente.
Ver en Addenda "La creación de los Tercios Viejos"
Sin echar el ancla
Siempre
que recuerdo a Griñón no puedo por menos de pensar en común,
en plural, pues no me imagino solo en
medio de una casa tan enorme, ni siquiera en un grupo reducido. Griñón siempre
me lleva a grupos numerosos, casi a multitudes, a un plural abarcador… Y es que la obra de Griñón ha sido desde
siempre una obra colectiva. Por más que
se quieran –y se deban- citar nombres propios en la creación de un
edificio singular, siempre aparecerá
Griñón como una voz coral, como una
conjunción de voluntades y esfuerzos.
1.
Desde los años veinte del pasado siglo, Griñón, la naciente Casa Madre del
entonces distrito de Madrid, siempre ha
querido ser casa de todos. Y
para que lo fuera de verdad alguien quiso que fuera obra de todos. Lejos de algunos fundadores estuvo la idea de atribuirse
el mérito de la obra o la propiedad siquiera nominal de su construcción. Cuando
contemplamos alguna de las fotografías de los años 1927-1930 y vemos a un
grupo, pico en mano, con el clásico delantal, manos a la obra y trabajando en
unión, con el H. Visitador, G. Adrien a
la cabeza… reconocemos que Griñón se
hizo entre todos.
2.
La casa de todos… Solemos decir que “Griñón nos ha hecho”. Y
tal vez tengamos razón. Griñón ha sido
ese campo de sementera, ese vivero de plantas jóvenes donde tantas generaciones
han ido creciendo. Algunos antiguos moradores de la Casa reconocen que es más lo que Griñón ha hecho
por ellos que los que ellos han hecho por Griñón. Lo han dicho (exvisitadores) como respuesta a mi pregunta
sobre lo que cada uno de ellos aportó en su tiempo a
Griñón. Todos afirman el vínculo personal con la Casa Madre (“es la casa donde crecí como persona… el
lugar donde encontré nítida la llamada que Dios y supuso para mía un gran
enriquecimiento personal (L.T.G.); y todos, de algún modo, señalan a Griñón
como el lugar que configuró su vida. Quizás hay uno que incida en esto con más
intensidad: ”mi
vida en Griñón –seis años- tiene poca relevancia al lado de lo que Griñón es en
mi vida. Prácticamente todo: el ser
intelectual, el ser moral, el estilo de pensar y de vivir se lo debo a Griñón”.
Y luego describe sus rasgos: “hay un espíritu, un modo de ser, que Griñón ha infundido en todos los
que tuvieron la suerte de pasar por su molde. Árido, rectilíneo, no tan duro
como a veces se pinta, pero serio; una vida espiritual entendida sin modas ni
atajos, con un serio y profundo humanismo cuyo mejor aval es la vida de todos
los que allí se formaron. Era el estilo que forjó un hombre lasaliano por todas
partes reconocible” (E.S.A.).
3.
Todo esto es cierto. Y es positivo. No
hay duda de que todos los que pasamos por Griñón somos hechura suya. Pero
también es válido –y justo- decir- que también nosotros hemos hecho a Griñón.
Griñón es obra nuestra. Sería muy largo enumerar todos los que, además de del
pico y de la pala, hemos utilizado otros medios para construir Griñón. Unos han sido como los arquitectos que han
generado los planos de una vida cultural y espiritual intensa; otros, los que
han ido poniendo los ladrillos del trabajo diario en una actitud humilde pero
eficaz; otros han sido los guías que ayudaban a construir el edificio de
nuestra personalidad; otros, los que en momentos de penuria, construían la
infraestructura material o los que aportaban la intendencia. Otros, los que no
sólo bebían del espíritu de La Salle, sino que lo hacían realidad viva en cada
novicio, en cada joven escolástico. Todos hemos poblado el aire de Griñón de nuestra palabra, lo hemos
configurado con nuestro estilo, lo hemos dejado grávido de promesas, fecundo en
realidades. Todos, hasta quienes parecía que ya no podían construir nada: los
ancianos que descansaban a la sombra de sus muros benévolos y acogedores.
LOS PILARES DE NUESTRO
PRIMER SIGLO DE ORO
Prólogo
El trabajo realizado el curso pasado, “CRONOLOGÍA DE TERESA”,
me ha ido recordando, aunque solo haya sido tangencialmente, nombres, hechos y acontecimientos
de nuestros SIGLOS DE ORO.
Ha sido apasionante repasar aquellos tiempos nuestros,
llenos de grandes dificultades, pero
también de gloriosos recuerdos históricos y de sabias lecciones para recordar
hoy, cuando vivimos inmersos en una dura incertidumbre social, en plena crisis
de valores y en tiempos inciertos de cambio en los que nos toca vivir.
En poco más de un siglo, (1474, año en que empieza a reinar
Isabel la Católica en Castilla a 1598 en que muere su nieto Felipe II), los
Reyes Católicos, Carlos I de España y Felipe II, como primeros agentes, se
afanan con decisión y coraje en fijar y apoyar
las estructuras de su creciente imperio en el que no se pondría el sol, sobre
los sólidos cimientos del Derecho, la Religión y la Cultura.
En primer lugar, los citados monarcas, desde la capitalidad
de sus reinos, que la complejidad administrativa acabaría fijando en una ciudad
concreta, reorganizaron y modernizaron
la Administración Central y creando los “Consejos” para cada una de las grandes provincias que formaban el
Imperio y para los grandes asuntos del
Estado.
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Esquema de la política
colonial española. En 1511 se creó en Sevilla el Real y Supremo Consejo de
Indias, como una rama del Consejo de Castilla y asimismo la Casa de
Contratación. Los primeros Virreinatos se crearon: en 1535, Nueva España; en
1542 Perú; en 1717 Nueva Granada, y en 1776 Río de la Plata. Las primeras
Audiencias se crean en Santo Domingo, en 1526; en Nueva España o México, en
1527; en Panamá en 1538 y en Guatemala en 1543.
En segundo lugar, tanto el Estado como la Iglesia acompañaron
sabiamente su gobierno con abundantes mecenazgos que impulsaron con generosidad
y poderío la promoción de la cultura,
las artes y el pensamiento en consonancia con las nuevas corrientes renacentistas.
El hecho de que algunas repúblicas italianas pertenecieran a
la corona de Castilla, favoreció mucho el intercambio de artistas y literatos
para quienes pasar algún tiempo en las cortes italianas, suponía sumarse a las
nuevas corrientes artísticas y técnicas del Renacimiento. Otras veces, eran los
artistas italianos, quienes reclamados por los reyes y la nobleza española, se
establecían en España y dejaban magníficas obras de arte.
La “Complutensis
Universitas” fue fundada en 1499 por el Cardenal Cisneros. En los siglos XVI y
XVII se convirtió en un centro de gran excelencia académica. En ella los más
sabios filólogos de la época tradujeron y publicaron la llamada Biblia
Políglota en hebrero, griego, latín, y arameo. Por la Complutense, pasaron como
profesores o discípulos, grandes maestros de la época: Antonio Nebrija, Ignacio
de Loyola, Domingo de Soto, Benito Arias Montano, S. Juan de la Cruz, Pedro
Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo, Mateo Alemán y tantos más…
En tercer lugar estos tres monarcas, en consonancia con su gran
Imperio, crean el primer ejército
moderno del mundo, los famosos e invencibles “tercios españoles”; ejército formado por soldados voluntarios contratados por tiempo indefinido, mandados
por los mejores capitanes y estrategas
de su tiempo, que conquistan, articulan y defienden con increíble éxito
y bravura la integridad territorial del
Imperio, al tiempo que salvan a Occidente
de una nueva y terrible invasión otomana.
“La Rendición de Breda”,
cuadro al óleo de Diego Velázquez. La ciudad se rindió a los tercios de Flandes
el 5 de junio de 1625.
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Estos tres soberbios pilares
del imperio español, “La reorganización
y modernización de la Administración del Estado”, “La promoción de la Cultura, las Artes y el Pensamiento“ y la creación de “Los Tercios invencibles” como ejército permanente de voluntarios
contratados por tiempo indefinido, van a fijar nuestro trabajo, que iremos desarrollando
en sucesivos capítulos.
No me propongo hacer un estudio a fondo de estos temas,
sobradamente tratados ya por muy buenos especialistas en la materia, sino
ofrecer un análisis concreto, divulgativo y
didáctico de las sólidas bases en que se apoyó el éxito del primer imperio
global, el español de nuestro primer SIGLO DE ORO.
Me propongo empezar mi estudio por el último de los pilares
citados: Los “Tercios viejos españoles”
y “Los tercios de Flandes”.
Cuando analice la “promoción de la Cultura, las Artes y el
Pensamiento”, tendré ocasión de prestar especial atención a una de las
grandes figuras de este nuestro primer SIGLO DE ORO, el Cardenal Cisneros, de quien el próximo año, 2017, celebraremos el
quinto centenario de su muerte.
JOSÉ MANUEL
GUTIÉRREZ BRAVO
Maestro, Filología Francesa y Doctor en Historia,
exdirector de la Universidad Laboral de Toledo
Ver en Addenda "La creación de los Tercios Viejos"
Sin echar el ancla
Centenario de
Griñón
HECHURA SUYA Y OBRA NUESTRA
GRIÑÓN ENTRE TODOS
Y,
como digo, así fue desde el principio. Al menos cuando había que crear la Casa nueva, hacerla surgir de esa tierra arcillosa
sobre la que creció Griñón. Cuando el entonces H. Visitador, H. Andrés Hibernón,
de santa memoria, escribía a los Hermanos a través de ese boletín tan familiar,
“Noticias y Avisos”, sobre las obras
de la Casa nueva de Griñón, insistía en que todos
–todos los centros y, por tanto, todos los Hermanos- habían de colaborar.
Algunas grandes comunidades-Colegios aportaron mucho (cumpliendo en cierto modo con una “imposición” del
distrito); otras, más pequeñas, contribuyeron casi más de lo que podían (como Santa Susana) y otras apenas si se atrevían a colaborar, dada “la modesta economía en que vivían”. Pero a
pesar de ello, el Visitador insistía en que todos tenían algo que aportar: “con algunos ladrillos siquiera” o con lo que se pudiera: “La Comunidad que no pueda dar más que el
importe de una silla, debe darlo, para que Griñón sea la casa de todos”.(En
Noticias y Avisos, marzo de 1927, p. 20).
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Griñón
es obra nuestra justamente porque
supimos acoger lo mejor de su semilla y hacerla germinar, crecer y fructificar.
Es obra nuestra porque no aceptamos sin más el Griñón hecho, sino que miramos
“más allá”, alcanzado nuevas metas, superado obstáculos y construido con
trabajo una cultura nueva. Es obra de todos los que pusieron su mano, su
inteligencia y su corazón en poblar sus espacios, germinar sus semillas, crecer todas las ilusiones posibles. Claro
que también hicimos, de alguna manera, un Griñón negativo, objeto de reproches
y rechazos.
4.
Al celebrar estos primeros cien años confesamos que nosotros, sus antiguos
moradores, somos hechura de Griñón y que al mismo tiempo él es obra nuestra. Y
tanto lo uno como lo otro, salvando el inevitable papel individual, ha sido
obra de todos. Lo hemos recibido y lo hemos dado “entre todos”.
Por
eso, volver a Griñón en esta jubilar
fiesta centenaria, es no sólo evocar un pasado –evocación, por otra parte,
legítima- sino ir a un reencuentro con nosotros mismos, con todos los que
tuvimos la inmensa suerte de gozar de su
tierra y de abrirnos a sus horizontes.
Aquí hemos recibido lo mejor que Griñón pudo brindarnos y aquí hemos dejado lo
mejor de nuestra juventud. Griñón no es lugar apto para el olvido o la
nostalgia, sino para el encuentro, el reencuentro.
TEÓDULO GARCÍA REGIDOR
Maestro. Profesor del Centro Universitario La Salle
Cronista del Centenario de Griñón
Seco está el río,
seca la vejez
con que le miro
sin verlo correr.
¿Adónde el agua
con la vida se fue?
Deploro responderme,
no soy, no sé:
tanto va de hoy
a ayer,
que incluso hoy
ya no es.
fuiste tú alguna vez?
Porque algo queda,
queda el después.
LA DIOSA NATURALEZA
Ahora que
revuelan
las
efímeras hojas,
sigue
siendo una diosa
la
Naturaleza.
Otoño les
imprime
un dorado
esplendor.
¡Oh,
estampa sublime
su cambio
de color!
Nacer,
andar, morir,
tres
golpes, tres certezas…
hasta que
otra vez empieza
un
renovado elixir.
Es el
eterno retorno
el que
nos hace vivir
siempre
al filo, siempre en torno
del no y
el sí.
Nuevamente
a levantarse,
un día
más a dormir,
y no hay
que desalentarse
porque lo
nuestro es así.
Y es que
la Naturaleza
diosa se
muestra gentil
con el
pobre ser humano
tan
divino como vil.
Capacidades condicionales
LA
FLEXIBILIDAD
La extensibilidad muscular, es la capacidad de los
músculos de elongarse hasta unos límites que no produzcan ningún tipo de
dolencia o lesión; estos es, sin perder su elasticidad o propiedad de volver a
adquirir su estado anterior a la elongación.
La movilidad articular en cuanto a su amplitud está condicionada
por varios factores, como pueden ser la limitación de una mayor abertura entre
dos segmentos por los topes óseos
o por la disposición de algunos ligamentos que presentan auténticos frenos a dicha
movilidad.
Diversos factores influyen en la
capacidad de flexibilidad: anatómicos, hereditarios, hormonales –las mujeres
suelen tener más flexibilidad–, la edad, la temperatura del músculo –el
calentamiento a través del ejercicios físico la favorece–, la hora del día –mejor
por la tarde– y, naturalmente, el ejercicio físico específico.
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Las
acciones con técnicas forzadas consisten en aplicar una
fuerza externa que puede provenir de otra persona o del propio peso; y permiten un mayor recorrido
articular, sin oponer resistencia.
Las acciones con técnicas
relajadas permiten movimientos
facilitados por la decontracción muscular y la gravedad.
La adquisición de la cualidad física de flexibilidad puede
producirse a través de varios métodos; éstos pueden ser de dos clases: dinámicos y estáticos.
Los métodos de entrenamiento dinámicos de la flexibilidad, se
realizan en movimiento. Éstos pueden ejecutarse de manera suave, sin aplicar ningún
tipo de impulso significativo: son métodos simples; o pueden realizarse
con impulso que generen una inercia suficiente como para que el segmento
corporal se desplace sin la intervención de la propia musculatura o de fuerzas
externas: son métodos cinéticos.
Estos últimos tienen una aplicación práctica de gran importancia en deportes
gimnásticos y en algunos de lucha, como puede ser el taekwondo.
El método cinético está injustamente rechazado por ciertos
sectores del ámbito de la Educación Física, teóricos de despacho, por
considerarlo inadecuado; realizado de manera progresiva y sin brusquedad en sus etapas iniciales, es
perfectamente válido como lo demuestra su aplicación práctica en los deportes
mencionados.
Los métodos estáticos de
flexibilidad se desarrollan a través de técnicas de acción sin movimiento para
su consecución. Se acercan dos segmentos corporales y se mantiene la postura
más o menos forzada en quietud.
Son
los mal llamados métodos pasivos en
la literatura específica; término muy
difundido y poco reflexionado para denominar el tipo de trabajo estático. De
ninguna manera estos métodos pueden considerarse pasivos, puesto que es
una acción global del individuo. Un músculo puede elongarse de manera pasiva.
La acción de una persona, no.
Se
dividen en dos grupos: métodos simples y
métodos FNP. Los métodos simples
consisten en el acercamiento de dos segmentos de manera poco forzada; se
mantiene sin movimiento durante un determinado tiempo. En los métodos FNP se
mantiene una postura de acercamiento de dos segmentos corporales de manera
forzada; aproximadamente, al límite de la elongación de músculos y ligamentos.
Y para
denominar estos métodos se utilizan unos
términos poco adecuados. Al exponerse en textos españoles de esta disciplina
sin la adecuada interpretación y traducción, se aplican de manera confusa e,
incluso desafortunada. Un término, en inglés, es Stretching, que significa simplemente estiramiento
pero que se aplica para una de las variantes expuestas; otro de éstos se
denomina CRAC, acrónimo de los términos del inglés: Contract Relax Agonist Contract. Término que por su onomatopeya de
rotura, resulta bastante inquietante para aplicarlo a un método de
flexibilidad.
Francisco
Sáez Pastor
Mi admirado timonel de AFDA:
ResponderEliminarAcabo de leer el nº 56 de esta pequeña gran revista AFDA y he quedado
encantado con la nueva criatura, un poco más asombrado y satisfecho
que con los números precedentes. Y me explico: los colaboradores
habituales siguen en su alta calidad, pero este Nº 56 aporta nombres
nuevos cuyo estilo y magisterio rayan a la altura de los escritores
habituales: Gaspar Sánchez Salas y José Manuel Gutiérrez Bravo.
Además, uno de los fieles y constantes colaboradores, Ángel Hernández,
se estrena como estudioso de la novelística de Cela y como autor de un
Himno a Griñón, Y hablando de Griñón, el artículo de Teo es
enteramente brillante.
Para terminar, resaltaría tu artículo "Primer día de la creación: la
luz". ¿Por qué? Pues porque me han fascinado los tres significados que
extraes de la palabra "nada" en concordancia con el espíritu bíblico y
en armonía con lo que digo en mi artículo. Ese final: "el siguiente
día. ¿Millones de años?". Lo que me tienes que explicar es por qué
sacas a relucir a los ángeles antes de la creación del universo...
Vuelvo a destacar el montaje de los artículos sirviéndote de
ilustraciones acertadas y de cambios sorprendentes en el tamaño de las
letras del texto. Lástima el corte a bisel de parte del artículo de
Teo.
Bueno, mi timonel, enhorabuena por la criatura nº 56.
Saludos fraternales.
Eduardo
Correo al Taller de AFDA: Gaspar Sánchez Salas Mil gracias, amigo Carlos, por esa difusión tuya y por tener ese magnífico blog. Honrado y encantado de haberme dado la oportunidad de participar en él. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarSabes que la honra fue nuestra. AFDA
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